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𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟭𝟮

Volver de aquel viaje no fue tan tedioso como JungKook lo había imaginado. Luego de cuidar de Cherry esa madrugada, pensando que cancelaría su presentación en el evento al que debía asistir al día siguiente, se sorprendió que la cantante sonriera ante las cámaras como si la noche anterior no hubiera tenido un ataque de pánico en un rincón de la bañera del baño de una habitación de hotel. El viaje de regreso a Corea fue más tranquilo, aún él sintiera preocupación. La llegada al aeropuerto, sin embargo, por cuestiones de tiempo y porque la empresa lo prefirió así, debieron salir por las puertas traseras dónde ningún fan tenía acceso y todo el despliegue de equipajes fue más calmado.

Así que, la normalidad había vuelto al menos unos días en que ambos se mantenían ocupados en sus cosas y Youjin optó, antes de estar completamente sola, quedarse en casa de sus padres con la excusa de haberlos extrañado. Aunque tan mentira no era.

La puerta resonó con unos golpecitos, al segundo la voz de su madre del otro lado se escucha avisándole que la comida ya se encontraba lista. Suspiró, atando su cabello en un rodete bajo, se admiró en el espejo con su nuevo look de cabello color rojo. Le encantaba como la tonalidad se asentaba con su piel y las pecas en su rostro poco maquillado. Salió en dirección a la cocina comedor, tarareando una canción aleatoria, distraída, escuchando más voces aparte de la de su madre. Solo que no le dio tiempo a comprender cuando se quedó parada en la entrada del living chocando miradas con su guardaespaldas.

El dilema, ella vestía una simple camiseta holgada que le llegaba hasta las caderas y unas pantaletas del Capitán América que podían vislumbrarse con facilidad.

—¡Chucky! ¿qué son esas fachas?

Youjin tragó saliva, avergonzada. JungKook tan solo desvió la mirada, carraspeando un poco antes de dirigirse hacia la cocina para ayudar a la señora Kim, mientras SeokJin, con una ceja elevada esperando que su hermana se cubra más una respuesta y ella se lo dio en un golpe suave de puño en el brazo.

—¿Qué te sucede?

—¿Por qué siempre traes a JungKook a la casa de omma y appa?

—Omma me dijo que lo invitará, le trajeron unos dulces de su viaje a Jeju y ella quería entregárselo personalmente —explicó, sobando la zona— que iba saber que tú te encontrabas aquí.

—Pues —se cruzó de brazos, adoptando una voz irónica— sabes que vengo a pasar el día con ellos cuando coincidimos.

—¿Y por eso debes estar desnuda?

—No estoy desnuda, tengo ropa y estoy en mi casa.

—Si, aja.

Youjin amagó en golpear a su hermano levantando su puño y él hizo lo mismo. Aún ellos fueran adultos, no perdían las mañas de jugar o comportarse como niños cuando se encontraban. Por lo mismo, cuando ella se encontraba en casa de sus padres, la comodidad era su aliada y no debía pensar en que ponerse más que cómodos pijamas o como en ese momento hacia calor, estar en solo pantaletas que le causaba comodidad.

De regreso, más cubierta y con un sonrojo que intentó disimular, se sentó a la mesa donde su madre, hermano y guardaespaldas almorzaban entre medio de una agradable conversación. Parecía que su familia se estaba acostumbrando a la presencia del pelinegro y aunque se le hacía extraño, ella tampoco iba negar que se sentía bien con su compañía a su lado. Él sabía cómo comportarse ante los demás y ganarse la confianza de todos a su alrededor.

Estaba pensando en sus próximas actividades mientras quitaba la suciedad  de los platos. Fansmeeting, presentaciones en programas de variedades o eventos y lo más esperado, los conciertos. Debía volver a la empresa al día siguiente y colocarse al día con las siguientes reuniones. Había tanto que hacer y hablar, metida en pensamientos que no se dio cuenta de la presencia a sus espaldas dejando más utensilios sucios. Giró su rostro, dando un leve respingo sorprendida por ver a JungKook a solo centímetros de su persona, estaba tan inmersa en su mente que no se había dado cuenta de él.

—¿Cómo estás?

—Bien.

No sé fiaba de aquella simple respuesta y que ella intentara ignorar los acontecimientos recientes como si nada hubiera pasado no le gustaba. Lo poco que sabía es que las próximas semanas la cantante estaría atiborrada de trabajo por lo que le sería imposible un respiro o un descanso. Tampoco quería obligarla a qué le contase o siquiera presionarla. Solo… estaría allí para ella.

—Así que —se cruzó de brazos, apoyándose en el filo de la mesada— Capitán América.

Terminó de colocar todo en el lavaplatos dándole la espalda. Entrecerró los ojos, queriendo maldecirlo. Aún se sentía demasiado avergonzada por haberse mostrado así, y él parecía querer divertirse. Obviamente ella no se dejaría. Volteó, sonriendo ladina, puso a funcionar la máquina y colocó su mano como sostén sobre la mesada de mármol.

—Si, es el mejor superhéroe después de Superman y la liga de la justicia.

—Mejor es Iron Man. —refutó él, y Youjin rodó los ojos.

—No sabes de lo que hablas —lo miró de arriba abajo, encontrando de último la sonrisa ladina del pelinegro— como se nota que no tienes cultura.

Soltó una risita mirando hacia sus pies con medias blancas y diciendo con ironía.

—Me olvidaba que noona, dos meses y veintiocho días mayor que yo tiene más sabiduría.

Resopló, hastiada de que aquel pelinegro mencioné el tonto detalle de su ínfima diferencia de edad.

—Si sabes que Steven fue inducido por un suero experimental para transfórmalo en un súper soldado que sobrevivió por mucho años solamente para luchar con su superfuerza, inteligencia aguda y escudo de vibranium.

—Pues Tony usó la física cuántica y la ingeniería para crear trajes indestructibles con superfuerza —comenzó a enumerar— que lanzaban misiles, teniendo armamentos y dispositivos de alta tecnología, pudiendo volar hacia el espacio sin problemas.

Parecían dos niños caprichosos que no querían perder ante el otro. Solo que Youjin se lo estaba tomando muy en serio y JungKook, a él le divertía verla ser tan terca.

—Pues, capi también lo hizo y no necesita de una armadura para todo eso —puchereó, rodando los ojos— además, es muy fuerte.

JungKook no puedo evitar descender la mirada hacia su pecho. De reojo observando a la chica balbucear, distraída, entonces descruzo sus brazos y sacó pecho demostrando su musculatura. Youjin, los primeros segundos anonada por el movimiento repentino sin poder apartar los ojos de aquella prominente zona, accedió a lo primero que su cerebro le indicó hiciera, golpearle entre medio los pectorales a palma abierta.

—Yah, ni le llegas —le gustó escuchar la risita masculina— admite que Capitán América es lo mejor.

—Si, claro.

Gruñó por lo bajo, con su paciencia al límite.

—Para que veas que sí, te invitó a ver los Avengers, verás que Steve es superior a todos.

La observó, pensando que su pequeño berrinche la hacía ver muy tierna y que molestarla un poco más seria divertido.

—Trato.

Aquella respuesta no esperada la dejó pasmada, sorprendida y con el estómago retorcido. Tragó, fingiendo total tranquilidad.

—Esta noche —propuso entonces— en mi departamento.

—Bien —asintió— está noche tendremos un serio debate sobre quién es el mejor superhéroe de la historia —usó su acento satoori de Busan, haciendo sonreír a la chica— Kim Youjin, alias Bloom Cherry.

Había logrado lo que quería, hacerla reír. Y eso fue todo para que la vergüenza se esfumara.


Cuando permitió que JungKook ingresará a su casa, alzó la cabeza mirando detrás de este esperando ver la presencia de su hermano, a él también lo había invitado a la maratón de películas Marvel, uniéndose así a la pelea alegando que el mejor superhéroe de toda la historia era Spiderman y que ellos siendo unos chiquillos no entendían nada. Así que se había convertido en una divertida apuesta entre los tres que se pagaría con abundante comida que uno solo pagaría. El perdedor.

—¿Y oppa?

—No pudo venir —dijo, luego de quitarse los zapatos e ingresar al interior del departamento con escasa iluminación— te envió mensaje me comentó.

—Ah, ok.

Le parecía demasiado bonito como en las paredes y techo se reflejaba el color morado cambiando a otros colores enseguida como si de una galaxia se tratase. Giró sobre sus talones encontrando a Youjin revisando su celular con un adorable puchero en sus labios. Extrañamente, ambos iban vestidos con camisetas over size del mismo color. Su sonrisa se desvaneció al encontrarse con la mirada fija del felino negro sentado sobre una mesa alargada detrás del enorme sillón de la sala, como protegiendo a su dueña. JungKook carraspeó, llamando la atención de la chica.

—Bien, con que empezamos, Iron Man, Capitán América o Avengers.

Youjin sonrió sin emoción, dejando su teléfono a un costado y acariciando el pelaje del lomo de su gato.

—Te mentí, no veremos Avengers —eso lo extrañó y luego no supo si reírse o ponerse nervioso cuando ella formuló inocente— ¿quieres comer ramen?

—¿Ramen?

Y fue cuando ella comprendió como había sonado, alarmándose y mirando con claro nerviosismo al chico frente a ella. Elevó sus manos abiertas en modo disculpa moviéndolas de un lado a otro.

—¡No! Digo si, o sea, si quieres comer ramen, hay unos paquetes y puedes calentar el agua, o sea no tú, sino la jarra eléctrica —a JungKook se le hacía divertido como ella intentaba explicarse enredándose— pero te decía si quieres comer algo y mencioné el ramen porque tengo.

—Youjin, lo que tú quieras por mí está bien.

—Oh, pedí pollo frito —dijo rápidamente, sin darse cuenta del brillo especial en los ojos del pelinegro— hay cerveza fría en la nevera por si quieres, yo no beberé más que agua o jugo —tomó su celular, fijándose en el tiempo estimado en que la comida llegaría y se sintió tontamente embriagada cuando a su lado pasó JungKook dejando una fugaz estela de su delicioso aroma y calor corporal.

Tragó, tratando que la presencia de aquel hombre en su casa no la colocará más nerviosa y confundida de lo que ya estaba. Miró a Eoduun con la cabeza casi torcida por no querer mover su cuerpo que no apartaba la vista del nuevo visitante y decidió seguir como si nada.


Habían visto Avengers: Endgame sentados en la comodidad del sillón, uno al lado del otro. Bueno, con Eoduun marcando la distancia en ambos cuando se colocó en medio, pero no fue impedimento para que comentaran ciertas partes de alguna escena, o discutieran colocando argumentos que los llevaba a pausar la película para llegar a un cierto acuerdo que terminaba en un tema diferente alcanzando a la conclusión de que tenían pensamientos similares. A excepción de cuando a Youjin se le ocurrió colocar una película de terror llamada “La casa de los 1000 cuerpos” y fue cuando sus ganas de salir corriendo le ganó a JungKook.

No podía entender cómo a la ahora pelirroja, de tierno rostro pecoso y aura aniñada le pudiera gustar una película tan sangrienta como impresionantemente asquerosa. Sin embargo, ahí estaba ella, mirando atenta a cada escena, comiendo pokis de vainilla como si no le diera asco que el personaje de Baby le estuviera devanando el cuero cabelludo a Jerry con una navaja. Mientras que Eoduun a su lado dormía enroscado en si mismo. Se inclinó hacia la mesa de café agarrando la enorme taza llena de agua fresca para beber un trago, habían terminado sentados en la alfombra apoyando la espalda del sillón. Esas escenas le estaban impresionado un poco.

—Creo que es tarde y debemos descansar.

Youjin sin apartar la mirada de la pantalla, le ofreció de sus pokis, él tomó un par agradeciéndole y ella colocó pausa a la película girando a mirarlo.

—¿Por qué? Aún no vino la mejor parte —dijo como si no fuera la gran cosa— tienes sueño, ¿es eso?

—Puede que si, es eso —sonrió, mintiendo descaradamente. Jamás le diría que aquello le estaba causando repulsión y eso que a él le gustaban las películas de terror, solo que no las impresionables dónde las sangres y vísceras fueran la mayor parte del tiempo.

—¿Entonces te acompañaré?

—Termina de ver —la detuvo, apuntó a la pantalla donde la imagen quedó congelada en una bastante cuestionable escena— yo descansaré lo ojos por un momento, luego me iré.

—Esta bien.

Se colocó de pie para ocupar el mullido sillón de tres cuerpos reposando su cuerpo a lo largo. Su brazo izquierdo lo usó como soporte debajo de su cabeza y su mano derecha quedó sobre su estómago mientras miraba al techo. Se le dificultaría un poco el descansar si los gritos ensordecedores y las risas sádicas era lo único que podía escucharse, respiró cerrando los ojos, pensando en cualquier otra cosa y de a poco fue quedándose dormido. Lo que ocasionó que Youjin girará la cabeza un par de veces para contemplarlo, le gustaba la forma de sus ojos al cerrarse y el puchero en sus finos labios formándose inconscientemente. Él era muy lindo y ella comenzó a sentir su corazón acelerado.

Hasta que la película terminó no dejó de mirarle en ciertas ocasiones y luego de eso no tuvo valentía para despertarlo, por lo que en el mayor de los silencios para no molestarlo, ordenó y limpió todo. Luego fue a su habitación sacando una manta liviana de una gaveta y regresó al living cubriéndolo de los pies hasta la cintura, en lo que restaba de madrugada podría tener frío gracias al aire acondicionado prendido. Se inclinó un poco apartando de su varonil rostro unos negruzcos mechones de cabello al tener la cabeza ladeada. Se contuvo en acariciarle o en otra cosa que no supo de dónde había nacido y simplemente se marchó con su gato en brazos a su habitación a descansar.

La sensación de pesadez en su pecho fue lo primero que sintió cuando su cuerpo empezó a despertar. Incluso podía sentir la molestia en su rostro por la luz diurna ingresando del exterior, lo que no impidió que siguiera con sus ojos cerrados ya que su raciocinio también comenzaba a despertar. Quiso voltear en la cama buscando una mejor postura para seguir durmiendo hasta que la alarma sonará, pero en medio de su sueño, cayó en cuenta de que algo no estaba del todo bien y su cerebro le advirtió que debía espabilar ya. Gimió, queriendo desperezarse, sintiendo esa pesadez en su pecho moverse, por lo que abrió lentamente los ojos encontrando la penetrante mirada afilada color verde de alguien. Eoduun se erguía sentado en sus patas traseras mirándolo como si con su mirada pudiera absorberle el alma. Era un gato muy bonito, pero extraño.

Tragó saliva, sintiendo su garganta reseca, observó a su alrededor encontrando nada más que paz y fue cuando Youjin apareció por atrás encontrando el panorama y casi asustando a su guardaespaldas por la sonrisa que ella tenía en sus labios. Luego de saber que ella tenía gustos extraños y un poco freakys su percepción de ternura cambió claramente.

—Buen día —saludó ella, alternando la mirada de su mascota al pelinegro. A Youjin se le hizo cómico que ambos tuvieran el mismo color de cabello, un negro tan oscuro y brillante.

—Buenos días —respondió él, sin apartar la mirada del gato que ahora se relamía las almohadillas de su patita delantera como si no le estuviera cortando la respiración a alguien con su peso— ahm, ¿por qué me mira como si quisiera asesinarme?

—Esta pensando como rasgarte la yugular, pero despertaste antes —ante el rostro aterrado del pelinegro, Youjin se carcajeo divertida— solo te está mirando, JungKook —acto seguido el gato se recostó sobre el torso del chico— le caes bien, está empezando a quererte. Oh, Bam ven aquí, harás que kook se brote si sigues ahí.

—No, déjalo —por primera vez se atrevió a acariciarle la cabeza y este se dejó encantado, aún cuando sentía que su nariz se tapaba y sentía picazón en su piel—  no me molesta.

—Tu alergia, ¿estás seguro?

—Voy a estar bien.

Youjin sonrió dirigiéndose hacia la cocina a por una botella de agua y preparar rápidamente algo para el desayuno. Regresó para dejar otra botella de agua fresca sobre la mesa para JungKook y lo vio levantarse, carraspeando un par de veces.

—Pasare al baño, ¿puedo? —asintió, señalándole la dirección. El gato negro desperezándose en el piso para luego seguirlo.

—¡Hay antihistamínicos en uno de los cajones por si los necesitas! —gritó, esperando ser escuchada, recibiendo un ok a viva voz.

Rio por lo bajo sintiendo bonito en medio de su pecho por la situación. Hacia muchísimo tiempo que no tenía un invitado que se quedara en su casa —sin contar a su hermano o alguno de sus amigos— en realidad, era la primera vez que un chico se quedaba a dormir en su casa y las mariposas en su estómago se hicieron notar con vehemencia. El ruidito de un mensaje llegando le llamó la atención y al buscar con la mirada cayó en el celular del pelinegro en el sillón. Otro mensaje llegó rápidamente y al segundo un tercero, lo agarró con la intención de llevárselo o avisarle, ella no quería ver absolutamente nada, pero se detuvo al leer sin querer el último mensaje que había llegado en la pantalla iluminada.

“Nos veremos en el restaurante como acordamos para la cita”

Era una pregunta, y lo que hizo que su corazón latiera a mil por hora fue sentir ¿decepción? o ¿desilusión? De que la palabra 'cita' estuviera en ese mensaje y que viniera de parte de Dahyun, una chica, a quien conocía y que al parecer JungKook no le era indiferente. Su mano tembló sin quererlo y dejó caer el celular al sillón cuando escuchó pasos acercarse. Se dirigió a la cocina procurando que aquel nudo en su garganta no la consumiera en ese momento o en los siguientes minutos en que el guardaespaldas se marchó. O cuando tomó una ducha para aclarar sus confusos pensamientos rondando su mente. Con la mano quitó lo empañado del espejo mostrándole su rostro limpio y su cabello rojo recién lavado peinado hacia atrás, el nudo en su garganta dolía y apretaba más, negó, tomando un frasco con crema de la cómoda, desenroscando la tapa para usar un poco del contenido que quedó a medio camino cuando reparó en el brillo de sus ojos que ardían a causa de las lágrimas acumuladas.

No podía ser cierto. No. Lo que ella sentía era gratitud, confianza y seguridad, nada más. No iba negar que había un poco de atracción, porque vamos, quien iba serle indiferente a un hombre que era todo un Adonis con esa cara de finas facciones o ese cuerpo de infarto. Ella se estaba confundiendo, sí, debía ser eso nada mas. Pero entonces… ¿por qué su corazón se aceleró como loco cuando leyó sin querer aquel mensaje? No, era imposible que ella pudiera enamorarse de alguien, no cuando el acoso constante de un desconocido la hacía desconfiar hasta del más cercano, sin embargo, ¿JungKook? Él era otro tema. Sollozó, tapándose el rostro con ambas manos y deslizándose lentamente al piso de cerámicos sentada.

—¡Mierda! —Eoduun se le acercó despacio, maullando bajito, ella le acarició la cabeza permitiendo a sus lágrimas empapar su rostro, el felino ladeó la cabeza como queriéndole decirle algo y ella solo suspiró— así que dejaste que él te tocará —recibió un leve maullido y luego este acortó el espacio frotándose en su brazo libre mientras la miraba con ojos inocentes— ya lo aceptaste, ¿no? y yo debo aceptarlo también.

👁️👄👁️

El Eoduun mirando al JK fijamente: 🤭

Para los que no conocen "La casa de los 1000 cuerpos" se las recomiendo si tienen fuerte estómago y les gusta lo gore. 😎

Me olvidé de colocar esta foto que me inspiró en el capítulo donde el CheKook juega en la piscina. Es así como la Youjin lo encuentra y el JK queriendo ser un Bad boy la mira 😆🥴🤭

Les amito.

💜💜💜

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