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𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟯𝟮

El escándalo volvió azorar su vida una vez más. Poco les duró la tranquilidad y eso era mucho pedir. De brazos cruzados escuchó la versión del nefasto periodista que se infiltró en el centro donde JungHee está internado. Alegó que solo fue una coincidencia, que se acercó para preguntarle algo y el otro lo agredió sin motivo alguno. Luego cuando la policía intervino y el director presentó las grabaciones de las cámaras de seguridad se contradijo, fue suficiente para que JungKook y su abogado pongan medidas legales contra el hombre y la agencia para la cual trabajaba.

Al menos se había quedado tranquilo, YongIl comunicándole que la crisis de su gemelo no duró mucho tiempo y rápidamente se recuperó terminando por descansar en su habitación. De todas maneras no iba marcharse sin antes visitarlo. JungHee se mantuvo en silencio sentado en su cama, dibujaba algunas líneas y trazos con algo de tosquedad. JungKook se acercó colocando una silla al lado de la camilla para sentarse en él.

—¿Cómo te sientes? —suspiró, no hubo respuesta— tranquilo, ya todo está resuelto o al menos la gran mayoría. Al parecer alguien les dijo que tenía un hermano gemelo en este centro.

JungHee aspiró dejando salir el aire rápidamente. Se levantó buscando otra libreta sobre el escritorio que tenía con varios otros objetos y volvió a sentarse en la cama sin mirar a su gemelo.

—JungHee.

—¿Por qué sigues viniendo? ¿por qué te empeñas en intentar formar una estrecha relación? —sonó demasiado brusco pero no le importó— no entiendes que soy malo.

JungKook frunció el ceño confundido.

—No digas eso, has estado mejorando.

Se levantó del mismo modo que lo hizo el menor, se veía nervioso, caminando de un lado a otro en el estrecho sitio mientras su mano rascaba su nuca.

—No, no mejore. Te has puesto a pensar que tal vez estoy fingiendo. Quien nos asegura que no me vuelva loco e intente lastimarte.

Ambos estaban separados por la cama, en cambio sus miradas estaban conectadas con emociones parecidas. JungKook negó, eso causó frustración en JungHee entendiendo que sería más difícil para él.

—¿No lo entiendes? Ya no tengo remedio, hyung. Appa se encargó de crear un monstruo que debe estar siempre encerrado —le angustió escuchar el dolor en su voz— te has puesto a pensar que haré si salgo de aquí, que tal vez quiera a Youjin como antes —su pecho subía y bajaba de forma rápida— sigo queriéndole, en mi mente es retorcido, soy consciente pero lo hago. Siento celos de tan solo saber que tú la tienes, que están juntos —golpeó los costados de su cabeza para luego jalar su corto cabello— que tendrán un niño. ¿Y si les hago daño? —esa pregunta la sintió tan personal— recuerda que ahora hablas con el JungHee tranquilo porque las putas pastillas hacen su trabajo, pero en cinco segundos puede aparecer el otro JungHee, el que no tiene remordimientos de nada, el mismo que puede lastimar a tu bebé sin titubear —era la primera vez que veía a JungHee llorar— debes irte y olvidarme, los dos deben hacerlo.

—No.

—¡Mierda, JungKook! Por qué lo haces más difícil, tú y Youjin estarán mejor sin mí.

Rodeó la cama, acercándose rápido y cauteloso. Decidido.

—Tú eres el que no entiende, eres mi hermano, no puedo dejarte porque si. Yo sé que puedes mejorar —permitió salir las lágrimas— Youjin también lo cree, ella tampoco estaría de acuerdo, ella más que nadie…

Negó, sentía una opresión en su pecho que lo inquietaba. Era demasiado avasallante.

—No quiero la compasión de nadie, te estoy pidiendo que seas feliz —siseó— nuestro peor verdugo ya no está, no existe, tienes la oportunidad de seguir adelante, de olvidar todo lo malo, de ser un buen padre y compañero para ese bebé y Youjin. ¿Podrías al menos hacerme ese favor? Haz de cuenta que morí cuando era niño.

JungKook se sintió indignado.

—Me estás pidiendo que te abandone.

—Debes hacerlo si yo te lo pido —negó, no lo haría, jamás— tienes que irte y nunca volver.

No estaba dispuesto a tirar a la basura todo el avance que habían logrado juntos. Ni el hecho de que podía cambiar la vida de su gemelo porque en el fondo seguía sintiéndose culpable y responsable por lo sucedido. Tragó, mirando por escasos segundos el rostro inexpresivo del menor e hizo lo único que quería hacer desde hace mucho. Abrazarlo, aferrarlo entre sus brazos los más fuerte que pudo.

JungHee obviamente no le correspondió. Su cuerpo tenso por la sorpresa, jamás había recibido algún tipo de afecto positivo. Para él las visitas de Youjin, su amabilidad y sus sonrisas eran lo más cercano a afecto, pero eso, un abrazo cálido, fraternal y amoroso lo dejaban fuera de juego.

—Te quiero, JungHee. Eres mi hermano, por más veces me pidas que me aleje no lo haré y Youjin tampoco lo hará, si supieras todo lo que tuve que hacer para convencerla de quedarse en casa. Ella sería la primera en gritarte por insinuar todo esto.

Se distanció, abrazando sus mejillas. Parecía perdido en pensamientos.

—¿JungHee?

—Noona tiene mucha suerte de haberse topado contigo —sus ojos demostraban una insondable tristeza que a JungKook le estrujó el corazón— tu engendro tendrá suerte de tener padres tan buenos que se aman y cuidan.

Sonrió.

—También tendrá suerte de tener un tío valiente que intenta superarse.

Volvió apretujarlo entre sus brazos. JungHee no pensaba igual, sin embargo aquella muestra de cariño produjo que su cuerpo entero se relaje apoyando su cabeza del hombro del mayor. Por primera vez en su vida se sintió protegido y amado.

Su entrecejo se mantuvo fruncido en el transcurso que leía el comunicado que SunMi había escrito y publicarían para pedir no solo discreción sino advertir que cualquiera se atreviera a inmiscuirse en la vida privada del boxeador Jeon JungKook y su entorno íntimo recibiría fuertes represalias. Se explicó brevemente que la situación del hermano gemelo fue un completo mal entendido ya que solo crearon falacias que alteraron la estadía del mismo y por eso los involucrados se encontraban a manos de la justicia.

Lo aprobó y en minutos el comunicado fue leído por miles de personas en el mundo. La mayoría a favor del pelinegro, otros en cambio, no queriendo acabar con la controversia y criticando el estilo de vida, los secretos y más detrás del historial familiar Jeon. Incluso Youjin —respaldada por su equipo publicitario— publicó alguna que otra historia en sus redes sociales mostrando fotos de su viaje a Jeju dónde se mostraba a la Golden Couple tranquila. Todo por terminar con el escarmiento social.

No entrenó, no podía concentrarse del todo. Aún así en su mente tenía la idea de disputar el título mundial de nuevo. Se lo había comentado a TaeHyung y este lo apoyó de inmediato aunque expresando ciertas dudas y recomendaciones. Él no quería volver a pasar por lo anterior, deseaba que su amigo y representado ganará y si era lo contrario, que todo terminara bien. Dejó su teléfono sobre la mesa, hablaba simultáneamente con YongIl y con Jin. Su mente dispersa y ocupada en las dos personas mas importantes de su vida.

La puerta de la sala se abrió permitiendo ver a Nancy ingresar. Está sorprendida por ver al pelinegro se detuvo un segundo, sonrió, haciendo una reverencia como saludo y se dirigió a la nevera que había en la habitación, extrajo una botella de agua y girando, dudosa se acercó a la mesa donde JungKook sentado se encontraba concentrado mirando la tablet.

—Señor Jeon, me enteré de todo lo que ocurrió, realmente lo siento —cohibida, peinó un mechón suelto tras su oreja— quería decirle que cualquier cosa que necesite no dude en pedírmelo. Sé que hace poco nos conocemos pero no dude en acudir a mí —señaló con su mano sobre su pecho, el escote en v de su uniforme era algo pronunciado— no solo como su fisioterapeuta, sino también como una compañera… una amiga.

Susurró lo último con más timidez. JungKook la observó desde su posición con los brazos cruzados sobre su pecho acentuando sus músculos. Nancy se había integrado bien al equipo, era profesional y risueña, amable con todos, excepto con SunMi. Parecían conocerse de algún lado, por eso la pelirroja evitaba a la publicista cada que se encontraban en el mismo espacio. En algún momento debía saciar esa curiosidad que lo tenía algo inquieto.

—Gracias, señorita Mcdonie. Lo tendré en cuenta.

La pelirroja realizó una mueca que no llegó a ser una sonrisa, la seriedad del pelinegro era un tanto intimidante. Mordió su labio inferior, acercándose más a la mesa, más a él, con una postura más sumisa y rezagada.

—Ya que estaremos mucho tiempo juntos trabajando, me gustaría preguntarle si nos podemos tutear —le sonrió, sosteniéndole la mirada— digo, creo que es más llevadero y cómodo la confianza entre compañeros, además, tengo un trabajo crucial y es mi deber hacerlo sentir bien, claro, solo si usted quiere.

—Eres muy agradable, todos están contentos contigo —sus dedos jugaron unos segundos con el cursor de su teléfono al iluminarse la pantalla con un mensaje de su novia—  no te preocupes, puedes llamarme por mi nombre.

—Ya sabes, lo que necesites estaré aquí.

JungKook tragó viendo por segundos el breve contacto que las delicadas manos femeninas hicieron con la piel de su antebrazo. No era incomodidad pero podía decirse que se le acercaba. Tal vez se acercaba a eso o tal vez estaba exagerando.

O tal vez todo era parte de un plan que parecía ir viento en popa.

Los ojos de JiMin entrecerrados admiraron con lascivia el cuerpo de Nancy acercarse a él, dejo el vaso de whisky sobre la mesa a su costado permitiendo que ella se le subiera a horcajadas, ambos sonriéndose cómplices.

—Así que te ganaste la confianza de ese troglodita —Nancy asintió, sus brazos apoyados en los hombros masculinos colgaban.

—Debo admitir que es muy serio, demasiado correcto para ser un hombre tan atractivo.

Lanzó un grito que la hizo saltar, JiMin había estrujado con violencia y brusquedad sus nalgas. Su sonrisita maliciosa le hizo saber que lo había hecho a propósito.

—¿Mas atractivo que yo? —ronzando la punta de su lengua por el arco de cupido de la chica— recuerda porque estamos aquí, Nancy, debemos dejar a Jeon fuera de combate, tu noviecito cree que volverá a postular para el título, esos son los rumores.

Ella había escuchado a JungKook hablar con TaeHyung sobre la posible vuelta. Ella también se lo había comunicado a Wonho, aunque este último no tenía conocimiento del verdadero plan del rubio. Ni de la relación clandestina y fugaz que llevaba con la pelirroja.

—Están muy tranquilos porque la revelación de su hermano gemelo en un loquero no te resultó.

Gruñó, había pagado un dineral a ese periodista idiota para que sacará fotos de JungHee e intentara publicar el oscuro pasado de la Golden Couple. El mundo entero aún desconocía la identidad del sasaeng de Bloom Cherry, la ex agencia de la pelinegra junto a la policía se habían encargado de esconder todo a la perfección. Su plan no había resultado del todo bien y su coraje solo lo llevaba a querer complicar las cosas.

—Hazlo caer —besó el cuello femenino— grábalo, una buena toma —sus manos envolvieron los senos masajeándolos, quitando un par de suspiros— quiero que Youjin reciba una cachetada de realidad, de la clase de hombre con quién se mete.

—¿Y si no cae?

—Caerá, es hombre, ninguno se resistiría a una bonita mujer.

La tomó del cabello con rudeza para besar su boca. JiMin estaba casi seguro de no solo joder a JungKook sino a Youjin por haberlo rechazado.

—Él está bien, está todo bien cerecita.

Entró al vestuario, dejó caer su bolso sobre la alargada banca y tomó asiento en él.

No me mientas, JungKook, no debí hacerte caso, debí ir contigo.

Exhaló despacio. Se había quedado un poco entrenando para desquitar tanto estrés y drama. Sin darse cuenta se hizo tarde siendo el único dentro del gimnasio.

—Youjin, el centro no permitirá visitas por una semana. Este revuelo causó que los noticieros fueran allí, me dejaron acceder porque soy familiar directo del paciente afectado. Hablé con el director, van a tener más cuidado y seguridad, jamás había ocurrido algo como esto. YongIl estará pendiente también. JungHee está muy tranquilo. —repitió, escuchando balbuceos del otro lado— amor, no quiero que pases estrés, no es bueno en tu estado, tu obstetra dijo que había que estar pendientes por si tu presión oscila, recuerda que no es bueno…

Si, ya se —cortó— estoy bien, solo fue una arritmia sin sentido.

Ante el altercado con la mezcla de preocupación, incertidumbre e injusticia, la salud de Youjin se vio afectada, su presión arterial se había disparado causándole un desmayo, aunque no fue riesgoso ni para ella ni para el bebé, fue un abierto indicio de advertencia para cuidarse el doble.

—Por ahora solo quédate en casa, no salgas a ningún lado.

—¿Qué se supone que haré encerrada? —JungKook podía escuchar música de fondo y el ruido de utensilios de cocina— me aburro demasiado.

—Podrías ir a visitar a tus padres o a Kira,  Hyeon me comentó que no tienes que ir a la agencia ya que desde casa puedes hacer algunas cosas. —rio al escucharla balbucear lo que supuso un insulto en reproche— Anda, hazme caso.

No me agradas.

—Mas tarde nos veremos —abrió su bolso quitando un gel de ducha— te llevaré castañas asadas y helado al regreso —sonrió obteniendo palabras obscenas en respuesta— te amo, cerecita.

Apenas deja el teléfono a un costado del bolso comienza a desvestirse, abre una de las duchas y permite que el agua templada caiga a sus pies, de a poco va entrando hasta mojarse por completo. Lava primero su cabello, sus ojos se cierran ante la espuma que se crea. Se supone que sería una ducha rápida pero prefiere tomarse su tiempo dentro. Se enjuaga tarareando una canción random. Está tan enfrascado en sus pensamientos que no se percata de la presencia que entró al vestuario.

El contacto de unas manos acariciando su espalda le hace abrir sus ojos en grande, gira su torso solamente, resguardándose un poco. La pícara sonrisa de unos labios rosados es lo primero que ve, luego el desnudo cuerpo femenino empapándose a solo centímetros del suyo. Comprende de inmediato las intenciones de la pelirroja y antes de que ella avance a besarlo o siquiera seguir tocándolo de forma inapropiada la sujeta de las muñecas poniendo distancia.

—¿Qué diablos crees que haces?

Ella reconoce la severa irritación en su voz y postura. Se muestra demasiado intimidante, agitando su excitación interna. Sonríe, atrevida.

—No pude evitarlo, me tienes loca —trata, de puntas de pie, de besarlo en los labios, JungKook aprieta el agarre en sus muñecas haciéndose para atrás— estamos solos y si nos apuramos nadie lo…

Indignado la empuja afuera del cubículo, furioso sale colocándose rápidamente una toalla alrededor de su cintura, peina su aún mojado cabello y le extiende a la fémina una toalla también. La pelirroja parece divertida con la situación, en el intento por agarrar la tela sujeta del brazo al pelinegro queriendo empujarlo a ella, él se resiste y se aleja controlándose a si mismo de no cometer una imprudencia. Está vez Nancy se muestra ofuscada ante tanto rechazo.

—Me tienes desnuda ante ti, ¿vas a rechazarme?

—El hecho de que estés en ese estado es suficiente para rechazarte —guardó con apuro sus pertenencias vistiéndose con rapidez, ni siquiera levantó el rostro para mirarle— vístete y vete, no debo decirte que estás despedida de ahora en más.

—Esto es absurdo.

—Absurdo como que deberías respetarte a ti misma —su gélida mirada la amedrentó, seguía desnuda y él solo la miraba a los ojos— váyase y no vuelva jamás, apreciaría que renuncie así nos evitamos los escándalos.

Caminó a paso rápido, saliendo del gimnasio se dirigió hacia el estacionamiento, abrió la cajuela lanzando su bolso sin cuidado y una vez dentro cerró la puerta con brusquedad. Sus manos sosteniendo el manubrio se tornaron blancos a la altura de los nudillos. Quiso reír por la situación, era de locos. Increíble e inimaginable. Por eso no estaba permitido mujeres en el equipo, a menos que sean de suficiente confianza.

Se sentía sucio, por primera vez sintió asco de si mismo. Su piel se erizó recordando la manera tan lasciva con que la pelirroja lo había mirado. Hizo el intento de calmarse, de respirar despacio y calmar su acelerado corazón. Su enojo seguía ahí, bastante intacto. Encendió el auto, dispuesto a conducir hasta su casa y refugiarse en los brazos de su novia. No pensaría por esa noche, en la mañana se aseguraría de poner todo en orden.

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