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Envió el mensaje avisando a Kira que no llegaría a casa pronto, ya no tenía nada pendiente en su agenda por ese día, así que luego de pensarlo bastante, decidió viajar rápidamente hacia Gyeonggi. Cómo siempre que llegaba a la clínica —un día especial al mes para evitar desencuentros— se presentó en recepción obteniendo el gafete de visitante y fue acompañada por el enfermero a cargo de JungHee hasta el enorme parque donde algunos pacientes solían recibir a sus familias.
Se repitió que en algún momento debía contarle a JungKook sobre las visitas que le hacía a su gemelo. Cuando lo llevó a casa esa noche luego de rescatarlo del gimnasio contempló el decírselo, pero una vez más, presa de la duda decidió callar creyendo no ser el momento adecuado. Suspiró sentada en la banca mirando hacia la puerta, JungHee salía en ese momento junto a YongIl, su enfermero. Ella se paró observando al gemelo menor.
Su cabello negro iba demasiado corto, se veía más delgado aunque manteniendo su porte atlético a diferencia de su hermano mayor que era musculoso a causa de los entrenamientos del boxeo. Su rostro se veía cansado, ojeroso, huraño como las demás veces. Llevaba ropa cómoda de colores claros, el enorme abrigo negro con corderito en el interior de la prenda, le recordaba a los que JungKook solía usar. Eran muy parecidos y diferentes a la vez. JungHee reparó en Youjin a pocos metros, esbozando una sonrisa mordaz y alegre.
—Wuao, la vampiresa de la noche ha venido —bromeó él al verla vestida completamente de negro. Debía admitir que el color hacia que su piel se viera más blanca— hola cariño.
—¿Cómo estás, JungHee?
Las cosas habían cambiado demasiado.
—¿A qué se debe la honorable visita de mi amada?
—JungHee, no puedes acercarte mucho a ella o tocarla —el mencionado levantó las manos ante la advertencia del enfermero. YongIl debía estar presente en todo momento.
JungHee señaló la banca y ambos se sentaron uno al lado del otro manteniendo algo de distancia. Él guardó las manos en los bolsillos de su aviadora y ella debajo de sus muslos. Ese día el sol en el cielo ocasionaba que el ambiente sea cálido a pesar del crudo invierno.
—¿Cómo has estado?
—Mas loco cada día, deseando salir para acabar lo que teníamos pendiente —sonrió ladino— tranquila, ya no tengo esos pensamientos de querer matarlos.
—Te han dicho que eres desagradable.
—La mayoría del tiempo dicen que soy dulce, pero sí, mi especial virtud es ser desagradable —bromeó. Ser irónico era su más grande mecanismo de defensa. Exhaló, moviendo ansioso una de sus piernas, le costaba acostumbrarse a la presencia calma de la pelinegra como si jamás le hubiera hecho tanto daño— ¿Cómo está mi hyung? ¿Ya están viviendo su cuentito de hadas ahora que se reencontraron?
A ella no le sorprendía que el pelinegro sepa eso. Tal vez el mismo JungKook se lo había dicho.
—Solo vine a saber de ti.
JungHee bufó, divertido.
—¿Aún no le dices nada a hyung? ¿temes que te odie o algo así?—no respondió. Estaba consiente que debía decirle a JungKook— sigo sin entender qué haces aquí después de todo lo sucedido.
—Al menos ya no sientes la necesidad de asesinarme.
—¿Quien dijo que no? —se mofó, girando su torso para mirarla— todavía recuerdo mi promesa, cerecita, algún día saldré y seremos felices juntos hasta la eternidad —su sonrisa fue reemplazada por un rostro serio— Si tanto te incomoda lo que digo deberías irte, ni JungKook se ha atrevido a tanto desde que viene a visitarme todos los meses —giró su rostro, curioso— es extraño no verlo intentando ser un devoto y buen hermano mayor para conmigo.
—Se siente en deuda contigo.
—Jamás le pedí nada —musitó en voz baja y ronca— no lo necesito, ni él a mí… Te repito lo que estoy cansado de repetirles a los dos. Vivan su vida de ensueño afuera y déjenme en paz —Youjin cruzó una mirada de complicidad con el enfermero.
—JungHee, vine a contarte algo. No debería ser yo la que lo haga —agachó la mirada, sus dedos jugando con el anillo de su índice— pero quiero hacerlo —hizo una pausa y mirándolo a los ojos, expresó con cautela— tu padre falleció hace unos días.
Analizó la reacción de JungHee, demasiado tranquilo al recibir una noticia de ese tipo. Temía que tuviera una crisis o algo peor. Nunca tuvo la oportunidad de presenciar una, a pesar de las burlas Youjin se había acostumbrado a él, a darle un oportunidad al saber su historia y al encontrarse completamente solo en el mundo excepto por JungKook que se había dado a la responsabilidad de ser parte de la vida de su gemelo.
—Hyun, ¿cómo…
Exhaló, calmada.
—Por ahora está bien —evitó el tema de DaeHo— obviamente estuvo desbastado, se hizo cargo de todo el funeral y demás gastos. La prensa no se detuvo a hablar ni siquiera por respeto —respiró profundo— dentro de unas semanas tendrá la pelea más importante de su carrera y no quiero que tenga tanto en su cabeza, por eso quise venir a decírtelo primero. También porque tal vez tarde en venir a verte.
Soltó una risita nasal, sarcástico.
—Entiendo, quieres que sea su psicólogo en este momento de amargo duelo y le diga que todo saldrá bien, la vida sigue, la muerte es inevitable, blah, blah.
—Era su padre después de todo, JungHee y no sabes lo mucho que ha jodido a JungKook ahora que tiene una vida propia.
—¿Sufrió? —ignoró lo anterior— ya sabes, el que nos engendró.
—Tuvo un infarto fulminante, al parecer tenía problemas de salud a causa de su alcoholismo.
—Entonces no murió como realmente merecía —no le asombraba su falta de emociones, pero si su tranquilidad— sufriendo como un maldito animal sarnoso —bufó, sonriendo, con la mirada perdida— a veces la vida es muy suave con los que no lo merecen.
Giró su rostro mirando de forma penetrante al perfil de la pelinegra. JungKook tenía suerte de tener a alguien como ella a su lado. Youjin también le miró.
—No debo advertirte lo que ya sabes. JungKook no debe saber que vengo a verte.
JungHee asintió, perdido en pensamientos. Ambos tenían, algo así como un secreto tácito. Youjin se levantó, su cabello revolviéndose ante la brisa helada. Miró a YongIl avisándole con la mirada que debía partir, siendo detenida por las palabras del gemelo menor que no apartaba la mirada de sus pies.
—Youjin, no dejes solo a hyung.
Ella sonrió apenas.
—No lo haré, no te preocupes —se acercó al enfermero, susurrándole por lo bajo— avísame si ocurre algo, no sé cuando JungKook venga, pero mantenme informada, por favor.
—No te preocupes, lo haré.
—Estoy aquí junto a ustedes —canturreó— puedo oírles —se levantó, acercándose— acompáñala a la salida, iré a mi habitación —ante el rostro de incredulidad del enfermero, dijo— no te preocupes, no atentare contra mi vida ni nada de esas mierdas, no confío en mis compañeros con mi cerecita andando por las instalaciones. Tal vez alguno me robe la idea de enamorarse de ella y suficiente tengo con hyung.
YongIl aún así le pidió asistencia a uno de sus compañeros y más tranquilo acompañó a la cantante.
—¿Crees que haya sido correcto que le dijera eso?
—Creo que sí, señorita Kim. Aunque JungHee no lo diga ni lo demuestre, todo lo que tenga que ver con JungKook y su padre le afecta —suspiró— presiento que su reacción será otra cuando realmente caiga —se detuvieron en la entrada principal— estaremos pendientes de él, no se preocupe.
—Muchas gracias por todo.
Ambos se reverenciaron despidiéndose. Y Youjin volvió a casa a seguir organizando cuestiones importantes.
Una semana después.
JungKook leyó el mensaje de Youjin en el cual le pedía verse en el Hall de entrada del edificio.
Hace días se había mudado a Seúl, en el mismo edificio en el que Youjin y SeokJin vivían. Ella junto a Jennie habían encontrado una departamento lo suficientemente grande y acogedor con todo lo necesario para la comodidad del pelinegro. Incluso pudiendo acondicionar un gran espacio para los equipos de entrenamiento y gimnasio. La mudanza de los muebles y demás objetos no fue tan molesta pues se habían encargado hasta de eso. Así que para JungKook no supuso un gran problema pudiendo enfocarse solo en sus entrenamientos y descanso.
La mejor parte, es que la tenía a ella de vecina aún cuando no se veían tan seguido por sus horarios diferentes.
Cuando llegó su sonrisa se desvaneció de a poco al verla acompañada de su tío Minjoon. Ambos parecían hablar animadamente y al percatarse de su presencia, Youjin fue quien se aproximó sujetando su mano cuidadosamente.
—¿Youjin?
—Una vez me dijiste que el corazón de mi padre se curaría más rápido si hablaba con él y lo perdonaba —JungKook miró de reojo al hombre más alejado de ellos— bueno, creo que es momento para que hables con tu tío, con el hombre que ayudó en tu crianza y se convirtió en tu padre cuando lo necesitabas. Dale una oportunidad, Kook. Ambos se merecen una charla. Perdonarse y seguir.
Una vez más miró a su tío, está vez sosteniéndole la mirada. Youjin tenía razón, ya no podía aplazar más el estar distanciado del único hombre que le había enseñado de valores y lo había considerado como un hijo más cuidándolo y apoyándolo siempre. Así que se acercó al mayor y sin mediar palabra compartieron un cálido abrazo y una agradable conversación.
—¿Estás cómodo en el nuevo espacio? —asintió— Tommy hará un gran trabajo con los demás. Nam te ha dado un buen plan de alimentación me comento —volvió asentir, le causaba gracia la preocupación de su tío.
—No se preocupe, estoy muy bien.
Colocó el código de entrada en el panel abriendo la puerta de su departamento. Se detuvo en seco al ver a su hermano DaeHo jugando con el pequeño JiHyun en el piso de la sala.
—¡Hyung ya llegó! —avisó el adolescente a su madre en la cocina.
—¡Tío Koo! —trotó para lanzarse a los brazos de este.
—¡Sorpresa! —Kira y Jennie llevando algunos platos a la mesa del comedor llena de comida.
Estaba confundido. No entendía que pasaba. Incluso SunMi y la novia de NamJoon se encontraban allí. Youjin adelantándose a explicarle.
—Creí bonito hacer una cena de bienvenida.
—Youjin se encargó de todo —acotó Jin, y Taehyung saliendo de la cocina con un recipiente de ensalada en las manos agregó.
—Hasta del menú.
—Solo pensé que tener a tus amigos mas cercanos sería bonito.
Estaba algo avergonzada.
—Gracias.
Su atención se vio desviada cuando el pequeño JiHyun le sujetó del rostro obteniendo su entera atención.
—¿Te guto, tío Koo?
—Me gustó. Gracias por venir.
El niño aplaudió produciendo la risa en algunos. Cuando lo dejo en el suelo fue hasta su madrastra. La abrazó. Sunny se había convertido no solo en una amiga, sino en una figura materna para él. Agradecía, en partes, tenerla a ella y a su medio hermano, el haberlos conocido. De nuevo, como desde hace días no pudo evitar acordarse de JungHee, con tanto en la cabeza y en su ajetreada vida no podía ir a visitarlo y se sentía bastante mal por dejarlo solo.
Al menos pasaría la velada junto a sus más cercanos antes de la gran pelea. Incluso su tía y Chaewon aparecieron tiempo después. Aunque había notado a SunMi extraña, distante y pendiente de su teléfono, aunque eso último no era raro ya que ella trabajaba desde ese medio la mayoría del tiempo. Se acercó, en un momento en que todos estaban ocupados, SunMi guardó rápidamente el aparato fingiendo una despreocupada sonrisa.
—¿Todo bien?
—Ujum —se cruzó de brazos— al parecer no debí gastar alientos en seguir convenciéndote —hizo un rápido análisis a su alrededor— al parecer ya sabemos a quien acudir para convencerte.
—Si en su momento no quise fue porque no estaba seguro, aún sigo dudando y quiero volver a Busan, pero también el estar en Seúl me deja más cerca de todo —ignoró el bajo bufido de la morocha— ¿Te sucede algo?
—¿A mí? No.
—Te notó extraña desde hace días, SunMi.
—No es nada —sonrió— en serio, tal vez el estrés de todo, aún estamos en preparativos para la rueda de prensa y el pesaje antes de la pelea. Recuerda que también tienes una sesión de fotos para Calvin Klein y Jennie quiere trabajar contigo, con eso de que son compañeros.
JungKook rodó los ojos. Había aceptado sin pensar en todo lo que conllevaba ser el rostro de una gran marca.
—Sí, ya sé. Me lo comentó, en unos días tendremos la reunión, ¿no es así? —SunMi asintió. El teléfono de la publicista sonó con una llamada y se alejó un poco excusándose.
Él también lo hizo, dirigiéndose hacia la cocina a por un vaso de agua. Fue que vio a Youjin y su madrastra hablando.
—Debes decírselo cuánto antes, Youjin. Sé sincera con él.
¿De qué hablaban?
—¿Y usted cuándo le dirá sobre el viaje, ajumma?
Sunny suspiró. Apagando el grifo de agua y quitándose los guantes.
—Pensaba decírselo en estos días, aún tenemos tiempo. Incluso a DaeHo no se lo dije porque se lo contaría a JungKook al segundo.
—Se nota que ambos se llevan bien.
—Lo hacen. Me alegra saber que aceptó a mi hijo aún en las circunstancias en que nos conoció. Nos ha ayudado muchísimo, pero ahora es momento de que mire por mi misma y creo que este viaje nos servirá.
—¿Cuál viaje?
Ambas voltearon, callando cuando vieron entrar al pelinegro. Youjin miró de reojo a Sunny, JungKook parecía muy serio y curioso. Se acercó lo suficiente a su madrastra, observándole, expectante. Le indicó que se sentará frente a ella y eso fue suficiente para que Youjin se marcharse dejándoles solos.
—Quería contártelo, pero hasta que no tuviera todo en orden no iba hacerlo, aparte con tu mudanza no quería molestarte. ¿Te acuerdas que mencioné que tengo una hermana viviendo en Alemania? —él asintió— bueno, ella tiene un negocio de flores, le va muy bien y me ofreció un puesto —creía entender por donde iba y en el fondo no le gustaba— necesito un cambio, lo necesitamos con DaeHo. Mis trabajos son precarios y no puedo conseguir algo mejor por mi edad.
—Pero yo puedo ayudarte —se apresuró hablar— te encanta cocinar, lo haces delicioso, podría ponerte un local, un restaurante. Y por DaeHo no debes preocuparte, puedo pagarle la mejor universidad y todo lo que necesite.
Sunny negó.
—Necesito irme, JungKook. Tu padre no está y aunque me duele, fue lo mejor. Ambos sabemos que un hombre así lo único que hacía a nuestras vidas era traer sufrimiento. Ahora es que todo va mejorar —dijo, acariciándole la mejilla a su hijastro.
—¿Crees que DaeHo lo acepte?
—A él le encanta toda la cuestión de aprender idiomas y culturas. Aprendió algo de alemán sabiendo que mi hermana tiene un hijo de su edad. Tal vez le cueste al principio, se ha acostumbrado mucho a ti, pero al final tendrá que aceptar que es para mejor, ¿lo entiendes?
JungKook asintió. Exhaló y correspondió al abrazo de la mayor. Otra vez se quedaría solo, a lo que Sunny como si le leyera la mente le expresó animada.
—Creo que deberías comenzar a pensar en ti, ya estás en edad de sentar cabeza —le sujetó del rostro— las oportunidades que da la vida a veces son únicas, aprovechalas. Ya sabes a qué me refiero —agregó, susurrando.
Claro que sabía a quién se refería.
Apenas despidió a a los últimos invitados, la casa volvió a sentirse en paz. Se dirigió a la cocina donde Youjin terminaba de guardar algunos tupper con restos de comida. Hasta último momento ella se había encargado de todo sin dejarle hacer nada. En silencio quitó los platos limpios y secos del lavaplatos guardándolos en sus respectivos lugares.
—Has estado muy callado desde que hablaste con tu madrastra.
—Creo que aún no acepto el hecho de que se irán a vivir lejos a otro país —suspiró, terminando de colocar las copas en los estantes superiores. Youjin apoyando su baja espalda y manos sobre la encimera de la isla lo escuchó— la vida sigue y ella se ve muy contenta, así que no le voy arruinar la ilusión.
Volteó, encontrando una suave sonrisa en el rostro femenino.
—Lo está, tiene altas expectativas y aparte estará con su hermana —él le dio la razón— aparte, no estarás solo, ya escuchaste a NamJoon, él se mudara también con su novia Ahn a Seúl. Chaewon está a diez minutos, YuGyeom está a unas cuadras, y la mejor parte, nos tienes a Jin oppa y a mí de vecinos.
Se la escuchaba muy entusiasta. Y él en el fondo lo estaba también.
—Sí, me alegra saber que estaré cerca de algunos —se cruzó de brazos, también apoyándose de la encimera. Pensando en voz alta— tendría tiempo para ciertos asuntos.
—¿Lo dices por JungHee? —inquirió, con duda y cautela. Su corazón retumbó, tal vez era el momento indicado de contarle— él lo sabe, Kook. Lo de tu padre.
Silencio. JungKook sin caer ante lo dicho. Pensando que fue su imaginación lo que había escuchado.
—¿Qué?
Youjin lo sujetó de la mano, trasladándolo hasta el sillón de la sala dónde más cómodos se sentaron uno al lado de otro.
—Yo le dije —confesó de una. Y viendo que no había ni emoción o reacción en el pelinegro, prosiguió envalentonada— visito a JungHee desde que te fuiste a Tokio, no fue fácil para mí, pero sentí la necesidad de no dejarlo solo. Sentí pena, compasión o empatía al saber todo lo que él sufrió de niño, así que le pedí a YongIl que me avisará los días de visita y yo iba. Al principio era difícil porque JungHee me rechazaba todo el tiempo luego terminamos acostumbrándonos al otro.
Su mente era un profundo caos de recuerdos y pensamientos. Desde que descubrió que JungHee era su gemelo y el sasaeng de su ex novia hasta el día en que decidió romper esa relación que lo hizo tan feliz por querer protegerla a ella. Aunque a estas alturas no sabía si a quien protegía era a Youjin, a JungHee o a él mismo de lastimar a todos a su alrededor.
—¿Por qué? —sus ojos se mantuvieron fijos en el rostro de Youjin— Después de tanto daño que te hizo, Youjin.
—No lo sé, no me preguntes. —apretó sus labios en una fina línea, conteniendo las lágrimas y evitando mirarle— Creí necesario decírtelo ahora.
—¿Tu familia sabe de esto? —preguntó, recibiendo una negación. Inhaló una gran cantidad de aire dejando salir todo en una lenta exhalación a través de la boca— JungHee jamás me dijo nada. ¿Cómo es que tú y yo jamás?
—Puedo explicar eso —JungKook podía ver en la acuosa mirada de Youjin y en sus dedos entrelazados por los nervios el esfuerzo que estaba haciendo por ser sincera. Y se lo agradecía— le hice prometer que no diría nada, al fin y al cabo tú y yo ya no estábamos juntos y por lo otro, YongIl me avisaba cuando ibas. ¿Estás enojado?
Negó, con la mirada perdida en las costuras de uno de los almohadones.
—No, solo… no se, confundido —entrecerró sus ojos, frotándose la nuca— JungHee es la persona más inestable que he conocido en mi vida aún cuando es mi gemelo. Se supone que deberíamos tener cierta conexión pero es todo lo contrario, a veces siento que soy un completo desconocido para él —sus miradas después de tiempo conectaron —jamás me volvió hablar de ti cuando iba a verlo.
—Nosotros si hablamos mucho de ti —sonrió tenue recordando lo hace unos días— y lo sé, para mí suerte jamás he tenido que vivir una de sus crisis, a pesar de su naturaleza sarcástica. Me trata bien, bueno, como es él —le preocupaba el silencio y que sus ojos estuvieran bien abiertos, como en medio de sus viajes astrales— ¿Kook?
Su teléfono comenzó a sonar con una llamada entrante de Kira, apenas paso media hora de haberse visto, ¿Por qué la llamaba? Cortó, queriendo aclarar las cosas con JungKook, pero su teléfono volvió a sonar con otra llamada de Kira.
—Atiende, tal vez sea importante.
—Esto también es importante, no quiero que malinterpretes nada.
—Youjin, está bien —le sonrió para tranquilizarla— tal vez pueda entender el porque lo hiciste —le alivió un poco que él le sostuviera la mano acariciándole los nudillos— al menos me alegra saber que pudiste enfrentar tus miedos y traumas tú sola.
Le sonrió, tomando la llamada de Kira de mala manera. Y menos mal que estaba acompañada cuando recibió las malas noticias.
Holiwis. I'm Back 😎✌🏻
¿A qué no se esperaban esa de Youjin y JungHee siendo besties? Youjin decidió perdonar porque mi cerecita es muy buena.
Nada, decirles que intentaré actualizar más seguido. Que tengan unas Felices Fiestas 🎄🤶🏻❤️ y que les quiero mucho mucho 💕🥰
Fotito del NamYoonKook chiquitos porque los extraño y se ven preciosos.
💟💟💟
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