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i ───── 𝘭𝘰𝘴𝘵 𝘥𝘳𝘦𝘢𝘮 !


𔔀 DREAMER ! ⚙️ zator.
by ©xelsylight. 2024.

⚙️▐ el niño de la muleta.
───── ( comentar & votar.







Cuando era más pequeño, creía que las cosas sólo funcionaban de una manera: matar para vivir.

Aquí abajo en Zaun, en la Ciudad Subterránea, digamos que la vida no favorecía a nadie. En algún momento de tu vida podías estar en el punto más alto, y luego en un cerrar de ojos, quizás dando un traspiés, acababas en lo más hondo de todo. En la mierda más oscura, en pocas palabras.

La crueldad y la traición era pan de cada día, y no podías esperar nada por nadie. Después de todo, aquí abajo, no hay realmente lealtad de ningún tipo; si tu vida depende de ello, menos todavía.

—¡Atrápenlo, creo que se ha ido por aquí!

Mis padres habían tenido una buena vida antes de que un accidente en las minas les arrebatase la vida; por supuesto, a partir de ahí, para mí no fue tan fácil sobrevivir por mi cuenta. Ahora tenía once años y llevaba años escabulléndome de matones, traficantes, o de los típicos tipos "buenos para nada". De alguna manera conseguía librarme de ellos por puro milagro.

Otras veces, conseguía esconderme en los rincones más pequeños con algún que otro golpe, moretón o herida leve. La mayor parte de las veces ni conseguían tocarme.

—¡Mírenlo, ahí está!

Echaba mucho de menos a mis padres, aunque ahora levemente mantenía recuerdos de ellos. Pero sí; a veces estaba seguro de extrañar la seguridad de sus brazos, la calidez de sus besos e incluso, a veces los gritos que me pegaban por andar más tarde de lo recomendado por las calles de Zaun. Ahora todo era diferente, no tenía a nadie que me salvase de alguna travesura.

—¡Nadie te va a salvar de esta, niñato!

Ahora mismo estaba escapando de unos traficantes de venta. Por supuesto, un niño de mi edad les vendría bien, pero, no gracias. No estaba para nada interesado en ese plan, tenía mis planes de futuro. Seguir viviendo hasta salir de esta pocilga, formaba parte de ello.

La mayor parte de las veces, otras sólo quería terminar con todo de una vez.

Esquivé un enorme puñetazo de un hombre tatuado, calvo y formado hasta los dientes. Quería dejarme inconsciente, estaba convencido. Agaché la cabeza con una agilidad experimentada y tirándole cajas encima, me escapé por otro callejón. Una de su grupo, una mujer con una horrible cicatriz en la mandíbula, consiguió agarrarme de un brazo; pero sin perder la calma, mordí con fuerza sus nudillos y al soltarme, seguí corriendo sin punto fijo.

Porque por mucho que llevara recorriendo las calles de Zaun, aún era incapaz de conocer esta ciudad por completo. Para cuándo me di cuenta, estaba perdido. Habían mucho menos tiendas que antes, más aire libre y la luz anaranjada de la tarde comenzaba a ponerme nervioso.

Normalmente, a esta hora, solía esconderme en algún agujero sin importarme por encontrar más comida. Agitado, di varias vueltas sobre mi mismo, incapaz de averiguar por dónde seguir.

—¡No te vas a escapar de nosotros, mercancía! —Era la mujer—. ¡No hay más salidas!

Como los odiaba, pero maldita sea, tenían toda la maldita razón.

Con el corazón a mil y casi a punto de salirme del pecho, escogí el callejón segundo, uno oscuro y desprovisto de protección alguna más que alguna que otra escasa tienda. Parecía un barrio de herramientas —seguramente escasas teniendo en cuenta en el lugar que estábamos— pero pegué un grito al chocar con otra persona. Había salido de la nada; su bolsa cayó al suelo y ambos también.

Mi cabeza chocó contra el suelo, y el niño —reconociendo por la jovial voz— también pareció darse un golpe. Cuando alcé la mirada, me encontré con un niño delgado, de pálida piel y cabellos cortos castaños. Agarraba con fuerza un bastón de madera y trataba de recoger con calma la bolsa gris del suelo. Yo miré hacia atrás, sospechando que estaban más cerca.

Y lo peor de todo, que ahora por mi culpa, seguramente este niño llevaría la misma suerte que la mía. No lo pensé mucho; lo agarré de un brazo, descuidado, y comencé a correr, tirando de él.

Pronto me di cuenta de qué... no podía seguirme el paso; su pierna izquierda estaba algo torcida. Era obvio que tenía una mala formación genética, pero, sólo me obligué a detenerme porque me soltó del brazo.

—¿De qué estamos huyendo? —Su acento era marcado, quizás más que el mío.

Y su forma de ladear la cabeza, decorando esos dos lunares de su rostro bajo sus ojos dorados, brillantes, me hicieron dudar un momento. Pero escuchando las pisadas fuertes en la distancia, me regresaron a la realidad de golpe. Me revolví el cabello, ocultando parte de mi rostro, pidiéndole disculpas. Después de todo, si nos cogían, era culpa mía.

—¡Lo siento, lo siento! ¡Me persiguen unos traficantes y si nos cogen, será mi culpa porque los he traído hasta aquí..! —No me dejó continuar.

Entendiendo cada una de mis palabras y maniobrando con su bastón de madera, me agarró de un brazo y me obligó a caminar detrás de él. No tenía idea de a dónde me llevaba, pero por la familiaridad en la que avanzaba a pesar de su natural dificultad, no parecía abstenerse por el peligro que se nos echaba encima.

—Vamos, por aquí —dijo, pidiéndome que atravesase un bajo muro.

Cuando lo hice, las voces parecían mucho más distantes que antes y llegamos a un desfiladero de un barrio, unido a un lago. Me hizo caminar por el borde, descendiendo por un camino adosado de rocas puntiagudas y sorprendiéndome por su seguridad al atravesar todo aquello, descendimos más abajo del lago principal. Llegamos a una pequeña cascada, que estaba cerrada por un muro de piedras y que nos enseñaba un único camino: al final de un túnel.

Lo miré dudoso, totalmente seguro de que los perseguidores no nos encontrarían aquí, pero cuándo intenté detenerlo, siguió avanzando. Me fijé en que bajo los rayos del atardecer, algunos de sus mechones castaños se volvían algo más claros, casi rubios, y por alguna razón lo seguí.

Llegamos al principio de la cueva y con una sonrisa tímida, me invitó a entrar. Cuando ambos nos ocultamos entre las frías rocas, me sorprendió escuchar maldiciones graves más arriba de nuestras cabezas; al final, sí se habían atrevido a llegar más lejos.

Mientras asomaba la cabeza con cuidado, escuchando la agitada respiración del niño tras mi espalda, pillé a la mujer al borde del desfiladero, escupiendo en las aguas turbias.

—El jefe nos va a matar por esto, maldición —dijo y para mi alivio, marchándose con sus compinches.

No lo pensé dos veces antes de dejarme caer contra las piedras grises y frías, suspirando con gravedad. Rodeé mis piernas con fuerza, casi temblando, por lo cerca que habían estado de atraparme si no hubiese sido por...

—Gracias, por... por ayudarme ahí —dije, con una sonrisa.

El niño de ropas verdes y oscuras, tejidas con varias parches, respiraba entrecortadamente —casi de forma forzosa— mientras toqueteaba su pierna izquierda. No tardé en comprender que posiblemente mi intervención habría hecho que le doliese más todavía.

Pero eso no evitó que huyera de mi mirada, volviendo a sonreír tímidamente.

—No iba a dejar que te agarrasen esos tiburones, se merecen no recibir recompensas por un día —añadió, rápidamente, agarrando el bastón con sus temblorosos dedos.

Me reí, porque maldita sea, eso es lo mejor que había escuchado en años.

Realmente, desde la muerte de mis padres, no había tenido oportunidad de hacer amigos; y los pocos niños de mi edad que conocía, ya habían desaparecido de mi vida por completo. Secuestros, muertes..., casi todas ellas.

Me estrujé el cabello, para señalar su pierna estirada que ahora dejaba de dar calambrazos.

—Siento... haberte hecho correr, ¿estás bien? —Me miró con sorpresa, pero asintió sin decir mucho, pero incapaz de borrar esa sonrisa minúscula.

Por alguna razón, eso me hizo sonreír también.

—Me llamo Zack, ¿y tú?

Extendí mi mano con el propósito de chocarlas, y aunque dudó al principio, finalmente entrelazó su mano con la mía, para responderme con un simple:

—Soy Viktor.

⚙️🧪,,, ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por su apoyo.

omggg pero finalmente puedo subir el primer capítulo; como pueden ver, voy a narrar unos cuantos capítulos siendo de niños, como los amo. muchas gracias por leer y ah, dios, mañana con muchas más actualizaciones si o si. díganme qué opinan.

los amo mucho, mis arcanos.

nos vemos pronto.

⚙️🧬.

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