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Prólogo

Los gritos resonaban por los pasillos del castillo de Rocadragón, esos gritos de dolor eran tan degarradores que todos aquellos que los escuchan no pueden evitar llorar, ¿como no hacerlo?, si son los gritos degarradores de una madre que acaba de perder a su hijo.

La Reina Rhaenyra Targaryen, lloraba a gritos por la muerte de su dulce niño, oh su dulce Luke, primero perdió a su padre, después dio a luz a una hija muerta, la cual llamó Visenya, ¿y ahora?, ahora perdió a su hijo.

¿Ella merecía aquello?, que le quiten todo, pero no a sus hijos, eso jamás.

"Nuestro hijo Lucerys será vengado", había dicho su esposo en una nota, claro que ella quiere venganza contra la muerte de su dulce niño, pero eso no haría que se lo dévolvieran.

—¡Oh mi niño, mi dulce Luke! — lloro reina negra con desesperación y dolor que solo una madre podría sentir al perder algo que salió de sus entrañas.

A su lado se encontraban, Lady Baela y Lady Rhaena, sus dos hijastras, cada una llorando la perdida de Luke, sobre todo Rhaena que lloraba la pérdida de su amor y prometido, su corazón dolía como jamás dolió, ella y Luke se habían prometido tantas cosas, amor, una familia, y siempre estar juntos.

Ahora eso jamás sería posible y todo por culpa de Aemond "un solo ojo" Targaryen, ahora conocido como un matasangre.

Baela lloraba por su hermano, Luke era el dulce hermanito que sus dulces sonrisas te calma hasta su más oscuro dolor, la sed de venganza ardía en su piel y sangre, al igual que juraba que ella sería la causante de la muerte del maldito Hightower disfrazado de dragón.

Las tres estaban tan surmergidas en su dolor que no notaron como una mujer de cabellos rubios plateados y ojos lilas, las miraban con una mirada de calidez y dolor al mismo tiempo.

—Hijas mías —llamo la mujer con una voz cálida y suave sin necesidad de asustasrlas.

Las tres Targaryen alzaron la mirada al escuchar la voz, y rápidamente se colocaron de pie al ver a la mujer, Rhaenyra rápidamente se color al frente de sus hijastras en modo de protejerlas.

—¿Quien es usted? —pregunto Rhaenyra mirando a la mujer, la cual solo le dio una sonrisa cálida.

—Nombraste a tu dragona en mi honor, hija mía —respondió la mujer.

Las Targaryen se sorprendieron ante eso, La Diosa Syrax estaba ahí en frente de ellas, no sabían si era real o era producto del dolor que ellas sentían.

—¿Que hace aquí mi Señora? —pregunto Baela mirando a la Diosa, sus ojos lilas rojos por el llanto.

—Parar esta guerra y mostrarles el nuevo destino de Lucerys — dijo la Diosa Syrax.

Con un movimiento de su mano, la Diosa Syrax transportó a todos a la **Fortaleza Roja**, interrumpiendo el banquete que Aegon II había organizado para celebrar la muerte de Luke. La alegría se convirtió en terror, y el sonido de las copas y risas se apagó ante la presencia divina.

La Diosa castigó a los Hightower, marcándolos con su ira celestial por usurpar el trono de Rhaenyra. Como un trueno que retumba en el cielo, su voz resonó en la sala, y los usurpadores cayeron, vencidos por el poder de Syrax.

En un acto de justicia y misericordia, la Diosa trajo  a Daemon y Jacaerys, quienes aparecieron junto a ella, confundidos por la forma que fueron tirados a aquel lujar, pero al ver su alrededor, no dudaron en ir donde su familia estaba, sobre todo la mirada que Daemon tenía sobre los cachorros Hightower.

Baela, con la fuerza de la justicia en su puño, se enfrentó a Aemond "un solo ojo" Targaryen. Con un golpe certero, le demostró que la venganza no siempre viene de la mano de los dioses, sino también del corazón de una hermana herida.

La Diosa Syrax, con una mirada llena de sabiduría y compasión, se dirigió a las Targaryen y a todos los presentes. Sus palabras eran un bálsamo para el dolor y una promesa de esperanza:

—El destino de Lucerys no termina aquí. Aunque su presencia física se ha desvanecido, su espíritu vive y guiará a los justos. Les mostraré el camino hacia una nueva vida, donde la paz y la justicia prevalecerán sobre la guerra y la ambición.

Y así, la Diosa Syrax reveló el nuevo destino de Lucerys, uno lleno de luz y guía para aquellos que buscan la verdad y la justicia en un mundo de sombras y desesperación.

LA HISTORIA DE LA ISLA KAIMANA”













757 palabras

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