❪ ⛓️💥 ❫ 032: Rhaenyra.
FUEGO Y SANGRE
ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN
🏰🔥👑🗡️🌊
━─────╮✦╭─────━
CAPÍTULO XXXII:
Él príncipe fugitivo
━━SU ALTEZA, EL PRÍNCIPE AEGON y la princesa Helaena están ahora mismo en clases de valyrio ━━anuncia con sorpresa la doncella cuando Rhaenyra entra en la habitación de los niños.
━━Lo sé, Dyana. Solo quería ver a Aemond y proponerle algo interesante ━━responde Rhaenyra.
Rhaenyra, con una sonrisa en los labios, observa a Aemond quien está sentado en una mesita especialmente diseñada para él. La princesa mira cómo el niño lucha por concentrarse en la lectura después de escuchar sus palabras. Lo nota en la forma en que desplaza los ojos por las líneas del libro, tratando de aparentar indiferencia.
Con un gesto gentil, Rhaenyra se inclina en dirección a Aemond y se dirige con entusiasmo:
━━Pronto partiré hacia Rocadragón. Iré volando con Syrax. Si lo deseas, podrías acompañarme en este viaje por los cielos ━━dice Rhaenyra sin rodeos, recordando que a Aemond no le gustaba que le hicieran congraciarse.
━━¿Por qué iba a hacer eso? ━━responde Aemond bruscamente, pero Rhaenyra ve un destello de interés en sus ojos.
━━Porque en cuanto acabe con mis asuntos, podremos ir a buscar huevos de dragón en las cuevas de la isla ━━sugiere Rhaenyra.
Aemond finalmente aparta el libro y clava su mirada en la princesa con ojos abiertos y llenos de asombro. En su rostro, ella pudo percibir la expectación luchando contra las palabras que su madre y su abuelo le habían metido en la cabeza sobre Rhaenyra.
━━Mi madre no estará contenta. No quiero disgustarla ━━suelta el niño, mordiéndose el labio con decepción.
━━Si logramos encontrar un huevo de dragón para ti, estoy segura de que tu madre nos perdonará rápidamente al regresar. Sería un regalo extraordinario que cambiaría su opinión ━━Rhaenyra no se da por vencida.
Aemond frunce el ceño, lleno de curiosidad:
━━¿Y por qué querrías hacer algo así? ━━inquiere directamente, dejando entrever su intriga.
Rhaenyra toma un momento para reflexionar. Había logrado acercarse a Aegon y Helaena, lo que le proporcionaba una sensación de tranquilidad. Aunque no tenía la humildad suficiente para amarlos como hermanos, sí los estimaba y aceptaba como parte de su familia. Sin embargo, la indiferencia de Aemond estaba hiriendo su ego. No es que necesitara la admiración de todos, pero el que un pariente tan cercano le desagradara resultaba incómodo.
━━No me gusta que estemos tan distanciados ━━declara Rhaenyra en un tono pausado, mientras guardaba silencio unos segundos antes de elegir sus palabras con cuidado━━. Reconozco que eres un chico inteligente, y no intento engañarte al afirmar que deseo ser tu hermana mayor favorita. Creo que ese puesto ya lo ha ocupado Helaena... Es solo que, acabo de percatarme de que la distancia actual entre nosotros como familia es inaceptable. Y asumo la culpa de haber contribuido a esta situación al no haberte acogido como parte de nuestra familia. Ahora, deseo enmendar mi mal comportamiento. Eso es todo.
Un silencio respetuoso se instala entre Rhaenyra y Aemond, quienes se miran fijamente. Rhaenyra ve la lucha en el rostro infantil de su hermano. Ella puede ver cómo sus anhelos de volar en dragón y poseer uno propio se enfrentaban a su reticencia a defraudar a su madre. Un pesado suspiro escapa de los labios de Aemond, sirviendo como respuesta implícita a las palabras de Rhaenyra.
━━Dyana, ayuda al príncipe Aemond a ponerse un traje de vuelo ━━ordena inmediatamente Rhaenyra a la doncella.
━━No tengo uno ━━menciona Aemond en un murmullo, cabizbajo.
━━Yo ordené que hicieran trajes de vuelo para todos ustedes, no sólo para Aegon y Helaena ━━replica Rhaenyra y se vuelve hacia la mujer━━. La ropa debe de estar en algún lugar de los aposentos del príncipe.
━━Por supuesto, Alteza.
Dyana se agacha en una reverencia y sale de la habitación. Rhaenyra voltea hacia su hermano.
━━Te esperaré junto a la puerta.
Ella sale del lugar y se planta junto a Ser Erryk, que la ha estado esperando.
━━¿Le dirá al rey y a la reina que va a Rocadragón con el príncipe Aemond? ━━le pregunta él.
━━Sí ━━Rhaenyra asiente despreocupadamente.
━━Pero sólo después de que hayan emprendido el vuelo, ¿no?
━━Siempre me ha gustado tu perspicacia, Ser Erryk.
El caballero y la princesa intercambian una sonrisa. Rhaenyra incluso piensa por un momento en la idea de cambiar a Ser Criston por Ser Erryk como su escudo juramentado. El joven caballero había empezado a comportarse de forma muy extraña tras la boda de Rhaenyra y Laenor. Parecía un cachorro apaleado que seguía a Rhaenyra a todas partes, esto le causaba una incomprensible sensación de vergüenza e irritación. Ser Erryk, a diferencia del Cole, siempre estaba de buen humor y tenía una mente aguda y un gran sentido del humor.
«Tal vez Laenor tenía razón sobre él», piensa al recordar las conversaciones pasadas con su esposo.
Dyana regresa a la estancia con un fardo de ropa cuidadosamente doblada entre sus manos. Unos minutos más tarde, Aemond sale de sus aposentos vestido con un traje de cuero negro para volar. En ese instante, un hálito de duda cruza su mente, preguntándose si sería apropiado extenderle la mano como hacía con Aegon y Helaena, quienes siempre disfrutaban de tomarla de la mano durante sus paseos por el castillo o la ciudad. Sin embargo, la incertidumbre la embargaba, preguntándose si Aemond reaccionaría de la misma manera.
Tras una breve pausa, cansada de sus cavilaciones, Rhaenyra decide tenderle la mano a su hermano. Aemond la contempla fijamente por unos instantes, como si estuviera sopesando la situación, antes de finalmente estrechar su mano. Rhaenyra experimentó una sensación de sorpresa al presenciar de que incluso una acción tan simple haga generar tal reflexión en un niño tan joven.
«Cuántas contradicciones se siembran en esa cabecita», piensa, sintiendo compasión por la compleja lucha interna que debía estar experimentando su hermano.
Rhaenyra y Aemond, acompañados por Ser Erryk, se dirigen hacia la salida del castillo. Para alegría de Rhaenyra, no se encontraron ni con Alicent ni con su padre y salieron del castillo sin impedimentos. Suben a un carruaje y emprenden el camino hacia Pozo Dragón, donde les espera Syrax, ya ensillada. Rhaenyra indica después que preparen una montura más pequeña para poder sentar a Aemond delante de ella.
━━Es hermosa ━━susurra Aemond, mirando al dragón de escamas doradas.
━━Vamos, los presentaré.
Con paso firme y decidido, Rhaenyra lleva a Aemond hacia Syrax, la majestuosa dragona que los recibe con un gruñido de saludo, exhalando su cálido aliento que parecía acariciar sus rostros. La bestia alada se pone a olfatear, explorando el ambiente en busca de familiaridad.
«Probablemente no reconoce el olor de Aemond», piensa Rhaenyra.
Pero entonces Syrax sorprende a todos al extender su cuello con elegancia y posar su cabeza contra el vientre de la princesa, acariciándola suavemente con su nariz. Este gesto inesperado dejó a Rhaenyra petrificada, asombrada por la delicadeza mostrada por el dragón. La pregunta resuena en su mente, desatando un torbellino de emociones en su interior: «¿Habrá sentido al bebé?», se interrogó, maravillada por la posibilidad de que Syrax hubiera percibido de alguna manera la presencia del niño no nacido.
Un atisbo de alegría se asoma en sus ojos, amenazando con convertirse en risa, pero decide contenerse. A pesar de su emoción, sabía que necesitaba la confirmación del maestre Gerardys para tener certeza absoluta sobre lo que acababa de presenciar.
━━Rytsas¹, mi niña dorada. Este es Aemond, mi hermano pequeño. Se amable con él ━━pide Rhaenyra, acariciando el hocico de Syrax.
━━Rytsas, Syrax.
Rhaenyra detecta un sutil matiz incorrecto en el valyrio de Aemond, a pesar de que ha sido instruido por uno de los maestres más competentes que residen en la capital. Decidida a resolver este asunto, se compromete a persuadir al niño para que acepte la tutela de otro maestre. Aegon y Helaena habían mejorado notablemente su dominio del valyrio tras recibir la enseñanza de un maestre de Marcaderiva enviado por Rhaenys.
━━Si quieres, puedes tocarla ━━sugiere Rhaenyra.
Aemond asiente y extiende la mano tentativamente. Cuando su palma toca las escamas de Syrax, el niño sonríe.
━━Se siente caliente. Y un poco espinosa ━━ríe entre dientes.
━━Las escamas de dragón son muy duras y afiladas. Por eso necesitamos trajes especiales para montar un dragón, así no nos lastimamos la piel hasta hacernos sangrar ━━explica Rhaenyra.
Aemond acaricia a Syrax durante unos minutos más, cerrando los ojos con satisfacción. Luego, Rhaenyra lo sube a la silla de montar, atándolo con fuerza a los correajes. A continuación, ella misma se sube sobre Syrax y vuelve a asegurarse de que Aemond está bien sujeto en la silla.
━━¡Sōvēs, ziry iksī!² ━━ordena Rhaenyra.
Syrax despliega sus alas, elevándose con un salto elegante que levanta una nube de polvo y arena al despegar. A medida que ganan altura, Desembarco del Rey se va reduciendo a un diminuto paisaje urbano bajo ellos. Incluso entre el batir de las alas de Syrax, el jadeo de admiración de Aemond llega a los oídos de Rhaenyra. Tarde se da cuenta de que era la primera vez que Aemond surcaba los cielos en un vuelo. Helaena y Aegon habían volado con ella y Laenor en múltiples ocasiones, pero Aemond no había tenido la oportunidad de experimentar tal maravilla hasta ahora, lo que provoca una sensación de compasión en el corazón de la princesa hacia él.
Movida por la empatía, Rhaenyra hace a Syrax trazar un amplio círculo alrededor de Desembarco del Rey para permitir que Aemond disfrute de la vista desde las alturas.
━━¡La gente parece tan pequeña desde aquí! Parecen hormigas ━━exclama Aemond contra el viento.
━━Y las casas parecen juguetes diminutos ━━añade Rhaenyra con una sonrisa cómplice.
Una vez rodeada la capital, la dirección cambia hacia la Bahía del Aguasnegras. Rhaenyra conduce a Syrax cerca del agua para que Aemond pueda ver los peces plateados revoloteando cerca de la superficie que tanto le gustan a Helaena. Los ojos violeta de Aemond se iluminan con entusiasmo, y Rhaenyra siente remordimientos por no haberse acercado a él con anterioridad. La expresión de sincera felicidad en el rostro de su hermano menor le hace sonreír con ternura.
Orientando ahora a Syrax hacia Rocadragón, el oscuro castillo se asoma en la distancia luego de un tiempo, dejando a Aemond pasmado en su montura ante tanta grandiosidad.
«Nunca ha estado en Rocadragón, ¿verdad?... Aunque ha sido el hogar de los Targaryen durante muchas décadas -inquiere Rhaenyra en sus pensamientos-. Eso no está bien».
Después de un suave aterrizaje en el patio interior del castillo, son recibidos una vez más por el castellano John, quien se encarga de darles la bienvenida con amabilidad y cortesía. Mientras desciende de Syrax, Rhaenyra ayuda a Aemond a bajarse de su silla. El niño parece mostrar cierta decepción, ya que el vuelo ha resultado ser más breve de lo que había anticipado. Una vez en tierra firme, Aemond comienza a dar saltitos de impaciencia.
━━¿Cuándo vamos a ir a las cuevas de los dragones a buscar huevos? ━━pregunta, mientras un brillo de entusiasmo se instala en sus ojitos violáceos.
━━Primero tienes que comer, Aemond. Y yo tengo algunos asuntos que atender en el castillo ━━Al ver la tristeza en el rostro del niño, Rhaenyra se apresura a consolarlo━━. No tardaré mucho, Aemond. En cuanto termine mis asuntos, te prometo que iremos a buscar dragoncitos.
━━De acuerdo ━━Aemond asiente cabizbajo.
Rhaenyra lo deja en manos de la servidumbre y John la acompaña a sus aposentos. Una vez allí se da un baño rápido y se pone la misma ropa que usó la última vez. El maestre llega un tiempo después.
━━No creí que nos honraría con su presencia tan pronto, Alteza ━━dice el maestre con una sonrisa mientras entra en los aposentos llevando su alforja de instrumentos.
━━Si confirma usted mi sospecha, nuestro reino pronto recibirá buenas noticias ━━responde Rhaenyra, frotándose el borde del camisón con los dedos.
La comprensión relampaguea en los ojos oscuros del maestre. Este se lava las manos a conciencia y se las seca. Rhaenyra se sienta en la cama.
━━¿Cuáles son los síntomas? ━━pregunta el hombre con tono serio, preparando sus instrumentos.
━━Náuseas ligeras por la mañana y por la noche, además de cambios de humor frecuentes... ━━empieza a enumerar Rhaenyra.
━━¿Llora mucho?
━━En los últimos días, sí, siempre tengo los ojos húmedos.
━━¿Han cambiado sus paladares, mi princesa?
━━Sí, hoy en el desayuno toda la comida me ha parecido asquerosa.
━━¿Alguna percepción nueva en su cuerpo?
━━Mis pechos están muy sensibles, y de vez en cuando siento un tirón en el bajo vientre.
━━Bueno, ya está claro, pero no está de más comprobarlo. Túmbese en la cama, Alteza.
Rhaenyra se tumba obedientemente. Gerardys le presiona el vientre, pidiéndole que se tense y luego se relaje. Luego vuelve a sacar el familiar espejo y le examina el pecho. Una sonrisa aparece en el rostro del hombre.
━━Muy bien, mi princesa. Tengo el honor de ser uno de los primeros en felicitarla. Está usted encinta, Alteza. A juzgar por su estado, lo más probable es que usted y Ser Laenor concibieran este bebé en su noche de bodas.
Rhaenyra siente que las lágrimas llenan sus ojos. En un arrebato de emoción, se levanta de un salto y abraza al maestre, susurrándole palabras de agradecimiento. El hombre le da unas torpes palmaditas en la espalda. Ella suelta a Gerardys de su abrazo y se seca las lágrimas.
━━Maestre Gerardys, le necesito en la Fortaleza Roja ━━dice Rhaenyra resueltamente.
━━Pero, Alteza, no creo que el Gran Maestre lo aprecie ━━objeta Gerardys.
━━La opinión del Maestre Mellos es lo último que tengo en cuenta ━━replica Rhaenyra con rigidez━━. Ha sido incapaz de ayudar a mi madre en sus embarazos y de salvar a mis hermanos. Él ha demostrado una incompetencia flagrante, pero de alguna manera nadie, excepto yo y unas pocas personas sensatas, está dispuesto a darse cuenta ━━Rhaenyra clava una sentida mirada en la del hombre━━. Mi madre y yo sobrevivimos gracias a sus cuidados. Por lo tanto, Laenor y yo sólo podemos confiar a usted la vida de nuestro hijo. Por favor, no rechace está petición que le hace su princesa.
━━Necesitaré tiempo para reunir todas mis herramientas, libros, infusiones y hierbas, Alteza ━━se limita a responder el maestre.
━━¿Le será posible llegar a Desembarco del Rey si mañana por la mañana viene un barco a recogerlo? ━━pregunta Rhaenyra.
━━Sí, princesa.
Rhaenyra aprieta agradecida las manos callosas del maestre. Aún no puede creer que haya podido quedar embarazada tan pronto y sin dificultades. Y al mismo tiempo que la alegría, el miedo se apodera de su corazón. Ahora no sólo era responsable de sí misma, sino también de la vida del indefenso bebé que crecía en su interior. Sus angustiosos pensamientos se ven interrumpidos por un insistente golpe en la puerta.
━━¡Su Alteza, es un asunto urgente! ━━llega la voz exaltada de John.
━━Adelante.
━━Lo siento, mi princesa, todo es culpa mía ━━comienza diciendo John, pero Rhaenyra lo interrumpe.
━━¡¿Qué ha pasado?! ━━pregunta la princesa con un mal presentimiento.
━━El príncipe Aemond se escapó de sus cuidadoras y se ha esfumado sin dejar rastro. Su poni, el que montaba de niña, mi princesa, también ha desaparecido de los establos. He movilizado a un grupo de hombres para peinar meticulosamente los alrededores del castillo en busca de pistas que nos conduzcan a su paradero. Confío plenamente en que pronto lograremos hallarlo ━━balbucea con inquietud el castellano, en medio de un gesto de angustia que le hace entrechocar los dedos con nerviosismo.
━━Su única tarea era vigilar a un pequeño de apenas cuatro años. ¿Cómo ha sido posible que haya burlado la seguridad de este castillo en su primera visita? ¡Y en un lugar repleto de personas, cómo ha podido extraviar al niño! ━━Rhaenyra se vuelve para gritar, y observa a un John cada vez más encogido.
El temor por el bienestar de su hermano la abruma. A los peligros de los dragones salvajes se sumaba el amedrentador panorama de la isla, repleta de reptiles venenosos, serpientes, ocelotes y jabalíes muy agresivos. Una ola de furia irrumpe en su interior.
━━Su Alteza, no debe inquietarse ━━la voz sosegada de Gerardys la hace recobrar la compostura.
Rhaenyra toma conciencia de que no está sola. Suspira hondo y se cubre el estómago con la mano como buscando fuerzas.
━━Guía a los hombres a las cuevas de los dragones. Le prometí al príncipe que lo acompañaría a buscar un huevo de dragón. Yo me cambiaré y volaré sobre Syrax para observar la isla desde arriba ━━ordena Rhaenyra con voz ecuánime.
John se inclina en reverencia y se apresura a cumplir con sus instrucciones.
━━Por favor, princesa, tenga cuidado. Los primeros meses de su embarazo son los más cruciales y también los más riesgosos ━━le advierte el maestre.
━━Lo prometo, maestre ━━Rhaenyra asiente hacia el hombre.
Después de la partida de Gerardys, Rhaenyra se apresura a vestirse con su traje y a trenzarse el cabello de manera floja y sencilla. Ansiosa por volver a encontrarse con su fiel compañera, sale del castillo con un brillo de determinación por encontrar a Aemond en los ojos. Apenas pisa el exterior, parece casi como si estuviera a punto de echarse a correr hacia donde se encuentra el majestuoso dragón. Y es que, en ese momento, Syrax ya está percibiendo la cercanía y las preocupaciones de su querida jinete, como si el lazo que las une trascendiera la mera presencia física.
━━Lykirī, ziry iksī, lykirī³ ━━Rhaenyra sonríe cuando Syrax vuelve a acurrucar su hocico contra su vientre━━. Issa, jorrāeliarza⁴. Dentro de poco seré madre.
Syrax resopla contenta, y Rhaenyra está dispuesta a jurar que la boca del dragón se estira en una sonrisa. Con paso firme y decidido, la princesa se acomoda en la silla de montar del dragón y le da indicaciones para emprender el vuelo. Mientras Syrax comienza a elevarse cada vez más, Rhaenyra observa detenidamente los alrededores de la isla, trayendo a su memoria los recuerdos de las cuevas que la rodean. La mayoría de estas estaban situadas en la costa, sin embargo, también había algunas ubicadas en lo más profundo del bosque que cubría gran parte de la isla.
En un gesto de preocupación, Rhaenyra eleva sus plegarias a todos los dioses conocidos, rogando fervientemente para que su hermano Aemond no se haya adentrado en el bosque. En medio de este momento de ansiedad, su mirada divisa a lo lejos una figura diminuta de cabello blanco arrastrando sus pies cansados sobre la arena, encaminándose hacia una de las cuevas mas próximas a él. Un escalofrío de horror recorre el cuerpo de la princesa al percatarse de que en esa cueva anidaban Ala de Plata y Vermithor, los dragones pertenecientes a la reina Alysanne y al rey Jaehaerys.
La gravedad de la situación se hace presente de manera abrumadora en su mente, mientras el peligro acecha inevitablemente en las profundidades de aquella cueva.
━━¡Aemond! ¡Detente! ━━grita Rhaenyra, dirigiendo a Syrax hacia tierra firme.
El niño, ajeno al llamado de Rhaenyra, se adentra en la oscuridad de la cueva, desapareciendo a la vista. Un profundo sentimiento de pánico envuelve a la princesa, quien se siente abrumada por la incertidumbre de la situación y la falta de opciones claras. En medio de sus turbulentos pensamientos, un rugido familiar y lleno de significado irrumpe en su conciencia. Levantando la cabeza con aprehensión, Rhaenyra vislumbra a Bruma acercándose sobre el cielo, provocando un torrente de alivio que la inunda por completo.
Con un aterrizaje brusco en la arena, Bruma llega hasta la princesa y su dragón. Laenor salta inmediatamente de su lomo y se apresura a grandes zancadas hacia Rhaenyra. Sin pensarlo dos veces, la princesa se lanza a los brazos de su esposo, sintiendo un cálido consuelo al estar rodeada de su presencia reconfortante.
━━Laenor... ¡Allí... Aemond! ¡Es la cueva de Vermithor...! Tenemos que salvarlo ━━murmura Rhaenyra entre jadeos ahogados.
━━Rhaenyra, detente y respira ━━Laenor le rodea la cara con las palmas de las manos, obligándola a mirarle a los ojos━━. Cuéntame lo que ha pasado. Tómate tu tiempo.
━━Decidí llevarme a Aemond conmigo y le prometí hacer una visita a las cuevas de los dragones para que pudiese buscar un huevo para él ━━Rhaenyra se calma, sabiendo que Laenor seguramente encontrará una solución━━. Mientras estaba ocupada con el maestre Gerardys, Aemond se escapó. Supongo que no pudo aguantarse y se fue por su cuenta a buscar un huevo de dragón ━━Rhaenyra suelta un sollozo━━. Laenor, si algo le pasa, no me lo perdonaré nunca.
━━Quédate aquí con Syrax. Iré a buscarlo ━━resuelve Laenor con voz decidida mientras ajusta la empuñadura de su espada.
━━¡No! ¡No te dejaré solo! ━━replica Rhaenyra, en firme desacuerdo, con el ceño fruncido y los ojos centelleando de tenacidad.
Ante la vehemencia de Rhaenyra, Laenor suspira y busca las palabras adecuadas para convencerla. ━━No te expondré a ningún peligro, Rhaenyra. ¡Debes quedarte aquí! ━━insiste él, mirándola con ternura y apoyo. Laenor arrastra literalmente a Rhaenyra sobre Syrax y le sujeta los correajes. La pequeña dragona gruñe por el súbito atrevimiento, pero le deja hacer lo que tiene que hacer━━. Bruma y yo iremos a la cueva a buscar a Aemond. Y tú estarás preparada para volar si pasa algo. ¿Me has entendido? ━━le ordena Laenor, quemándola con la mirada.
Rhaenyra asiente en silencio. Laenor corre directamente hacia la cueva, y Bruma se contonea tras su jinete. Cuando ambos desaparecen entre las sombras de la cueva, Rhaenyra empieza a llorar.
━━¡Todo es culpa mía! No debería haber traído a Aemond conmigo. Es sólo un niño. ¿Cómo miraré a los ojos a mi padre y a Alicent si le pasa algo? ¿Qué haré si Laenor resulta herido? ¡Tonta! ━━se regaña Rhaenyra, aferrándose a las correas de cuero de su montura.
Se hace el silencio en la playa durante un rato. Un rugido de dragón procedente de las profundidades de la cueva hace que Rhaenyra se estremezca. Syrax se agazapa en el suelo y emite un bufido siseante. Rhaenyra alcanza a ver la figura de Laenor corriendo hacia la salida. Las lágrimas le asaltan aún más cuando ve a un Aemond ileso en brazos de su esposo, mientras el susodicho sostiene un huevo entre sus manitas, abrazándolo como si fuera el tesoro más preciado del mundo. Laenor corre hacia ella y le entrega a Aemond. Ella lo sujeta con manos temblorosas. Bruma salta entonces fuera de la cueva. Y detrás de él, arañando la arena húmeda, Ala de Plata emerge a la luz.
Rhaenyra se congela al ver al dragón.
━━¡¿Aemond, robaste el huevo de la nidada de Ala de Plata?! ━━le reprende a su hermano en voz baja sin poder creerlo.
━━¡Lo reclamé, me pertenece! ━━corrige Aemond levantando la barbilla y aferrando el huevo con más fuerza.
━━¡Podrías haber muerto, niño tonto! ━━espeta Rhaenyra.
El estruendo del rugido de Ala de Plata retumba en los oídos de Rhaenyra, haciéndole sentir una vibración intensa en todo su cuerpo. Una mirada imponente se detuvo en la princesa y luego pasó a los demás. Su boca se encontraba entreabierta mostrando sus amenazantes dientes que parecían filosos como cuchillas. Ninguno de los tres parecía capaz de respirar mientras la magnífica y temible criatura los estudiaba. Laenor alargó su brazo y puso su mano alrededor de la muñeca de Rhaenyra con un gesto protector, pero no se animó a hacer más, sopesando las consecuencias de una reacción impulsiva. Ala de Plata se fija entonces en la presencia de los dragones más jóvenes, observándolos con atención y olisqueando detenidamente. Por su parte, Syrax y Bruma, uno al lado del otro, sueltan gruñidos apenas audibles en respuesta a la amenaza de la vieja dragona. Laenor finalmente toma una decisión y sube rápidamente sobre Bruma, quien con movimientos pausados se dirige hacia Rhaenyra y Syrax.
━━Si por el ruido los demás dragones se acercan ahora, tendremos problemas ━━avisa Laenor en voz baja, mirando a Rhaenyra.
━━Parece que está evaluando sus fuerzas ━━observa Rhaenyra.
El dragón olisquea otra vez y deja escapar humo por los orificios de su hocico. Ala de Plata, con un tamaño que supera casi el doble de Syrax y Bruma, era una bestia a tener en cuenta, pero notablemente marcada por la experiencia y el paso de los años. En sus tiempos de esplendor, destacó por su majestuosidad durante el reinado del rey Jaehaerys y la reina Alysanne, cuando su destreza y poder eran conocidos en todos los Siete Reinos. Después de las pérdidas de sus jinetes, cada uno de los dragones de los reyes predecesores de su padre, Viserys, encontró refugio en las profundidades de las cuevas de Rocadragón.
Rhaenyra, consciente de la historia de Ala de Plata, reza en silencio para que la imponente dragona decidiera retirarse sin atreverse a librar una pelea entre dos dragones a la vez. Como si la hubiese escuchado, un rugido resonante y formidable escapó de la garganta de la vieja criatura, dando a entender que, aunque poderosa, también sabía respetar aquellos que compartían la sangre del dragón. Ala de Plata dio media vuelta y con pasos que hacían temblar el suelo, regresó al interior de la cueva, dejando a Rhaenyra y a sus dragones embargados en un instante de alivio y asombro.
━━Gracias a los dioses ━━exhala Laenor━━. Tenemos que volver al castillo antes de encontrarnos con más dragones.
Rhaenyra le hace un ademán con la cabeza y ambos dragones se elevan hacia el cielo. Unos minutos después, ya están en el patio del castillo, donde les espera un grupo numeroso de personas. Por todos lados vuelan murmullos de agradecimiento a los dioses. Rhaenyra entrega a Aemond a las doncellas.
━━Si el príncipe vuelve a escapárseles de las manos, haré que decapiten a todos los hombres de este castillo. ¿Queda claro? ━━dice enfurecida, mirando al castellano.
━━Más que claro, mi princesa. No hay perdón para nosotros. Aceptaremos cualquier castigo ━━responde John humildemente agachando la cabeza.
━━No habrá castigo. Considero que ya han soportado suficiente angustia sufriendo tanto por la seguridad del príncipe Aemond como por sus propias vidas. Esa experiencia ha sido en sí misma un castigo severo y más que suficiente ━━expresa con empatía, reflejando su profundo sentido de justicia y misericordia en esta situación.
━━¡Gracias, Alteza!
━━¡Su generosidad no tiene límites!
━━¡No volverá a ocurrir!
Un coro de agradecimientos la rodea por todos lados. Laenor la toma del brazo y la conduce lejos de la multitud. Juntos regresan a los aposentos de Rhaenyra, donde Laenor da órdenes para que se prepare una bañera. Con cuidado y devoción, él mismo se esfuerza por bañar a su amada, tal y como había hecho esa misma mañana. Rhaenyra, exhausta por el largo día, se recuesta bajo una fina manta, aguardando pacientemente a que Laenor concluya su propio baño. Al fin, su esposo emerge de las cámaras contiguas, y Rhaenyra, con un gesto suave, se aparta para darle espacio en la cama, agradeciendo así el amor y el cuidado que él le brinda.
━━¿Cómo acabaste en Rocadragón? ━━pregunta Rhaenyra, acurrucándose contra el cálido costado de Laenor.
━━Volaba de Marcaderiva a Desembarco del Rey cuando Bruma oyó de algún modo el rugido de Syrax y siguió su instinto. Un extraño presentimiento me atormentaba desde esta mañana, perturbando mi mente y dificultándome enfocar mis pensamientos en cualquier otra cosa. Fue ese inquietante presentimiento el que me impulsó a regresar precipitadamente a la Fortaleza Roja. Cuando te vi a lomos de Syrax fuera de la cueva de Vermithor, por poco me da un desmayo.
Laenor rodea a Rhaenyra con los brazos y le deja un beso en la frente. La joven finalmente se relaja en los brazos de su esposo, dándose cuenta de que el peligro ha pasado.
━━¿Qué hacías con el maestre Gerardys? ━━Laenor frunce las cejas, recordando las palabras de Rhaenyra en la playa━━. ¿Estás enferma?
Rhaenyra se sienta en la cama y mira a Laenor. Este se incorpora inmediatamente imitándola, y el miedo relampaguea en sus ojos violetas durante un segundo.
━━Necesitaba un maestre para confirmar la sospecha de tu madre ━━susurra Rhaenyra. Agarra la palma de la mano de Laenor y la presiona contra su vientre━━. Vamos a tener un hijo, mi amor.
Rhaenyra no pudo resistir soltar una risita al contemplar la expresión de pura estupefacción en el rostro de su esposo. Con delicadeza, él posa su otra mano sobre su vientre, acariciándolo con ternura a través de la suave tela de su ropa. Luego, con reverencia y adoración, envuelve la cara de Rhaenyra entre las palmas de sus manos y deposita en sus labios un beso lleno de dulzura y amor. Rodeada por los brazos fuertes de Laenor, ella corresponde al beso con la misma intensidad y entrega.
Este beso era diferente a todos los anteriores, era especial y único. Era como si se estuvieran descubriendo y amando por primera vez. Laenor, sintiendo la emoción que fluía entre ellos, interrumpió el beso y apretó su frente contra la de Rhaenyra, compartiendo un momento de complicidad y amor puro que sellaba su unión de una forma más profunda de lo que las palabras podrían expresar.
━━Eres la mujer más maravillosa del mundo, lo sabes, ¿verdad? ━━susurra contra sus labios.
━━Incluso si lo olvido, nunca te cansas de recordármelo ━━responde ella.
Laenor se ríe y vuelve a tocarle el estómago. Laenor baja la cabeza y le da un suave beso. Las lágrimas vuelven a acumularse en los ojos de Rhaenyra por el mar de ternura que salpica los ojos radiantes de su pareja.
━━Tú y tu mamá me han hecho hoy la persona más feliz del mundo, bebé. Ya estoy contando los días que faltan para conocerte, mi dragoncito ━━susurra en su vientre.
━━¿Me pregunto si será niña o niño? ━━dice Rhaenyra luego de un tiempo, acariciando el pelo de Laenor.
━━Para mí, no hay diferencia. Va a ser nuestro príncipe o nuestra princesa. Y amaré a este bebé más que a la vida.
━━¿Estas feliz?
━━Por supuesto, seremos tú y yo en una sola personita ━━Laenor se endereza y desliza la mano por la mejilla de Rhaenyra. Y era cierto, comprendió él. Había disfrutado en su vida, y había gozado de muchos momentos felices, pero hacía tiempo que no experimentaba esa felicidad tan completa, tan plena. Casi había olvidado la sensación━━. Después de todo, su madre será mi amada esposa. ¿Cómo no a amarle?
Rhaenyra se acurruca contra el pecho de Laenor, sintiéndose abrigada en sus cálidos brazos. Sus temores finalmente retroceden y la princesa se queda dormida en los brazos de su amado.
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1. Rytsas: Hola.
2. Sōvēs, ziry iksī: Vuela, mi niña.
3. Lykirī, ziry iksī, lykirī: Calma, mi niña, calma.
4. Issa, jorrāeliarza: Si, querida.
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