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❪ ⛓️‍💥 ❫ 045: Rhaenyra.

FUEGO Y SANGRE
ACTO I: LA PRINCESA DRAGÓN

🏰🔥👑🗡️🌊

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CAPÍTULO XLV:
Sombras en Dorne













━━¡MAMÁ, TÍA, VOLÉ EN UN DRAGÓN! Igual que Ronnel Arryn, ¡el Rey que voló!

La pequeña Jennelyn saltó con agilidad del lomo de Syrax sin dejar que Rhaenyra la ayudara siquiera, y corrió hacia las mujeres que les esperaban. Eran la Princesa Lyanna y la esposa de su hermano mayor Dagos, Lady Josanna Fowler. Si Rhaenyra no hubiera sabido de su parentesco, no habría imaginado que Jennelyn, de piel blanca y ojos azules, pudiera ser sobrina de Lyanna, morena y de ojos dorados.

━━Los Dayne y los Fowler se han mezclado con los Rhoynar menos que ninguna otra casa de Dorne desde la llegada de la reina Nymeria ━━explicó Lyanna la aparente desemejanza con su propia sobrina━━. Los Dayne, los Yronwood, los Fowler y los Wyl pertenecen a los dornienses de la piedra, princesa. Y mi difunta madre, Lady Aenis Uller, era una dorniense de la arena. Por eso Dagos y yo salimos morenos y de ojos oscuros, y sólo Samwell heredó el cabello rubio y los ojos azules de nuestro padre.

Rhaenyra recordó su sorpresa cuando le presentaron a los hermanos de Lyanna. Dagos se parecía a su hermana, con su piel morena clara, su espesa cabellera negra y sus ojos áureos. Y su hermano menor, Samwell Dayne, nuevo Espada del Alba, lucía como si fuera del Valle o del Norte, pero de ninguna manera de Dorne. Alto, dos palmos más que su hermano mayor, con el cabello de color trigo recogido en una coleta, penetrantes ojos azules y la piel mucho más clara que la de sus hermanos. Esté era el actual Espada del Alba.

Los hijos de Dagos Dayne, Señor de Campoestrella, sólo habían heredado de su padre el cabello oscuro y rizado. Tanto Jennelyn, de cinco años, como Jasper, de dos, se parecían a Lady Josanna con sus ojos aciano, labios color cereza y rasgos faciales cincelados que prometían que ambos se convertirían en jóvenes muy bien parecidos en el futuro.

━━¡Por fin has vuelto a tierra, Jennelyn! ━━exclama aliviada Josanna, estrechando a su hija contra sí.

Rhaenyra ríe al ver cómo Lady Fowler arruga la nariz por el fuerte olor a dragón que penetra su nariz.

━━Sí, acostumbrarse al olor de dragón no es tarea fácil, Lady Josanna ━━sonríe Rhaenyra, acercándose a las damas━━. Mi madre siempre me reprendía si me presentaba en sus aposentos sin haberme dado un baño tras volar con Syrax.

━━Creo que es mucho más difícil acostumbrarse a la idea de que tu hija se eleve en las nubes a lomos de una criatura tan feroz. Las mujeres Targaryen tienen corazones de hierro, de verdad ━━ responde Josanna con nerviosismo.

━━¡No es nada aterrador, madre! ━━exclama la vivaz Jennelyn, mientras sus rizos saltan de manera divertida━━. Sobrevolamos la Torre de la Lanza y la Torre del Sol. El cristal brillaba tanto que Syrax tuvo que alejarse de inmediato. Luego, la princesa nos elevó aún más, y Lanza del Sol parecía tan pequeño como el castillo de juguete que me regaló el tío Samwell. ¡Y ustedes desde arriba parecían pequeñas hormiguitas!

━━Ve y date un baño, pequeña amante de dragones ━━se ríe Lyanna, empujándola suavemente hacia una de las doncellas━━. Esta noche habrá un festín en honor a tu primita Aliandra, y no puedes presentarte allí de forma inapropiada.

━━Está bien ━━responde Jennelyn de mala gana. Se lanza hacia Rhaenyra y la abraza con cuidado, procurando no presionar contra su vientre━━. ¡Gracias por volar conmigo, princesa!

━━Ha sido un placer para mí ━━le sonríe Rhaenyra, acariciando su cabello━━ y a Syrax también le has caído muy bien.

━━Y a mí ella ━━La niña envía un beso al aire en dirección a la dragona━━. ¡Hasta luego, bonita!

La doncella se lleva a Jennelyn, dejando a las tres damas en compañía de Ser Erryk y dos guardias de Lanza del Sol.

━━Espero que no le haya causado inconvenientes, Su Alteza ━━dice Josanna, mientras avanzan lentamente hacia la orilla, pisando la arena caliente.

━━Jennelyn es una niña maravillosa. Montó como si hubiera nacido para volar en un dragón. No miento al afirmar que volar con ella fue un placer ━━responde sinceramente Rhaenyra.

━━Cuando Jasper crezca, sin duda se burlará de él, diciendo que ha volado en un dragón y él no ━━murmura Lyanna, apartando la gruesa trenza de su pecho hacia atrás.

━━Espero que algún día tanto Jasper como la princesa Aliandra tengan la oportunidad de volar a lomos de un dragón ━━Rhaenyra observa la reacción de Lyanna y Josanna.

━━Oh, estoy segura de que no es la última vez que visitarán Lanza del Sol, princesa ━━sonríe Lyanna con un toque de misterio, tomando del brazo a Rhaenyra.

━━Y también deberán visitar el Castillo de Campoestrella, Su Alteza ━━añade Josanna, por su parte━━. Es el castillo más antiguo y hermoso de Poniente.

━━Los Stark de Invernalia discreparán con usted, milady ━━bromea Rhaenyra━━. Dicen que su historia se remonta a más de ocho mil años.

━━Campoestrella fue erguido hace más de diez mil años. El primer gobernante de los Dayne lo construyó sobre el lugar donde cayó una "estrella" del cielo, y el legendario mandoble, Albor, fue forjado con los fragmentos de dicha estrella ━━proclama Lyanna con orgullo, defendiendo el legado de su casa natal━━. ¿Qué es Invernalia comparado con Campoestrella? ¡Además, Hielo de los Stark no es rival para Albor!

━━Lo principal es no mencionar esto a los norteños. Son demasiado orgullosos ━━se ríe Rhaenyra, imaginando la reacción del severo Lord Rickon Stark ante las palabras de la dorniense.

━━En orgullo, no les cedemos ni un ápice ━━responde Josanna, con sus ojos azules brillando obstinadamente.

Las damas ríen mientras continúan su paseo por la playa. Al embarcarse en este viaje, Rhaenyra jamás imaginó que encontraría tan amables compañeras, con quienes podría reír abiertamente y discutir trivialidades, sin preocuparse por su imagen como la piadosa heredera del Trono de Hierro. Laena se había hallado en encantadoras conversaciones con Lady Jane Toland, con quien debatían con fervor la historia de Essos. Laenor y Daemon pasaban sus días explorando los alrededores de Lanza del Sol, además de intentar superar a Samwell Dayne, quien empuñaba Albor con tal destreza que parecía el propio Guerrero de los Siete, invicto en combate.

Daemon podía rivalizar con él, pero el Espada del Alba lo superaba gracias a su formidable tamaño y fuerza. Laenor, por su parte, perdía cada duelo con él, pero no mostraba signo alguno de desánimo.

━━No hay vergüenza en ser derrotado por el Espada del Alba. Lo verdaderamente aterrador sería encontrarme con él en bandos opuestos alguna vez ━━comentaba Laenor, cuando Rhaenyra inquiría si las derrotas ante el joven Dayne lo afectaban.

Rhaenyra aceptaba la respuesta de su esposo, complacida al ver que Laenor vencía sin esfuerzo a Cassel Vaith, Trevor Jordayne y Benedict Blackmont, quienes habían llegado a Lanza del Sol para las festividades junto a sus familias.

Los dornienses no organizaban torneos como otros nobles ponientis, pero la magnitud de la celebración en honor a la pequeña princesa no era en absoluto inferior a la de la propia boda de Rhaenyra. La Ciudad de la Sombra deslumbraba con su despliegue de brillantes estandartes con el emblema de los Martell, colgados casi de cada ventana. Los señores y caballeros de Dorne competían en lanzamientos de jabalina y troncos, tiro con arco y combates con espadas.

Sin embargo, Rhaenyra consideraba que el evento más espectacular había sido la carrera de caballos, celebrada dos días atrás. Una vasta sección de la playa, a los pies de Lanza del Sol, fue cercada con una valla de madera. Dentro de este rectángulo se delineó un óvalo alargado por el que debían galopar los jinetes. A lo largo del perímetro de la valla, se levantaron gradas en la arena que podían albergar a más de dos mil personas.

El palco real se situaba en el lado occidental, ofreciendo a sus ocupantes una magnífica vista del Mar de Dorne. Rhaenyra y Laenor gozaron de un puesto de honor a la derecha del príncipe Martell, mientras que Laena y Daemon se sentaron junto a los Dayne, quienes estaban a la izquierda de la princesa Lyanna.

Rhaenyra nunca había visto tal cantidad de espléndidos corceles. Altivos, esbeltos, con espesas crines enroscadas y adornadas con monedas de oro, los caballos pateaban la arena con impaciencia, aguardando el inicio de la carrera. El príncipe Andros montaba su castaño llamado Ocaso, levantándolo de vez en cuando sobre sus patas traseras para el deleite de los espectadores.

Rhaenyra estaba al tanto de su apuesta respecto a la competición. ━━Si yo gano, coronaré a Aliandra como soberana de la arena y el viento, tal como se coronó a los Martell en la Edad de los Héroes; y tú me obsequiarás a Radiante ━━propuso Andros a su hermano un día antes de la carrera.

━━Cualquier vencedor coronará a mi hija, y Radiante solo le verás en tus sueños ━━sonreía Qoren a su hermano.

Sin embargo, Andros no mencionaba la terquedad de los hermanos menores sin motivo alguno. Cuando Ocaso superó por medio cuerpo al negro como la noche del heredero Ryon Yronwood, hijo del anciano lord Fendrel, Rhaenyra vio en el rostro de Qoren una sonrisa de orgullo. El príncipe lucía como si supiera que Andros ganaría y que tendría que entregarle a Radiante, y que todo este debate no era más que una forma de molestar a su hermano menor.

━━No parece que esté angustiado por tener que desprenderse de su espada, mi príncipe ━━observó Rhaenyra, contemplando cómo Andros colocaba cuidadosamente en la cabecita de la princesa Aliandra una diminuta corona forjada en oro rojo y adornada con topacios naranjas y diamantes amarillos.

Rhaenyra no pudo evitar un suspiro de ternura al ver cómo la pequeña arrancaba la corona de su cabeza y comenzaba a girarla en sus diminutas manos, admirando los destellos que las piedras proyectaban sobre la túnica púrpura de Lyanna.

━━Ya estoy tan harto de escuchar sus quejas sobre esa espada, que de todos modos pensaba dársela. Pero quería que se la ganara, no que simplemente la pidiera. A mi hija le daré una corona, a él, la espada. Todo es justo ━━respondió Qoren, levantándose de su asiento. Se acercó al borde del palco y extendió la espada, envainada en un lujoso y nuevo forro, hacia Andros━━. Te felicito, hermano. Este es mi regalo para ti en honor a tu victoria ━━dijo Qoren, colocando la espada en la mano de su hermano, cuyo rostro brillaba con una amplia sonrisa de dientes blancos━━. ¡Gloria al príncipe Andros!

━━¡Gloria al príncipe Andros! ━━coreó la multitud emocionada.

Rhaenyra aplaudía junto con todos los demás, contagiada por la inigualable atmósfera de celebración. A su lado, Laenor murmuraba con frustración sobre cuánto deseaba hacerse con el corcel de Ryon Yronwood.

━━Pídeselo a Qoren. Lord Yronwood no podría negarse a su soberano ━━sugirió Rhaenyra.

Sin embargo, Laenor rechazó la idea, prefiriendo no molestar al príncipe con una petición tan peculiar. La celebración se trasladó lentamente de la costa a Lanza del Sol, donde bardos y narradores los deleitaron con canciones e historias sobre los antiguos reyes de Dorne.

Durante la interpretación de El halcón y la princesa de las Colinas Verdes, Rhaenyra no pudo contener las lágrimas. La canción narraba tiempos anteriores a la llegada de la reina Nymeria, y hablaba de la enemistad entre los Reyes de Piedra y Cielo y los Reyes de la Marca Roja. En medio de esa rivalidad, la hija del severo rey Yronwood se enamoró del hijo del rey Fowler, pero su amor estaba condenado desde el principio.

Huyeron de sus padres enfrentados, ocultándose en las montañas y bosques de Dorne, disfrutando cada instante juntos. Sin embargo, los perseguidores los alcanzaron y los separaron. En su desesperación, la princesa de cabello dorado, Sybella, se arrojó desde la torre más alta de su castillo, mientras que el príncipe de ojos azules, Albin, hundió un puñal en su corazón.

━━Deberíamos pedir a los bardos que no canten canciones tan tristes ━━murmuró Laenor, secando las lágrimas que corrían por las mejillas de Rhaenyra.

Esa noche, después de la celebración, Rhaenyra se acurrucó contra su esposo, abrazándolo con fuerza, como si temiera que pudieran separarlos igual que a Sybella y Albin. Por su parte, Laenor la colmó de besos, como si prometiera que nadie, jamás, podría apartarlos el uno del otro.

━━Creo que ya es hora de regresar al castillo. Pronto comenzará el banquete.

La voz de Lyanna saca a Rhaenyra de sus recuerdos. Asiente con un gesto, y las tres damas se encaminan hacia el carruaje que las aguarda. Tras un viaje de media hora, llegan al castillo, donde se encuentran con Daemon y Laenor, ataviados con sus vestimentas de entrenamiento, cubiertos de polvo y arena.

━━¿Han intentado nuevamente vencer a Samwell? ━━pregunta ella.

━━Y de nuevo con escaso éxito ━━confirma Laenor, sonriendo de lado en dirección a Lyanna━━. Su hermano combate como si fuera el propio Guerrero encarnado, mi princesa.

━━Verdaderamente, los dioses han bendecido a mi hermano con muchos talentos ━━asiente Lyanna, aceptando el cumplido de Laenor━━. He mandado a preparar un baño para ustedes.

━━Agradezco tu amabilidad, Lyanna ━━dice Rhaenyra, estrechando la mano de la morena por última vez, antes de dirigirse junto a Laenor hacia las termas.

Las termas de Lanza del Sol eran distintas a las del Castillo del Amanecer. Se disponían en un vasto recinto donde los nobles y las damas, sin vergüenza por su desnudez, se sumergían juntos, deleitándose con vino y dulces frutas que los sirvientes les ofrecían en bandejas de oro. Los estanques de agua caliente y fría se alternaban, permitiendo refrescarse con el contraste de las aguas tibias y heladas. Sin embargo, Rhaenyra prefería los baños de agua caliente, rebosantes de salinas minerales. Estas eran calentadas mediante piedras calientes colocadas en el centro, que desprendían calor de forma gradual, manteniendo el agua caliente por largo tiempo. Rhaenyra pronto se enamoró de estos baños minerales, que relajaban sus tensos músculos. Además, los masajes que ella y Laenor se brindaban mutuamente durante su tiempo en el agua solo mejoraban la experiencia.

Conociendo la inusual timidez de Rhaenyra, propia de los valyrios, Lyanna siempre se aseguraba de que no hubiera nadie más presente cuando la princesa llegaba a las termas. Así, en esta ocasión, Rhaenyra y Laenor disfrutaban de la cálida y suave agua en privado, deleitándose con los jugosos naranjos dornienses y las uvas. Rhaenyra evitaba el vino, no deseando perjudicar al bebé que llevaba en su vientre, mientras que Laenor saboreaba cada gota del dulce vino, cerrando los ojos de placer.

━━Los dornienses son verdaderos maestros en el arte del vino. Ni siquiera el Dorado del Rejo es tan dulce y rico como el vino de Dorne ━━comenta Laenor, saboreando lentamente la bebida en una copa de oro.

━━Tendremos que llevarnos algunas barricas de vino dorniense. Me gustaría probarlo cuando me haya librado de mi carga ━━respondió Rhaenyra, recostando la cabeza sobre el hombro de su esposo.

Tras terminar su baño, Rhaenyra y Laenor se dirigieron a sus aposentos para prepararse para el banquete de la noche. Allí los aguardaban las doncellas y sirvientas, listas para ayudarlos a arreglarse. Ambos se dejaron atender por las diestras manos de las jóvenes. Peinaron sus cabellos con aceites aromáticos; a Rhaenyra le ondularon los mechones con pinzas calientes, que luego recogieron en una elegante coleta baja adornada con hilos dorados. En su frente colocaron una ancha diadema de oro engastada con un gran zafiro, y aseguraron la coleta con una pinza en forma de dragón escupiendo llamas. Aunque Rhaenyra no solía usar maquillaje, las doncellas le pintaron los labios con un tinte dorado cuyo sabor le recordó a las naranjas, mientras delineaban sus ojos con kohl, haciéndolos parecer más grandes y expresivos.

━━¿También van a maquillar a mi esposo? ━━Rhaenyra se ríe con picardía al ver que habían terminado con su rostro.

━━Si el noble ser Laenor lo desea, también lo haremos ━━responde entre risas una de las doncellas.

Rhaenyra se une a las carcajadas al notar el horror reflejado en los ojos de su esposo.

━━No lo hagan, muchachas. Si lo hacen aún más apuesto de lo que ya es, tendré que pasar la noche apartándolo de las damas enamoradas que se le acerquen ━━bromea Rhaenyra con una sonrisa traviesa.

━━No más de lo que yo tendré que protegerte de los caballeros cautivados por tu belleza ━━replica Laenor en un tono bajo y profundo, sin apartar la mirada de ella.

Rhaenyra siente un calor profundo en su vientre bajo ante aquella mirada cargada de deseo, lamentando no tener tiempo en ese momento para entregarse al placer de la carne.

Las doncellas la distraen de contemplar a su esposo mientras la ayudan a vestirse. Una de ellas ajusta cuidadosamente el cordaje de los costados del vestido, mientras otra alisa la caída de la falda. Rhaenyra observa su reflejo en el espejo y se siente casi desnuda. Sus brazos y su espalda están completamente descubiertos, mostrando al mundo su piel clara salpicada de pecas doradas.

El corsé del vestido, hecho de dos bandas de tela que se cruzan, terminaba justo bajo su pecho, dejando libre su vientre. La falda, de múltiples capas de brillante seda en un tono de azul turquesa, se ajustaba al cuerpo de forma sutil, dejando entrever sus piernas a través de una alta abertura. Las doncellas adornan sus muñecas y antebrazos con brazaletes de oro engastados con topacios azules y turquesas, y ajustan en su cintura un cinturón hecho de decenas de monedas doradas, que tintineaban con cada movimiento.

Mientras tanto, las doncellas visten a Laenor con un jubón largo confeccionado en la misma tela que el vestido de Rhaenyra, decorado con bordados dorados y zafiros. Los faldones del jubón ondean con cada paso, dejando al descubierto sus musculosas piernas, una de las debilidades de Rhaenyra.

━━Pueden retirarse, muchachas. Gracias por su ayuda ━━indica Laenor con firmeza, sin apartar sus encendidos ojos de Rhaenyra.

Las doncellas hacen una reverencia y abandonan obedientemente los aposentos, dejándolos a solas. Laenor se acerca a ella lentamente, recorriendo con su mano la piel desnuda de su espalda. Sus ojos se oscurecen por el deseo al sentir el leve temblor de Rhaenyra bajo su caricia.

━━¿Cómo se supone que debo soportar toda una velada viendo a alguien como tú? ━━susurra contra su oído, mientras sigue acariciándola.

━━¿Como? ━━pregunta Rhaenyra con fingida sorpresa.

━━Como alguien tan hermosa, tan seductora, tan irresistible ━━murmura Laenor, inclinando la cabeza hacia ella.

Rhaenyra gime suavemente, sintiendo los labios de su esposo en su cuello. Sus pezones se endurecen al instante, y entre sus piernas una humedad creciente moja sus muslos internos por la lengua ardiente de Laenor, que deja huellas húmedas en su suave piel. La mano de Laenor se adentra en la abertura de su falda y pronto alcanza su intimidad.

━━¡Por los Siete, qué mojada estas! ━━susurra él, acariciando sus delicados pliegues con los dedos.

━━Todo es culpa tuya ━━se queja Rhaenyra con un tono caprichoso, moviendo sus caderas en dirección a la mano de él.

━━¿Por qué no nos quedamos aquí y no vamos a ninguna parte? ━━murmura Laenor, continuando con sus caricias en su clítoris━━. Ni siquiera te quitaré ese vestido. Te tomaré justo así, con él puesto.

━━No podemos quedarnos ━━ responde Rhaenyra, estirándose hacia las lazadas de los pantalones de su esposo━━. Ofenderíamos a los Martell.

Laenor suelta un casi gruñido, empujando a Rhaenyra hacia el tocador. La sienta sobre él, separando sus piernas. Rhaenyra, finalmente, logra desatar las lazadas y baja sus pantalones. El miembro de Laenor ya está listo para la acción, brillando con una gota de líquido preseminal en la punta. Laenor levanta la falda de Rhaenyra y coloca su miembro en la entrada. Rhaenyra lo envuelve con sus piernas y lo empuja. Su esposo entra en ella con un solo movimiento, estirando sus húmedas y tersas paredes. Rhaenyra jadea de placer, sintiendo a Laenor adentrarse en ella.

━━¡Maldición, hacemos el amor cada noche, pero estás tan apretada como en nuestra primera vez! ━━susurra Laenor, comenzando a moverse en su interior.

━━Simplemente, alguien tiene un amiguito demasiado grande ━━responde Rhaenyra, apretándolo desde dentro.

Laenor, en lugar de responder, deja escapar un gemido bajo y acelera sus movimientos. Rhaenyra acompasa sus caderas con fervor, buscando su propio éxtasis. Apenas unos minutos después, ambos sucumben al placer, luchando por contener sus gemidos para no alertar a los guardias apostados tras la puerta. Rhaenyra tiembla en los brazos de Laenor, respirando con dificultad mientras su cuerpo se relaja tras el orgasmo.

Laenor se aparta de ella rápidamente y toma una toalla que una de las doncellas había dejado, limpiando con cuidado cualquier rastro de su semilla para no manchar el vestido de Rhaenyra. Ella, aún con las piernas temblorosas, se vuelve hacia el espejo, asegurándose de que ni su peinado ni su atuendo hayan sufrido estragos por su apasionado revolcón. Mientras tanto, Laenor, con su habitual calma, ajusta las lazadas de su pantalón y alisa su jubón.

━━Continuaremos esto después del banquete, elilla ━━susurra, rozando su oreja con los labios.

━━Vamos ya, estamos a punto de llegar tarde ━━responde Rhaenyra, aceptando la mano que él le ofrece.

Al salir de sus aposentos, se encuentran con el príncipe Andros. Por su amplia sonrisa y su mirada pícara, Rhaenyra entiende que el dorniense seguramente escuchó parte de su reciente intimidad. Un rubor invade sus mejillas, pero logra mantener una expresión serena y altiva.

━━Ni una palabra, Andros, o convenceré a tu hermano para que te retire la espada que has ganado ━━le advierte Laenor con firmeza, interrumpiendo al príncipe justo cuando este iba a lanzar una broma.

━━Sabes cómo dar en el clavo, Laenor ━━replica Andros con una sonrisa burlona━━. En fin, vayamos al Salón Ámbar. Me enviaron a escoltarlos.

Juntos se dirigen al gran salón, donde ya se han congregado la mayoría de los invitados, aunque aún faltan los Martell. Rhaenyra y Laenor localizan a Laena y Daemon, quienes esperan en un rincón.

Laena luce un vestido similar al de Rhaenyra, pero en un rojo vivo decorado con diamantes negros, mientras que Daemon lleva un jubón rojo y negro semejante al de Laenor, aunque algo más largo, lo que realza su esbelta figura.

Andros se sienta en su lugar, invitando a Rhaenyra y Laenor a ocupar los asientos a su derecha, mientras que sugiere que Laena y Daemon tomen los de su izquierda.

━━¿No deberías tomar asiento junto a tu hermano? ━━pregunta Rhaenyra con curiosidad.

━━En días normales, sí. Pero hoy es especial. Qoren volverá a presentarte ante los señores y damas de Dorne y te cederá la palabra ante los invitados. Por eso debes sentarte junto a él ━━responde Andros con una sonrisa confiada.

Rhaenyra y Laenor se sientan obedientemente en sus puestos asignados y se levantan casi de inmediato al entrar los Martell. Qoren y Lyanna visten túnicas de sedas naranjas que brillan con hilos dorados, en las que están bordados el sol y la lanza de los Martell. El jubón de Qoren está adornado con un derroche de diamantes, mientras que el vestido de Lyanna reluce con decenas de rubíes rojos y cornalinas naranjas. Los densos cabellos de la princesa dorniense caen sueltos, abrazando sus hombros desnudos como un valioso manto. Las cadenas doradas en sus trenzas negras tintinean con cada paso, al igual que los brazaletes de oro que adornan sus tobillos y muñecas. La princesa Aliandra también luce un vestido dorado-anaranjado, y su cabeza está ceñida con la misma corona que le colocó el príncipe Andros.

Los Martell se acercan a la mesa principal y toman sus asientos entre Rhaenyra y los Dayne.

━━Queridos amigos, les agradezco una vez más por aceptar la invitación que mi princesa y yo hemos extendido para la celebración en honor al día del nombre de mi hija y heredera. Por ello, el primer brindis lo dedico a ella. ¡Por la princesa Aliandra! ━━ exclama Qoren, levantando su copa.

━━¡Por la princesa Aliandra! ━━ resuena el coro de voces a su alrededor.

Aprovechando el momento en que los invitados se distraen con el vino, Qoren se dirige hacia Rhaenyra. ━━ Hoy también honramos no solo a mi hija, sino a la Princesa Rhaenyra, heredera del Trono de Hierro, quien ha llegado a nosotros desde el lejano Desembarco del Rey ━━Le rinde homenaje alzando su copa y sonriendo━━. ¡Por la princesa Rhaenyra Targaryen!

━━¡Por la princesa Rhaenyra! -
━━Volvieron a exclamar los dornienses al unísono, llenando el salón con sus voces.

Rhaenyra, aún nerviosa, aferró su copa con ambas manos y miró a la multitud que la observaba con expectación. Un súbito nudo en la garganta amenazó con ahogar sus palabras, pero logró tragárselo, respirando profundamente antes de hablar.

━━Cuando era niña, mi septa solía advertirme que, entre todos los pueblos de Poniente, los dornienses eran los más peligrosos ━━comenzó, dejando que su voz fluyera firme aunque suave━━. «Son como las serpientes y los escorpiones del desierto donde habitan, ardiendo bajo el implacable sol. Altivos, fieros y despiadados, mi princesa», me decían mientras narraban historias de las tierras más allá de las Montañas Rojas. Tal vez tenían algo de razón. Su orgullo no tiene igual, comparable solo al de los obstinados norteños. Su pasión en cualquier empeño, sea en la guerra o en el amor, no conoce límites. Y, en cuanto a la ferocidad, debo admitir que algo de verdad hay en ello.

Hizo una pausa, recorriendo los rostros que la miraban. Luego continuó, con una leve sonrisa que suavizó sus determinadas palabras.

━━Pero, durante el tiempo que he pasado entre ustedes, he conocido a los dornienses de los que tanto me hablaban de una forma muy distinta. El honor, para ustedes, no es un mero concepto vacío. Mi madre, de la Casa Arryn, cuyo lema es "Tan alto como el honor", estaría de acuerdo conmigo en que esas palabras les sentaría perfectamente. Su pasión por la vida podría iluminar todo Poniente. ━━Sonrió con calidez━━. Estoy convencida de que sería suficiente para derretir hasta el hielo de los norteños más impenetrables.

El comentario arrancó risas y sonrisas entre los asistentes, lo que dio a Rhaenyra la confianza que necesitaba para proseguir.

━━La hospitalidad del príncipe Qoren y de la princesa Lyanna no tiene comparación. Estoy segura de que, al regresar a Desembarco del Rey, tendré que mandar ajustar todos mis vestidos, pues no ha pasado un solo día en que la princesa no me haya ofrecido los más exquisitos manjares ━━dice, provocando una sonrisa de alegría en el rostro de la princesa Lyanna━━. Desde el momento en que llegamos a Lanza del Sol, tanto mi familia como mis acompañantes hemos sido rodeados de cuidados y generosidad, convirtiendo cada día en Dorne en una aventura inolvidable.

Rhaenyra apretó el cáliz en su mano con fuerza, consciente de que las palabras que estaban por venir serían las más difíciles.

━━Cuando informé a mi padre de la invitación del príncipe Qoren, muchos intentaron disuadirme. «¡Los dornienses odian a los Targaryen! Es peligroso, Alteza», me decían, como si no hubiésemos sido nosotros quienes sembramos destrucción y muerte en Dorne ━━ Una lágrima amenazó con escapar de sus ojos, pero se mantuvo firme, sosteniendo la mirada de la multitud━━. Hace cien años, los Targaryen invadieron Dorne sobre el lomo de nuestros dragones, arrasando antiguos castillos y cobrando miles de vidas. En este salón se encuentran nietos y bisnietos de quienes murieron a manos de mis antepasados. En mi séquito, hay descendientes de quienes cayeron en batalla contra los dornienses durante la Conquista de Aegon.

Rhaenyra respiró profundamente, enfrentando los silencios tensos del salón.

━━En nombre de los Targaryen, pido perdón por todo el sufrimiento que hemos causado a Dorne. Y ruego a los dioses que, en adelante, los Targaryen y Dorne estén unidos solo por lazos de amistad y buena voluntad.

Los rostros de los presentes reflejaban una mezcla de incredulidad, conmoción y recelo. Sin embargo, Rhaenyra también percibió expresiones de alivio y gozo, e incluso lágrimas en los ojos de algunos hombres y mujeres que la observaban con renovada esperanza.

━━En nombre de Dorne, pido perdón por el sufrimiento que nosotros hemos causado a su gente, princesa Rhaenyra ━━dice Qoren, levantando su copa en señal de respeto, una sonrisa de aprobación iluminando su rostro━━. ¡Por la amistad y un futuro próspero!

━━¡Por la amistad!

━━¡Por un futuro próspero! ━━respondió la multitud en una voz llena de fervor y esperanza.

El Salón Ámbar se llena de murmullos aliviados y risas sinceras tras las palabras de Rhaenyra y Qoren. La tensión previa, tan palpable, se disipa como la bruma bajo el sol. Al tomar asiento nuevamente, Rhaenyra siente una mano cálida apretando la suya bajo la mesa.

━━Lo hiciste maravillosamente, mi amor ━━susurra Laenor con una sonrisa tranquilizadora.

━━Gracias ━━responde ella en el mismo tono, esbozando una leve sonrisa que oculta su agotamiento.

La celebración continúa con una serie de interminables brindis en honor a la pequeña Aliandra, la hija recién nacida de Qoren y Lyanna. Uno tras otro, los señores de Dorne alzan sus copas, pronunciando palabras llenas de esperanza y buenos deseos para la joven princesa. Rhaenyra, Laenor, Daemon y Laena se unen a los halagos y entregan sus regalos, que los sirvientes reciben con cuidado y llevan a una sala aparte, donde se acumulan los presentes de la noche.

Mientras tanto, los invitados disfrutan de las delicias servidas. El aire del salón se llena con el ruido rítmico de los cubiertos golpeando los platos y el tintineo de las copas al brindar. Rhaenyra, aunque distraída por el bullicio, no puede evitar notar cómo la pequeña Aliandra, sentada en el regazo de su madre, comienza a bostezar, claramente abrumada por el gentío. Lyanna, con una sonrisa maternal, la entrega a una ama de cria, dándole instrucciones para llevar a la niña a descansar en sus aposentos.

Poco después, los músicos comienzan a tocar una animada melodía dorniense. Los primeros en levantarse son Qoren y Lyanna, quienes dan inicio al baile con una danza ágil y llena de energía que arranca aplausos del público. Cuando terminan, las parejas comienzan a formar filas, llenando el centro del salón con risas y movimientos acompasados.

Rhaenyra se une al baile con entusiasmo moderado, consciente de su estado. Su primera pareja es Qoren, quien la guía con destreza por la pista mientras intercambian sonrisas y palabras cordiales. Luego, es el turno de Andros, quien pasa todo el baile lanzando comentarios juguetones sobre los ruidos que aparentemente escuchó detrás de las puertas de sus aposentos. Rhaenyra se sonroja, pero mantiene la compostura, dedicándole una mirada severa que él responde con una risa.

Tras Andros, Rhaenyra baila con Dagos Dayne, quien había visto intercambiar pasos con su cuñada Laena momentos antes. El Señor de Campoestrella era cortés, pero su hermano menor, un gigante de voz grave y andares torpes, le provocó más incomodidad que diversión, obligándola a mirar hacia arriba durante toda la danza para sostener su mirada.

Finalmente, cuando Daemon la invita, Rhaenyra siente un alivio momentáneo. Su tío, consciente de su embarazo, evita movimientos complicados, permitiéndole recuperar el aliento mientras conversan en susurros. Por último, Laenor la toma en sus brazos, y por primera vez en toda la velada, ella se siente completamente relajada.

━━Me duelen los pies ━━confiesa Rhaenyra, moviéndose con lentitud y dejando que Laenor la guíe.

━━Creo que los Martell entenderán si nos retiramos antes. Después de todo, estamos esperando un hijo ━━responde él, mirándola con ternura.

━━Lo único que deseo es desplomarme en la cama y quedarme dormida ━━murmura, dejando escapar un suspiro de cansancio.

━━Dame un momento.

Laenor la suelta suavemente, dejando entrever una mirada resuelta mientras se aleja, probablemente en busca de Qoren, quien bailaba en ese momento con Laena, para explicarles su decisión de retirarse. Rhaenyra lo observa marcharse mientras acaricia su vientre con un gesto distraído, agradeciendo en silencio por el esposo que el destino le ha dado. Él le susurra algo al oído al regente de Dorne y, habiendo recibido la aprobación, regresa con Rhaenyra.

━━Vamos a nuestros aposentos, elilla. Ya he informado a Qoren ━━ dice Laenor, empujándola suavemente hacia la salida del salón.

━━Eres mi héroe ━━responde Rhaenyra con una sonrisa de alivio, siguiéndolo de cerca.

En la salida del salón, se les unen los gemelos Cargyll, quienes los acompañan en su camino hacia los aposentos. Caminan en silencio, demasiado fatigados por el vino consumido, la comida ingerida y las danzas ofrecidas a las damas y caballeros. Al girar en el corredor que conduce a sus habitaciones, Laenor se detiene de repente. A pocos pasos de la puerta de los aposentos de la princesa Aliandra, sombras fugaces se deslizan contra la pared. Rhaenyra, horrorizada, se da cuenta de que los guardias en la puerta han sido asesinados, yaciendo en el suelo con las gargantas cortadas. La visión de la sangre sobre la piedra hace que la bilis suba a su garganta.

━━Ve con Ser Erryk y corre. Llama a Daemon y al príncipe Qoren. ¡Ser Arryk, detrás de mí! ━━susurra Laenor casi inaudiblemente, empujando a Rhaenyra hacia los brazos de Erryk.

Dos sombras se deslizan sigilosas hacia los aposentos de la pequeña, mientras Laenor junto a Erryk se lanzan tras ellas, desenvainando sus espadas y dispuestos a dar caza a los intrusos.

━━Vamos, princesa, debemos advertir al príncipe Qoren.

Rhaenyra recoge los pliegues de su vestido y, con las piernas temblorosas, corre de regreso al Salón Ámbar, aferrándose a la mano de Ser Erryk.

«Dioses, protejan la vida de la princesa y de Laenor», clama en su mente Rhaenyra mientras irrumpe en el salón colmado de gente.

━━¡Príncipe Qoren! ¡Daemon! ━━intenta gritar sobre la estruendosa música.

Afortunadamente, su llamado es escuchado. La música cesa de repente, dejando tras de sí un silencio resonante. Qoren y Daemon acuden de inmediato a su lado, con su tío al frente.

━━¿Qué ocurre, Rhaenyra? ━━pregunta el Targaryen con una voz firme, aunque un leve temblor traiciona su preocupación.

━━Unos hombres... han irrumpido en los aposentos de la princesa Aliandra ━━responde ella, jadeando entre palabras mientras se aferra al brazo del caballero para no caer al suelo━━. Los guardias en su puerta han sido asesinados. Laenor y Ser Erryk se quedaron para protegerla. ¡Deben apresurarse!

El semblante de Daemon cambia de inmediato. Su rostro se endurece con una determinación peligrosa, y Qoren, que había escuchado cada palabra, da un paso adelante, compartiendo su resolución sin necesidad de mediar palabra. Ambos hombres se lanzan hacia la puerta a toda prisa, sus capas ondeando tras ellos como sombras vivas. Tras ellos, Dagos y Samwell Dayne los siguen de cerca, sus rostros sombríos y manos ya aferradas a las empuñaduras de sus espadas.

Rhaenyra siente cómo las fuerzas la abandonan. Sus rodillas flaquean, y por un momento cree que caerá al suelo. Sin embargo, un grito ahogado de Lyanna la detiene, devolviéndole algo de control sobre su propio cuerpo.

La princesa de Dorne está al borde del colapso, sus ojos llenos de terror mientras da un paso adelante, decidida a correr tras su esposo y sus hermanos.

━━¡No, déjenme ir! ¡Quiero ver a mi hija! ━━grita Lyanna con voz rota, luchando por liberarse.

Laena, con el rostro pálido y los labios apretados en una línea de preocupación, la sujeta de un brazo mientras Josanna, con manos temblorosas pero firmes, la retiene del otro. Rhaenyra avanza con rapidez y, sin dudarlo, se coloca frente a Lyanna. Con un movimiento decidido, toma su rostro entre sus manos, obligándola a mirarla directamente a los ojos.

━━Nada le pasará a tu hija, Lyanna, ¿me oyes? ━━declara con una voz convencida, aunque su propio miedo amenaza con ahogarla━━. Tu esposo está con ella. Tus hermanos están con ella. Laenor está con ella. Ellos no permitirán que le hagan daño... Lo sabes, ¿verdad?

Los ojos de Lyanna, desbordados de lágrimas, buscan desesperadamente alguna certeza en los de Rhaenyra. Finalmente, con un sollozo desgarrador, su cuerpo se derrumba, y se deja caer al suelo, abrazándose a sí misma mientras las lágrimas corren por su rostro.

Rhaenyra se arrodilla junto a ella, envolviéndola en sus brazos con un gesto protector, como si al hacerlo pudiera mantener intacta la esperanza de ambas. Le susurra palabras de consuelo, promesas de seguridad que ni ella misma sabe si podrá cumplir.

El salón sigue sumido en un silencio mortal, roto solo por los sollozos de Lyanna. Rhaenyra cierra los ojos un instante, rogando en silencio que sus palabras no se conviertan en una cruel mentira. Que Laenor, Daemon, y los demás lleguen a tiempo. Que la pequeña Aliandra, tan llena de vida y promesas, esté a salvo.

El tiempo parecía haberse detenido, y cada segundo que pasaba pesaba como una eternidad.

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