₊˚ 011 ༄
「🍪」─── ◡̈ ❝ Birthday ❞ ♡ ;; 🎯 ❜
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TORI ESTABA EN LA CASA DE CAMPAÑA, llevaba tiempo despierta, pero no quería salir, tenía los ánimos por el suelo.
— Vick, vamos, el almuerzo está hecho. — dijo Luck cuando asomó su cabeza a la casa de campaña. La niña no respondió y siguiendo sentada viendo a la nada.
Recordó que tenía que estudiar su libro y lo tomó, solo le faltaba una hoja. Justó después de terminarlo Rachel entró con dos platos de comida.
— Hola, cariño. — Rachel tomó siento a un lado de la niña. - Feliz cumpleaños...
Tori recordó que hoy cumplía años y abrió sus ojos como platos.
— ¿Cómo lo recordaste? — preguntó la niña emocionada.
— No eres la única que cuenta los días, princesa. - - respondió Rachel mientras pasaba un mano por la coronilla de Tori. — Te amo, estás creciendo muy rápido. — Tori sonrió y bajo su mirada a la comida que su madre había traído. — Traje el almuerzo, Luck me dijo que no querías salir. ¿Por qué?
La niña bajó la mirada y buscó la manera de explicarle a su madre lo que le pasaba. Pero no podía, las palabras estaban ahí, pero no podía decirlas, y eso la frustraba.
— No tenía ganas. Tal vez solo tengo sueño. — Rachel suspiró y negó con la cabeza. Eso era una mentira, si por ella fuera saldría y hablaría con todos hasta por los codos, pero ella solo quería encerrarse en un lugar y no salir de ahí nunca. No quería ver ni saber nada del exterior. Lo detestaba.
— Quiero que sepas que no estoy enojada contigo, solo que no quiero que estés así de triste, yo sé que no he sido la mejor mamá del mundo, pero solo quiero lo mejor para ti. — Rachel sonrió pesadamente y colocó una meno en la mejilla de su hija.
— Lo sé, mami, gracias. Tu eres la mejor mamá del mundo. — Rachel asintió y le pasó el plato de comida a Tori.
La niña vio el pedazo de carne con brócoli con una mirada de asco, no es que no le gustara, en realidad estaba hambrienta, pero simplemente no lo quería. Sabía que tenía la mirada de su madre puesta, así que solo tomó el tenedor y metió un pequeño brócoli a su boca.
— Princesa, tu papá... ¿el te enseñó a disparar? — preguntó Rachel con algo de incomodidad. No quería hacer la pregunta, pero lo creía necesario.
Tori sintió como el brócoli que se pasó difícilmente regresaba con intención de salir, nunca pensó llegar a esa conversación. Vio a los ojos de su madre.
Una gran parte de ella quería negarlo y no preocupar a su madre, pero algo dentro de ella quería gritarlo y sacarlo de su pecho.
— Si. — dijo la niña restándole importancia con su tono. Un pensamiento cruzó por su mente, tal vez solo estaba exagerando las cosas ¿verdad?
Tal vez no era tan malo.
— ¿Tú se lo pediste? — la mujer temía la respuesta, sería darle razón al miedo que llevaba cocechando desde el día anterior.
Tori tomó un pedazo de carne y la llevó a su boca para comerlo y ganar más tiempo para evitar la pregunta, aún que algún día tenía que responderla.
— No. — murmuró, pero no tuvo relevancia, pues su madre escuchó perfectamente. Tori al ver la expresión de la mayor trató de minimizar las cosas. — Pero está bien, me acostumbre y nunca pedí que se detuviera, nunca me negué.
Eso era mentira, ella si que pidió a él hombre que se detuviera, todas la veces que mató a un ser vivo se quedaron grabadas en su mente. Las primeras pesadillas que eso le causó, las noches que no podía dormir pensando que era una asesina.
Tal vez para un adulto y un cazador todo era supervivencia, pero para una niña de 7 años, era un asesinato.
Matar a un venado, solo era alimento, pero para una niña era matar a la madre de Bambi, matar un búho solo era diversión, pero para Tori era matar al mejor amigo de la princesa Aurora. Matar una ardilla solo era la cena, pero para la pequeña era matar a Alvin y sus amigos.
Pero después de todo, su padre le enseñó a ver las cosas como eran, y de una perspectiva diferente.
Los ojos de Rachel se cristalizaron.
— Perdóname, hija. Yo nunca tuve idea de eso, debí poner más atención. Perdóname. — Rachel tomó la mejilla de Tori en su mano y acarició su rostro con el pulgar.
— No te preocupes, mami, se que estabas ocupada manteniendo un techo en donde vivir. — Tori sonrio y abrazo a su madre.
— Prometo que bajo mi protección nadie te hará daño, bebé. Nadie. — Rachel limpió sus lágrimas y se alejó para ver el rostro de su hija. — Casi lo olvidaba, te traje algo.
Rachel sacó algo pequeño de su bolsillo. Tori lo vio curiosa tratando de descifrar que era.
— La última vez que salí lo encontré y pensé que sería algo lindo para ti. Ya sabes. — dijo Rachel mientras extendía una cadena con un dije en forma de arco y una flecha.
Tori tomó el collar en sus manos y lo miró embobada, era muy lindo, era de oro, y en la flecha del dije tenía algunos pequeños diamantes incrustados.
— Es hermoso, mamá. — La niña le dio una mirada emocionada a su madre, realmente le encantó. — ¿Me lo pondrías?
Rachel asintió rápidamente y tomó el collar, hizo a un lado el cabello de la niña y ató el collar en su cuello.
— Se te ve precioso, corazón.
Tori se animó a salir de su casa de campaña, al salir vio como Alice se acercaba al campamento con una canasta.
— ¡Tori, feliz cumpleaños, cariño! - exclamó la mujer tan pronto se acercó a la niña. La cargo en sus brazos en su cariñoso abrazo.
— Gracias, Ali. — cuando la niña pisó en suelo la rubia se puse cuclillas y acomodó el cabello de la pequeña.
— ¡Traje pastel de chocolate! — canturreó Alice mientras alzaba su canasta con una sonrisa. — Pues ayer los cupcakes no salieron tan bien...
Ambas rieron divertidas, Alice se puso de pie y tomó la mano de Tori guiándola a un tronco que estaba tirado haciendo una pequeña mesa. Se sentaron frente a él y Alice sacó un pastel de chocolate perfectamente horneado y decorado.
— Bien, no conseguí una vela pero podemos hacerlo sin ella. — Alice se acomodó en el pasto y tosió falsamente. Tori soltó una risa y vio curiosa a la rubia.
De pronto la mujer empezó a cantar feliz cumpleaños, bastante entonado para la opinión de la castaña. Al terminar Tori empezó a aplaudir con una sonrisa.
— Gracias, Alice. — Tori se acercó a abrazar a la mujer, sus brazos eran cálidos y tranquilizadores, Tori no pensó que podrían gustarle los abrazos de alguien en ese punto.
— Te traje un regalo, no hay cumpleaños sin regalos. — Alice sacó un un paquete envuelto con mucha delicadeza en papel color morado, y lo dejó en las manos de la niña.
— Gracias Ali, no pensé que te importe tanto. — Tori sonrió y bajo su mirada avergonzada.
— Claro que si, además eres la que mejor me cae de aquí, además de Maggie.
Alice tomó un cuchillo y partió un pedazo muy generoso y se lo entregó a Tori en un servilleta con un tenedor. Tori vio con duda el pastel, aún sentía un poco de asco por la comida.
— Pruébalo, es una delicia, seguí la receta de Patricia, tiene un libro de recetas. Me lo regaló cuando le pedí que me enseña a cocinar. — Alice soltó una pequeña risa al recordar ese momento cuando recién llegó a la granja y no quería ser tan inútil.
Tori no pudo darle un no a Alice y a esos ojos brillosos, así que asintió.
— Veamos... — susurró Tori antes de meter una porción de pastel a su boca. Cuando lo probó sintió como si su boca se estuviera derritiendo del gusto. — ¡Es genial!
Alice soltó una risa y sirvió una rebanada para ella.
El campo se encontraba en un silencio mágico, los pájaros cantaban y el viento pegaba con tanta delicadez, el cielo estaba lleno de nubes, que hacían ver el amanecer hermoso. El día no era tan malo como ella pensó, tal vez era un regalo del destino.
Por ahora.
Tori leía su libro con una mano puesta en su dije, era un momento tan tranquilo. Trataba de memorizar sus notas antes del examen con Alice.
— Hola, Tori. — saludo el niño llegando a un lado de su amiga y tomando asiento. — Feliz cumpleaños.
La niña volteó a su dirección y dejó el libro aún lado para prestar su atención a el niño.
— Hola, Carl. Gracias, ¿Qué tienes ahí? — preguntó viendo como Carl escondía sus manos detrás de su espalda.
— En realidad es un obsequio por tu cumpleaños, no es la gran cosa pero creo que te gustarán. — Carl sacó su puño detrás de su espalda y mostró un pequeño grupo de flores, eran blancas y esponjosas.
La niña abrió la boca y sonrió rápidamente, eran hermosas, las tomó en sus manos para apreciarlas mejor. Parecían bombones gigantes, y tenían un olor floral encantador.
— Son preciosas. Gracias, Carl. Me encantan. — La niña levantó su vista al ojiazul y se acercó a darle un abrazo, Tori sintió como sus mejillas se calentaban.
Cuando se separaron Carl sonrió y bajo la cabeza sonrojado, Tori notó como el rojo de sus mejillas hacía que sus pecas resaltaran, haciéndolo ver muy lindo.
— Mamá me ayudó a hacer el ramo, en realidad no soy muy bueno en eso, solo las escogí. — dijo Carl tratando de no llevarse todo el crédito.
— Son muy lindas, las elegiste muy bien, Carl. — la niña le dio una sonrisa a él ojiazul y este bajo la mirada.
— ¿Qué leías? — preguntó Carl tratando de sacar un nuevo tema.
— Um, son las precauciones universales de medicina, hoy tengo un examen.
— Genial, así que al final si serás una doctora. — Carl dio un pequeño empujón en forma de ánimo a Tori.
— Ojalá, de hecho no es tan fácil, hay muchas cosas que memorizar. — comentó la castaña viendo su libro.
— Si quieres puede decírmelo a mi, así es más fácil de memorizar. — propuso Carl ilusionado por ayudar a su amiga.
— Sería genial.
La casa de campaña estaba inundada por las voces del trío, hablaban y divagan de temas sin importancia, o eso parecía.
— Espera, ¡estas flores son hermosas! — exclamó Megan con emoción cuando se dio cuanta de el ramo que tenía Tori al lado.
— Gracias... — murmuró la castaña algo avergonzada.
— ¿Quién te las dio? ¿Por qué? — preguntó Luck con una ceja levantada viendo a las flores con recelo.
— Fue Carl, hoy es mi cumpleaños, tonto. — Megan y Luck abrieron sus ojos sorprendidos.
— ¿Por qué no nos avisaste, Vick? — habló Luck con sorpresa aún. Tori soltó una risa y negó mientras se encogía de hombros.
— No lo sé, pero ahora lo saben.
— ¿Quién más lo sabe? — preguntó Megan.
— Alice, Carl y mi mamá. — Tori recordó el regalo que no había abierto de Alice y lo sacó de su mochila. — De hecho, Alice me regaló algo, ¿Quieren verlo?
Megan y Luck asintieron rápidamente emocionados. Tori tomó el paquete de su mochila. La niña rompió el papel emocionada, cuando lo abrió pudo ver un libro, y al desenvolverlo por completo vio era un libro de colorear con mándalas y una caja de colores.
— Wow, es muy lindo. — murmuró Tori. Al momento de ojearlo una pequeña hoja cayó junto una pequeña envoltura.
Era un pchocolate y una manualidad. Al abrir la hoja dentro había muchas decoraciones dibujadas y pegatinas junto con una pequeña carta.
" Querida Tori, te deseo muy feliz cumpleaños y que disfrutes este dia, a pesar de todas las adversidades y la condición del mundo. Recuerda nunca cambiar quien eres y siempre recordar de dónde vienes y quiénes son a los que quieres, con cariño, Alice. "
Tori sonrio al terminar de leer la carta y la puso arriba del cuaderno de colorear. Tomó el chocolate en sus manos y empezó a abrirlo.
— Vas a compartir eso, ¿verdad? — habló Luck viendo el pequeño dulce con deseo.
Tori rio asintió obligada, la verdad es que no quería compartirlo, pero nunca la perdonarían si no lo hacía.
— Aquí tienen, claramente el pedazo más grande es para mi.
Después de unos momentos más Tori guardo el libro de colorear en su mochila, pero al momento de hacer un poco de espacio noto un pequeño paquete con dos galletas de chocolate dentro, estaban hechas boronas y muy duras.
Tori sintió sus entrañas revolverse. El hecho de que olvidó por unos días que Sophia estaba desaparecida, la hacía sentirse culpable.
Sophia estaba afuera sola, seguramente muy asustada y con miedo. Tori pasó saliva difícilmente y decidió no tirar el paquete de galletas aún, no sabía por qué pero así lo dejaría.
Sabía que volvería a ver a Sophia, estaba segura de eso.
Lástima que no fue en las condiciones que ella quería.
La casa estaba tranquila, solo estaba el sonido de Patricia lavando trastes.
— Bien, solo serán 20 preguntas, trata de recordar todo ¿bien? — Tori asintió trató de recordar cada cosa que había escrito en sus notas, ella tenía muy buena memoria, pero nunca se sabe.
Alice empezó a hacer preguntas, de las cuales Tori sabía la respuesta, la dificultad empezó a subir al final, en algunas cuantas llegó a confundirse, pero trató de no dejar sin respuesta a ninguna.
Cuando el examen terminó Alice escribió algunas notas en su cuaderno.
— Bien, sacaste un 8. — Alice sonrío y dio unos pequeños aplausos. — Es muy buena calificación para tu edad. Te felicito.
Tori abrió sus ojos emocionada, se había esforzado mucho en memorizarse todos los métodos de desinfección y limpieza.
— ¿Ya podemos pasar a la práctica? — preguntó la niña con ilusión, Alice asintió con la cabeza poniéndose de pie.
— Vamos al baño, te enseñaré el lavado de manos quirúrgico, la desinfección de materiales, cómo desechar los residuos, pero lo haré con lo poco que hay ¿Bien? — Tori sintió rápidamente, sabía que tener materiales para aprender era un lujo en la actualidad.
Al salir de su clase Tori fue directo al campamento, lo primero que vio fue a Glenn viendo un mapa. Recordó lo enojada que estaba con el por no haberle contado nada sobre el granero y Lori.
— Hola... — saludo la niña al llegar al lado de él.
— Hola, Tori. Escuché que tuviste un examen. — dijo Glenn dejando a un lado el mapa.
— Si, me fue bien, pero no viene decirte eso. — respondió Tori tratando de sonar lo más seria posible, aunque por dentro quería soltar un risa, no podía estar enojada con él.
— Oh, es verdad, casi lo olvido, feliz cumpleaños. — Glenn tomó a la niña en sus brazos y la cargo mientras daba vueltas. Al momento de bajarla ambos cayeron al suelo por la desorientación.
— Gracias, supongo... — ambos soltaron una risa y se quedaron sentados a disfrutar de el cielo con ahora más presencia del sol. — No me dijste lo del granero, ni lo de Lori.
Glenn cerró sus ojos disfrutando la brisa. Tratando de no contestar. Quiso preguntarle cómo sabía eso, pero no lo hizo. No quería profundizar más el tema.
— No quería preocuparte, eres solo una niña, Tori. Esas cosas no te corresponden a ti. — respondió por fin Glenn, y aún que el tuviera razón ella no estaba satisfecha.
— Lo sé, pero... solo quiero ser de ayuda en algo. — Tori suspiró y empezó a ver sus manos mientras jugaba con ellas. — Es difícil, aveces solo quiero esconderme en un lugar y no salir en días, pero otras veces quiero salir y hacer algo por el grupo.
Glenn vio con tristeza a la niña y pasó sus abrazos por los hombros de la castaña.
— Lo sé, pero no estás sola, Tori, todos debemos apoyarnos. Todos estamos aquí y pasando por esto juntos. — La niña asintió y cerró sus ojos disfrutando la tranquilidad que Glenn le compartía.
— Feliz cumpleaños de nuevo, 11 es un gran paso. — volvió a felicitar Glenn.
— Gracias, Glenny, casi te alcanzo. — dijo la niña con una sonrisa alejándose para poder ver el rostro de su amigo.
— Eso quisieras, en realidad eres más vieja que yo. — bromeó Glenn evitando la mirada de Tori, quien abrió la boca ofendida.
Megan se encontraba leyendo un libro que Tori le había dado, puesto que ella estaba concentrada en su libro de medicina. La casa de campaña estaba sola, la rubia estaba sumida en la música de sus oídos y la historia de su libro que no notó cuando Luck entró a la tienda y dijo su nombre.
Al sentir un pequeño golpe en el hombro se sobresaltó, pero no duró mucho, pues se encontró con los ojos miel de Luck. Megan retiró los audífonos de sus orejas y le dirigió una sonrisa a el chico.
— Hola, linda. — saludo Luck mientras se acomodaba en la sábanas. — Ven aquí.
Luck abrió sus brazos e hizo un campo en su "cama" para la rubia. Megan se acostó a un lado de Luck y se acurrucó en sus brazos.
— ¿Qué lees?
— Harry Potter y la piedra filosofal, cortesía de Tori. ¿Quieres leer conmigo? — preguntó Megan.
— Bien, veamos. — Luck tomó el libro y empezó a leer en voz alta, su voz era como una melodía para Megan, haciendo que esta cerrara sus ojos. Acomodó su mano de forma que pudiera acariciar el cabello de su chico.
— Megan... — llamó el pelinegro haciendo que Megan soltara un quejido en respuesta por interrumpir su lectura. — ¿Quieres que seamos novios?
Las mejillas del adolescente se pusieron rojas y cerro sus ojos esperando una respuesta. Megan subió su mirada y al ver a Luck así una pequeña risa salió de sus labios.
— Claro que si, Luck.- - Luck abrió sus ojos y sonrió, su corazón empezó a saltar y latir con fuerza, los ojos azules de Megan se veían tan lindos y brillosos.
El chico se acercó a su novia al punto que sus labios rozaban, Megan fue la primera en chocar sus labios. No era un beso simple como la primera vez, era diferente, más libre y con más confianza.
Megan colocó sus manos en la nuca de su chico para poder profundizar el beso, mientras que Luck tomó las caderas de Megan y la acercó más el.
Tori y Rachel se encontraban caminando en el campo, ambas con un arco, buscando un árbol lo suficientemente grande.
— Bien, este se ve correcto. — dijo Rachel mientras que con una navaja marcaba un "x" en el.
Las dos cambiaron hacia atrás tomando una distancia bastante larga. Rachel tomó su arco y apuntó, luego volvió a bajarlo.
— Intenta sostenerlo.
Tori tomó su arco y lo posicionó como ella imaginaba, aun que casi tenía su brazo torcido por lo mal que lo agarró.
Rachel negó y se acercó a corregir la postura de su hija. Empujó su espalda para que estuviera más recta, y acomodó mejor sus brazos, haciendo que la incomodidad de Tori se fuera y que el arco estuviera más estable.
— Listo, ahora apunta a la equis, cariño. — Tori hizo lo mejor para poder apuntar, lo imagino como se tratará de una pistola, puesto que con ellas si que tenía una puntería perfecta. — Es mejor hacerlo de esta manera.
La pelinegra tomó la mano con la que Tori tenía la flecha y la acercó más a la cara de su hija, mejorando su mira. Tori entrecerró sus ojos para poder poner más atención a la flecha y el árbol.
— Cuando sientas que lo tienes, debes hacerlo con fuerza, ya que es una distancia bastante larga. — la castaña solo hizo un sonido sin mover ni un solo músculo y después de unos minutos de meditarlo la flecha salió disparada.
Cayó justo unos centímetros debajo de la equis.
— Okey, estuvo bastante bien, solo recuerda que no es un arma, es una flecha, es más ligera y manejable. Por eso debes aplicar más fuerza y mucha más precisión, inténtalo de nuevo.
— Bien. — Tori asintió y tomó otra flecha.
Posicionó su arco y mucho una atención a la mira como nunca lo había hecho, jaló con fuerza y dejó ir la flecha. Cuando se dio cuenta había caído justo en el centro de la equis.
Sonrio una sonrisa de orgullo y volteo a ver a su madre quien también sonreía.
— Eres muy buena en esto. — Su madre acarició su cabello y dejo un beso en su coronilla. — Inténtalo todas la veces que quieras, hasta que no te equivoques.
Y así lo hizo, pasaron toda la tarde apuntando flechas, después de muchos intentos, los últimos 5 habían salido perfectos.
⋆𐙚₊˚⊹ 𝘋𝘪𝘢𝘯𝘢'𝘴 𝘴𝘱𝘢𝘤𝘦 •˙ᯓᡣ𐭩.ᐟ
"La flor camelia blanca representa el amor puro y para toda la vida, y, por su color blanco, inocencia, pureza y humildad."
Solo para que sepan 😛
Algo así se veía la carta de Alice, (la hizo los plumones de Beth) la amo tanto ❤️🩹
Este es el collar que le dio Rachel a Victoria, si gustan imaginárselo de otra forma está bien!
Este es el de Megan, se me olvidó mostrárselos el capítulo pasado. 🤭
Acabo de hacer el separador de la tercera temporada y se ven tan grandes mis bebés 😭
Oigan yo sé que no se aprende tan rápido a lanzar en arco pero no quería perder mucho tiempo del fanfic en las clases de arco!
Igual con el tiempo y la práctica Tori va a ir mejorando.
Otra cosa que les quería pedir es que comenten! Me gustaría mucho leer que piensan sobre la historia y me animaría a seguir haciéndola. 🤧
Byee, nos leemos pronto! 🫶🏽
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