⸻ 𝖿𝖺𝗇𝗍𝖺𝗌𝗍𝗂𝖼 ! ( i )
𔔀 FEEL ME ! 🍮 pyrrha&violet.
by ©xelsylight. 2024.
🩷▐ ¿compañera de celda?
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"Lo he hecho en defensa propia, intentó matarme", tenía que haber aceptado la idea de que aquí en la ciudad de la superficie, las palabras resultarían vacías para una zaunita como yo.
Por supuesto, cuando me condenaron sin apelar a juicio en una celda mugrienta y con la etiqueta de " 515 " nunca pensé que mi vida a los quince años acabaría de esa manera; quiero decir, desde que era pequeña mi madre siempre me había dicho que estaba destinada a algo grande. Que brillaría junto a las oscuras marcas del cielo que trataban de sobrevivir cada día en las mugrientas mantas del cielo que cubrían a la ciudad de Zaun; ahora me daba cuenta de que eran un montón de babosadas.
Mi madre murió, por culpa de su novio y al que yo maté.
Se lo merecía, por supuesto, y aunque apenas me hacía a la idea de que tendría que sobrevivir en las calles sola; nunca me imaginé que me pillarían los Vigilantes en una de sus rondas cada quincena. Fue un tumulto de mala suerte, todo eso.
No me resistí, porque no valía la pena. Pero después de pasarme dos semanas aquí dentro, recibiendo una comida cada dos días y siendo objetivo de algunas matonas del lugar, me pregunté si de haberlo hecho las cosas serían diferentes.
—Tienes una compañera de habitación, princesa. Disfrútala. —Con esa noticia me habían levantado esa mañana.
Por supuesto, no fue para nada agradable ni su llegada.
Los guardias la lanzaron al interior de la celda sin reparo y aunque intenté ayudarla a levantarse, más que nada por ver que rozaba mi edad, lo único que recibí por su parte fue un golpe bajo la mandíbula. Y dios, como dolió. Era bastante fuerte y estaba hecha un cuadro.
Luego yo la había mandado a la mierda, devolviéndole el golpe y el resto de la tarde me la había pasado enfurruñada en mi cama desvencijada. Ahora habían colocado otra, al otro extremo. Menuda suerte, me dije, incapaz de creer que el resto de mi condena aquí dentro ahora me la pasaría junto a esta tipa que a la primera de cambio me había cogido como saco de boxeo.
Luego la escuché llorar en bajo, también dándome la espalda en su propia cama, y sin detenerse ni siquiera por los gritos de bienvenida que pegaban las otras reclusas desde fuera.
—¿Estás bien? —Odiándome por ello, no pude evitar preguntar mientras la miraba por encima de mi hombro.
Me acomodé un mechón de cabello blanco tras mi oreja, incapaz de verme impasible ante su vacío interior y las lágrimas secas que recorrían sus mejillas. Me miró, y me pregunté quienes serían "Powder, Mylo y Claggor", los nombres que llevaba mencionando desde hace horas.
Sus ropas estaban hechas un asco (las mías también, pero al menos me había podido cambiar por uno de mis modelitos favoritos antes de que me cogieran), y llenas de sangre y de cenizas. Me pregunté que le podría haber pasado, que le habría hecho acabar en esta pocilga.
Me colgué de mis tirantes, entrecruzando mis piernas. Después de todo, me negaba a tener una mala relación con la que sería mi compañera de celda y menos, con alguien de mi edad. No solía tener muchas amigas fuera.
—¿Y a ti qué te importa?
Eso me detuvo en seco; aún así, sus cabellos rosados y sus ojos claros me encantaron de primera vista. Era bastante bonita, pero con la cara arrugada y malhumorada, no tanto.
—Oye, sé que es tu primer día y todo eso..., Y sé que esto es duro, mírame aquí que llevo dos semanas y ni siquiera me acostumbro, pero yo no te he hecho nada malo. —Quise hacerle entender que no era algún tipo de enemiga suya, pero me volvió a dar la espalda.
Y lo siguiente que supe es que nos pasamos en silencio hasta la hora de comer.
La rutina era así; los guardias a cargo venían a recogernos, nos llevaban al comedor de la planta superior y nos dejaban comer con una disposición de treinta minutos. A veces era a la hora del desayuno, otras en la comida y otras en la cena. Nunca había un horario acostumbrado y aunque me hacía asco mi horario alimenticio, quería pensar que ya me estaba acostumbrado.
Como siempre e incluso fuera de Zaun, había mandamases aquí dentro. Mientras caminaba delante de la chica nueva, por orden de llegada yo era la penúltima de la fila para ir al comedor. Ondeé mi cabello blanco, desviando la vista hacia Zara y sus amigas.
Zara tenía diecisiete, era delgada pero con musculosas y tenía una exquisita piel morena. Su cabello verde alcanzaba su cintura y básicamente, era la que más destacaba de su banda. Las demás eran polillas que seguían a la luz; todas aquí dentro les tenían miedo.
Entendí porqué en mi primera semana; tenían influencias, los guardias las dejaban con la celda abierta en vez de cerrada, les llegaba comunicación de las calles (aunque eso de vez en cuando) y les traían más comida a sus celdas que a las demás. Eso, por lo que había oído, porque Zara era algún tipo de bastarda hija de alguien de Piltover.
Menuda suerte la suya, ¿no?
El caso; intentaron recluirme, aunque eso era una forma suave de decirlo. Había atraído la atención de Zara a una... relación más intima de mi gusto, y cuándo me negué y las mandé a la mierda, decidieron meterme en su grupo de victimas. Éramos algunas cuantas y a veces me ignoraban para tomarla con Karel o con Bea. Ninguna nos hablábamos.
Yo soportaba todo en silencio, después de todo, no quería más problemas que con los que tenía ya encima. A ver, había perdido a mi madre por un cerdo y había matado a ese cerdo. Aún me estaba recuperando, claro.
Mientras tomaba asiento en alguna mesa apartada, después de recoger una bandeja con una pasta mohoso de dudoso contenido, de refilón vi que Zara y sus amigas se dirigían rápidamente a mi compañera de habitación. Ella mantenía los ojos sobre la mesa, sin apetito al parecer.
—La va a hacer papilla —escuché que mencionaron cerca y mis manos temblaron sobre la mesa.
Odiaba ver a la gente sufrir y más por razones como estas, cuando claramente habían muchas más razones de importancia que debían ocupar nuestras mentes más que la jerarquía de poder en unas apestosas celdas.
Vi cómo Zara se le colgó de los hombros, como sus amigas se sentaron a su alrededor en la mesa como si fuesen amigas de toda la vida y, me encogí en mi sitio cuándo vi a la chica mayor de cabellos verdes levantarle la barbilla. Había hecho lo mismo conmigo antes, así que no fue difícil suponer que mi compañera de celda le llamaba la atención en el otro sentido.
Sentí asco y aunque era plenamente consciente de que, no tenía la menor idea de pelear —porque el asesinato del novio de mi madre fue pura suerte—, aparté mi comida y grité: —¡Déjala en paz, Zara! ¿No ves que tiene alguna mierda encima? ¡Déjala al menos llegar!
Por supuesto aunque me congelé en mi sitio al ver la desquiciada mirada que me dirigió Zara, sin entender de dónde había venido ese repentino golpe de valentía, me quedé todavía más estupefacta al ver cómo rápidamente mi compañera de habitación apartaba de un manotazo a la chica líder de la banda, y se apartaba de su lado airada.
Cuándo cruzó por mi lado, con los hombros hundidos, ni siquiera me miró directamente. Pero su voz hosca se quedó grabada en mi cabeza hasta que desapareció con un guardia hacia nuestra celda.
«No necesito tu ayuda en mis peleas, no vuelvas a meterte», y con eso supe que mi intento de heroína no sirvió para nada. Luego, cuando Zara y sus amigas me golpearon contra una mesa, supe que jamás volvería a hacer algo así por nadie.
Después de todo, esto era resultado de ser cómo mi madre. Odiaba ser como ella.
No quería acabar como ella.
🍮🩷. ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por su apoyo.
ufff estaba deseando subir esto, ya hemos podido ver un poco de su convivencia pero prometo que veremos más en los siguientes aaaaa.
los quiero mucho, y nos vemos con más actus pronto, mis arcanos.
🍮🩷
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