I'm so sorry but it's fake love
Kim Seokjin era un idol muy famoso en Corea del Sur.
Contaba con un increíble fandom que le aseguraba una buena posición en los charts y sus fieles votos le garantizaban ser el ganador en diferentes premiaciones.
De hermoso rostro y con un increíble talento, Seokjin era el favorito en todo el país y por qué no decirlo, del extranjero también.
Todos amaban a Kim Seokjin, el Príncipe de Corea, y matarían por un lugar a su lado. Porque el pensamiento era común: ¿Quién era merecedor de ser cercano de tal ser humano?
El chico canta como los ángeles y aunque su fuerte no era el baile, lo hacía increíble y las personas valoraban su esfuerzo, encantadas del trabajo del chico. También actúa, siendo protagonista de los Dramas más famosos y vistos del país asiático. Lástima que el chico no hablará inglés porque ya había tenido que rechazar miles de propuestas para trabajar en América. Modelo e imagen de diferentes marcas importantes de belleza y entretenimiento. Cara de miles revistas de renombre.
En fin, Seokjin era increíblemente talentoso y la gente no tenía duda de ello.
Para el mundo entero, Kim Seokjin era el hombre perfecto. Excepto para una persona.
El mismo.
Podía pasarse horas frente al espejo buscando la increíble belleza que todos decían que portaba. Buscando la perfección que todos aseguraban que tenían. Buscando, buscando... sin encontrar nada.
Para sí mismo, Seokjin no tenía nada de especial.
No era tan increíblemente guapo como todos decían.
Tampoco cantaba como los ángeles como lo aseguraban sus fans y lo certificaban sus miles de premios.
¿El nuevo Leonardo Dicaprio? Basura, habían miles de actores muchísimo mejores que él.
Y ni hablar de el baile. Apestaba, mucho. Aún no entendía como seguía teniendo fans después de verlo bailar.
Donde todos veían perfección, Seokjin veía miles y miles de defectos.
Todos amaban a Kim Seokjin. Menos él. Él se odiaba.
Si a alguien le dijeran que Seokjin tenía baja autoestima, no lo crearían. El chico era perfecto, ¿Cómo no iba a amarse?
Pero era muy cierto. La autoestima y la inseguridad del chico era tan baja que al estar a solas en su departamento rompía a llorar inconforme con la imagen que veía en el espejo.
Se tenía asco y nadie podía cambiar eso. Porque hay que entender una cosa: cuando tú no te amas a ti mismo no hay nadie que pueda mejorar eso. Incluso si millones de personas te dijesen que eres hermoso, si tu mismo no lo ves, nunca lo aceptaras.
Y eso pasaba con Seokjin. Millones lo amaban, menos el más importante; él mismo.
El idol profesaba un falso amor a sí mismo delante del público y aparentaba estar bien consigo para no alterar a sus seguidores. A parte de que era consciente de que nadie le creería. Sonaba chiste.
El hombre perfecto llora en las noches porque es imperfecto. ¡Podía escuchar a todos burlarse del él!
La baja autoestima y la inseguridad lograba que Seokjin no confiara en sí mismo. También lograba que no pudiese declarar sus sentimientos al amor de su vida.
Porque si, el chico estaba total y completamente enamorado.
Enamorado del hombre que a su parecer era perfecto y que nadie lo merecía.
Porque si, el chico estaba total y completamente enamorado de un hombre.
Kim Namjoon era su productor desde sus inicios. Su mejor amigo con el paso del tiempo. El amor de su vida desde que lo vio.
Decir que Seokjin amaba a Namjoon era poco. Al menos para él. Le agradecía todo lo que es y todo lo que tiene a Namjoon, el único que confió y sigue confiando en él cuando nadie lo hacía, ni el mismo.
Namjoon es unos cinco años mayor que él. Se conocieron en la secundaria y al salir de ahí comenzaron a trabajar juntos.
Seokjin se encontraba en unos de los salones vacíos. Según la lista le tocaba a él limpiar por lo que se encontraba en esa tarea. Tenía sus audífonos puestos para aligerar el trabajo e importándole poco, cantaba con todas sus ganas.
Dejando el lugar ya listo, colocó los instrumentos de limpieza en su sitio y se quitó los audífonos.
"Cantas muy bien".
El grito de Seokjin tuvo que haberse escuchado hasta China. El pobre chico tenía un corazón de pollo en todos los sentidos: era increíblemente empático y se asustaba con facilidad.
"¡No quise asustarte, discúlpame por favor!".
Seokjin que se encontraba con los ojos fuertemente cerrados dándole la espalda a la persona que hablaba, calmaba su respiración y sus rápidos latidos.
Se giró hacia la persona y sintió sus piernas temblarles por quien tenía en frente. Era el famoso Kim Namjoon; el estudiante estrella de la secundaria donde asistía y crush de toda la vida de Seokjin.
La primera vez que Seokjin vio a Namjoon a penas y tenía trece años de edad y quedó totalmente enamorado del moreno.
Namjoon era sumamente inteligente, había ganado para la secundaria varios premios. También era bueno en los deportes y era sociable. No era el típico nerd, más bien defendía a todos los inocentes y a los afectados por el bullying.
Era el chico perfecto. Todos amaban a Kim Namjoon, era imposible no hacerlo. Incluso para el invisible, Kim Seokjin.
Mientras Seokjin iniciaba la secundaria, Namjoon ya iba por su último año. Lastimosamente, Seokjin pudo ver a su crush solamente un año antes de que se graduara. Asistió a su acto de grado donde el moreno dio su discurso por ser el mejor de su curso.
El discurso del chico fue perfecto. Hizo reír y llorar al público. Pero una de sus frases nunca se salió de la mente del menor.
Aunque seas imperfecto, eres de edición limitada.
Seokjin la grabó pero nunca hizo caso de ella. Siguió escondiéndose de todos. Siguió siendo invisible.
"¿Estás bien?".
El chico volvió a la realidad. Namjoon lo miraba con preocupación por todo el rato que se había quedado en silencio.
"Es-toy bien" Seokjin respondió bajo y miró hacia otro lado para que el mayor no viera sus mejillas rojas. Ahora con dieciocho el chico tenía el mismo impacto en él como cuando tenía trece. Patético, Seokjin.
"Yo estudie aquí también, no se si sepas quien soy" Claro que se quien eres. Nunca me podría olvidar de ti "Vine de visita pero al parecer ya era un poco tarde".
El chico se rió por su torpeza y Seokjin quería llorar de lo hermosa que se oyó su risa.
"La cosa es que pasaba por aquí y sin querer te escuché cantar".
El menor de los Kim sentía como sus mejillas se calentaba aún más de lo que ya estaban.
"¿Es tu último año aquí?" el moreno solo recibió un asentimiento muy leve por parte del chico "¿Qué vas a estudiar?".
Ahora Seokjin alzó sus hombros. No sabía lo que haría cuando saliera de aquí y mucho menos que iba a estudiar. El no hacía nada bien. No tenía un talento artístico y era malo con los números. No era nada.
Seokjin tenía su vida resuelta. Si él quería podía incluso no ir a la universidad y no habría forma de preocuparse por eso. Su padre era un importante empresario con un imperio en todo el continente. Su madre, ex miss Corea, tenía una pequeña fortuna echa por sus trabajos echos y por hacer como figura pública. Seokjin podría vivir de la herencia de sus padres y no preocuparse nunca por trabajar. Como se nombraba a sí mismo, era el inútil de la familia.
"Estudio música. Para ser productor musical específicamente. Tu realmente tienes una voz hermosa. Te escuché y me gustaría trabajar contigo" el moreno se acercó poco a poco a Seokjin y este sentía que iba a desmayarse.
"Estoy a punto de graduarme y ya tengo un estudio para mi mismo. Ten" le tendió una tarjeta a Seokjin quien la acepto con las manos temblorosas "Amo tu voz y sería un placer trabajar contigo. Ahí está mi número. Si cuando te gradúas aún no tienes pensado en que estudiar podrías intentar cantar".
Seokjin miraba la tarjeta. No era de esas profesionales, ni siquiera era impresa. Era una tarjeta con el nombre de Namjoon y su número. Escrito por el mismo supuso el menor.
El moreno se rascó la nuca algo avergonzado "Sé que no es algo elaborado y aún no me gradúo pero ten fe en mi, ¿Si? Se que si trabajamos podremos lograr más".
La mirada de Namjoon era brillante. Tenía tantas expectativas y sueños que Seokjin se sintió celoso. El moreno confiaba tanto en sí mismo que creía que lograría hasta lo imposible.
El menor no tuvo corazón para negarse.
"Esta bien, hyung" aceptó con su voz baja y débil.
"Increíble" el chico sonrió en grande "¡Ah! Soy Kim Namjoon, aunque ya lo tuviste que leer en la tarjeta, ¿Tu eres...?".
"Kim Seokjin".
"Un gusto, Kim Seokjin. Yo ya debo irme pero espero verte en un futuro"
Seokjin volvió a asentir y vio a Namjoon irse. El corazón del chico nunca dejo de latir con fuerza. Miró la tarjeta y una sonrisa se asomó por sus labios.
Luego de tres meses de haberse graduado, Seokjin llamó a Namjoon y comenzaron a trabajar. Al principio el menor era muy tímido pero gracias a Namjoon se soltó un poco más. Trabajaron día y noche y dio fruto su esfuerzo. El productor era muy talentoso y las canciones que componía para Seokjin quedaban perfectas para su voz.
En poco tiempo Seokjin, de veintitrés años a penas, era muy nombrado y muchas empresas querían contratarlo pero a todas se lo negó. Nunca abandonaría a Namjoon.
También con el tiempo su amor creció sin poder hacer nada por él.
Namjoon se merecía el mundo y él no era ni una cuarta parte.
Y es que el moreno tenía un lema de «Amor Propio» que hacía que Seokjin llorara.
Namjoon luchaba para que las personas se amaran a si mismas y Seokjin luchaba para no oír las voces que se burlaban de él.
Seokjin nunca podría estar con Namjoon, porque él mismo lo había dicho en una de sus tantas charlas: si no te amas a ti mismo, le estarías dando un falso amor a los demás.
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