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Capitulo 36

-Hijo, cambia esa cara-se quejó la mujer, harta del humor de perros que se cargaba el chico desde hace tres días-, ¿puedes, aunque sea, comerte el almuerzo?

No, claro que no podía. Lo menos que tenía era hambre, estaba molesto con todo y comer no se lo iba a quitar. En realidad estaba frustrado, principalmente en el ámbito sexual.

No es como si hubuera dejado de estar un poco asqueado con el tema, pero justo cuando se abría a nuevas experiencias, las cosas salían mal.

-No tengo hambre, mamá. Quiero acostarme a dormir-suspiró.

-No siempre esa es la solución-respondió con firmeza en sus palabras.

-Basta, mamá. Déjame en paz-puso los ojos en blanco y se levantó, tomando sus muletas para dirigirse lo más rápido que pudo a su habitación.

Cerró de un portazo y se dejó caer en el centro de la cama.

-Hijo, por favor, abre la puerta-rogó la mujer, cinco mnutos más tarde, pero no obtuvo ninguna respuesta-. ¡Eres un niñito caprichoso!

Oh, no. ¿Niñito? ¿Caprichoso? ¿Él? ¿De verdad le había llamado así?

Se puso de pié rápidamente, y saltando se acercó a la puerta para abrir y encarar s su madre. Sin embargo, cuando abrió la puerta, su madre ya no estaba ahí.

-¡No puedes llamarme caprichos... ¡¿Taehyung?!-sus ojos por poco lanzaban llamas al verle. Él era el causante de su furia con el mundo-, no quiero verte, ¡lárgate!

-Dejame hablar contigo-pidió con suavidad-. Ggukie, después puedes correrme y todo lo que quieras.

-No quiero oírte-repitió, intentando empujar al chico, pero Kim lo tomó por los antebrazos antes de que sus manos siquiera tocaran su pecho para darle el empujón-. ¡Eres un...!

-Soy un imbécil, ya lo sé. Pero escúchame-el menor asintió rendido. No tenía ganas de seguir discutiendo, y de todos modos, Taehyung no iba a marcharse-. Tú sabes cuánto me gustas, y lo tanto que me encantas. Todo de tí, todo. Y, mierda, claro que quiero bañarme contigo. Quiero hacer de todo, solo si estás a mí lado. Pero también tengo mis miedos, Jeonggukie, cosas que resolver con el pasado. Yo... Yo no pude entrar, siento como si tuviera un mounstro por dentro que me impide avanzar a lo que más q-quiero.

Jeon tenía corazón de pollo desde que era solo un niño. La expresión de molestia en su rostro había desaparecido gradualmente mientras oía las palabras del peli-azul.

-Tae, n-no, espera. Yo solo estoy exagerando las cosas, no he pensado en tí ni un solo momento... Siempre es sobre mí, para que me sienta bien, pero nunca me has dicho qué deseas tú.

-Creo que estoy frustrado...-dudó en decir la palabra. Si bien era completamente normal, se sentía raro aceptarlo en voz alta-, ya sa-sabes por qué.

-Me siento igual-suspiró pegando su frente a la del mayor, y éste se sintió un poco aliviado. Al menos no era el único-. Es confuso.

-Bésame, por favor-pidió tímido, sacándole una sonrisa al menor.

Jeongguk tomó el suave rostro de Taehyung con sus manos, haciendo a sus narices rozarse primero. Ambos cerraron los ojos, disfrutando el contacto de sus labios en un beso tranquilo, de reconciliación.

Taehyung sonrió en cuanto el peli-negro se apartó unos escasos centímetros. Situó sus manos en la cintura de Jeongguk y en silencio observó sus bonitos ojos. Esos dos luceros brillantes que tanto le gustaban.

-¿Ta-tae?-susurró a penas, tocando sutilmente las mejillas del mayor con la yema de sus dedos pulgares.

-Te escucho.

Jeongguk tragó saliva antes de hablar, como si aquello le diera el valor que sentía que necesitaba.

-Quiero que me toques. Qu-que me quites la ropa y me toques. Por favor.

-Ggukie...

-Hazme el amor, Taehyung.

-¿Estás seguro?-preguntó en un balbuceo, al cual el menor respondió con un asentimiento-, bi-bien. Pero no ahora, ¿Si? Iremos de compras primero, y te prometo que no te olvidarás nunca de esta noche.

-Me p-parece bien-sonrió, pasando los brazos por el cuello de su novio-, ¿debería disculparme luego con mamá? Cre-Creo que fui muy tonto al pelearme con ella solo por mí mal genio.

Taehyung asintió, besando la punta de la nariz del menor, sacándole una pequeña sonrisa. Jeongguk le invitó a pasar a su habitación, dejando la puerta abierta de par en par para no generar otro problema con su madre y sus reglas, y se sentaron uno junto al otro a los pies de la cama.

Por algún motivo, miraban al frente, tocándose las manos solo con la punta de los dedos.

-El día de tu cumpleaños-Taehyung habló con calma-, ¿dónde estabas?

Si tenía que ser sincero, Taehyung no había dejado de pensar en eso y el por qué de la reacción del menor en su fiesta de cumpleaños.

-Fu-fui a...-vaciló un segundo-, fui a ver a alguien. Me dijo muchas cosas... y tomamos la merienda juntos.

-¿A quién?

Bueno, Jeongguk se había mentalizado a esa pregunta desde el momento en que aceptó aquella salida con ese chico.

-Hoseok.

-Oh... Ya veo.

El peli-negro giró su rostro para ver a su novio, buscando alguna expresión negativa que le pudiera delatar. Sin embargo, no la había, y Taehyung era lo suficientemente transparente como para saber que no estaba ocultando nada.

-Sé que debí decírtelo-justificó de todas formas, cabizbajo-, pero... No lo sé, espero no te moleste. Yo quise confiar en él, pensando en que tal vez había cambiado. Lo hizo, cambió, pero su maldad camuflada de amiguismo sigue intacta.

Jeongguk nunca terminaría de entender, ¿porqué él lo odiaba tanto?. Sí, quizá le había quitado a su novio, pero eso no hubiera ocurrido si desde un principio él no era tan malo con Taehyung.

-Está bien, bonito. No siempre puedo estar metido en medio-besó su naríz-, me gusta que puedas contarme las cosas sin miedo.

El peli-negro asintió, apoyando la cabeza en el hombro de Taehyung.

-¿Qué sucedió el día de la ducha?-pregintó, temeroso-, solo si puedo saber.

Taehyung consideraba que era lo justo tras el haber preguntado primero. Aunque pensaba en decirle de todos modos.

-Cuando yo y él éramos novios, mi peso era un poco más que el de ahora. No me gustaba ver mí cuerpo a plena luz, ni mucho menos que alguien más lo hiciera-suspiró, cerrando los ojos obligado por los recuerdos que se reporducían contra su voluntad en su mente-. Pero él siempre... Desde que yo había aceptado ser su novio, luego de andar besuaqueandonos cada que nos veiamos, quería ir más allá. Y yo tenía mucho miedo, además de vergüenza, pero no podía decirle que no. No pude decirle que no ante lo frustrado y enojado que se mostraba luego. Y-yo, no lo sé.

Kim dejó de hablar un momento, no quería llorar. Y nada tenía que ver su orgullo o el que su novio estuviera presente, no quería llorar por que era cosa del pasado y se estaba obligando a dejar de sentir en relación a eso.

-Tae...-Jeongguk sintió sus ojos picar por las lágrimas, y el odio creciendo en su interior. Lo abrazó por los hombros, acariciando su cabello azul con suavidad.

-La primera vez pasó en la ducha luego de una borrachera-siguió contando-, y con el tiempo me fui acostumbrando a que ocurriera cuando él tuviera ganas.

Tras oír eso, Jeongguk quería ir hasta Jung y de ser posible matarlo a golpes. Ni siquiera una infancia mala o una familia disfuncional justificaban tanta mierda. Al menos, no para el peli-negro.

Sin embargo, lo único que por el momento podía hacer, era sentirse igual de mierda. Siempre había puesto su propio bienestar por sobre el de Taehyung, y no solo él, pero Jeon jamás se había detenido un momento a pensar en como se sentía su novio con todo lo que estaban atravesando en la relación.

-Perdóname-susurró-, por haberme molestado ese día.

-No es tu culpa-movió a penas la cabeza, en negación-. Yo nunca te conté sobre eso.

-Tae, no hay que hacer nada de eso si no te sientes cómodo-murmuró.

Oh, ahora los papeles estaban invertidos. Pero Taehyung negó de inmediato, enderezando su cuerpo para tomar al menor del rostro con ambas manos. Le acarició las mejillas con sus dedos pulgares, mirándole fijamente a los ojos.

-Es muy diferente. Yo realmente deseo que pase, quiero hacerte el amor. No sé si está noche o la siguiente, o cuando sea el momento, pero estoy muy seguro de que sí quiero.

Jeongguk lo besó por toda respuesta, atreviendose a ser él quien tuviera completo control del encuentro. Pasó la lengua por los finos labios de su novio, pidiendo permiso para entrar y explorar la zona que le fue entregado con gusto.

Kim los obligó a separarse por falta de aire, y por alguna razón, comenzó a reír.

-Debo admitir que extrañaba besarte, Kim-susurró, a escasos centímetros de la boca contraria. Tentando al mayor a pecar de nuevo.

-Oh, no te imaginas cuanto lo echaba de menos yo.

Mil años luz después, aparezco🤠

©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5

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