URABE'S POV

Nozomi... Ha pasado una eternidad desde la última vez que hablamos... 

Escuchar a Minami decir que está aquí, me hace regresar todas las esperanzas que había perdido apenas pasaron seis meses desde que la atropellaron. Yo moría por confesármele al siguiente día que nos conocimos.

Fue triste, porque estaba muy cerca de decirle lo que sentía, y cuando quería acordar... ya se había ido.

Pero ahora sé que no todo está perdido. El universo me está dando una segunda oportunidad para confesarle mis sentimientos hacia ella. Juro que desde ese día no he dejado de pensar en su hermoso cabello blanco, largo-largo por la cintura, en esos ojos color zafiro, en su hermosa voz, en su cuerpo tan bien desarrollado...

Sacudo la cabeza. ¡¿En qué estoy pensando?! Yo no soy pervertido, o eso creo yo...

Una cosa es segura: espero que ella no siga sufriendo por culpa de su padrastro.

MINAMI'S POV

Finalmente salimos de la escuela. Ufff, moría con que sonara el timbre de salida para callarle la boca al viejo de Historia, ¡porque juro que la clase parece un monólogo! ¡Sólo él habla! ¡Voy a empezar a traer una almohada para dormir en la clase, jaja!

Estoy caminando a casa junto con Fumiko y Aya. Hoy me toca el trabajo pesado y luego ir a la casa de Urabe. 

─Ay, les juro que Takeshi es un bombón─ dice Aya con los ojos de corazón.

─¿Para tanto es?─ le pregunto.

─Ay, nena, tu vampiro es lindo, ¡pero Takeshi lo supera!─ se pone las manos en el pecho.

─Naah, Aya, aquí el rey de la belleza es Urabe. ¡¿No viste sus ojos verdes?! No encuentras ojos así en todas partes─ interrumpe Fumiko.

─Urabe es estúpido, en cambio Takeshi es inteligente.

─El más estúpido es Nakayama, no sabe ni la tabla del uno─ comento, y empiezo a reír. Es que es verdad: Nakayama es AZUL en Matemáticas. Se defiende bien con las materias de letras como Historia, pero es pésimo con las de números.

─Sí, tienes razón─ dicen las dos.

─No digo que sean feos, para nada, pero mi vampiro es el mejor, por lejos.

─Bueno, los tres son guapos, punto final─ dice Aya─. ¿Qué harán esta tarde?

─Yo voy a cuidar a un niño.

─¿Sigues con el servicio de niñera?─ pregunto.

─¿Y de dónde quieres que saque plata? ¿Robando un banco? Soy muy joven para ir presa, y hay tres motivos por los que odio la prisión: uno: la ropa que usan es un asco.

─Confirmo─ dice Aya.

─Dos: la comida es un asco.

─Confirmo─ vuelve a decir.

─Y tres: te dan compañeros de celda que son capaces de molerte a golpes.

─Confirmo─ decimos las dos.

─En fin, hoy me toca cuidar a un niño de diez años que ama los videojuegos. Menos mal que mi padre nos guardó su consola de cuando era niño, antes de que nos abandonara─ baja la mirada. Su padre las abandonó a ella y a su mamá hace tres años, y no le gusta mucho hablar de ese tema.

─Lo lamento, querida─ Aya posa una mano en su hombro─. Cosas que pasan. Mi madre le clavó un cuchillo en el brazo a papá cuando yo nací, así que imagínate.

─Wow, no sé cómo haces para vivir con una mujer que pasó seis meses internada en un centro de rehabilitación por drogas─ digo, realmente sorprendida. Aya vive con su madre, solas, y su mamá solía ser delincuente los primeros años que ella tenía de nacida, después la internaron por droga y su papá se fue para siempre de la casa. Hoy en día la mujer apenas se preocupa por Aya, pero ella se independizó a temprana edad, así que no se preocupa mucho.

─Nah, hubo veces que dormía fuera. Vivo acostumbrada a vivir en la calle.

Y así seguimos hablando hasta que llegamos a mi casa. 

Hice la limpieza y les hice la cena a mis padres para que después la calienten cuando lleguen. Aún trabajan hasta muy tarde. Y una vez terminé todo, fui a la casa de Urabe. Me puse unos jeans blancos y una sudadera azul oscuro. Afuera hace frío.

Llegué y toqué la puerta. Él me recibió con los brazos abiertos para darme un abrazo.

─Estás muy cariñoso últimamente─ reí.

─Es que gracias a ti ahora sé que Nozomi está viva.

─¿Qué tienes con ella?

─Me enamoré de ella, pero jamás pude decirle lo que sentía.

─Qué triste historia la que me contaste hoy, de verdad. Ahora puedo entender un poco el por qué de su actitud tan arrogante.

─¿A ti te cae mal?

─Mal es poco. ¡La ODIO! Vive limándose las uñas en clase, camina por los pasillos como si estuviese en un desfile de la tele, trata de bebés a los demás, porque todos en la clase somos menores que ella, juega con los sentimientos de los demás, como lo hizo conmigo, y encima la eligieron como la capitana del equipo de voleibol solamente por ser linda, ¿y sabes qué es lo peor de todo? ¡Que juega excelente, como yo! ¡No tardó ni un día y ya se volvió la más popular de la escuela!

─Lamento que te hayan reemplazado, pero ya sabes por qué lo hace.

─Sí, ¡pero no tiene por qué meterse con los sentimientos de los demás!

─Eso lo sé muy bien, Minami, pero no le des pelota y ya está.

─Eso haré.

─Pasa, que afuera está muy frío, y no quiero que te me enfermes aquí afuera.

─Gracias─ entré.