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𝗩𝗜

CAMINABA POR ÁRBOLES GRISES, ENTRE LA espesa niebla que no la dejaba ver más allá de su mano, tratando de encontrar una salida de aquel lugar pero no oía ni siquiera el susurro del viento, parecía como si fuera un lugar fantasma donde ni una sombra se quedaba. ¿Estaba en el infierno? No lo sabía, lo único que realmente tenía conocimiento era de su muerte, pues aún recuerda aquel abrazo mortal y la hoja afilada en su espalda, luego oscuridad. Hasta llegar a aquel lugar donde no había ni un rayo de luz, sólo las tinieblas acumulándose cada vez más.

—¿Hola?—preguntó al vacío, pero sólo su eco le respondió, inhala y exhala de forma profunda, agitada y confundida del lugar donde sus pies se encontraban, continúa por el sendero silencioso sólo escuchando el sonido de sus pisadas y respiración volverse uno, era como aquellos bosques fantasmas que había en las películas. Pero el ruido de unas rocas caer pone a todos sus sentidos alerta, gira su cabeza buscando el lugar de dónde vino aquel sonido, pero sólo ve el gris y las raíces de los árboles muertos, camina con pasos suaves esperando algo que no llega, pues el silencio y su respiración agitada es lo único que suena por todo aquel bosque muerto, donde no hay hojas, no hay tierra fértil, sólo se puede respirar a la intoxicada muerte en el aire, como un murmullo de lo que le pasó, de los sueños que faltaron por cumplir, de un pasado tormentoso, el futuro que quería y la pérdida de su ahora, la asfixiaba, la empujaba más adentro de su averno, más y más profundo, hasta llegar entre la línea de la cordura y la locura, apenas y podía mantenerse de pie cuando sus piernas comenzaron a fallarle. Escuchó nuevamente el sonido de pequeñas rocas caer a la tierra, como si alguien le estuviera haciendo una broma, pero ahí no parecía haber nadie o no la dejaba ver toda la neblina lo que había más allá de aquella roca pequeña que rodó a sus pies. Algo sabía en esos momentos:

No estaba sola.

Ese algo que tiraba rocas sabía de su estado de conejo asustado, pues no sabía ni siquiera en dónde se encontraba, el ambiente del lugar era pesado, como estar dentro de una pesadilla que se sentía tan real que no sabía distinguir un sueño del mundo real. Golpea su cachete fuertemente, haciendo un intento por "despertar de aquel sueño". No pasó nada. Los nervios empezaron a carcomerla por dentro, sintiendo su pecho subir y bajar con dificultad, pues la única realidad que conocía en esos instantes era que sí había muerto, después de un intento de asesinato por parte de Alex ahora lo había conseguido, ella había caído en su trampa como una total estúpida, pues así se sentía. Nunca debió confiar en él. Recuerda el cráneo de su padre golpear contra el vidrio, fue un accidente pero ella lo hizo, ¿estaba en el infierno por tal acto? El lugar se volvía cada vez más pesado, consumiendo su cabeza con aquella culpa que asentaba golpes directos a su pecho, cayendo en la locura de su cabeza. Debía salir.

—Bu—susurró una voz en su oído acompañado de una fría respiración en su lóbulo, da un grito de horror y por instinto, gira para lanzar un puñetazo al aire de dónde provino la voz. Suena un quejido de parte del ser que se escondía entre la espesura de la niebla, pero ella ya está lista para darle otro golpe—¡Espera, espera maldita sea! Ah, espero que no le haya pasado nada malo a mi nariz, ¿sabías que en el infierno es como si siguiéramos teniendo una vida física?—a través de toda la niebla, ve un chico de cabellera rubia rizada con sangre bajando por su nariz, como un pequeño arroyo—Vaya que sí golpeas fuerte, mira, no te quería asustar... Bueno sí, pero el punto es que, estoy encargado de este círculo del infierno para darle la bienvenida a todas las almas que lleguen a está parte, primero, sentirás la noticia y memorias de tu muerte como una anestesia pero luego la pasarás muy muy mal, créeme, es la peor etapa de este lugar ha-

—Espera un minuto, ¿quieres decir que estamos en el infierno?

—Primer círculo del infierno, cariño, es mucho mejor que los otros círculos, de verdad no quieres estar ahí. Bueno, al menos aquí te conviertes en una especie de muerto viviente cuando tus peores recuerdos y pesadillas te consuman pero-

—No estoy entendiendo nada, ¿cómo puedo salir de aquí? Necesito ver a Sueño—no sabía qué había pasado con él, ni siquiera sabía si Alex tenía intensiones de liberarlo.

—Querida, no has entendido nada. Estás muerta, ninguno de nosotros puede regresar al mundo de los vivos. Estamos muertos, no puedes regresar con ese tal Sueño, no sé ni siquiera si es un nombre pero me da igual. ¡Bienvenida al infierno! Creo que sigo teniendo unas pocas de galletas por aquí—rebusca en uno de los bolsillos de su gabardina hasta dar con lo que quería encontrar: Unas galletas que se veían que tenían siglos dentro de sus bolsillos—¿Quieres una?

—No, no, gracias, ¿puedes continuar con la explicación?—el rubio tose de manera falsa para dejar caer las galletas al suelo, saca un pergamino que desdobla hasta llegar a sus pies.

—Esto tomará todo el día, o bueno, una larga eternidad, no es como si pudiéramos ver la luz del sol o la oscuridad de la noche—iba a empezar a leer lo que estaba escrito, pero lo detuvo a tiempo antes de que empezara a leer todo lo escrito en aquella hoja más grande que ella.

—¡Espera! Ah, ¿lo más importante?—el de cabello rizado alza una ceja, pues lo había interrumpido en unos minutos más veces de las que pudiera contar, nunca le había pasado con ninguna alma que llevaba, la mayoría estaba relajada y en paz durante sus primeras décadas en aquel lugar, no preguntaban demasiado, al menos eso era las almas que habían muerto por vejez o habían llegado a los cincuenta años, era la primera vez en una década que recibía a una alma joven en el Limbo, la mayoría de jóvenes no creían en un cielo ni en un infierno, pero había dudosos. Justo como lo estaba ella y muchos más en aquel lugar.

—Bien, las reglas son fáciles de escuchar, pero no fáciles de seguir. La primera regla es: No te quedes vacía, antes que vuelvas a interrumpir y hacer una pregunta estúpida— cierra su boca, antes que pueda decirle algo más que lo molesté y la deje en medio de toda esa niebla—Las personas aquí son aquellas que no tuvieron sueños ni fe, aquí no hay nada excepto energía de mala muerte, que los termina convirtiendo y consumiendo...—hace una pausa, para mirar a otro lado preso de sus propios sentimientos al recordar ver a las personas de aquella forma—En eso—de un chasquido, la niebla comienza a disiparse y hacerse todo más claro, como si le hubieran quitado una venda de los ojos. Una venda que hubiera preferido no quitar. Las persona caminaban pérdidas, sus rostros eran cadávericos, con tonos grises y verdosos, sus venas se marcaban por todo su cuerpo de colores azules y negros, como si un hechicero hubiera arrojado magia negra sobre ellos—Esto es el infierno, cariño. Ni ese tal Sueño podrá librarte de ese mismo destino, igual debes tener cuidado con las Sombras, de verdad no quieres toparte con una, son horribles

—¿Qué son las Sombras?—el chico relame sus labios incomodo por aquella pregunta que no quería responder.

—Son la sustancia de la lava del infierno, osea son todo el mal que hay en el Mundo de los Vivos, sólo que les atrae el fuego, no es como si se viera muy a menudo aquí en este círculo, ¡porque no hay nada! Es muy aburrido todo aquí, pero al menos me alegro no estar en los demás, son verdaderamente horribles, al menos aquí eres un zombie pero en los otros serás más como alma podrida que ni siquiera puede respirar—Avic traga saliva, por no poder imaginar el destino que hubiera enfrentado si no hubiera sido un accidente lo que le hizo a su padre—Oh por cierto, soy William, me quedaré un rato a protegerte de manera voluntaria, no llegan muchas almas aquí, la mayoría no cree y por ello no viene al infierno, mientras algunos que creen no recibieron el bautizo o algunos cometieron un acto que no los deja descansar en paz—su mirada se opaca, tras decir aquellas palabras, recordando algo en lo más profundo de su memoria que no podía olvidar, pero de forma drástica cambia su expresión al ver la preocupación en la chica—¡Pero bien, como estaremos juntos por toda la eternidad, de forma literal y no de la que me gusta! ¿Por qué estás aquí?

—Yo... Creo que accidentalmente maté a mi padre—baja su mirada, sintiéndose culpable por aquella declaración, pero William pasa su brazo por su hombro juntándose a ella.

—Tranquila, aquí nadie es un santo y nunca lo serán, ¿eso es bueno, no? Es lo que define a un humano, pero no debes recordar que ser humano no significa ser un monstruo, cosa que ninguno de aquí es. Sólo somos humanos idiotas que creían en un poder superior sin seguirlo, ¿de verdad merecemos esto? Yo creo que no, pero si estar junto con una chica linda durante una eternidad es mi castigo por ello, entonces no suena tan mal, capaz y surge un romance entre tanto tiempo, a mí no me molestaría, pues digo, ¿quién no se resistiría a alguien como yo?—decía con altanería aquel sujeto, rueda los ojos para quitar la mano de su fría piel y alejarse de él.

—Ni lo sueñes—habló de manera fría, empezando a caminar alejándose de él.

—¡Oh, vamos, era broma! No es como si quisiera estar con una gruñona, además, ¿cómo puedes rechazarme, acaso ya hay alguien?—la femenina se queda callada, pues si estuviera viva, estuviera completamente roja por la vergüenza, pero ahí logra mantener una expresión neutra—¡Sí lo hay! Cuéntame, ¿cómo se llama el galán? Te aseguro que no ha de ser mejor que yo

—Él es mucho mejor que tú en muchos aspectos

—Entonces sí hay alguien, cuéntame, tenemos toda la eternidad o bueno, hasta el final del mundo pero lo sentirás como una eternidad y más aquí, el tiempo pasa más lento que en el mundo de los vivos, hasta vas a querer que tu alma desaparezca-una sonrisa se forma en el rostro de la joven, al recordar a Sueño y todos los momentos que pasó junto a él, sintiéndose viva a pesar de no estarlo.

—Él no es muy hablador, se podría decir, pero conmigo es diferente, es como si aquella capa fría que quiere mostrar al mundo sólo fuera una ilusión y sólo conmigo quitara esa capa, quizá exagero un poco, pero él es el causante de mis buenos sueños y aleja a todas las pesadillas-era de forma literal, pues gracias a Jessamy la enfermedad no la azotó como a los demás, si no, estuviera igual de trastornada que lo que era su familia.

—Eso suena lindo, demasiado cursi para mí gusto pero lindo. Veo que te gustan los chicos malos, lo entiendo, son irresistibles—durante el camino, veía almas vagar, entre murmullos y susurros, si ese era el Primer Círculo, no quería imaginar cómo serían los demás, de la sola imagen en su cabeza de terminar como ellos lo estaban, la hacía temblar, así que prefirió ignorarlos y continuar con la conversación.

—No es un chico malo, es sólo que ha sufrido mucho en lo poco que lo conozco-no era mentira, pues ser invocado y encerrado por tanto tiempo le parecía un verdadero castigo, más en un sitio tan incomodo como lo era ese, ella no hubiera aguantado ninguna hora en ese cascarón.

—Bueno, eso suena a una característica de chico malo, lo único verdaderamente espantoso es que nunca lo volverás a ver, a menos que también caiga en este círculo-

—No es un humano—William se detiene en seco, tras oír las palabras de la joven, ¿acaso se había enamorado de algún demonio o duende que tenía encerrado? Esa sola idea en su cabeza era mala—Es un Eterno—pero lo que salió de su boca fue mucho peor.


NO HABÍA MOVIDO NI UN SÓLO MÚSCULO POR TRES DÍAS. Alex había comenzado a preocuparse, pues a pesar de ofertarle su libertad a cambio de que no lo lastimarla no decía ni una sola palabra. Sólo recuerda el grito desgarrador que dio cuando asesinó a su propia hermana, sus ojos envueltos en llamas de dolor y, odio entre raíces y espinas que serían difíciles de olvidar para el Eterno, había matado a alguien que era importante para él, pero sobre todo, a la que alguna vez llamó hermana. No había noche alguna que no lo atormentara aquel recuerdo de la sensación de aquella hoja afilada clavarse como mantequilla en su piel, hasta encontrar el hueso y no poder llegar más profundo, como sus nervios se dispararon, la adrenalina se había adueñado de su cuerpo pero sobre todo, como el odio lo había tomado de títere a su antojo, tan fácil de manejar, tan inhumano por haber cometido tal acto despreciable, sin siquiera haberle dado la oportunidad de defenderse, pues sabía que ella ganaría de cualquier forma. Ahora cuando todo era más claro, aquel acto lo pagaba con pesadillas y remordimiento que durarían para toda la eternidad, no podía abandonar esos sentimientos por más que quisiera, menos con un Eterno enjaulado queriendo arrancarle la cabeza por asesinar a su cuervo y a la mujer que pensaba que era su amada, pues así lo pareció durante tanto tiempo, él sólo había hablado con ella y con nadie más de aquella casa, ni siquiera con él, que le pedía algo tan sencillo pero a la vez complicado que el Eterno no estaba dispuesto a darle después de todas sus acciones: Seguridad de que él no lo asesinaría. Ahora estaba ahí, nuevamente, viendo a través de la gran esfera al Dios con odio guardado dentro de su ser y de sus ojos, queriendo provocarle la más horrible pesadilla que dure por toda la eternidad por haber asesinado a sangre fría a Avic, lo peor, fue por la espalda, como todo un cobarde y eso era lo que lo definía. Era un cobarde que va a pedirle lo imposible, pues dentro de aquella jaula de cristal pasaban todos los escenarios de cómo destruiría su vida si tan sólo pudiera salir, si saliera de aquella jaula sería lo primero que haría: Vengarse, por encerrarlo ahí, por derramar sangre y lágrimas de una persona que posiblemente nunca vuelva a ver, ¿dónde estaría, en la nada, en el cielo o en el infierno? Pero por más que lo pensara, no debía, nunca debió tomarle cariño a una simple humana, porque un momento como ese iba a pasar, se iba a ir, lo olvidó por completo la primera vez que le sonrió, la primera vez que habló con él, la primera vez que lloró frente a él. Ahora, no podía olvidarla, a la humana que cuando se fue, se llevó consigo una parte de él, lo único que le quedaba era su deseo de venganza, pues la humanidad era tan violenta que comenzaban a atacar a su propia familia, tanto tiempo había pasado de su ausencia que el mundo era cada vez más oscuro y retorcido. Si tan sólo no lo hubiera intentado liberar una vez más ella estaría con vida, hubieran estado juntos en su reino, ella jugaría con Gregory todo el día, quizá por la noche hubiera ido a visitarla y contarle su día acompañados del frío, las estrellas más resplandecientes que las del mundo de la Vigilia, estaba seguro que le hubieran encantado, aquella luz en la oscuridad era lo único que necesitaba. Hubiera conocido a Lucien, tal vez se hubieran llevado bien ellos dos y se la pasaría en la biblioteca leyendo todas las historias que él había escrito, sin cansarse. Pero ese hubiera nunca existió para los humanos y ahora sabía que tampoco para los Eternos.

—Por favor... Sólo di algo, no te pido riquezas ni inmortalidad como mi padre, sólo te pido que me asegures que no me harás daño-pero continuó callado, sin decir ni una sola palabra, más que la de su mirada, que exclamaba un no absoluto, cargado de cólera y rencor—Sé de verdad lo que hice, lo siento tanto, no sé qué me pasó en aquellos momentos, pero por favor, sólo dime que estaré bien y te liberaré, así podrás revivir a Avic y te juro que nunca más le volveré a tocar un cabello. Sólo quiero a mi hermana de vuelta, quiero disculparme por todo el daño irreversible que le hice, desde pequeños—pero Sueño no decía nada, ni tenía las intenciones de hacerlo, ¿debió haber dicho que sí? Tal vez, pues así hubiera podido recuperar sus objetos y traer a Avic de vuelta a él, pues ella ya le había dicho un para ir a su reino, ella ya pertenecía a ese lugar y ni siquiera Dios ni Estrella de la Mañana podían cambiar eso, desde la primera historia que escribió, ella ya pertenecía a ese lugar—Bien, volveré mañana. Espero que reconsideres mi oferta—pero no había nada que reconsiderar. No haría un trato con él ni ahora, ni nunca.

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