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🍎 Nido 📻

Trimestre 3: Siete meses.

Dos meses habían pasado desde el incidente en el que Lucifer y todo el hotel se enteraron de que el demonio de la radio estaba embarazado.

Durante ese tiempo, Lucifer aprovechó su poder para llevar a Alastor a consultas constantes con Belfegor en el anillo de la pereza. Afortunadamente para la preocupación del soberano del infierno y para el bienestar de Alastor, quien no quería exhibirse como un fenómeno de circo, Belfegor confirmó que el bebé estaba en buenas condiciones.

Otro cambio impuesto por Lucifer fue que Alastor abandonara su antigua habitación para dormir en la nueva que le había conseguido, una cama mucho más grande para su comodidad. Sin embargo, Alastor solía regresar a su antigua cama durante las madrugadas, prefiriendo dormir lejos de su pareja.

Lucifer Morningstar, un ser de gran poder pero con problemas profundos de abandono, empezaba a dudar del amor de Alastor. Cada vez que Alastor se iba, Lucifer temía que el demonio aún no lo amaba como él esperaba, y pensaba que tal vez para Alastor solo era un estorbo más en su vida. Husk le había aconsejado a Lucifer que tuviera paciencia, pues Alastor no estaba acostumbrado a las muestras excesivas de afecto.

Aunque tenía el consuelo de que la sombra de Alastor siempre estaba cerca de él, Lucifer deseaba la presencia física de su pareja.

-¿Por qué será que no le gusta estar conmigo? -preguntó Lucifer al "aire", entre comillas, ya que la sombra de Alastor estaba allí como siempre. La sombra alzó los hombros en señal de ignorancia. -No dudo de que me quiera. O sea, sé que me quiere, me lo dijo una vez, ¿no?

Miró a la sombra, que asintió. Había sido en la ocasión en que Alastor le confesó que estaba embarazado.

-Dicen que las acciones valen más que las palabras, y. . . -Lucifer se quedó pensativo. ¿Acaso el demonio había mostrado alguna acción que demostrara su amor? -Alastor. . . él. . . -se quedó sin palabras, sin encontrar un recuerdo claro en su mente.

La sombra observaba a Lucifer con preocupación mientras él se sumía en sus pensamientos, cada vez más triste. Se acercó para abrazarlo y consolarlo por sus crecientes lágrimas.

Mientras esto sucedía, Alastor escuchaba desde el otro lado de la puerta. Estaba a punto de buscar a Lucifer para que le cumpliera un antojo, pero se detuvo al oír que se hablaba de él. Apretó los puños, molesto por las palabras que consideraba falsas, y se contuvo de derribar la puerta. En lugar de eso, se dio la vuelta y se dirigió a su antigua habitación.

Al llegar, se acostó de lado en su cama, mirando el encantador pantano de Louisiana, New Orleans. Los detalles habían sido personalizados por él mismo para conservar los lugares que marcaron su vida. Esa familiaridad lo hacía sentirse tranquilo, y además, le recordaba a una persona que desearía que viera cómo la vida lo había tratado bien, pero ella ya no estaba presente; solo quedaban recuerdos, como hojas pasajeras de un ave, estancadas en el tiempo y plasmadas en los lugares que sus pies habían tocado.

-Alastor, maldita sea, deja de llorar -se cubrió el rostro para secar sus lágrimas-. Malditas hormonas -dijo entre sollozos.

Al día siguiente, Alastor no miró para nada a Lucifer. Según Charlie, él se había ido a hablar con el cielo sobre las almas recientemente ascendidas.

Alastor chasqueó la lengua y pasó todo el día transmitiendo música para el infierno. Hizo esto como un tranquilizante, pues hoy precisamente deseaba el cariño de su esposo. Al final, se quedó dormido en su estación de radio.

Lucifer llegó poco después con una idea en mente y muchas cosas que había traído del cielo.

-Su majestad, ¿qué lleva ahí? -preguntaron Angel y Husk al acercarse.

-Son cosas para Alastor. Me las regaló mi padre. Muy raro, ¿no? -rió. No sabía cómo, pero Dios se había enterado de que ya estaba con alguien más y esperaba otro heredero.

-Wow.

-¿Dónde está Alastor?

-En su estación de radio -comentó Husk.

-Te estuvo buscando toda la tarde.

-¿En serio? -Lucifer se sorprendió-. En ese caso, voy a verlo. Pero antes, necesito preparar su sorpresa. ¿Me ayudan?

Angel y Husk se miraron extrañados, pero accedieron.

-Vamos, vamos, Alex -dijo Lucifer, comenzando a caminar con los otros dos y con la sombra de Alastor -apodada Alex por Lucifer-, que apareció.

-¿Qué piensa hacer su majestad? -preguntó Husk.

-Estuve pensando y creo que ya sé por qué no sale de su habitación. Es su lugar seguro. Escuché que una persona común busca entornos donde se sienta cómoda y familiarizada, especialmente si está embarazada. Así que. . . -Lucifer entró en la habitación de Alastor y dejó las cosas que trajo en el suelo-. Me voy a mudar.

La sombra, Angel y Husk se miraron entre sí, algo asustados por lo que podría suceder.

Alastor se despertó con un dolor terrible en la espalda debido a la posición en la que durmió.

-Debería ir a dormir.

Se levantó con dificultad y empezó a caminar, con los ojos cerrados pero atento a todo. Sus pies lo llevaron directamente a la habitación de Lucifer. Al abrir la puerta, se sorprendió al ver que la habitación estaba vacía.

-¿Lucifer?

-¡Alastor!

-¡Aaah! ¡Lucifer, deja de asustarme así! ¡Vas a hacer que me alivie antes de tiempo!

Lucifer rió nervioso y lo abrazó, acariciando su vientre.

-¿Dónde están las cosas?

-Las cambié de lugar.

-¿A dónde?

-Ya verás. Vamos -tomó su mano y lo guió hacia su nueva habitación.

-¿Aquí?

-Sí.

Alastor se puso nervioso al ver que Lucifer se había metido en su espacio privado sin permiso, y temía que hubiera cambiado todo lo que había personalizado con tanto esfuerzo.

-Dime que no lo hiciste.

-Bueno. . . sí, pero te va a encantar. Créeme.

-Te voy a matar si no.

-Lo intentaré -sonrió Lucifer, acercándose a la puerta y abriéndola.

La estructura del cuarto era similar a la de Alastor, pero ahora incluía elementos de Lucifer. El pantano se mantenía, pero con una vista más agradable. También había detalles de su natal Louisiana, como gardenias, entre otras cosas. La cama estaba dividida y una parte había sido transformada en una especie de cueva.

Alastor se acercó y, de inmediato, se acostó en la cueva hecha de cobijas y cosas de su pareja -incluso habia patitos de goma dentro-. Extrañamente, se sintió cálido y lleno de felicidad al acomodarse en esa cueva y contemplar el paisaje de New Orleans.

-¿Te gusta?

Alastor lo miró sonriente e invocó uno de sus tentáculos para tomar a Lucifer de la cintura y acostarlo a su lado.

-Sí.

Lucifer sonrió emocionado, conteniendo un grito de alegría. Alastor había disfrutado de lo que hizo, y además, se acurrucó en su pecho.

-Tengo frío, tápame.

-Como ordenes -dijo Lucifer, sacando sus alas y envolviendo a Alastor en ellas.

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Alastor al recordar a su madre sono:

NOTA DEL AUTORA: Se que he estado publicando un capítulo de esta semana. Sin embargo como de costumbre, mañana domingo no habra publicación.

Pero, el Lunes se volvera a reanudar.
Espero esten bien, y tomen agua :D

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