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😈 ┇ 𝗟a 𝗣rotección

Soyeon salió de la escuela, sintiendo el peso de la soledad y la incertidumbre en su pecho. El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de naranja y rosa, pero ella no lo apreció. No tenía dónde ir, no tenía un hogar.

Mientras caminaba por las calles empedradas, Soyeon pensó en Yuqi y Shuhua. Ellas habían sido amables con ella, con sonrisas cálidas y ojos curiosos. ¿Podrían ayudarla?

Soyeon tomó una decisión y regresó a la escuela. Buscó a Yuqi en el salón de clases, y cuando la encontró, se armó de valor. Yuqi estaba sentada en su pupitre, rodeada de libros y papeles, su cabello oscuro y rizado caído sobre sus hombros.

—Yuqi, necesito hablar contigo— dijo Soyeon, su voz baja y urgente.

Yuqi se sorprendió, pero sonrió. —¿Qué pasa, Soyeon?— Su voz era cálida y acogedora.

Soyeon respiró hondo. —No tengo dónde vivir. Me expulsaron de... mi hogar. ¿Podrías ayudarme?— Sus ojos rojos se llenaron de lágrimas.

Yuqi se quedó en silencio un momento, luego sonrió. —Claro que sí. Puedes quedarte con nosotras.— Su sonrisa iluminó el salón.

Shuhua, que estaba sentada cerca, asintió. —Sí, tenemos espacio en nuestra casa.— Su voz era suave, gentil, pero algo bajita.

Soyeon se sintió aliviada, gratitud en su corazón. —Gracias... gracias a ambas.— Su voz tembló.

『••✿••』

Más tarde, en la biblioteca, Shuhua se sentó junto a Soojin, quien estudiaba para un examen. La biblioteca estaba en silencio, solo interrumpido por el susurro de páginas y el tic-tac de relojes.

—¿Qué tal te va?— Soojin preguntó, sonriendo. Su cabello castaño y liso caía sobre sus hombros.

Shuhua suspiró. —Estoy preocupada por Soyeon. Parece tener muchos problemas.— Su voz era baja y preocupada.

Soojin asintió. —Yuqi me dijo que la había invitado a quedarse con ustedes.— Su voz era calmada y comprensiva.

Shuhua asintió. —Sí... espero que sea lo mejor para ella.

Mientras Soyeon seguía a Yuqi y Shuhua hacia su casa, sentía una mezcla de emociones. La gratitud y alivio se entrelazaban con la ansiedad y la incertidumbre.

La casa de las hermanas Song era acogedora, con una fachada de piedra y ventanas de madera que brillaban en la luz del atardecer. El jardín estaba lleno de flores y arbustos, que perfumaban el aire con su dulce aroma.

Al entrar, Soyeon se sintió envuelta por la calidez del hogar. La sala de estar estaba llena de libros y objetos decorativos, que reflejaban la personalidad de Yuqi y Shuhua.

—Este es tu nuevo hogar— dijo Yuqi, sonriendo. —Puedes quedarte aquí tanto tiempo como necesites.

Soyeon asintió, sintiendo lágrimas en sus ojos. —Gracias... gracias por todo.

Shuhua se mantuvo alejada, sentada en un rincón de la sala, con un libro en su regazo. Su mirada se evadía de Soyeon, y su cabello oscuro y rizado caía sobre su rostro como una cortina.

Más tarde, mientras cenaban, Shuhua se sintió incómoda con la presencia de Soyeon. Su ansiedad social la hacía sentirse atrapada y confundida, si la había tratado amable hace poco, pero hasta eso hacia sentir incómoda a la pequeña Shuhua.

Después de cenar, Shuhua se retiró a su habitación, necesitando un momento de soledad para recopilar sus pensamientos.

Yuqi se quedó con Soyeon en la sala. —¿Quieres hablar sobre lo que pasó?— su voz era suave y comprensiva.

Soyeon dudó, pero no quería revelar su secreto. —Solo... tuve problemas en mi familia. Me tuve que ir.

Yuqi asintió, creyendo la historia. —Lo siento, Soyeon. Estás a salvo ahora.

Soyeon sonrió débilmente, agradecida por la comprensión de Yuqi. Pero sabía que no podía mantener el secreto por mucho tiempo, tendría que contar su secreto, tarde que temprano.

Más tarde, Yuqi llevó a Soyeon a su habitación. Era un espacio acogedor, con libros y objetos personales que reflejaban la personalidad de Yuqi. La cama estaba cubierta con una manta de colores vivos y había una ventana que daba al jardín.

—Este es tu nuevo hogar— dijo Yuqi, sonriendo. —Puedes quedarte aquí tanto tiempo como necesites.

Soyeon asintió, sintiendo gratitud hacia Yuqi. Se sentó en la cama, mirando alrededor de la habitación. La luz del atardecer se filtraba por la ventana, iluminando el espacio.

—¿Necesitas algo?— Yuqi preguntó, antes de salir de la habitación.

Soyeon negó con la cabeza. —No, gracias. Solo quiero descansar.

Cuando Yuqi se fue, Soyeon se quedó sola en la habitación. Se sintió abrumada por sus pensamientos y emociones. Su mirada se posó en un cuadro en la pared, que mostraba una escena serena de un bosque.

Más tarde, escuchó pasos fuera de su habitación. Era Shuhua, que llevaba una taza de té en sus manos. Su cabello oscuro y rizado caía sobre su rostro, y su sonrisa era débil pero genuina.

—Yuqi me dijo que te gustaba el té— dijo Shuhua.

Soyeon se sorprendió por el gesto de Shuhua. —Gracias— dijo, aceptando la taza. El aroma del té llenó el aire, calmándola.

Shuhua se sentó en una silla cerca de la cama, mirando a Soyeon con curiosidad. Su ansiedad parecía haber disminuido un poco.

—¿Duermes bien?— Shuhua preguntó, rompiendo el silencio.

Soyeon asintió, aunque no era cierto. Sus noches estaban llenas de pesadillas y recuerdos del inframundo.

Shuhua se levantó para irse, pero se detuvo en la puerta. —Soyeon?

—Sí?— Soyeon respondió.

—Estás a salvo aquí— Shuhua dijo, antes de salir de la habitación.

Soyeon se sintió conmovida por las palabras de Shuhua. Quizás, por primera vez en mucho tiempo, se sintió en casa.

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Alguien está sentado hoy en las sombras porque alguien plantó un árbol hace mucho tiempo”

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