໒✦❫⋮ El Omega
Si había algo que caracterizaba a Mark Tuan era su pacible ser. El Alfa era sencillo, y su lobo era igual. Todos sabían cual era su posición en la jerarquía de la sociedad por su aroma, más que por su personalidad, Mark aparentaba ser un Beta, y eso jamás le molestó.
Tenía instintos naturales, como lo era el mirar Omegas que llamaban sus atención, pero solo llegaba ahí. No sentía la necesidad de inmiscuirse con cualquier mujer u hombre de olor dulce que conociera. Su lobo tampoco es como si hiciese algo al respecto; solo alzaba sus orejas con atención, pero permanecía acostado, observando al contrario.
Incluso su celo no era común, padeciendo solo un poco de fiebre y dolores de cabeza. Mark pensaba que su lobo era un flojo, y no le importaba lo más mínimo el querer sobresalir. Nuevamente aquello nunca fue problema para él.
Pero había algo diferente, y Mark lo sabía, porque su lobo jamás mostró interés por otro Alfa justo como lo estaba haciendo en aquel momento con Jia Er Wang, —o Jackson, como quería ser llamado— el hijo de su antiguo jefe.
Quiso pensar que todo aquella atención demás se debía a una admiración de lo que era realmente ser un Alfa. Jia Er era alguien imponente, y de porte firme. Aquellos ojos oscuros los sentía atravesar su ser, y cada palabra que salía de su boca era endulzada por una confusa sensualidad que lograba hacer caer a Mark. Anhelo, su lobo tenía que mirarlo tan atento por eso. El animal sabe que debe ser como el contrario, y por amor a la Diosa Luna, Mark quiere que solo sea eso.
—Y dime, Mark, ¿alguna Omega? —el tono ronco en la voz de Jia Er hizo que un ligero escalofrío recorriera la espalda de Mark. Miró como balanceaba en su mano una copa con vino blanco que le había entregado un camarero—. Eres bastante atractivo.
—¿No es raro que usted diga eso en voz alta? Ambos somos Alfas —reprochó algo serio, mirando a todos lados. La mirada del chico era algo chispeante, y suposo que era a causa del alcohol. Buscó con la mirada a Ruiji, algo ansioso por escapar de la intensa mirada de Jia Er para con él.
—¿Y eso qué? —rió burlón—. ¿Es que acaso no puedo admirar la belleza de alguien más? Siendo Alfa, Omega o Beta, seguiría pensando que eres un tipo bastante guapo... no, esa no es la palabra correcta —lo pensó un poco y luego sonrió de lado—, hermoso, eso eres, Mark. Un Alfa hermoso.
Tragó saliva, sintiendo sus mejillas quemar levemente. Desvió la mirada, no queriendo que el contrario notara su rostro. Su lobo ladeó la cabeza luego de escuchar las palabras de Jia Er, y movió su cola con lentitud. Le había agradado el halago, y Mark tuvo que reprenderlo.
—Limite sus palabras conmigo, Jia Er —volvió a verlo, alzando una de sus cejas—. No deseo sus... muestras de admirar la belleza de alguien más.
—Si comienzas a llamarme Jackson, entonces mantendré distancia.
—Lo haré, Jackson. No juegue conmigo, le recuerdo que solo seremos compañeros de trabajo.
Jackson sonrió por las palabras de Mark. El joven era sumamente interesante, y aquella forma de ser tan reservada y seria no hacía más que encantarle. Su estadía en Corea sería interesante teniendo a su lado a su nuevo secretario y mano derecha.
Mark volvió a buscar con la mirada a Ruiji, encontrándolo a lo lejos hablando con algunos socios. Estuvo tentado a acercarse al hombre, pero sabía que sería descortés de su parte abandonar al que sería su nuevo jefe. Miró la hora en su reloj, bufando algo cansado y con ganas de querer irse. Volvió a alzar la mirada, dispuesto a despedirse de Jackson para poder irse, cuando un olor llamó su atención. Sus ojos se movieron en búsqueda del dueño de aquel dulce aroma. Un Omega, lo sabía, y su lobo alzó sus hocico, olfateando más a fondo.
Captó al dueño de aquella fragancia, y le fue imposible desviar la mirada de aquel precioso Omega que caminaba con tanta elegancia por el lugar. Mark sintió su garganta seca, y es que jamás había visto a alguien como él. Su cabello azabache y espeso estaba peinado con esmero, y todo su rostro estaba descubierto, dejando a la vista aquellas irreales facciones. Vestía prendas ajustadas, y Mark no pudo evitar correr sus ojos por aquel cuerpo lleno de peligrosas curvas.
Sentía que aquel día su lobo había estado más despierto que nunca, puesto que al igual que con Jackson, aquel Omega había causado estragos en él.
Sintió a alguien pasar a su lado, dándose cuenta de que se trataba de Jackson, quien caminaba con paso firme hasta aquel Omega que le había robado el aliento. El Alfa sacudió su mano al aire, y el Omega sonrió al verlo, caminado hasta el contrario. Mark frunció un poco el ceño, más cuando Jackson tomó de la cintura al Omega, atacando sus labios de la forma más feroz y posesiva posible, sintió como si se le vaciara un balde de agua fría encima.
Desvió la mirada rápidamente, intentando controlar sus acelerados latidos. «Es su pareja» apretó los ojos con fuerza, «estuviste viendo a la pareja de tu nuevo jefe y posiblemente te vio».
—Maldita sea, Mark... —masculló entre dientes, reprochando su actuar. Jamás había visto de esa manera a un Omega, y justo lo hace al frente de su pareja.
El aroma a manzana verde se hizo más fuerte, y Mark maldijo una vez más antes de girarse para encontrar frente a él a la pareja. Se sintió desfallecer al tener tan cerca a aquel Omega que lo había cautivado. Incluso Jackson lucía más imponente con su pareja a un lado, logrando que Mark se detuviera a mirarlo por unos instantes.
¿A quién miramos?
«¡A nadie!»
—Mark, quiero presentarte a Park Jinyoung, mi Omega —presentó Jackson, y el Omega hizo una cordial reverencia la cual fue correspondida por Mark—. Será mi mano derecha y, a palabras de él, tendrá un ojo sobre mí durante todo el tiempo.
Jinyoung rió, corriendo con la mirada al contrario. —Vaya suerte entonces, cariño.
Mark abrió sus ojos por las palabras dichas, y miró a Jackson con algo de miedo, más este solo rió y besó la mejilla de su acompañante. —Pienso exactamente lo mismo, precioso —dijo cómplice.
Las palabras estaban atascadas en la garganta de Mark, imposibilitando que soltara frase alguna. Pensaba que Jackson se molestaría por las palabras de Jinyoung, más parecía que este se sentía comprendido. Su cabeza dolió levemente por la confusión, así que la sacudió un poco y recompuso su postura.
Quizás y solo era una prueba. Sí, eso debía ser. Jackson lo estaba probando.
—Mark Tuan —habló finalmente—. Mucho gusto.
—El gusto es mío, Mark —Jinyoung sonrió, y Mark no supo cómo interpretar aquella expresión que el Omega poseía en aquel momento.
—Jinyoung es modelo. Nos conocimos hace un mes en América —miró al recién nombrado—, fue cosa del destino saber que ahora residiría en Corea y podría estar al lado de mi precioso Omega. No podría dejarlo ir —volvió su mirada a Mark—. Es que dime tú, Mark, ¿dejarías libre a alguien como Park Jinyoung?
—Uh, yo... —se quedó pasmado, sin saber exactamente qué responder.
Jinyoung abultó sus labios, y se aferró al pecho de Jackson, con el Alfa acariciando su cadera con sutileza. —Amor, Mark piensa que soy feo.
—¿¡Qué!? ¡No, no, no pienso eso! —negó de inmediato, algo ofuscado por las acusaciones—. Usted es un Omega muy hermoso, Park. Eso solo que-
—Hablamos el mismo idioma —interrumpió Jackson, tomando el rostro de Jinyoung para acercarlo a él—. Este Omega es precioso y no podía dejarlo libre. Desde que lo ví solo podía pensar que debía ser mío.
Mark boqueó, y tuvo que volver a desviar la mirada cuando Jackson besó a Jinyoung como si fuese el agua para aliviar su extremada sed. El Omega no se quedaba atrás, rodeando el cuello del chino para acercar más sus labios en un apasionado beso.
Huir, eso era lo que quería hacer Mark en aquel momento para estar lo más lejos de aquella extraña pareja que lo desequilibraba de la peor manera.
Los chasquidos de los besos se detuvieron, y Mark pudo volver su mirada para encontrar a Jackson limpiar los labios de Jinyoung con muchísimo cariño. Vio su salvación caminar hacia ellos y suspiró aliviado, sabiendo que ya podía irse finalmente.
—Jia Er, te necesito un momento —habló Ruiji, percatándose de la presencia del Omega—. ¿Quién es tu acompañante?
—Padre, le presento a Park Jinyoung, mi Omega.
Jinyoung dio un paso al frente, reverenciando al frente del hombre mayor. —Mucho gusto, señor Wang. Es un agrado conocerlo finalmente.
—Mucho gusto, muchacho, Ruiji Wang —respondió sin mostrar emoción, pero con cierto agrado por el educado y agraciado Omega—. ¿Mi hijo es bueno contigo?
—Lo es. Es un Alfa excelente.
Ruiji asintió una vez y miró a Jackson. —Ven conmigo, te presentaré a algunas personas.
—Oh, claro —miró a Mark—. Te lo encargo.
Reprimió un gemido fastidiado por retardar su ida, y simplemente asintió. —Ve con confianza.
Ambos, padre e hijo, se fueron hasta el grupo de socios con los cuales el mayor estaba hablando anteriormente. Mark miró a Jinyoung, quien se había acercado hasta el ventanal, mirando la ciudad de noche, llena de luces y mostrando la más hermosa vista.
Mark detalló a Jinyoung de espaldas, y sintió curiosidad por notar que su pálido cuello estaba decorado por una reciente marca rosada. Supuso que estaban esperando algo de tiempo para ella, sabiendo que un mes no era suficiente para terminar de conocer a alguien y que, con la llegada de Jackson a Corea podrían finiquitar el enlace. Sin embargo, no pudo evitar seguir mirando el cuello del contrario con algo de atención.
—Esta vista es hermosa —miró a Jinyoung con atención, encontrando una pequeña sonrisa en su rostro—. Si trabajara aquí, este sería mi lugar favorito.
El Alfa sonrió de lado. —Para mí lo es.
Jinyoung se giró a mirarlo, tomándose su tiempo para detallar el rostro de Mark. —¿Qué edad tienes?
—Veintiocho.
—Uh, ¿qué acaso todos son mayores que yo? —se quejó en broma—. Seunie ya está en el tercer piso, mientras que yo a penas tengo veinticinco años, pero no me quejo, mi Alfa es el hombre más guapo que haya visto... aunque Mark no está nada mal.
—No debería de decir esas cosas, su Alfa puede molestarse —advirtió receloso.
—¿Por qué? No estoy mintiendo, Mark —la melodiosa voz de Jinyoung era tan cautivadora que Mark se encontró a sí mismo cayendo por ella—. Seunie es fuerte, con facciones marcadas, muy varonil. Eso es muy atractivo.
«Lo es» se encontró dándole la razón a Jinyoung, y se regañó por eso.
—Mientras que Mark es lo opuesto —siguió su relato, mirando fijamente al contrario—. Tienes facciones finas, casi perfectas. Luces como un príncipe, uno muy guapo. Jackson no se puede enojar porque sé que él pensaría lo mismo que yo. Mi Alfa no tiene límites en admirar a los demás, y yo simplemente le doy la razón.
La conversación de temprano, dónde Jackson lo halagaba volvió a su mente, y nuevamente pensó en lo extraña que era aquella pareja. En un caso normal ya estuviese metido en problemas por las palabras de aquel Omega, pero cómo hacerlo cuando el Alfa también había dicho algo similar.
—Sus aromas también son diferentes, pero al mismo tiempo cautivadores —Jinyoung se balanceó de un lado a otro, pensando sus palabras—. Jackson tiene ese olor a canela que te domina de inmediato. Fuerte, posesivo, dominante. Simplemente embriagador. Mark huele a miel, que quizás muchos pensarán que es un aroma dulce, casi de Omega, pero la verdad es que la miel también es dominante.
Jinyoung relamió sus labios. »Pones unas gotas de miel en tu boca, y la sientes espesa, envolviéndote en su picante y dulce sabor, perdurando en tu boca por un largo rato. No te deshaces de la miel tan fácil, y ese es su encanto. Bajas la guardia con la miel, y quedas hundido en su espesura... a mi me fascina la miel, Mark.
El Alfa sintió su pulso acelerado, y tragó saliva con dificultad. —Gracias... —respondió escuetamente, no queriendo profundizar aquella bizarra conversación.
—Eres tan correcto, Mark —rió Jinyoung, volviendo a mirar por el ventanal—. Supongo que te han denominado como alguien aburrido un par de veces... pero tu rostro lo compensa.
Iba a negar lo dicho, —incluso si era la verdad— pero Jackson apareció nuevamente, abrazando por la espalda a Jinyoung, y rodeando sus caderas con sus fuertes brazos.
—¿Te aburriste sin mí? —preguntó el recién llegado, dejando un beso en la mejilla del menor.
—No mucho, Mark es una excelente compañía.
Jackson sonrió. —¿Y de qué hablaban?
Señales de alerta se encendieron en la cabeza de Mark, y miró a Jinyoung con advertencia, más el Omega lo miró con algo de burla y se giró entre los brazos de Jackson para tenerlo frente a frente. —Solo hablábamos de lo atractivo que eres... y de lo deliciosa que es la miel.
Jackson alzó una ceja, y miró a Mark sin mostrar molestia alguna. —Qué mal, yo también quería decir cuánto me fascina la miel.
La presión que cubrió a Mark fue inmensa, y solo atinó a reverenciar exageradamente a la pareja al frente de él. —Y-ya es muy tarde y deseo irme.
No dejó que dijeran palabra alguna cuando ya había tomado camino fuera de su vista, con la respiración algo acelerada y su pulso a mil por hora. Era extraña la sensación que lo cubría, y sentía miedo por todo aquello.
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