Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

-𝙞𝙫. ᵇᵃᵇʸ

ME ACERQUÉ A UNA mesa con folletos sobre apoyo emocional durante el embarazo y tomé uno al azar, intentando aparentar interés mientras mis pensamientos seguían girando en torno al encuentro con el doctor Hwang.

Iba caminando hacia la salida, mis pensamientos dispersos y mi mirada fija en la puerta que me sacaría de este lugar. Todo lo que quería era desaparecer antes de que alguien me reconociera, pero entonces, lo vi. Jeongin. Estaba conversando con uno de los organizadores. Mi corazón se detuvo por un segundo, y el pánico empezó a apoderarse de mí.

¡No! No puede ser...

Instintivamente, abrí el folleto que tenía en las manos, buscando su nombre. Y cuando lo encontré, sentí que el alma abandonaba mi cuerpo. Jeongin Lee, el invitado especial.

No tengo escape. Sabrá lo que estoy escondiendo. ¡Me verá y descubrirá que estoy embarazada!

Me quedé completamente inmóvil en medio del pasillo, incapaz de moverme, de reaccionar. Mis pies no respondían, y sentí que el aire a mi alrededor se volvía denso, como si estuviera atrapada en una pesadilla. Jeongin comenzó a caminar en mi dirección, su paso lento pero decidido. Cada segundo que pasaba, lo sentía más cerca.

Dios, no puedo dejar que me vea...

De pronto, alguien me jaló detrás de un muro. Mi respiración se detuvo y, cuando finalmente reaccioné, vi a Hyunjin frente a mí. Con una expresión seria, me llevó a la sombra, cubriéndome con su cuerpo.

—Shhh —murmuró, llevándose un dedo a los labios. Me quedé paralizada, tratando de entender lo que estaba pasando.

Jeongin pasó justo a nuestro lado y se detuvo, como si hubiera sentido algo. Se quedó observando a Hyunjin, tratando de ver más allá de él.

Volteé ligeramente y vi que Hyunjin señalaba con la cabeza hacia el muro, diciéndome sin palabras que me escondiera mejor. Mi cuerpo reaccionó, pegándome a la pared, deseando ser invisible.

—Creí que me había equivocado, pero... —Jeongin lo miró, analizando cada palabra antes de decirla—. ¿Tú otra vez?

—Es un ginecólogo que vino a ayudarnos —respondió el organizador rápidamente, intentando calmar la tensión.

Jeongin levantó una ceja, claramente no satisfecho con la respuesta.

—Lo sé —dijo Hyunjin, su voz fría—, tenemos gustos muy similares. Pero nuestro gusto en perfumes es muy diferente. El tuyo va bien con un hombre frívolo como tú. —Su mirada recorrió a Hyunjin con una mezcla de desprecio y desafío—. Pero no combina con tu traje. Necesitas algo más fuerte.

¿Qué está pasando aquí?

Jeongin se acercó un paso más, su presencia amenazante, intentando intimidarlo.

—¿Tu perfume también está a mitad de precio? —agregó Hyunjin, con una sonrisa burlona en los labios.

¡Ay! Qué infantil. No pude evitar rodar los ojos ante el comentario.

Hombres...

Aproveché el momento. Sigilosamente, salí de mi escondite y comencé a correr hacia la salida. Cada paso era como un latido acelerado, tratando de no hacer ruido, rogando que Jeongin no se diera cuenta. Por favor, que no me vea.

Cuando llegué al estacionamiento, me detuve para recuperar el aliento.
Lo logré... Al menos eso pensé. Me escondí detrás de un auto, esperando a que Hyunjin apareciera.

Finalmente, lo vi salir del edificio y dirigirse hacia su camioneta. Lo seguí, manteniendo una distancia segura, hasta que lo vi entrar al vehículo. Con un nudo en el estómago, caminé hasta la ventana del copiloto y golpeé ligeramente.

Hyunjin dio un salto en su asiento, claramente asustado, llevando una mano al pecho para calmar su corazón. Me miró con sorpresa y, tras unos segundos, abrió la ventana.

—¡¿Qué haces aquí?! —me susurró, aún agitado.

Yo respiré hondo, tratando de calmarme, pero la pregunta que me carcomía la garganta no podía esperar más.

—No importa cuánto lo piense, no logro entenderte —le solté, incapaz de contenerme.

Hyunjin arqueó una ceja, evidentemente sin entender a qué me refería.

—¿Por qué me ayudaste? —continué, obligándome a mantener su mirada antes de desviarla rápidamente—. Antes me tratabas como basura... ¿por qué me ayudas ahora?

Sentía mi estómago dar vueltas mientras lo decía. Nunca pensé que tendría que enfrentarme a él así. Pero ahí estábamos, en un estacionamiento frío y oscuro, tratando de entender lo que estaba ocurriendo entre nosotros.

Hyunjin bajó la cabeza, su expresión seria se desvaneció un poco, y algo en su rostro cambió. Parecía un cachorro regañado, y de alguna manera eso me hizo sentir incómoda.

—Lo siento —dijo al fin, y su voz sonó sincera, aunque vacilante—. Me pasé de la raya. Fui yo quien se puso sensible, no tú.

Lo miré, sorprendida por la disculpa. No esperaba eso, no de Hyunjin. Pero tiene razon, él se puso sensible.

—Te acusé de emborrachar a mi madre y te insulté... lo siento —añadió, su tono casi quebrándose al final.

Me quedé en silencio un segundo más, procesando sus palabras. Parecía tan nervioso, como si estuviera esperando que lo regañara de nuevo o que simplemente lo rechazara. Pero en lugar de eso, solté un suspiro pesado y asentí lentamente.

—Está bien —murmuré, intentando calmar la tensión que aún flotaba en el aire. Abrí la puerta de la camioneta y me subí en el asiento del copiloto—. ¿Cuánto calzas?

—Cuarenta y tres, creo... —respondió, claramente confundido por la pregunta—. ¿Por qué?

Sonreí para mí misma mientras me ponía el cinturón de seguridad.

—Ya verás.

Llegamos al patinadero de hielo en menos tiempo del que esperaba. El aire helado se sentía menos pesado en comparación con la tensión que había entre nosotros. Caminé delante de Hyunjin, sabiendo que me seguiría aunque estuviera confundido. Nos acercamos al mostrador, donde Changbin, como siempre, me esperaba con una sonrisa traviesa.

—Aquí están —dijo Changbin, entregándome los patines—. Esta vez no vienes sola, ¿es una cita?

Rodé los ojos, fingiendo molestia, pero una sonrisa se asomó en mis labios.

—No seas ridículo.

Changbin, siendo el payaso que era, hizo una imitación barata de dos personas besándose, lo que me hizo querer golpearlo en la cabeza. Algún día lo mataré y enterraré su cuerpo en algún lugar donde nadie lo encuentre.

—Eras cuarenta y tres, ¿verdad? —le dije a Hyunjin mientras le entregaba sus patines—. Debes usar la talla correcta para que no se te doblen los dedos.

Hyunjin miró los patines, luego la pista de hielo, y finalmente a mí, con una mezcla de incredulidad y resignación.

—Olvídalo, no haré esto —dijo, comenzando a darse la vuelta, pero lo agarré del brazo antes de que pudiera huir. —¿Qué te pasa?

—No tan rápido —le advertí—. Te pondrás los patines... ¿o quieres que te los ponga yo?

Hyunjin puso los ojos en blanco, pero al final se fue a sentar para ponerse los patines, resignado a su destino. A mi lado, Changbin aplaudió como si hubiera presenciado un milagro, lo que me hizo mirarlo de forma confusa.

—Wow, estás más loca de lo que pensé —bromeó, sonriendo ampliamente.

Levanté la mano, fingiendo que iba a golpearlo, y él se cubrió rápidamente, riéndose a carcajadas.

—Ay, enano malcriado, espera a que salgas de turno y...

—¡Sun-Hee! —gritó Hyunjin desde el otro lado de la pista, interrumpiendo mi conversación con Changbin.

Le hice un gesto a Changbin para que se callara, y me dirigí hacia Hyunjin, que parecía más asustado que nunca con sus patines puestos. No pude evitar reírme mientras me acercaba a él.

—Vamos, será divertido.

Entré a la pista de hielo, sintiendo el aire frío en mi rostro y el crujido del hielo bajo mis patines. Detrás de mí, podía escuchar a Hyunjin murmurando mi nombre, inquieto, como si estuviera a punto de detenerme. Cuando me giré para verlo, me encontré con una imagen que no pude evitar reír: estaba aferrado al barandal con ambas manos, sus nudillos blancos de la tensión, y su rostro lleno de pánico. Parecía que en cualquier momento se iba a desplomar.

—¿De verdad vas a hacer esto? —preguntó, su voz cargada de preocupación mientras intentaba soltarse del barandal para señalarme, pero apenas lo hizo, su equilibrio vaciló y estuvo a punto de caerse—. Es peligroso. ¿Y si te caes? Te puedes lastimar.

—Ay, pareces mi madre —respondí, mientras me alejaba un poco más hacia el centro de la pista. Giré suavemente hacia su dirección, patinando con facilidad—. Soy buena patinando, venía aquí cada vez que me estresaba por el trabajo.

Lo miré de reojo y su expresión nerviosa me hizo sonreír. Parecía Bambi aprendiendo a caminar por primera vez. Verlo tan fuera de su zona de confort era entretenido, por decir lo menos.

—¡Supongo que no sabes patinar, Doctor Hwang! —le grité, mientras me deslizaba elegantemente a su alrededor.

Hyunjin miró hacia el suelo de hielo y luego a mí, repitiendo ese gesto varias veces, como si estuviera considerando seriamente si debía intentarlo o no. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, decidió soltarse lentamente del barandal. Pero el resultado fue exactamente lo que esperaba. Patinaba terriblemente mal. Cada paso que daba era como si estuviera luchando por su vida, sus brazos revoloteaban de un lado a otro como si intentara mantener el equilibrio en un terreno desconocido.

—¡Oh, Sun-Hee! —gritó, patinando hacia mí de manera desastrosa, claramente buscando apoyarse en mí. Pero justo cuando estaba a punto de llegar, me aparté a propósito, y como era de esperar, se cayó estrepitosamente al suelo.

Mis carcajadas resonaron por toda la pista. Me acerqué rápidamente para ayudarlo, sacudiendo el hielo de su espalda mientras aún me reía.

—¿Estás bien? —le pregunté, mientras intentaba ayudarlo a ponerse de pie—. Woah, eres realmente malo en esto.

Lo tomé de la mano, decidida a no dejar que se cayera otra vez. Patinaba con él a mi lado, guiándolo mientras sus movimientos eran torpes y poco coordinados.

—Uno, dos... uno, dos... lo estás dominando —reí mientras seguía patinando con él—. ¿Qué te parece? ¿No es divertido aunque te caigas?

Hyunjin me miró con una expresión de leve berrinche en el rostro.

—No, esto no es nada divertido —respondió, claramente fastidiado.

—Vamos, sé que te está gustando. —Aceleré el ritmo, divertida por su incomodidad—. ¿Vamos más rápido?

—¡No! —gritó, y de repente me abrazó por la espalda, intentando detenerme. Su rostro quedó peligrosamente cerca del mío, tanto que podía sentir su respiración en mi cuello.

Mi corazón dio un vuelco. ¿Siempre ha sido tan guapo o es solo por la emoción del momento? Mi mente divagaba mientras trataba de concentrarme, pero sentía el calor subir a mis mejillas.

—Tengo hambre —dije de repente, tratando de despejar la tensión que se había formado. Giré en mi lugar, buscando algo en los puestos fuera de la pista—. ¡Vamos por ramen!

Me alejé de él rápidamente, tratando de calmar mi respiración acelerada. Sentía mis mejillas ardiendo por alguna razón que no quería admitir. En mi huida, mi mirada se cruzó con la de Changbin, quien no perdió la oportunidad de señalarme y fingir que era una pareja besándose, imitando un beso exagerado.

—¡Sun-Hee! —El grito de Hyunjin me sacó de mis pensamientos. Justo cuando me volví, alguien me empujó con fuerza, y cerré los ojos, esperando el impacto doloroso contra el hielo.

¿Desde cuándo el suelo es tan suave?

Abrí un ojo lentamente, tratando de entender qué había pasado. A mi lado, escuché los quejidos familiares de Hyunjin.

—Creo que me rompí el cráneo —se quejó, mientras se sentaba en el suelo y señalaba su cabeza—. Checa si estoy sangrando o es algo grave.

Me acerqué a él y revisé su cabeza, ocultando una sonrisa. No tenía absolutamente nada.

—No hay sangre ni nada grave —dije, negando con la cabeza.

Hyunjin me miró incrédulo.

—¿Qué? ¿Crees que exagero?

Reí y le di un suave golpe en la cabeza, lo que provocó más quejidos de su parte.

—Estás bien, vamos, el ramen espera.

Nos dirigimos al puesto de ramen y pedimos dos tazones. Nos sentamos en una de las mesas cercanas a la pista, el aire cálido del puesto contrarrestando el frío del hielo.

—Ya me siento mejor —dije, quitándome los guantes y dejándolos sobre la mesa—. ¿Y tú?

Hyunjin asintió con la cabeza, su expresión más relajada.

—Sí, siento la mente un poco más despejada —admitió, aunque su rostro se tornó más serio cuando me miró de nuevo—. ¿Por qué estabas en ese evento?

Suspiré, jugando con los palillos en mi ramen.

—Pensé que podría encontrar a gente que estuviera en mi misma situación —murmuré, sonriendo ligeramente, pero sin poder evitar la amargura en mi voz—. No debí haber ido.

Changbin nos trajo los tazones de ramen, lanzándome una mirada burlona antes de regresar a su puesto. ¿Por qué está en todos lados? ¿No tiene nada mejor que hacer?

—¿Es porque te cruzaste con alguien que no querías ver? —preguntó Hyunjin, observándome detenidamente.

Suspiré de nuevo, más pesadamente esta vez, y asentí.

—No sé por qué lo evité... —admití, mirándolo y tratando de cambiar el tema—. Vamos, el ramen se va a enfriar.

Revolví los fideos y me llevé una porción a la boca. Woah, estaban mucho mejor de lo que esperaba.

—¡Están buenos! —exclamé, mientras una sonrisa se formaba en mis labios.

Hyunjin rió suavemente, imitando mi acción, y también soltó un pequeño sonido de satisfacción.


































─────  𝗔𝘂𝘁𝗵𝗼𝗿'𝘀 𝗡𝗼𝘁𝗲.! ⋆

• reviví

• intentaré estar más activa lo juro

• voten y comenten

• Changbin te amo mi novio mío mío mío

• tranquilos chicos todavía faltan unos 50 capítulos 🔥🤪

#NOLECTORESFANTASMA

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro