Parte única.
Yeonjun es un universitario común pero con una vida nada común y un novio para nada común, de hecho, su novio era un híbrido felino.
El híbrido más adorable de todo el planeta mientras no estuviese enojado; Beomgyu, el chico gato, era muy territorial con Yeonjun gracias a su lado felino y no le gustaba que éste tuviese el aroma de alguien más al llegar a casa, ya fuera sólo porque había saludado a un profesor o porque alguno de sus compañeros de clase lo hubiese abrazado, fuera lo que fuera, a Beomgyu no le gustaba y tampoco le gustaban las personas, él prefería quedarse a dormir en casa y esperar a que su único humano favorito llegara de la escuela.
—Yeon, no quiero. —se quejó el híbrido gatuno, meneando su larga y esponjosa cola de lado a lado de forma nada pacífica, más bien demostraba que estaba inconforme y disgustado mientras observaba a Yeonjun con los ojos entrecerrados, apenas dejándole ver sus iris verdes y sus orejas estaban agachadas, muy cerca de sus rizos achocolatados, diciendo un claro "estoy molesto".
—Amor, yo no lo decido, necesito hacer el trabajo de alguna u otra forma —dijo Yeonjun, suspirando con algo de pesar y se acomodó con las manos las hebras castañas que adornaban su cabeza, intentando mantener la calma, el azul de sus ojos se mezcló con el verde de los ojos de Beomgyu al observarlo fijamente de frente; Beomgyu volteó el rostro y se cruzó de brazos, intentando mantenerse molesto.
—Sí, lo sé, pero de todas formas no quiero. —murmuró Beomgyu con el mismo tono, agachando sus orejas aún más.
—Beom, el trabajo es importante, es uno de los últimos proyectos. Pero no quieres que vaya a casa de mi compañero y tampoco quieres que él venga acá —trató de convencerlo el oji-azul.
Beomgyu gruñó bajito, dándole la espalda a su novio y se escondió bajo un montón de almohadas y cojines que había amontonado sobre el sofá para ver la televisión, pero ahora no tenía ánimos de nada, él sólo deseaba que la vida se tratara de Yeonjun y él en casa juntos, recibiendo mimos del castaño.
Yeonjun por su parte se quedó observando la larga cola de su minino, la cual bailaba fuera del montón de almohadas y eso era todo lo que podía ver de él ahora; él decidió levantarse y darle su espacio a Beomgyu hasta que se calmara y se olvidase un poco del asunto, sabía que tarde o temprano se le iba a pasar e iría en su búsqueda para obtener mimos o un vaso de leche, lo que sea que quisiera.
[. . ♡ . .]
El felino estaba asustado y solo, los truenos retumbaban en sus orejas, haciendo que sus tímpanos dolieran ante tanto estruendo, eso sólo lograba ponerlo aún más nervioso y ahora sólo quería llorar, eso y encontrar un lugar dónde poder esconderse, dudó mucho antes de asomarse, dejándole ver al hombre sus esponjosas orejas entre sus rizos mojados y maulló de forma dolorosa.
—Ven conmigo, gatito. Vayamos a casa, tengo mucha comida y una habitación sólo para ti... No tengas miedo, prometo que no te haré daño. —dijo el extraño, tendiéndole su mano derecha de forma suave e intentando no hacer ningún movimiento brusco que pudiese asustarlo.
El híbrido abandonó su caja de cartón con algo de duda, aún temeroso, pero ese desconocido tenía buen olor y algo en él le hacía creer que podría ser feliz a su lado.
Beomgyu despertó, levantándose lentamente del lugar en el sofá en que estaba acostado y en el proceso todas las almohadas que había juntado, cayeron al suelo, observó toda la sala y notó que Yeonjun ya no se encontraba ahí, también notó que ya había poco sol a comparación de antes, entonces bajó del sofá y caminó a través de los pasillos hasta llegar a la habitación de Yeonjun, la cual compartían desde hacía años, abrió la puerta y entró, notando que Yeonjun estaba trabajando en algo en su escritorio, se acercó a él y acarició su rostro con la punta de su cola; Yeonjun se volvió hacia él y le sonrió levemente.
En ése momento Beomgyu sintió un golpe en el pecho y de pronto tenía tantas ganas de llorar, porque Yeonjun estaba ahí, sonriéndole para demostrarle que no estaba enojado con él a pesar de ser un gato celoso y gruñón de vez en cuando, pero es que Beomgyu amaba a Yeonjun de todas las formas posibles en que se pudiera amar, estaba tan profundamente enamorado de él y desde ese día en que el hombre lo rescató de una caja de cartón en medio de una inundación, aquel día que la única persona que tenía lo había dejado ahí, a su suerte en una caja de cartón como basura a desechar porque fue un gato del que ni él ni nadie más había querido cuidar; había marcado a Yeonjun como su único humano, como su único dueño y compañero de vida también, pasó de ser ese gato asustadizo a ser ese gato territorial, a él le gustaba decir que Yeonjun era suyo y que él era de Yeonjun, por eso a veces hacía lo que hacía a pesar de saber que no estaba bien, no le gustaban otras personas además de Yeonjun y tampoco le gustaba que Yeonjun tuviera el olor de alguien más, ése era su gran problema.
Beomgyu se arrodilló al lado de Yeonjun, frotándose contra su costado mientras se soltaba a llorar y se aferró al muslo del hombre como si su vida dependiera de ello, maullando con quejidos de por medio, las gruesas lágrimas resbalaban desde sus ojos y rodaban sobre sus mejillas, mojando la ropa de su novio.
—Shh, tranquilo, pequeño. No llores, no llores. —le habló Yeonjun de forma suave, intentando tranquilizarlo e intentó también apartarlo de su pierna para poder tomarlo encima, pero Beomgyu sólo se aferró con mayor fuerza sin dejar de maullar, restregando su rostro sobre la rodilla del hombre—. Está bien... Está bien. —le calmó nuevamente, dándose por vencido a subirlo a su regazo y sólo se dedicó a rascar entre sus rizos, acariciando el inicio de sus orejitas hasta que logró que Beomgyu ronroneara, calmando de a poco su llanto.
—Yeon —lloriqueó con fuerza el oji-verde, finalmente apartándose un poco de la pierna de su novio y éste aprovechó para tomarlo encima, haciendo que se sentara sobre su regazo.
—¿Qué sucede, mi amor? —preguntó el castaño, secando el rastro de las lágrimas de las mejillas de su felino mientras éste se enrollaba en él, buscando mimos y el calor que irradiaba el hombre.
—Te amo, Yeon —murmuró en voz bajita el rizado, agachando las orejas hacia atrás de forma suave, demostrando que ahora estaba más tranquilo y se escondió entre el cuello de su novio, meneando su cola con lentitud, en calma, para después enredarse en una de las piernas de Yeonjun.
—También te amo, mi pequeño. —respondió el oji-azul, acariciando todavía las orejitas de su minino y le dejó un beso sobre la sien izquierda.
[. . ♡ . .]
—Yeon, no quiero que él venga aquí —gruñó Beomgyu en forma de queja, alargando las letras para hacer sonar la oración como un berrinche y se hizo bolita sobre el sofá de una sola plaza.
Yeonjun observó a su pequeño por un segundo antes de caminar hacia donde estaba enroscado y le dejó un beso sobre la frente, caminó hacia la cocina y volvió después de algunos minutos con un vaso rebosante de leche.
—Bebe tu leche y sé un buen niño. Nadie te molestará. —le pidió el castaño, acariciando sus peludas orejas una última vez antes de ir a la habitación por sus cosas de trabajo y volver para abrir la puerta principal cuando el timbre sonó, dejando entrar al otro humano.
Beomgyu observó al desconocido con recelo desde su lugar en el sofá pequeño, hecho una bolita mientras le daba pequeños sorbos a su vaso de leche y le gruñó al sujeto cuando éste lo saludó, mientras Yeonjun le pedía que lo disculpara porque a él no le gustaban las personas desconocidas.
El compañero de Yeonjun se sentó sobre el lado derecho del sofá, el lado derecho que era de Beomgyu y tomó la almohada azul al lado izquierdo, una de las almohadas que era de Beomgyu, a éste no le agradó que el desconocido tomara las cosas que no eran suyas, ya de por sí se estaba robando el tiempo que él podría pasar entre los brazos de Yeonjun, recibiendo mimos y entonces se levantó de su lugar, caminando a paso lento hacia donde estaban sentados los dos chicos, tampoco quería perjudicar el trabajo y la calificación de su novio, así que se detuvo justo frente al chico de cabello negro y le arrebató la almohada que tenía entre las manos, apoyada contra las rodillas; Beomgyu abrazó su almohada y le sacó la lengua al extraño, girándose y yendo hacia el sofá de una plaza de nuevo, se acomodó y siguió bebiendo su leche, notando que Yeonjun le dió una mirada de advertencia pero él sólo le sonrió de regreso, meneando su cola suavemente al lado de su cuerpo, como un pequeño cínico.
Beomgyu pasó ahí dos horas más, observando que el otro humano no tomara nada que no debía y se aseguraba de restregarse en Yeonjun de vez en cuando, demostrándole al otro que el castaño era suyo, pero ya estaba muy aburrido de no hacer nada, ni siquiera dormir porque tenía que vigilar al de cabello negro y entonces una gran idea pasó por su cabeza, oh sí, ya le enseñaría a ese humano.
Beomgyu volvió a bajar del sofá en que estaba acurrucado, caminó lentamente hacia Yeonjun, que trabajaba en la computadora mientras que el otro humano hacía algo en una libreta, ignorando completamente a éste último, se arrodilló al lado de su Yeon y frotó su rostro contra el hombro izquierdo del hombre, maullando de forma suave para llamar su atención, sabía que Yeonjun tenía una especie de debilidad ante sus maullidos.
—Yeon —ronroneó el felino en voz bajita, meneando su cola, sus orejas aún alerta a causa del desconocido.
—¿Sucede algo, amor? —preguntó Yeonjun de forma casi inmediata, volteando hacia su pequeño híbrido, el cual lo observó por un largo rato mientras mordía y chupaba su propio labio inferior.
—Yeon, tengo hambre —volvió a murmurar el rizado, casi como si fuese un secreto del cual nadie tenía que enterarse y se apoyó sobre el muslo izquierdo de su novio, restregando ahí su rostro de nuevo.
Yeonjun lo observó por un momento, conociendo sus verdaderas intenciones, pero él no iba a ceder, ya estaban por terminar el trabajo y no dejaría que Beomgyu lo atrapara en sus juegos antes de finalizar.
—¿Quieres más leche? —le preguntó el oji-azul, conduciendo una de sus manos hasta la cabeza de su pequeño para acariciar entre sus rizos; Beomgyu ronroneó con más fuerza y asintió efusivamente, alzando la cabeza para conseguir más toque—. Ya vuelvo. —dijo en voz alta para que ambas personas en la sala escucharan y luego se levantó del sofá, yendo hasta la cocina y después volvió con otro vaso de leche, fue hasta Beomgyu y se lo entregó, sentándose a escribir de nueva cuenta aunque ahora no podía dejar de ver de reojo a su minino, quien se aseguraba de mirar a los ojos a su humano cada vez que sorbía un poco de leche, ronroneando audiblemente para parecer más tentador.
—Yeon... —murmuró una vez más el híbrido gatuno, alejando el vaso de su boca y relamió sus labios, observando a Yeonjun fijamente mientras su cola iba a acariciar el pecho de éste mismo.
—¿Qué necesitas, pequeño? —preguntó su novio, carraspeando antes de observarlo de frente y Beomgyu le sonrió, de nuevo como todo un cínico, sabiendo que sus insinuaciones estaban haciendo efecto en el hombre.
—Por favor —murmuró nada más el oji-verde, casi como si estuviese rogándole a Yeonjun mientras su esponjosa cola se movía inquieta tras su espalda.
Y Yeonjun no...
Y Yeonjun sí, claro que iba a caer en los juegos de su minino.
—Hombre, ¿te falta mucho? —preguntó Yeonjun hacia su compañero de trabajo mientras él mismo escribía con prisa en su portátil.
—Pues, graficar las dos últimas preguntas, ¿por qué? —preguntó el de cabello negro, estirándose en su lugar y se asomó a ver qué tanto llevaba Yeonjun, aunque se alejó muy rápido cuando Beomgyu le gruñó de forma nada amistosa, encimándose sobre su novio para que el otro no volviera a acercarse.
—Beomgyu, basta —regañó el hombre al híbrido, pues si éste tanto quería quedarse a solas con él debería dejarlos trabajar para terminar pronto, y ni siquiera había sido un regaño fuerte, más bien había sido una llamada de atención pero Beomgyu no se había enojado por el regaño, sino que se sentía herido porque Yeonjun había defendido al sujeto—. Necesito... Pues, necesito salir a traer algunas cosas. —mintió, observando cómo Beomgyu se alejaba de ellos y se sentaba en el sofá de una plaza nuevamente, dándoles la espalda y se hizo una pequeña rosca sobre el asiento, abrazando su almohada.
—Si quieres te ayudo a traer lo que necesites y podemos terminar el trabajo sin prisa —ofreció el compañero de trabajo.
—No, yo puedo ir, gracias. Sólo, podrías terminar las gráficas y yo imprimo todo, también le pondré la portada. —dijo el castaño, sin quitarle los ojos de encima a su pequeño minino.
—Oh, está bien, pero, ¿seguro que terminas tú solo el trabajo? —preguntó el otro, sin estar tan convencido.
—Sí, yo lo termino. —afirmó Yeonjun, tratando de concentrarse en terminar lo que escribía.
Y Beomgyu, que había estado escuchando todo, se sintió como un triunfador cuando Yeonjun rechazó la propuesta del desconocido y además le tranquilizaba escuchar que su novio sólo se refería al otro como "hombre" o algún otro apodo tonto, pero eso no se lo iba a demostrar a Yeonjun porque él era un malcriado bien hecho, así que se quedó ahí, hecho bolita por al menos media hora más y luego finalmente escuchó pasos alejándose y una puerta abriéndose.
—Nos vemos el lunes en la universidad, Yeonjun —se despidió el otro; Yeonjun se despidió con un movimiento de mano y después cerró la puerta nuevamente.
Yeonjun caminó hacia la sala de nuevo, donde Beomgyu se había incorporado sobre el sofá pero aún así no lo miraba, así que se acercó hasta él para intentar llamar su atención pero éste salió disparado hacia el otro sofá como si Yeonjun tuviese la Peste*.
*La Peste: La peste negra o muerte negra fue la pandemia de peste más devastadora de la historia de la humanidad, que afectó a Europa y Asia en el siglo XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353, fue un brote muy contagioso causado por una variante de la bacteria Yersinia pestis; es común que la palabra 'peste' se utilice como sinónimo de 'muerte negra'.
—Te encanta ser un niño malo, ¿no es cierto? —preguntó Yeonjun hacia el híbrido gatuno, que estaba sentado hasta el otro extremo del sofá, con el rostro volteado y sin prestarle atención; Beomgyu sólo meneó las orejas mientras su cola estaba completamente quieta, descansando a lo largo sobre todo el sofá—. Eres un pequeño gruñón, ¿ahora por qué estás enojado? —preguntó, aunque no sonaba disgustado, más bien su voz tenía un tono de diversión, porque era adorable para él ver a su pequeño híbrido molesto por cualquier cosa.
Yeonjun siguió sin obtener respuesta, así que se sentó del otro lado también, apartado de Beomgyu mientras intentaba no reírse.
—Oh, parece que ya no me amas —dijo el oji-azul, tratando de sonar dolido; él siempre usaba ese truco para que Beomgyu diera su brazo a torcer y ésto siempre le funcionaba, pues el híbrido terminaba cediendo cada vez que él insinuaba o le decía algo sobre eso.
Beomgyu se removió un poco en su lugar, todo su cuerpo hormigueando por saltar sobre Yeonjun y llenarlo de besos, decirle que sí lo amaba con todo su ser pero que sólo estaba haciendo un berrinche para conseguir lo que quería, y meneó un poco las orejas mientras su cola bailaba suavemente, apenas giró el rostro, tratando de no ceder pero al final no pudo al observar a Yeonjun ahí, con la cabeza gacha pero lo que él no veía es que realmente estaba tratando de no reír, y Yeonjun no podía decir nada, él también era un cínico, tal vez por eso Beomgyu había caído con él, porque eran justo iguales.
—No, yo te amo, Yeon —lloriqueó el felino, gateando sobre el sofá hasta llegar al lugar donde estaba Yeonjun y saltó sobre él, frotando su rostro sobre el pecho del hombre, su cola fue automáticamente a enredarse en una de sus piernas mientras se acomodaba sobre su regazo, abrazándolo como si su vida dependiera de ello y parecía que si lo soltaba iba a esfumarse tal cual el humo.
—Oh, yo también te amo, mi amor. —dijo el castaño, acariciando entre los rizos de su pequeño minino, rascando el inicio de sus orejitas y le dejó un beso sobre la cumbre de la cabeza—. Te amo como a nada en el mundo. —aseguró por último y Beomgyu finalmente salió de su escondite en el pecho del castaño, observándolo de frente con sus ojos cristalinos, humedecidos por las lágrimas y tal vez Yeonjun se había pasado un poco ésta vez.
—Yeon —maulló el oji-verde, intentando contener las lágrimas que querían escapar de sus ojos y fue a esconderse entre el cuello de Yeonjun de nuevo, maullando todavía de forma inconsolable.
—Oh no, no llores, mi amor —dijo Yeonjun, acariciando su espalda de arriba hacia abajo para intentar calmarlo y luego su otra mano llegó a su cabeza, revolviendo su cabello y después se dirigió a rascar sus grandes y peludas orejas, tratando de hacer que detuviera su llanto.
—Yeon, malo. —apenas gimoteó el rizado, todavía sin salir de su escondite entre el cuello de Yeonjun, ronroneando suavemente.
—Tú eres un pequeño malcriado y gruñón —contraatacó el hombre, sonriendo de forma leve aunque Beomgyu no pudiera verlo.
Beomgyu se asomó apenas, haciendo un puchero con ojitos rojizos por el llanto y maulló de nuevo, como regañando a Yeonjun por decirle que era un gato malcriado; y Yeonjun no pudo evitar ir a mordisquear el puchero de su pequeño minino, el cual jadeó suavemente y fue a esconder su rostro de nuevo entre el cuello del humano, escuchando cómo éste se reía.
Y es que Beomgyu tenía todos los sentidos más agudizados por sus genes gatunos, al igual que era más sensible que una persona común, ya ni decir que entraba en calor cuando Yeonjun le jugaba sucio con algo como eso; entonces Beomgyu se removió en su lugar, maullando todavía entre el cuello de Yeonjun mientras su cola se balanceaba de forma sutil hasta llegar al rostro del hombre, acariciando su nariz con la punta de ésta.
—Yeon —se quejó el híbrido, asomándose de nuevo, observando al castaño con los ojitos aún humedecidos pero ya no por el llanto, ahora más bien se veían brillantes a causa de necesidad mientras se balanceaba sobre el hombre casi imperceptiblemente, inquieto; Yeonjun lo observó, acariciando su mejilla derecha con la punta de su nariz.
—¿Qué sucede, amor? —preguntó Yeonjun, y él ya sabía qué sucedía pero le encantaba torturar a su minino, además de que comenzaba a notar una pequeña carpa bajo el short que usaba Beomgyu y éste se removió, buscando que Yeonjun llegara a su pene porque comenzaba a ponerse duro y dolía; Yeonjun a propósito rozó el bulto con sus dedos, no había sido un pequeño toque, no, más bien había sido un leve pellizco algo brusco que hizo jadear al felino, bajando sus orejas hasta el punto de parecer escondidas entre sus rizos, entonces Beomgyu, como el buen gato que era, enganchó entre sus dedos el elástico de sus shorts junto al elástico de su ropa interior y se hizo a un lado para poder deslizar ambas prendas a través de sus piernas, desnudándose de la cintura para abajo para su Yeon—. Lindo gatito. —gruñó, observando a su pequeño y atrayéndolo hacia él de nuevo.
Aunque Beomgyu se retorció entre los brazos de Yeonjun y logró escabullirse de entre el abrazo, bajando del sofá para arrodillarse en el suelo de espaldas a Yeonjun, mostrándole su trasero para que el hombre se diera cuenta de la magnitud de su necesidad y él mismo buscó su entrada con su mano derecha, empujando su dedo índice dentro de sí mismo y lloró, temblando suavemente.
—Yeon... Por favor, por favor.. —maulló el felino, removiendo su dedo de forma suave, imaginando que su Yeon era quien empujaba.
—Oh, amor... Pequeño desesperado. —dijo el oji-azul, carraspeando para poder hablar correctamente y se sentó más al borde del sofá, así quedando más cerca de su minino y con cuidado hizo que sacara su dedo para ahora ser él quien empujó, pero ésta vez forzó la entrada de dos dígitos; Beomgyu gruñó bajito, sintiendo cómo los dedos de Yeonjun se abrían camino entre sus estrechas paredes, creando esa fricción agradable cada vez que empujaba hacia el fondo y dejó escapar un sonoro maullido cuando el hombre empujó un tercer dedo al interior sin previo aviso.
—Ah, Yeon... Yeon —lloriqueó Beomgyu, sintiendo que su intimidad goteaba líquido—. Oh. —gimió cuando el hombre encontró su punto exacto, arqueando la espalda y maulló de nuevo, sintiendo que podría correrse sólo con eso.
Beomgyu se quejó dolorosamente, sintiéndose vacío cuando los dedos de Yeonjun salieron.
—Ven acá, mi amor. No quiero que consigas rodillas amoratadas de nuevo. —dijo el castaño, tomando a su gatito por la cintura para levantarlo del suelo y lo tomó encima, llevándolo consigo escaleras arriba para llegar a la habitación que compartían, abrió la puerta como pudo y volvió a cerrar tras de sí—. Vamos a arreglar eso ahora mismo, gatito. —dijo, tumbando a su minino de forma suave sobre la cama y se acercó a los cajones de su cómoda, tomando una botellita de lubricante.
Beomgyu se retorció ligeramente, sacándose de encima la sudadera que era de Yeonjun pero que llevaba puesta él y separó sus piernas para darle espacio al hombre, jadeando de forma suave.
—Jun, por favor, por favor.. —rogó el oji-verde, maullando hacia Yeonjun para que éste se apresurara un poco.
Yeonjun finalmente atendió las súplicas de su minino y se acercó a la cama, posicionándose entre sus piernas y también se desnudó en tiempo récord; Beomgyu maulló cuando de nuevo un par de dedos, ahora lubricados, se deslizaron a su interior lentamente hasta llegar al fondo y sólo un segundo después se curvaron un poco para lograr rozar ese maravilloso lugar dentro suyo.
—Eso es, mi amor. Eres un buen gatito. —murmuró Yeonjun sobre la oreja humana de su minino, intentando al mismo tiempo separar sus piernas un poco más con la mano que tenía libre, aunque se dificultaba un poco porque éste se retorcía cada cinco segundos.
—Hum, Yeon, Yeon... Oh, Jun. —gruñó el rizado, jadeando mientras sentía cómo Yeonjun succionaba un costado de su cuello a la par que forzaba la entrada de un tercer dedo a su interior—. Yeonjun —lloriqueó, gimiendo suavemente y se empujó un poco hacia abajo, intentando que los dedos de su novio llegaran más lejos.
—Pequeño codicioso. —gruñó el hombre al notar que su pequeño intentaba que empujara más profundo, lamiendo un camino hasta su pecho para poder tomar uno de sus pezones entre sus dientes y mordisqueó de forma suave, retorciendo la carne blandita con ayuda de su lengua; Beomgyu maulló de nuevo, balanceando sus caderas para seguir la mano de Yeonjun.
—Ah... Ahg, meow ~ —gimió el híbrido justo sobre el oído de su humano mientras mantenía su cabeza en su lugar, sosteniéndose ahora de sus cabellos y ya no de las sábanas.
Y Yeonjun podía notar que ciertas áreas de su cuerpo se veían más afectadas que otras gracias a los gloriosos gemidos de su minino, literalmente sobre su oreja; sentía que iba a correrse sólo por eso.
—Vamos, amor, quiero que te corras para mí, ¿entendido? —pidió Yeonjun, con sus dedos entrando y saliendo más rápido del interior de su minino; Beomgyu lloró, sintiendo ese hormigueo recorriendo todo su cuerpo mientras su rostro se sentía caliente, indicando que se había sonrojado aunque él no pudiera verse a sí mismo y tironeó del cabello de su Yeon de forma ligera, queriendo que el hombre tomara su miembro para ayudarle a acelerar el proceso, porque estaba muy duro y era incómodo, pero su Yeon hizo caso omiso—. No te voy a tocar, pequeño. Quiero que tú lo hagas para mí. —indicó con la voz ronca.
—Oh.. —gimió el felino, entonces soltando finalmente el cabello del oji-azul y sintió cómo sus mejillas tomaban color de nuevo; porque aunque le daba cierta vergüenza que su novio lo observara mientras se tocaba, en cierto punto también le gustaba.
Beomgyu se retorció ligeramente, sintiendo que Yeonjun había reducido la velocidad del ritmo con que empujaba sus dedos y pudo ver con sus ojos entreabiertos cómo el castaño lo observaba atentamente, ahora sentado sobre el colchón; el minino jadeó de forma suave y no pudo evitar temblar de nuevo cuando Yeonjun volvió a encontrar ese punto escondido, finalmente tomó su falo entre su propia mano y se acarició con cuidado, intentando hacer lo mismo que su novio hacía con él, porque era Yeonjun quien siempre lo tocaba de aquella manera y él seguía siendo un poco torpe para eso.
Beomgyu gruñó, apretando un poco más alrededor de su miembro pero no demasiado fuerte y después se detuvo a circular el orificio en la cabeza con su dedito pulgar, llorando ante la sensación de sentir que iba a correrse pronto.
—Eso es, muy bueno, mi amor. —gruñó el oji-azul, sintiendo que su polla iba a estallar ante la imagen de su minino masturbándose por sí solo y él mismo se acarició un poco con la mano que tenía libre para calmar la molestia de su dureza—. Si cierras tu mano un poco más, se sentirá mejor. —sugirió, observando cada movimiento que su pequeño realizaba.
—Yeon... Hum, Yeon —lloriqueó Beomgyu, haciendo lo que Yeonjun indicaba e inconscientemente empezó a subir la velocidad con que subía y bajaba su mano alrededor de su falo, sintiendo ese extraño cosquilleo sobre su vientre bajo y finalmente, luego de que Yeonjun golpeara su punto una vez más, se corrió en su propia mano, logrando ensuciar su estómago y salpicar el pecho de su humano, temblando entre jadeos y se retorció mientras el castaño empujaba más profundo con sus dedos.
—Amor, necesito que me tomes, ¿puedes? —preguntó el castaño, acariciando el cuello de su pequeño con su nariz mientras deslizaba fuera sus dedos y separó mucho más las piernas de Beomgyu, logrando presionar su entradita con la cabeza de su polla; Beomgyu tembló con fuerza al sentir el grueso eje entre sus nalgas, pero no se lo pensó dos veces, asintiendo efusivamente y se sostuvo bien del cuello de Yeonjun—. Ese es mi gatito. —gruñó, lubricando su miembro correctamente antes de empujar dentro de Beomgyu, el cual gimió de forma sonora, enterrando sus uñas en la espalda del hombre.
Y es que generalmente siempre se corrían juntos, pocas veces Yeonjun dejaba que Beomgyu se corriera primero para joderlo después porque él no era un humano común, el minino era sensible en su estado de excitación y lo era mucho más después del orgasmo, no siempre lograba soportar una segunda ronda tan pronto.
—Yeon... Oh, por favor, muy duro, por favor.. —logró balbucear el oji-verde con la orejitas totalmente estiradas, enredando sus piernas con fuerza alrededor de la cintura de Yeonjun y su cola bailoteó desesperadamente a lado de ellos, esperando a que Yeonjun embistiera.
El oji-azul se removió de forma ligera, intentando llevar un ritmo inicial que no fuera demasiado para su minino y finalmente, después de un largo rato, salió apenas para dar la primera embestida, sintiendo cómo el rizado se retorció ligeramente, jadeando con fuerza.
—Dime si necesitas que me detenga, pequeño. —gruñó Yeonjun sobre el oído de su novio, tomando sus piernas por los muslos para mantenerlas en su lugar y finalmente empujó con más fuerza, dejando sólo la cabeza de su polla al interior para volver a hundirse, tocando ése punto escondido dentro de su pequeño.
Beomgyu gruñó bajito, asintiendo rápidamente y maulló, apretando más fuerte sus brazos alrededor del hombre, yendo a esconder su rostro entre el cuello de su Yeon mientras gemía y jadeaba, sabiendo que todo eso era demasiado para él pero aún así lo deseaba, quería a su humano ahí para siempre.
—Jun... —apenas murmuró el rizado, jadeando ligeramente mientras intentaba terminar la frase.
Yeonjun se alejó sólo un poco para obligar a su gatito a salir de su escondite y así pudo verlo bien, notando que sus pálidas mejillas ahora estaban totalmente sonrojadas y sus orejitas no podían estar más alargadas hacia los costados.
—¿Estás bien, amor? ¿Quieres que pare? —preguntó el hombre, deteniendo sus movimientos e intentando componer su respiración para poder hablar correctamente.
Beomgyu lloriqueó, moviendo sus caderas mientras negaba al mismo tiempo, dándole a entender al castaño que quería que siguiera.
El oji-azul entendió que no se trataba de eso y entonces inició sus penetraciones nuevamente, esperando a que su minino le dijera con exactitud qué era lo que quería.
—Yeon... yo... —logró pronunciar el felino entre gemidos, tomando una de las manos de Yeonjun y apartándola de su muslo para llevarla hasta su intimidad, sintiéndose duro de nuevo y queriendo que su novio lo tocara.
Yeonjun comprendió en ese momento, entonces dió un apretón a la longitud de su minino y comenzó a masajear su carne de nuevo, de arriba hacia abajo con un ritmo constante mientras seguía empujándose en su interior.
—Así es, gatito. Córrete para mí. —gruñó el oji-azul sobre la oreja humana de su pequeño, apretándolo nuevamente de forma suave entre su mano; Beomgyu lloriqueó, jadeando de manera audible y su espalda se arqueó de forma involuntaria, entonces sólo momentos después logró correrse en la mano de su novio, salpicando su estómago y su propio vientre también.
—Hum... Yeon. —jadeó Beomgyu, intentando normalizar su respiración y apretó con mayor fuerza a Yeonjun entre sus piernas, retorciéndose de forma ligera.
Yeonjun gruñó, sintiendo cómo su gatito se estrechaba aún más a su alrededor y no pudo evitar acelerar sus movimientos, embistiendo rápido y con más fuerza, buscando su propia liberación.
—Oh, joder... —siseó el castaño, sabiendo que no iba a poder durar mucho más y finalmente se hundió profundo, corriéndose en el interior de su pequeño, llenando su barriguita con su semilla y logró escuchar cómo este gimió de forma suave con los ojitos cerrados, meneando ligeramente sólo la punta de su cola.
El oji-azul se lo quedó observando, admirándolo y llevó una de sus manos hasta su cabeza para rascar entre sus rizos, muy cerca de sus orejas, entonces pudo escuchar cómo empezaba a ronronear con fuerza mientras se acurrucaba cerca de él, restregando su rostro contra el pecho de su novio.
—Yeon, te amo... Te amo mucho aún cuando estoy haciendo un berrinche —murmuró el oji-verde, escondido entre el pecho de Yeonjun, el cual se rió entre dientes y le dejó un beso a su gatito sobre la cumbre de la cabeza.
—Y yo a ti, aunque seas un gatito maleducado y gruñón. —le recordó el hombre, sonriendo de lado y volvió a reírse cuando Beomgyu salió de su escondite sólo para maullarle como en forma de regaño—. Ya, mi vida, está bien. No eres maleducado. —se rió nuevamente, acunando el rostro del híbrido entre sus manos para plantarle un beso sobre los labios; el minino pareció olvidar el regaño con eso y volvió a buscar otro beso, que por cierto, Yeonjun no le negó.
—Mi gatito gruñón. —murmuró por último Yeonjun, ganándose un ceño arrugado por parte del rizado.
—Yeon, malo. —gimoteó el híbrido, haciendo un puchero.
—Te amo. —le recordó el castaño para distraerlo con eso, cosa que logró porque Beomgyu se sonrojó profundamente y después voló a esconderse entre el cuello de su novio, gruñendo bajito sólo para hacerle saber que todavía no se había olvidado por completo del tema.
Yeonjun se rió entre dientes, todavía rascando suavemente entre los cabellos de su minino y luego de todo, se alejó un poco para poder besarlo en la frente, saliendo de su interior para poder limpiarlo correctamente.
Aunque Beomgyu se quejó un poco, después se acurrucó junto al oji-azul, disfrutando del sonido que hacía su corazón al latir.
—Yo te amo más. —murmuró el felino un rato después, recargado contra el pecho de su humano y recibió muchas caricias sobre sus orejas en respuesta por parte de éste.
Final de "Kitten Issues".
♡
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