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chapter twelve

── XII ──

«Throughout the years of the Golden Age of Narnia»

WARNING! Este apartado está dedicado a los años en donde los Pevensie y Katherine reinaron en Narnia, por lo que no se sorprendan ante los abruptos saltos en el tiempo 🤗











   Había pasado un año luego de la primera y gran hazaña de los reyes y reinas de Narnia, y desde ese entonces la paz ha reinado en todo el país. La Reina Katherine, quien ya tenía alrededor de quince años de edad, estaba en su habitación leyendo un libro sobre la historia de Narnia cuando un golpe en la puerta llamó su atención.

── Pase.

── Hola Kathy – se escuchó la voz de Susan pasando hacia su habitación, ella erala única que la llamaba de aquella manera, exceptuando a Lucy claro. Solo ambas la llamaban de aquel modo ya que la muchacha había amenazado a los muchachos de que, si le llamaban de aquella manera, despertarían al día siguiente con el cabello totalmente rapado – Hace mucho que no damos un paseo ¿Vienes? Ed y Lucy vendrán.

── ¿Y Peter?

── Está hablando de unas cosas con Orius, no podrá ir.

Kath le sonrió y se levantó del sillón que tenía frente al gran ventanal. Dejó el libro en su biblioteca y caminó junto a Susan hacia el patio donde ambos hermanos estaban correteando.

── ¡Tú la quedas! - gritó Lucy al tocar la espalda de su hermano. Este soltó una carcajada antes de perseguirla.

Ambas chicas se sentaron en una de las bancas y empezaron a charlar tranquilamente. Edmund y Lucy, ahora cansados, se acercaron hacia ellas para sentarse junto a ellas y unirse a la conversación. El ser un gobernante de un país era difícil, por lo que aquellos momentos en donde podían hablar tranquilamente y disfrutar del día eran cosas que atesoraban profundamente.






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── Año 6dB (después de Beruna) ──

   Katherine se había levantado muy temprano ese día, quizás eran las siete de la mañana cuando ella, junto a Lucy, Peter y Susan caminaban a hurtadillas hacia el dormitorio de Edmund. Hoy era el cumpleaños número veinte del Rey, así que los cuatro reyes estaban dirigiéndose hacia su habitación a despertarlo.

Kath llevaba en sus manos una bandeja de comida para el cumpleañero. Los otros llevaban los regalos y reían por lo bajo por el nerviosismo.

Al entrar a la habitación de Edmund, caminaron silenciosamente hacia la punta de la cama antes de cantar a viva voz la canción de cumpleaños. El chico se levantó rápidamente y asustado ante los gritos, Kath seguía cantando mientras lo miraba, su mejor amigo había crecido demasiado en los últimos años.

── ¡Feliz cumpleaños Ed! – festejó ella acercándose hacia su cama y sentarse junto a él. Dejó la bandeja en el regazo del muchacho y le sonrió.

── Gracias Kath – le dijo con voz ronca mientras le daba un pequeño beso en la mejilla. Se refregó sus ojos y y pasó sus manos por su cabello despeinado.

── Y... ¡Aquí los regalos! – gritó Lucy sentándose en el otro lado de la cama y dándole su regalo – ¡Abre el mío!

Edmund río y abrió la envoltura, el regalo de Lucy había sido unos pares de guantes de cuero negros.

── Muchas gracias Lu – le dijo Ed. Kath río ante el recuerdo del chico romper sus otros guantes al atorarse intentando bajar de un árbol en el jardín.

── Ahora el mío – le dijo Susan entregándole su regalo. Era un libro llamado "Criaturas y misterios sobre el bosque del oeste". El chico agradeció a su hermana y Peter entregó el suyo. Era un nuevo juego de dagas para que practicase, el muchacho se mostró muy feliz ante el regalo.

── ¡Gracias Peter! – exclamó con alegría desenfundando una de las cuchillas y admirar el diseño en la hoja de esta.

── ¡Eso no vale Pete! – se quejó Susan -–Yo le regalo un libro para que aprenda, y tú le regalas armas.

── Bueno, al menos aprenderá a usarlas – bromeó este guiñando un ojo a su hermano haciendo que todos soltaran carcajadas.

── Ahora el mío – dijo Kath dándole una caja.

Este lo abrió y sacó un collar con un con el emblema del bosque.

── Muchas gracias Kath – agradeció el chico regalándole una sonrisa. Ella correspondió aquello y, tomando de su cuello, sacó un collar con el emblema de los cielos.

── Estamos iguales – mostró ella antes de soltar una pequeña risa – No hay de que, pero no te escaparás del tirón de orejas que te voy a dar. 

El muchacho soltó una carcajada mientras se colgaba el collar en su cuello.

── Bien hermanito... – dijo Peter detrás suyo – Debo irme a hacer unas cosas, pero te deseo un muy buen día.

El chico murmuró un gracias mientras este y Susan se retiraban de su cuarto. Los tres chicos se quedaron desayunando en la habitación de Edmund y hablaron todo lo que restaba de la mañana hasta que llegó la hora del almuerzo, el cual se pidió que se disfrutara en aquella habitación.






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   Katherine estaba en uno de los balcones que daba vista a los bosques, la brisa soplaba levemente haciendo volar un poco su cabello. Las estrellas brillaban en el cielo oscuro con mucha fuerza y vio a lo lejos una estrella fugaz volar sobre los cielos. La música de fondo relajaba su mente, el banquete de cumpleaños de Edmund estaba siendo un total éxito. Algunos reyes vecinos habían asistido a la fiesta y ellos estaban divirtiéndose en aquella fiesta.

La puerta del balcón se abrió y la persona que estaba allí se posicionó junto a ella.

── Veinte años... – murmuró la persona.

── Ay Ed, ya estás anciano – bromeó la chica.

── ¡Claro que no! – protestó haciéndola reír – Mi cara aún sigue siendo como la de un adolescente.

── Si, un adolescente muy viejo.

── Oh, cállate – espetó a lo que ambos se rieron.

Los dos reyes se mantuvieron en un silencio cómodo, admirando el paisaje frente a ellos, en todo momento en la que estaban juntos el ambiente se convertía rápidamente en uno totalmente cómodo; no hacia falta hablar, con estar juntos era más que suficiente para ella

── La semana que viene irás a Calormen – exclamó ella al ver que el príncipe de Archenland, Corín, bailaba con una muchacha.

── Si... ¿No puedes venir conmigo? – le suplicó Edmund. La chica río antes de negar.

── No puedo, sabes que tengo que quedarme aquí, pronto habrá una junto con los reyes del Norte y Peter me necesita.

El chico suspiró derrotado. Él iría a Calormen, un país al norte árido de Narnia para una junta y con el emir de este país. A Edmund no le hacía gracia del todo, no confiaba del todo en los Calormenos. 

── Bueno, al menos lo intenté – exclamó este soltando un dramático suspiro.

── Pero no te preocupes, quizás en Calormen encuentres una mujer para casarte.

El Rey hizo una extraña mueca al escucharla, por lo que ella solo rodó sus ojos al verlo.

── Si, pero no quiero hacerlo.

── ¿Porque? – preguntó ella apoyando su espalda en el barandal del balcón y mirándolo curiosa.

── No estoy interesado en casarme.

── Bueno, pero al menos una novia...

Edmund río antes de apoyar ambos brazos en el barandal y mirar el bosque.

── No quiero.

── ¡Por dios Ed! ¡Tienes miles de pretendientes! ¡Ni siquiera quieres verlas!

── Es que no me interesan – se excusó – ¿Qué tal tú? ¿Hay algún pretendiente por allí del cual tengo que estar atento?

── Claro que no. No hay hombre que me esté llamando la atención – habló rápidamente ella, al instante en que sintió la sangre recorrer por sus mejillas quiso golpearse contra el barandal del balcón. Carraspeó para aclarar su garganta – Y a ninguno le intereso. Pero no algo del que me preocupe sinceramente.

Edmund se mostró sorprendido ante eso.

── ¿Estas hablando enserio?

── Si –le respondió – Pero no importa eso, quiero enfocarme en ser una buena reina.

── Dime que al menos diste tu primer beso...

── ¿Qué? – río ante eso la reina – Ay Edmund, estoy tan ocupada con el reino que no tengo tiempo para eso.

El muchacho entonces hizo silencio. Se lo notaba bastante pensativo, no apartaba la vista del frondoso bosque. El silencio reinó entre ambos una vez más, cada uno encerrado en su mundo mental y sus pensamientos.

── Kath, te propongo algo – dijo él llamando su atención.

── Te escucho

── Bueno – dijo el chico pareciendo nervioso – Bien, tú no diste tu primer beso.

── Exacto.

── Yo no di mi primer beso...

── Espera ¿Que? – interrumpió sorprendida Kath – ¿Enserio?

── De verdad.

── Creí que ya lo habías dado, cuando fuiste a Fair el año pasado, llegaste muy feliz. Creí que... Ya sabes... Algo resultó bien en el viaje.

── Llegué así porque había cerrado un pacto con ellos. Me había tomado bastante trabajo, pero ese no es la cuestión – explicó con diversión.

── Entonces ¿Cuál es tu propuesta?

── Escucha... Ambos no dimos nuestro primer beso, somos mejores amigos, porque no hacerlo.

De pronto su respiración se detuvo por un segundo, no había que aclarar que aquello, a pesar de que era obvia la insinuación, aquello la dejó perpleja. Kath estaba sorprendida ante aquello ¿Besar a su amigo? Era algo loco de escuchar, pero no perdía nada en hacerlo. Además, le entregaría su primer beso a una persona especial. Lo pensó un poco, le gustaba la idea.

── Así que ¿Estás proponiendo que nos besamos, cierto? – El chico asintió un poco nervioso – Sería un gran honor besar al Rey Edmund.

Ambos rieron y se miraron. Por un momento, la palabras brotaron de la boca del chico impresionando a la muchacha.

── Yo, Rey Edmund, el Justo; ante todo lo que me pertenece, pido tu permiso para besarte.

Kath río ante su pedido y se acercó a él.

── Yo, Reina Katherine, la Sabia; ante todo lo que me pertenece, acepto y quiero que me beses.

Entonces, la chica sintió como su amigo tomaba con delicadeza sus mejillas y acercaba su rostro al suyo, miles de sensaciones la recorrieron, electrizando su cuerpo y dejando su mente en blanco, solo dejando que el momento sucediera. Ella miró los ojos chocolate del muchacho, quien se acercaba lentamente hacia ella sin apartar su mirada de la suya, y cuando sus alientos chocaron, cerró sus ojos y presionó sus labios con los de él.

Ambos se quedaron por segundos quietos, experimentando por primera vez aquel pequeño roce, ella posó su mano en su cuello y lo acercó más hacia ella, y sus labios empezaron a moverse. Nunca había sentido aquello en su vida, aquella sensación en sus labios y en su cuerpo era sumamente adictiva. Aquellos reyes eran inexpertos en el arte de besar, pero sabían lo suficiente que aquello era una acción hermosa que haría que su cuerpo sintiera como era recorrido por una electricidad indescifrable y placentera.

Edmund bajó una mano para posarla en su cintura para acercarla más hacia el haciendo que ella sonriera inconscientemente. Ella posó una de sus manos en el pecho del chico, sintiendo como el corazón de este bombeaba bajo de esta.

A pesar de que aquella acción era adictiva y se rehusaban en terminarla, sus pulmones estaban rogando por oxigeno. Ambos chicos se separaron y se miraron a los ojos antes de sonreírse y reír con nerviosismo.

── Debo decir Edmund – susurró ella mirándolo – Fue un muy buen beso...

El muchacho se sonrojó hasta las orejas y bajó la vista hacia el suelo un poco apenado.

── Bueno, tú no te quedas atrás – se sinceró el chico sonriéndole. Kath se sonrojó y pasó un mechón de su cabello por detrás de su oreja.

En ese momento, Lucy entró con la respiración agitada mientras los veía a ambos. 

── ¡Por Aslan! ¡Los estaba buscando por todas partes! – ella les dijo haciendo que ambos reyes rieran por lo bajo – Vamos chicos, la fiesta esta a punto de terminar, y debemos despedir a los invitados.

Luego de la fiesta, Katherine se fue a dormir con una extraña sensación en su estómago, le gustaba, pero a la vez la atemorizada.






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── Año 8dB (después de Beruna) ──

   Aquel día en las tierras Narnianas una reina caminaba apresuradamente por los pasillos de su castillo, su rostro estaba levemente pálido, como si hubiese recibido una noticia impactante. Kath caminó más rápido hasta llegar a la puerta de Susan, el cual siempre estaba custodiada por un miembro de la guardia real. Tocó la puerta de aquella habitación y, mientras esperaba, sentía nerviosismo, hoy ella le diría algo muy importante y necesitaba que ella la escuchara.

── ¡Hola Katy! Pasa – le dijo la reina al abrir la puerta.

── Gracias...

Ella se dirigió hacia la cama de su amiga y se tiró boca abajo sobre esta. Los nervios acumulándose dentro de ella. Rápidamente la duda la abrumó ¿Debía decirle? ¿Qué diría ella en cuanto se lo decía?

── ¿Qué pasa? – preguntó Susan con dulzura al ver su actitud afligida, Kath elevó su mirada para verla y se acobardó al instante.

── Nada, no pasa nada. Solo quería ver como estaba mi mejor amiga.

Susan rodó los ojos antes de darle una mirada severa.

── Katherine, eres una de las mejores y más agiles guerreras de Narnia y la más sabía de sus reinas, pero eres una de las peores mentirosas de toda Narnia – reprendió ella – Te conozco muy bien ¿Qué sucede?

La muchacha, nerviosa, se sentó en la cama y empezó a jugar con sus manos.

── ¿Podrías llamar a Lucy también? – la reina asintió antes de caminar fuera de la habitación.

Katherine suspiró, ganó un poco de tiempo para planear lo que iba a decirles a ambas chicas.

Hacía dos años atrás, cuando se estaba celebrando el cumpleaños numero veinte del Rey Edmund, ambos se besaron, había sido la primera y única vez que lo hicieron ya que al día siguiente actuaron como si nada. Pero para ella, aquel sentimiento que sintió en aquel balcón durante aquel banquete fue creciendo más y más lentamente.

Nunca se había enamorado, a decir verdad, no sabía con certeza que era el estar enamorado. Tampoco se le había cruzado por la cabeza que llegaría a estarlo. Pero ahí estaba ella, lidiando con sus sentimientos a flor de piel y sus nervios revolucionando todo su cuerpo.

Edmund había estado para ella prácticamente desde que se conocieron. Ambos se cuidaban la espalda en todo y eran cómplices de todas sus travesuras. El hacia que se sintiera tan cómoda y relajada cuando ambos estaban juntos. Nunca se sentía así, ni siquiera con los otros Pevensie.

Quizás, solo quizás ese sentimiento siempre estuvo allí. Pero se activó cuando ambos, en aquel balcón, habían dado su primer beso.

Suspiró, ella estaba enamorada de su mejor amigo.

La puerta de la habitación se abrió y sus dos amigas entraron por la puerta. Lucy parecía preocupada, ella se sentó junto a la castaña y tomó su mano.

── ¿Qué pasa Kath? – le preguntó dulcemente.

Katherine suspiró antes de esconder su rostro con ambas manos.

──  Nunca creí que algún día pasaría...

Ambas Pevensie se miraron extrañadas.

── ¿A que te refieres? – inquirió Susan sentándose junto a ella y acariciando su espalda.

──  Tengo este sentimiento... Esta sensación en el pecho – dijo ella sacando su rostro de sus manos y observó el bosque reflejado en el ventanal de la habitación – Llevo sintiéndolo desde hace algunos años, y hace poco supe de que se trataba.

Lucy le dio un leve apretón.

── ¿Qué es?

Katherine la observó y le sonrió.

── Parece ser que me enamoré... – susurró.

El silencio reinó momentáneamente antes de que ambas Pevensie gritaran rápidamente de emoción ante tal noticia. Susan correteaba por la habitación mientras que Lucy saltaba de alegría.

── ¡No puede ser! – celebró la mayor – ¡Mi niña ha crecido!

── ¡Oye! ¡Solo me llevas un año! – le dijo haciendo que las tres rieran.

Las tres se sentaron en medio de la cama de Susan y se calmaron, aunque la gran sonrisa de emoción no se iba de sus rostros.

── Y dime... ¿Cómo se siente? – preguntó esta.

── Bueno... – dijo Katherine – Es una sensación que te emociona, pero te aterra a la vez. Es algo que dentro de tu corazón que te hace sentir que harías todo por solo verle feliz. Darías todo por él, en esa parte me aterra un poco – bromeó haciendo que ambas chicas rieran junto a ella – Él es increíble... No tengo palabras para describirlo.

── Entonces dinos ¿Quién es el afortunado? – habló Lucy.

Kath se tomó un minuto, estaba a punto de revelarle a sus amigas de quien ella estaba enamorada. Los nervios y el miedo de su reacción inundaba su mente.

── Bueno... Ustedes lo conocen

── Vale, eso no ayuda mucho – bromeó Susan a lo que su hermanita río.

── Es Edmund – susurró muy por lo bajo Katherine.

── ¿Qué? – ambas chicas preguntaron al mismo tiempo.

Kath tomo una bocanada de aire y las miro.

 ── Estoy enamorada de Edmund.

Ambas Pevensie quedaron en shock antes de que empezaran a saltar sobre la cama de Susan, gritaban de emoción causándoles gracia a Katherine, quien estaba sorprendida y a la veza divertida ante su reacción.

── ¡No puede ser Susan! ¡Le gusta nuestro hermano!

── ¡Lucy! – gritó Kath – ¡No lo grites que de enterará todo el reino!

── ¿Enterarse de que? – preguntó una voz detrás suyo. Peter había entrado a la habitación.

── De que a Katherine le gusta Edmund  dijo la pequeña Pevensie.

── ¡Lucy!

── ¡¿Que?!

── ¿Enserio? – le preguntó divertido Peter.

La castaña solo bajó la vista hacia el suelo apenada, se supone que solo ellas iban a saber sobre eso.

── Digamos que sí... – murmuró ella apenada.

── ¡Excelente! ¿Cuándo será la boda? – le dijo el rubio.

── ¡Peter! – el grito de Susan llamó su atención – Ni siquiera sabemos si a Edmund le gusta Katherine.

── Si lo hace – dijo Lucy bajándose de la cama y poniéndose junto a su hermano – Pero el es tan ciego que aún no lo sabe.

──  ¿Eso crees? – mencionó irónicamente Peter.

──  ¿Tú que sabes? – interrogó Susan a su hermano.

── Se muchas cosas.

Katherine estaba rojísima de la vergüenza.

── ¿Saben que? Mejor me voy, no seguiré escuchándolos.

La chica salió de la habitación a grandes zancadas y se dirigió hacia el suyo. Los tres Pevensie se reían de su pobre amiga, estaba completamente avergonzada.

── Son tal para cual... – dijo Lucy.

── Apuesto que ambos se terminan casando – dijo a sus hermanas.

── Trato hecho – dijeron ambas a la vez.












▁ ▂ ▄ ▅ ▆MARATÓN 3/3▆ ▅ ▄ ▂ ▁

¡Holiwis people! Ya llegamos al final de esta maratón. ptm.

MIS NIÑOS SE BESARON COÑOOOO... EL #EDERINE ESTÁ A UN PASO DE VOLVERSE REAAAALLLL... Dios, amé escribir este capitulo, y más el beso. Hasta yo grité cuando lo hicieron ¿Quién más llegó a gritar de la emoción? ¡Escriban cómo fue su reacción y los leo!

Bien people, ya sin nada más que decir ¡Nos vemos en el siguiente cap! Encima que es el último de la temporada 

RiderStilinski ── 16/06/2020 - edición: 16/01/2023

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