Nuestra cercanía era rara, tú lo sabías y yo también, pero hacernos los desentendidos nos funcionaba bien, o eso creo.

Revisaba mi celular sin mucho interés, nunca fui del tipo de persona que se la vivía con el aparato, siempre me gustó tratar todo cara a cara, frente a frente, y eso lo sabías, lo sabías muy bien.

"¿Y eso?", preguntaste apoyando tu mentón en mi hombro, parpadee un par de veces y tú sonreíste por ver que causabas cosas en mí. "¿Desde cuándo el lindo Taehyunggie pasa su tiempo en Stigma?, ¿uhm", arrugué un poco la nariz mientras movía el hombro para quitarte de mi lado, pero estabas decidido a quedarte, así que abrazaste mi cintura.

Estaba incómodo.

¿Por qué quería tenerte tan cerca?

Todo lo que pasaba a nuestro alrededor era raro.

Respirar se sentía pesado.

Una neblina extraña se formaba entre nosotros.

"¿Por qué últimamente estás tan cerca?", pregunté en un arranque de honestidad. "Porque sé que lo quieres, no puedes negarlo", susurraste en mi oído, una corriente eléctrica me hizo tener la piel de gallina y un beso húmedo fue entregado en mi cuello.

Sonreíste tímido con tus mejillas coloreadas con un tierno rosado pastel, quizá te sentías valiente por tu acto y no te creías que me hubieras besado, no lo sé.

Tampoco quiero saberlo.

Suspiré ladeando la cabeza para el otro lado, restregaste tu nariz allí, entre mi cuello y mi hombro, desde ahí comencé a odiarte y tú sabes porqué.

Tú sabes que te alejaste cuando viste a lo lejos a Seok.

Tú sabes que me empujaste lejos, que tropecé contra el basurero a mi lado, que mi mano tocó un sándwich de mayonesa y huevo.

Tú lo sabes, Nochu, tú sabes que te daba vergüenza que el resto viera nuestra extraña cercanía.

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