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Miraba alternativamente a su padre, madre y hermano para después mirar el plato de comida frente a ella, realmente no constaba de gran apetito este día.
-Ya avisé al chofer para que vayáis ustedes dos a St. Ottery - informó el hombre mientras cortaba con el cuchillo el pedazo de carne frente a él - Aunque mi hermano fue un capullo, el pobre Jackson no tiene culpa. Hubiera ido yo al juicio, pero dificil- hizo una mueca viendo su brazo escayolado.
-Lo entendemos papá - murmuró su hermano, Adriert quien estaba frustrado pues había tenido que venir desde Rumanía.- Además Jackson es un buen niño, lo ví hace poco
La familia dejó de comer, causando que el ruido de los tenedores y cubiertos chocando con la mesa retumbaron en la habitacion.
Su madre, Samantha lo miró y Adriert entendió como señal para que relatara los hechos
-Vine al Londres muggle y me encontré con una antigua amiga..-tragó saliva nervioso, al recordar a la hermosa azabache.- Se encontraba mal y tuve que llevarla al hospital, allí fue cuando arrestaron a Kailei, por lo visto fue a su hija quien secuestró- pausó- Y Jackson estaba allí, se veía preocupado por la mujer. Lo trataban como uno más de la familia, está en buena manos y seguro.
La familia agachó la cabeza, volviendo a centrarse en su comida.
-Eso son buenas noticias- murmuró Matthew, quitandose el cabestrillo, frustrado e incómodo de llevarlo- ¿Y cómo está Elinor? ¿Por qué no la has invitado a venir?
El cuerpo del Vance menor se tensó al escuchar las palabras provenientes de su padre, sobretodo fue su nombre el que le hundió. Sin darse cuenta, se quedó mirando el plato de comida.
-¿Hijo?-Samantha lo miró extrañada
-Elinor no volverá aquí- murmuró entre dientes con dolor y rencor en su voz.
Matthew frunció el ceño ante la actitud de su hijo. Para sus ojos, Elinor y el hacian una buena pareja, la complicidad que tenían era maravillosa a la vista de cualquiera.
-¿Y eso por qué?- inquirió el hombre curioso.
-Dije que no volverá, no más preguntas-se levantó de la mesa, caminando a zancadas hacia su antiguo cuarto, dejando a la familia extrañada mirándose entre sí.
Ni siquiera Noareth sabía que estaba pasando con su hermano. Solían contárselo todo, pero el tenía trabajo de sobra en Rumanía y ella había estado demasiado concentrada en realizar bocetos para entregarlos y tener la oportunidad de tener una galería para exponerlos.
Pero no tuvo esa oportunidad.
-¿Sabes que le pasa, cariño?- preguntó Samantha, preocupada por su hijo.
-No mamá- suspiró, levantándose para ir en busca de su hermano-La verdad no tengo mucha hambre, que os aproveche. Iré a hablar con mi hermano
Sin dejar que sus progenitores le contestaran, fue a paso rápido a la antigua habitación de su hermano, donde dio dos toques hasta que un <<pasa>> se escuchó, con una voz dolida. Noareth, abrió la puerta y cerró tras ella acercandose a su hermano.
Adriert, se encontraba tumbado en la cama con la cabeza apoyada en esta, sin que su hermana pudiera mirarlo.
Tomó asiento en la esquina de la cama y se dedicó únicamente a acariciar con ternura el cuero cabelludo del hombre para calmarlo y tranquilizarlo, esperando a que este se decidiera a contarle.
Alzó la cabeza de las sabanas, sobrandose la nariz mientras sus ojos se encontraban rojos e hinchados. Sin aún decir nada, alargó el brazo hacia la mesa que tenia a su derecha alzando la foto que tenía con la preciosa mujer.
En esta se encontraban ambos jóvenes sonrientes, Adriert abrazando a la morena por los hombros mientras ambos le dedicaban una mirada de completa felicidad a la cámara.
-Ella ya no siente nada por mi.. -explicó en un sollozo- Me fue infiel Noareth.., y si fuera poco se casará con ese idiota.
La mujer tomó asiento a su lado, sabiendo lo mal que debía haber estado pasando. Él de por si odiaba a Thomas Avery y era celoso, pues este se la pasaba coqueteando con entonces su novia.
-Merlin Adriert..-acarició su espalda para intentar calmarlo- No pensé que ella pudiera hacer eso.
-Creeme, yo menos- estrelló el cuadro de la foto en la pared que tenía en frente, rompiendo en mil y un pedazos el marco-No creo más en el amor
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Se sentia aliviado de por fin tener espacio y privacidad para el, la ultima semana en la casa de su hermano había sido una tortura, no encontraba sitio para relajarse.
Había quedado dentro de unas horas con su familia, para planificar el matrimonio de su gemelo, lo que significaba que aún tenía tiempo para el mismo.
Se encerró en su habitacion, y aunque nadie residía en la casa puso un muffliato y un conjuro de seguro en la puerta por si acaso, se sentia más cómodo y era la costumbre.
El suave colchón de la cama lo abrazó por completo, sintiéndose en la gloria. Necesitaba tiempo a solas, pues había estado demasiado tiempo deteniéndose.
Había odiado cuando por equivocación, George entró en la habitacion de su gemelo y su prometida, mientras para su desgracia mantenían relaciones sexuales. El pelirrojo cerró la puerta de inmediato.
Estaba celoso, pues deseaba intercambiar posiciones con su gemelo desde que conoció a aquella mujer. Pero tampoco podía negar que la escena lo excitó y le causó un gran morbo rápidamente.
Cerró los ojos, pensando en que era el quien esa vez estaba en medio de las piernas de la mujer, que era el quien la hacía gritar de placer, y quien la llevaba a su punto exacto de placer, causando que esta lo impregnara de sus fluidos. Mientras, en realidad el Weasley solo pasaba su varonil mano por su tronco.
Su respiración estaba erradica, su cabeza apoyada en la almohada disfrutando de las caricias que su mano le proporcionaba. Su cara y mejila sonrojadas y sus labios entre abiertos dejando escapar algunos suspiros y jadeos.
Su mano se movió con más ímpetu y necesidad, mientras sentía como sus testículos comenzaban a cosquiollear.
Su mente se imaginó como la mujer gemía su nombre con su dulce y apasionada voz, y eso le bastó para inundar su mano de todo su líquido.
El clímax, lo golpeó furtivamente de forma rápida al imaginarse a la azabache en el acto.
Pero la culpa lo invadió al segundo, al recordar que la mujer dueña de sus fantasías eróticas, era nada más que la prometida de su gemelo y madre de sus hijos.
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Miraba la lista de invitados a su izquierda, fotos de los cubiertos por otro lado. Estaba terriblemente cansada.
La boda la estaba matando, simplemente unas semanas más y estaria casada con el hombre que amaba, pero los preparativos eran estresantes.
-Necesito un puto descanso- gimió frustrada recostandose en el sofá
Las dos mujeres a su lado rieron negando al escucharla, de por si sabían que la Lupin constaba de poca paciencia y la boda no era compatible.
-Merlin Elizabeth, ¿llegarás viva a la boda?- se burló Hermione a su lado izquierdo viendola.
Una leve risa se escapó de sus labios, mientras neaba bromeando.
-No estoy segura cielo, tal vez no lo haga y otra mujer se tenga que casar con Fred- bromeó a lo que Hermione soltó una leve risa. Lo que la extrañó era que la pelirroja a su derecha, ni siquiera había reído y solo había pronunciado cortas palabras cuando se le mencionaba-¿Ginn estas bien? ¿Sigues con los malestares?.
Esta alzó la cabeza viendo a ambas amigas suyas, prestando atención a lo que ahora decían.
-¿Perdón? No escuché bien - se excusó restandole importancia.
Hermione y Elizabeth se vieron para suspirar, sabiendo que algo estaba mal con Ginny, pues ella era una de las más emocionadas e ilusionadas con la boda.
-Deciamos si te encuentras bien o sigues con malestares- repitió Hermione, mientras Elizabeth acariciaba la espalda de la mujer calmandola.
-Bueno.., sigo con nauseas y mareos- comentó haciendo una mueca- Los remedios de mamá funcionan, pero cuando dejan de hacer efecto..
Estas asinteron, tal vez fuese la despedida de soltera de Elizabeth lo que le cayó mal. Bebieron y comieron grandes cantidades de todo, posiblemente algo hizo que su estomago se devolviera febrilmente como ahora mismo.
La puerta de la casa se abrió, dejando ver a el gemelo mayor entrando con sus dos hijos.
-¡Llegamos, llegamos!- corearon los mellizos a la vez, yendo a saludar a su madre y a sus tías con un beso en la mejilla a cada una.
-¡Mis niños!- sonrió Elizabeth al verlos, besando las mejillas de ambos con una sonrisa y con gran efusión.
Estos reían entre los achuchones de su madre, dejándose abrazar y besar mientras estos sonreían y agradecerían por tener una madre tan cariñosa
-Yo también llegué, ¿no tengo beso?- bromeó Fred, acercandose para besar la mejilla de su prometida
-Te celas hasta de tus propios hijos- se burló Ginny
Elizabeth rió ante las palabras de su amiga y agarró con delicadeza las mejillas de su prometido para unir sus labios en un corto pero dulce y cariñoso beso.
-¿Trajiste el vestido y esmoquins de los niños?- preguntó aún agarrando sus mejillas
-Lo traje todo cielo, no te preocupes- aseguró, volviendo a robarle un tierno beso a su novia.
La familia ya ni siquiera se molestaba en decir o hacer una mueca de asco, era completamente normal ver a Fred y Elizabeth besándose o teniendo muestras de amor por el otro. Ni siquiera sus hijos parecían molestarse, estaban acostumbrados y en parte se alegraban que sus padres fueran cariñosos y sobre todo que ambos se amaran.
Pero por el contrario, George no podía remediar sentirse mal al ver a ambos. En esos momentos, que se encontraba en la cocina bebiendo un vaso de agua, sintió la necesidad de escapar. Le dolía demasiado ver como su hermano gemelo estaba apunto de casarse con la mujer de la que el estuvo toda una vida enamorado.
Tirando el vaso con furia al fregadero, salió por la puerta trasera al jardín, donde su ahijado se encontraba mirando pensativo hacia la nada mientras el verde césped era arrancado por sus manos.
Tomó asiento a un lado suyo, sin ni siquiera decir palabra alguna, hasta que el pelirrojo pudo observar como este se sentía mal y en esos momentos su ahijado le importaba y preocupaba más.
-¿Jackie?- este giró la cabeza hacia su padrino-¿Quieres contarme que te sucede?
El joven soltó un suspiro, su padrino conocía todos sus movimientos y todo lo que significaba sus expresiones faciales. A veces, podía significar que era bueno, pero otras veces prefería guardarse las cosas para el mismo y no tener que abrirse a nadie. Pero confiaba en su padrino y no podía ocultarle nada.
-Es el juicio, padrino- suspiró mirando a sus zapatos apenado.- Me da mucho miedo, y no paro de pensar en ello. No quise decírselo ni a papá ni a mamá, pues se que ellos también lo están, además andan estresados por la boda y no quería darles más molestias.
El brazo de George fue colocado en el hombro de Jackson, dándole un leve apretón para que entendiera que estaba con el y que lo entendia.
-No te preocupes por eso Jack, Kailei será encarcelada y no tendrás que verla nunca más, pues ella se pudrirá en Azkaban- aseguró intentando calmarlo- Entiendo que tus padres estén algo atareados, pero ellos te aman y estoy seguro que podran sacar un rato para ti si necesitas hablar con ellos.
El joven le dedicó una sonrisa de agradecimiento a su padrino.
-Lo sé, lo se- suspiró- pero no es eso lo que me preocupa, me da miedo que mis primos me hagan irme con ellos y no me dejen quedarme con mamá, papá y ustedes..
George lo entendió de inmediato, había oído que los únicos familiares que Jackson tenía vendrían al juicio, más en parte por su custodia. Entendia que tenía miedo, pero sabía que Elizabeth y su hermano gemelo no lo dejarían ir tan fácilmente.
-No te preocupes Jack, pelearemos por tu custodia. Aunque tengamos que agarrarnos a puñetazos- aseguró con cierta burla en su voz
AHH NO SABEIS LO EMOCIONADA QUE ESTOY. ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO EL PRIMER CAPÍTULO
¿qué os ha parecido?
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