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Ꮠ ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮7 」


«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾»... [𝖮7]

❝𝗟𝗮 𝘃𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱❞

Jeon volvió a adentrarse en el baño.

Kim se levantó finalmente y caminó hacia su armario, buscando algo de ropa para ofrecerle a Jeon. Sus manos temblaban ligeramente mientras sacaba una camiseta blanca y un par de pantalones de algodón. Eran prendas simples, pero limpias y cómodas. Se detuvo por un momento, pensando en lo extraño que sería ver a Jeon usando su ropa, una mezcla de emociones lo golpeó de nuevo: el deseo de ayudarlo y la inquietud que le provocaba su cercanía.

Justo cuando Kim estaba a punto de cerrar el armario, escuchó el sonido de la puerta del baño abriéndose nuevamente. Giró sobre sus talones y vio a Jeon de pie en el umbral, envuelto en una toalla que apenas cubría su cintura. Las gotas de agua aún brillaban en su piel, y su cabello oscuro caía desordenado sobre su frente. Kim sintió que el aire abandonaba sus pulmones al verlo, una mezcla de sorpresa y deseo lo dejó sin palabras por un momento.

Nunca se habría imaginado el tenerlo allí, en su habitación casi desnudo.

Era un pecador.

━ Gracias por dejarme usar tu ducha, Taehyung ━ dijo Jeon, su voz baja y agradecida. Sus ojos oscuros se fijaron en Kim, haciéndolo sentir vulnerable bajo su mirada penetrante.

━ No hay de qué. Siempre hay que ayudar al prójimo ━ respondió Kim, tratando de sonar lo más casual posible mientras le ofrecía la ropa ━. Aquí tienes. Espero que te quede bien. Tu cuerpo es un poco grande, pero es la ropa más grande que tengo.

Jeon tomó las prendas con una sonrisa agradecida y un asentimiento de cabeza. ━ Grazie. Realmente lo aprecio.

Kim observó cómo Jeon se dirigía de nuevo al baño para vestirse. Se sentó en el borde de su cama, sintiéndose más nervioso que nunca. No podía dejar de pensar en lo que Jeon había dicho sobre enamorarse de un hombre y no arrepentirse de ello. ¿Por qué pensaba eso justo en ese momento? Las palabras resonaban en su mente, mezclándose con sus propias dudas y arrepentimientos.

Además él accidente de la toalla...

¡Tenía que dejar de pensar en eso!

Poco después, Jeon salió del baño vestido con la ropa que Kim le había dado. La camiseta y los pantalones le quedaban un poco ajustados, pero aún así se veía cómodo. Kim no pudo evitar notar lo bien que se veía con su ropa, un pensamiento que lo hizo sonrojarse levemente. Sus músculos se notaban aún más con esa ropa.

━ Espero que se sienta cómodo ━ dijo Kim, tratando de romper el silencio incómodo que se había instalado entre ellos.

Jeon sonrió y se sentó en la silla junto a la cama de Kim. ━ Gracias, de nuevo. Es bueno tener ropa limpia.

Un silencio tenso cayó entre ellos, y Kim decidió aprovechar el momento para hacer la pregunta que había estado rondando su mente. ━ Jeon... ¿Tienes algún lugar a donde ir? Quiero decir, ¿tienes algún sitio donde vivir?

Jeon negó con la cabeza lentamente, su expresión se volvió seria. ━ No, en realidad no. He estado... buscando un lugar donde quedarme. Es complicado. Ahora a veces me quedo en hoteles.

Kim sintió una punzada de preocupación y curiosidad. ━ ¿Por qué es complicado?

Jeon respiró hondo, como si estuviera decidiendo cuánto contar. ━ Acabo de salir de la cárcel ━ admitió, observando la reacción de Kim ━. Fui condenado por asesinato. Y es un poco difícil conseguir hospedaje cuando todos me reconocen por las noticias.

Él en realidad nunca lo había visto. Quizás porque con todo el estudio y la iglesia no se enfocaba en las noticias. Él le había comentado algo sobre el asesinato en la confesión que hizo, pero pensó que hablaba en una especie de metáfora. No creía que en realidad lo había hecho.

Las palabras de Jeon cayeron como una bomba en la mente de Kim. Se quedó sin aliento, sin saber cómo responder. Había algo en la manera en que Jeon lo había dicho, con una franqueza y una falta de arrepentimiento que le heló la sangre. Era como si el hecho de asesinar a alguien fuese como algo sin importancia.

━ ¿Asesinato? ━ repitió Kim, tratando de procesar la información ━ ¿Qué pasó?

No podía aguantar la curiosidad.

Jeon miró a Kim, sus ojos reflejando una mezcla de misterio y determinación. ━ No me siento culpable por lo que hice, Taehyung. La persona a la que maté... era alguien que lo merecía. Era un figlio di puttana. Pero entiendo si eso te asusta o te hace querer juzgarme.

Kim sintió una oleada de confusión. Por un lado, la idea de estar cerca de alguien que había matado a otra persona era aterradora. Pero quizás sí había una razón por la que lo había hecho. De inmediato se abofeteó a sí mismo. ¿Cómo podía estar justificando un pecado tan grave como quitarle la vida al prójimo? Se presignó mentalmente y pidió perdón a Dios. ¿Desde cuándo había empezado a tener esos pensamientos intrusos y malignos en su mente?

Jeon lo hacía confundir, le hacía pensar cosas que nunca le habían pasado por la mente.

━ No soy nadie para juzgarlo. Pero espero que se arrepienta de su pecado ━ dijo poniéndose de pie, intentando no demostrar las emociones disparadas en su interior ━. Señor Jeon no quiero sonar grosero, pero mis padres podrían llegar y malinterpretar esto.

Sus manos temblorosas se escondieron atrás de su espalda y pudo jurar que Jeon notó eso. ¿Por qué sentía que él podía observar cada uno de sus movimientos?

━ Lo entiendo, sacerdote. De igual forma muchas gracias por brindarme su ayuda ━ dijo Jeon, parándose frente a él a espera de una acción que Kim no entendía ━. ¿Podría darme su bendición, por favor? ━ sus ojos azules lo intimidaron.

Y para su mala suerte tuvo que sacar de su escondite su mano temblorosa. ━ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Quizás era parte de su imaginación, pero algo le decía que Jeon se burlaba de él al ver su mano temblorosa presignándolo. Sintió la respiración serena del hombre en su rostro, y el aroma a jabón se adentraba por sus fosas nasales como el mejor de los perfumes.

━ Amén...

La habitación de Kim Taehyung estaba envuelta en una calma tensa y pesada cuando la luz de la tarde se desvanecía lentamente en el horizonte. Sentado en el borde de su cama, Kim sostenía la Biblia entre sus manos temblorosas, sus ojos fijos en las palabras sagradas que parecían ofrecerle consuelo y guía en medio de la tormenta emocional que lo envolvía.

Había pasado la última hora leyendo pasajes aleatorios, dejando que las palabras antiguas y sagradas llenaran su mente con pensamientos de paz y redención. Pero por más que intentara concentrarse en las historias de fe y virtud, su mente seguía regresando a Jeon: el hombre misterioso que había irrumpido en su vida con una intensidad que lo había dejado sin aliento.

Kim cerró los ojos por un momento, dejando que las imágenes de Jeon se deslizaran por su mente como sombras inquietantes. Recordaba la forma en que Jeon lo miraba, con esos ojos oscuros llenos de una intensidad que parecía penetrar en lo más profundo de su ser. Recordaba el roce de sus manos, la calidez de su sonrisa, y la manera en que su presencia parecía desafiar todas las barreras que Kim había construido a su alrededor.

Sus pensamientos se sintieron como un torbellino, mezclando deseos prohibidos con temores y dudas. ¿Qué significaba todo esto? ¿Cómo podía reconciliar sus sentimientos hacia Jeon con su fe, con las enseñanzas que había aprendido y abrazado desde joven? Se sentía atrapado entre dos mundos, ninguno de los cuales parecía ofrecerle respuestas claras.

Con un suspiro resignado, Kim colocó la Biblia a un lado y se puso de pie frente al espejo en la esquina de su habitación. La imagen que lo devolvía era la de un joven atormentado por sus propios pensamientos, con los ojos oscuros llenos de una mezcla de miedo y anhelo. Se sintió como si estuviera en guerra consigo mismo, luchando contra la atracción magnética que sentía hacia Jeon y al mismo tiempo sintiéndose culpable por cada pensamiento impuro que cruzaba su mente.

Extendió la mano para tocar el reflejo en el espejo, sintiendo el frío de la superficie bajo sus dedos. ━ ¿Qué estoy haciendo? ━ murmuró para sí mismo, su voz apenas un susurro en la quietud de la habitación ━ Esto está mal. Debo resistir.

Se obligó a apartar la mirada, cerrando los ojos con fuerza mientras se castigaba a sí mismo por sus pensamientos y sentimientos. Recordó las advertencias de sus padres, las enseñanzas de la iglesia sobre la pureza y la virtud. Pero por más que intentara reprimirlo, la presencia de Jeon lo perseguía como una sombra, susurros tentadores en los rincones de su mente que se negaban a desaparecer.

Decidió que necesitaba hacer algo más, algo que lo alejara de esos pensamientos que lo consumían. Se arrodilló junto a su cama y comenzó a rezar con fervor, sus palabras llenas de súplicas y arrepentimiento. Pidió fuerza para resistir la tentación, claridad para entender sus sentimientos y sabiduría para tomar decisiones que estuvieran alineadas con su fe y sus valores.

El sonido de su propia voz llenó la habitación mientras Kim se sumergía en la oración, buscando consuelo en la conexión espiritual que había sido su refugio durante tantos años. Pero incluso mientras rezaba, no pudo evitar la sensación de que estaba luchando una batalla perdida. Porque aunque su mente clamaba por pureza y rectitud, su corazón latía con un anhelo que no podía ignorar.

El tiempo pasó lentamente mientras Kim permanecía en su posición, sus pensamientos un torbellino de confusión y conflicto interno. La noche avanzaba fuera de su ventana, envolviendo la habitación en una oscuridad reconfortante y cargada de promesas no dichas. Pero mientras seguía rezando, una parte de él sabía que la llegada de Jeon ese día había desatado algo dentro de él que ya no podía negar ni ignorar.

La noche se había instalado en la pequeña habitación de Kim Taehyung como un manto oscuro y tranquilo. Había apagado la luz y se encontraba recostado en la cama, con los ojos fijos en el techo mientras su mente daba vueltas sin descanso. La revelación de Jeon sobre su pasado había dejado una marca profunda en él, llenándolo de preguntas sin respuesta y emociones encontradas que amenazaban con desbordarse en cualquier momento.

A través de la ventana entreabierta, la suave brisa de la noche acariciaba las cortinas, moviéndolas ligeramente y trayendo consigo el murmullo distante de la ciudad dormida. Kim se sentía atrapado en un torbellino de pensamientos, incapaz de escapar de la presencia penetrante de Jeon.

De repente, un suave roce en el cristal de la ventana rompió el silencio de la habitación. Kim se incorporó de golpe, su corazón latiendo con fuerza en el pecho. La primera reacción fue el miedo, pero rápidamente reconoció la figura oscura que se cernía del otro lado.

━ Jeon ━ susurró Kim, más para sí mismo que para cualquier otra persona. No estaba seguro de qué sentir: alivio, temor, anticipación. Pero sabía que la sola presencia de Jeon en su ventana significaba que las cosas podrían escalar a algo que lastimosamente esperaba.

Jeon se asomó por la ventana, su rostro apenas visible bajo la luz de la luna. Sus ojos oscuros brillaban con una intensidad que Kim encontraba irresistible y perturbadora al mismo tiempo. ━ Sacerdote ━ murmuró Jeon, su voz apenas un susurro que parecía llevar consigo un peso invisible ━. ¿Puedo entrar?

No, no podía.

Kim tenía miedo, porque no sabía qué podía pasar si lo dejaba entrar.

Kim vaciló por un momento, sus pensamientos aún enredados en un mar de confusión. Sabía que dejar entrar a Jeon esa noche significaría que había dejado pasar un pecado, uno en que los límites se desdibujarían aún más. Pero algo dentro de él no podía resistirse a la tentación de tener a Jeon cerca, de sentir su presencia reconfortante y desconcertante al mismo tiempo.

Finalmente, Kim asintió, más para sí mismo que para Jeon, y se movió hacia la ventana para abrirla por completo. El aire fresco de la noche inundó la habitación mientras Jeon se deslizaba suavemente hacia adentro, con una agilidad que no correspondía a un humano común. Kim se apartó, dejando espacio para que Jeon entrara completamente.

Jeon aterrizó con gracia en el suelo de la habitación y se volvió hacia Kim, su presencia llenando el espacio con una energía que Kim encontraba difícil de ignorar. ━ Gracias ━ dijo Jeon, su voz baja y llena de gratitud mientras cerraba la ventana detrás de él.

Kim se encontró mirando a Jeon, sin saber qué decir o hacer a continuación. La proximidad repentina y la intimidad de tener a Jeon en su habitación lo dejaron con una mezcla de emociones que luchaban por salir a la superficie. Se dio cuenta de lo cerca que estaban uno del otro, separados solo por unos pocos metros de espacio que parecían más pequeños con cada segundo que pasaba.

━ ¿Qué... qué estás haciendo aquí, Jeon? ━ preguntó Kim, su voz apenas un susurro que temía romper el hechizo de la noche.

Jeon se acercó lentamente, sus ojos fijos en los de Kim mientras una sonrisa leve pero significativa jugaba en sus labios. ━ Quería pedirte otro favor ━ respondió Jeon, su voz llena de un misterio que hizo que el corazón de Kim diera un vuelco. ━ ¿Puedo dormir contigo esta noche? No he encontrado algún hotel.

Kim tragó saliva, sintiéndose vulnerable bajo la mirada intensa de Jeon. Sabía que había algo más detrás de las palabras de Jeon, algo que no se atrevía a explorar completamente en ese momento. Sus palabras a pesar de ser sutiles en su mente eran amenazantes.

Él no podía aceptar eso, no quería pecar más.

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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