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7.𝖯𝖾𝗊𝗎𝖾𝗇̃𝗈 𝗀𝗈𝗅𝗉𝖾 𝗌𝗂𝗇 𝗊𝗎𝖾𝗋𝖾𝗋.

「🥊」

Hundí mi dedo en el timbre de la casa de mi mejor amiga, el sonido viajó por toda la vivienda hasta que alguien se dispuso a abrirme.

Y tenía que ser nada más y nada menos que el pelirrojo.

Solté un bufido de molestia cuando abrió completamente, me reparó con la vista soltando un sonido similar al que había soltado yo anteriormente y volteando los ojos cerró la puerta en mi cara.

Maldito enano.

Volví a hundir mi dedo en el timbre, pero esta vez ejerciendo un poco más de fuerza en este. Esperé. Un minuto, dos minutos.

Me estaba comenzando a desesperar y mi ojo estaba sufriendo las consecuencias con un tic nervioso en el.

A la mierda la calma, si los señores Park me conocen.

Acomodé la mochila en mis hombros, y como si mi alma hubiera sido poseída por el diablo.

Comencé a estampar mis manos sobre la puerta.

—¡PARK ESTÚPIDO JIMIN, ÁBREME LA PUERTA! ¡PARK JIMIN!— chillé, como si mi cuerpo hubiera sido poseído por un Hulk enojado.

Una pareja que casualmente paseaba por ahí, me veían de forma horrorizada debido a los gritos, pero decidí ignorarlos.

—¡YAH, JIMINNNN!— alargué la "n" en un grito bastante alto. Y continúe golpeando la entrada.

Hasta que esta se abrió.

Colocándome en una posición de combate, acomodé mis pies y mis puños, y mirando fijamente como la puerta se abría lentamente. Esperé a tener un chance para lanzarle un golpe a el asqueroso pelirrojo.

No me importaba dónde le diera, pero si era en la cara mejor.

La puerta se abrió más, empezando a mostrar un cuerpo, lancé un golpe, con mi mano hecha puño; un golpe seco, con molestia, con fuerza.

Pero...¿Es el momento indicado para decir que yo tengo mala suerte y que Jimin se salva mucho el pellejo?

Resulta que mi puño le sacó el aire a otra persona. Que definitivamente, no era Jimin.

Su cabello era pelinegro

Jimin es pelirrojo.

...

Oh no...

Jungkook estaba inclinado agarrándose el estómago.

Jimin me miraba con los ojos bien abiertos.

Yo miraba a Jeon con los ojos bien abiertos.

De repente me han entrado ganas de vomitar...

—¡Estas loca Sun!— chilló Jimin, un poco afeminado cabe destacar. Aunque ni siquiera venga al caso.

Yo seguía estática en mi lugar.

Acabo de pegarle en el estómago a Jeon Jungkook

ACABO DE PEGARLE A JEON JUNGKOOK.

A JUNGKOOK

A QUIÉN ACOSO.

Dios...soy yo otra vez, esta vez no fui una buena chica.

Pasé saliva por mi garganta, y aprovechando que el pelinegro no había puesto sus ojos en mi, si no que aún los mantenía en el suelo. Corrí (huí) nuevamente escaleras arriba en busca de la habitación de Minha.

Estoy muerta, pero tan muerta que los gusanos ya seguro acabaron con mi cuerpo.

Cerré la puerta rosa pastel con seguro una vez que estuve dentro, escuchando como Jimin me regañaba y me ordenaba a bajar para disculparme con su amigo.

Obviamente no lo haría, no puedo verle la cara a ese chico, me haría pis encima.

Minha, ajena a todo lo ocurrido, retiro los audífonos que la habían impedido escuchar los gritos alarmantes de su hermano. Y con su mirada me pidió una explicación.

—Acabo de pegarle a Jungkook en el estomago— esta abrió los ojos de manera alarmante, por mis palabras. —¡En mi defensa, pensé que tu hermano me abriría la puerta, técnicamente no fue mi culpa!

—¡¿Sun Yhie, estás loca?!— Minha se levantó rápidamente de la cama colocándose sus pantuflas de conejo.

La vi arreglar su cabello y echarse un poco de perfume en el cuello, su cara daba miedo pero no dije nada al respecto, al contrario, pregunté:

—¿A donde vas?

—A ver a Jungkook, había llegado a la casa con un hematoma en el abdomen donde seguramente tú le golpeaste— recalcó, sentí el nerviosismo y la preocupación recorrer mi cuerpo. — Se golpeó con el barandal de la escalera ayer, salvándome de haberme resbalado en la escalera— explicó.

Suena muy cliché.

—Jooo...Kang, debes tener más cuidado, deberías dejar de ser tan tosca, mira lo que provocas— me regañó saliendo de la habitación.

Genial....ahora me sentía pésimo. Y a la vez, molesta.

Dejé los cuadernos, libretas y libros sobre la cama de Minha y me dispuse a salir por la ventana, ya habían pasado unos quince minutos y aún Jimin seguía molesto, mientras Minha y Jungkook intentaban callarlo.

Me sentí incómoda, así que acomodando bien mis pies, para evitar matarme, me agarré del marco de la ventana y salí de la habitación de mi mejor amiga. Agarrándome de un árbol que estaba bastante cerca de dicha ventana para poder bajar y llegar a el suelo.

Tener un cuerpo moderadamente fuerte, a veces servía de algo.

Y, bueno, esto lo había hecho varias veces ya.

Me sacudí algunas hojas que se habían quedado pegadas a mi ropa y sigilosamente, rezándole a lo que sea que exista allá arriba, me dispuse a marcharme sin que me vieran los Park o Jeon.

Solo quería llegar a casa y hundir mi cara en la almohada y dormir para que esté día horrible acabe de finalizar.

El sonido de la puerta, le indicó mi llegada a mi querida madre, la cual veía animadamente una novela ¿brasileña? Mientras picaba un mango.

—Hola cariño ¿qué tal el día?— preguntó, sin despegar sus ojos de la tele.

—Catastrófico— respondí,  deshaciéndome de la mochila mientras me lanzaba al sofá.

Me miró, por unos segundos, analizándome, como de costumbre. Entrecerrando sus ojos volvió su vista a el televisor.

—¿Te apetece hablar al respecto?— preguntó, cumpliendo su labor de mamá.

—No— dije con sinceridad, sabía que si le decía que había golpeado a su mejor chico, me tendrá limpiando el baño una semana.

—Vale corazón, cuando quieras hablar, sabes que mamá está aquí— dijo, lanzándome un beso, que simulé atrapar. — Por cierto, Suho, llamó, me dijo que cuando llegaras, lo llamaras que quiere hablarte.

Me levanté rápidamente, cogiendo el celular de mamá y marcando el último número al cual había llamado.

Esta rió, por mi desesperación, sabía que amaba hablar con aquel chico.

Un timbre.

Dos timbres.

Tres timbres.

—Sí, mamá.

—Hermanitoooo— lloriquié, lanzándome nuevamente al sofá.

Será una larga llamada.

—Nota:

Espero que el capítulo les guste y muchas gracias por leer.
Cuídense y eso.

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