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41. 𝖢𝗂𝗍𝖺.

「🥊」

Abrí mis ojos cuando un sonido proveniente de mi celular me despertó de mi más profundo sueño.

—Diga— contesté sin abrir los ojos, en un susurro.

—No puedo creer que aún estés durmiendo— escuché que me decía por la otra línea.

—No seas como mi mamá— le reproché

—Kang, son las doce del medio día, en media hora estoy allí, recuerda que hoy iremos a el cine— y sin más corto la llamada.

Jeon a veces parece una mamá regañona.

Solté un bostezo, frotando mis ojos con ambas manos a la par que me estiraba y dejaba que de mi boca saliera un par de sonidos extraños. Me levanté, haciendo un par de muecas cuando corrí la cortina de la ventana y la claridad del exterior dio directamente en mis ojos.

Me dirigí a la primera planta de la casa, arrastrando mis pies fui hacía la cocina, en donde mi madre se encontraba preparando algo que con solo el olor me hacía tener más hambre.

—Al fin despiertas, pensé que habías muerto— me dijo, poniendo frente a mi un par de platillos con comida.

—Es sábado, debería dormir el día entero— le dije, llevándome un poco se kimchi a la boca.

—En realidad deberías estar entrenando en el gimnasio, como siempre— me dijo.

—Yoongi tuvo un viaje de emergencia a Busan— le hice saber, si Yoongi no estaba mi presencia en el gimnasio no era tan necesaria.

—Jungkook te despertó, ¿cierto?— me mostró una sonrisa. Asentí varias veces.

—¿Cómo lo sabes?

—Hay un post-it en la nevera escrito con su letra— incliné mi cabeza hacía un lado levantándome hacía lo antes dicho para comprobarlo.

Solté una risa nasal a la par que la comisura de mi labio subía.

" Mi querida Sun Yhie...bebé, no olvides que el sábado saldremos al cine y luego preparé algo para ambos"

¡Si te quedas dormida, juro que te tiraré por las escaleras!

Tu mamá me dio permiso (^-^)

Con amor, el amor de tu vida (admítelo ya, sabes que lo soy)

Jk♡

Cuando terminé de leerlo, no pude evitar reír y llevarme la pequeñita hojita de color verde conmigo.

—Le dejaste lanzarme por las escaleras, me siento traicionada— le dije a mamá volviendo mi atención a la comida.

—Me alegro tanto de que tengas a Jungkook en tu vida, llevaba mucho tiempo sin ver ese lado tan cariñoso que tenías, le debo mucho a él, por hacer de tus días mejores. Espero que seas feliz, mi pequeña niña— me dijo, llevando una de sus manos a la mía, dando leves caricias, la miré sonriendo.

Me miré una vez más en el espejo, Jungkook que se encontraba en la silla rotatoria de mi habitación me repetía por quinta vez quizás, que me encontraba linda.

—Anda, meloso, ya podemos irnos— le dije acomodando uno de los anillos de mi dedo que se había torcido.

Jeon se levantó y tomó mi mano para salir de mi habitación, caminamos hacía la planta baja, donde estaba mamá esperándonos.

—Bien, coloquense ahí, les tomaré una foto— dijo haciendo gestos con sus manos para que nos moviéramos.

—Mamá— reproché. Me mandó a callar. Jungkook se río.

Y obedeciendo las ordenes de mamá me tomó por la cintura y me pegó a su cuerpo, mientras él miraba a el celular de mamá, yo lo miraba a él.

—Venga, una última— dijo mi progenitora. Bufé.

Él me tomó de un rápido movimiento, cargándome, lo miré atentamente, esperando algún otro movimiento y cuando menos me lo esperaba, cuando ya estaba sonriendo para la foto, se giró, inclinando mi cuerpo un poco hacia el suelo y juntando nuestros labios. Se escuchó un pequeño chillido por parte de mi madre.

—¡Hice un video en el momento justo, eso quedo de película!— comentó emocionada.

Jeon me dejó en el suelo, tragué saliva carraspeando mi garganta.

—Nos vamos— dije, tomando la mano de Jungkook para salir de la casa.

Fuimos a el cine y vimos una buena película. Cuando acabó, emprendimos camino por el centro, mientras conversábamos de cosas sin sentido, comimos un helado y nos hicimos un par de fotos. Jugamos en un pequeño parque que nos encontramos en medio de nuestra larga caminata y terminamos en una banca dándole de comer a unas palomas.

—Jeon, Jeon, Jeon, ¡Me va a picar!— chillé, corriendo, cuando una paloma comenzó a perseguirme.

El pelinegro comenzó a reírse escandalosamente, y entre su risa y mis gritos, llamamos la atención de varias personas.

—¡Quitate pajarraco!— le dije a el animal que me perseguía, entregándole todo lo que me quedaba de comida para sus compañeros. ¡Era un tacaño, lo querida todo para él!

Cruzándome de brazos y sacándole la lengua a el animal que comía plácidamente, caminé hacia Jungkook, el cuál sostenía su estómago de tanto reír.

—Muchas gracias, Jeon, me ayudaste mucho— dije sarcástica.

—Fue una escena bastante divertida. No lo negaré— dijo, le di un pequeño golpe en el pecho. Volvió a reír, esta vez me uní a él.

Esperamos hasta la caída de la tarde. Cuando Jungkook decidió llevarme a un sitio más antes de ir a casa.

—Procura que sea un buen lugar, me duelen los pies— le dije. Bufó y deteniendo el paso se agachó un poco frente a mi.

Lo miré extrañada cuando me miró.

—Sube a mi espalda— pidió y cuando pensé en negarme, me agarró por él mismo haciéndome subir.

Así me llevó, hasta nuestro destino, las personas nos miraban atentos y algunas chicas me observaban con cierta envidia, mientras que algunos mayores nos miraban con alegría, como si le recordaramos a sus tiempos de juventud.

—¿Un museo?— pregunté curiosa, cuando mis pies fueron devueltos a el suelo, Jungkook asintió, estirando su espalda.

—Me gusta mucho venir a este sitio, tiene dos pisos, en el superior hay una biblioteca— mis ojos se iluminaron.— Suelo venir aquí para leer un poco— me extendió su mano, la tomé, adentrándonos en el sitio.

Jungkook saludó a el recepcionista, que al parecer nos estaba esperando, comenzamos a adentrarnos a los enormes pasillos y mis ojos se movían de un sitio a otro mirando varias obras, que deleitaban a cualquiera que las mirara. Me detuve en una en  específico. Mientras Jeon seguía caminado.

Me quedé ahí, observando e interpretando lo pintado a mi manera, esperando a que el pelinegro regresará. Cuando llegó a mi lado me abrazó por detrás.

—Una liga de sencillez y extravagancia, hace que ante los ojos sea curioso— dijo, mirando la misma pintura que miraba.— Toma, creo que este libro te gustará, ya yo lo leí.

—¿Qué tal si me lo cuentas con tus palabras?— le dije mirándolo por uno de mis costados.

—Me parece una idea genial— dijo y juntos nos sentamos en el suelo frente a el cuadro que nos había cautivado.

—Todo comenzó...— y mientras él me contaba sobre el amor de dos jóvenes, yo me perdía en su mirada.

  —Notita
Cuentenme, ¿les alegra tener actualizaciones de este ser desastroso?

¡Gracias por leer!
Cuídense y eso.

    1170 palabras antes de...

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