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36. 𝖣𝖾𝗍𝖺𝗅𝗅𝖾, 𝖺𝗋𝖾𝗇𝖺 𝗒 𝗍𝖺𝖼𝗍𝗈.

「🥊」
❝Recuerdos de una noche estrellada: 1/2❞
    
H

abían pasado dos semanas de aquella mañana donde le tuve que explicar a mi madre todo lo que estaba sucediendo con respecto a el pelinegro y mis sentimientos. Nuestros sentimientos.


Habían pasado algunas semanas donde Jungkook se había  dedicado a convertir mi mente en un vagón de recuerdos de ambos. Llegaba de imprevisto a la casa y buscaba excusas para terminar llevándome a cualquier sitio. Me besaba siempre que me despistaba y me hacía reír, también me sacaba de algunos turnos de clases para llevarme a la biblioteca donde él se dedicaba a comer a escondida mientras debatiamos sobre diversos libros.

Jungkook era un cerebrito, le gustaban todas las materias habidas y por haber y siempre estaba dispuesto a aprender más. Por lo cuál a parte de ser un chico llamativo por su físico y profesión, también lo era por su intelectuo y metas.

Era un todo en uno.

¿Me debería sentir importante al ser el centro de atención de tal chico?

Pero...algo que me ha estado atormentando estas semanas, el hecho de que ha pesar de que las cosas entre el pelinegro y yo fluían de una manera tan especial, tan sana, única. No habíamos nunca hablado de "un nosotros" de "seremos una pareja" o un simple "quieres ser mi novia o novio"

Ni él se atrevía, ni yo tampoco.

Y ahora me comenzaba a cuestionar el por qué.

Caminé por los pasillos de la institución, mientras llevaba un par de periódicos en mis manos. El día de hoy tuvimos buenas ventas ya que solo habían sobrado cinco periódicos, mientras tanto, la gran mayoría de estudiantes habían pasado en la mañana a por uno.

Algo que me hacía feliz, estábamos en la recta final y teníamos que poner todo nuestro empeño.

Antes de llegar a la oficina, pasé por el tablero de clasificaciones, para revisar mis notas de unas últimas materias secundarias. Sonreí, satisfecha con los resultados. No era la mejor estudiante de mi año, ni de mi clase, pero estaba en un promedio intermedio que me hacía sentir bien.

Me exigía, pero al fin y al cabo me conformaba con estar en un estado mediocre, junto a otros alumnos y no en lo bajo de esto, ni en la cima.

Estaba bien, a mi parecer.

—¡Buenas trades gente hermosa!—  con una energía positiva que solo se veía diario por parte de Hoseok, entré en la oficina.

—Silencio— pidió Namjoon, mientras frotaba su sien.—  La competición de básquetbol, junto con la de voleibol han sido una tortura. No quiero escuchar un silbato más en lo que me queda de vida— respondió con fastidio y desagrado total.

—¿Cuál entrenador es más intenso?— pregunté divertida, agradecía internamente mi ausencia en ambas competencias.

—Ambos, si los llegara a poner en una balanza, ambos harían que esta quede en un perfecto estado. Dios, creo que son hermanos separados al nacer, ambos son muy molestos y ruidosos— sacó su frustracion mientras movía exageradamente sus manos.

Solía hacer ese pequeño acto cuando se molestaba.

—Pero mira el lado bueno de todo esto, ambos equipos le ganaron a otras instituciones haciendonos quedar como los mejores.

Rodó los ojos dándome la razón.

Abrí mi boca nuevamente con la intención de preguntar por los demás. Pero Nam fue más rápido respondiendo ya la pregunta que ni siquiera había salido de mis labios.

—Solar está en la competencia extraescolar de ping pong de mesa, Yunho de natación y Hoseok de pintura — dijo, formulé una "o" con mis labios mientras dejaba encima de mi escritorio los periódicos del día de hoy.

La puerta de la pequeña oficina fue abierta mostrando una cabellera negra que ambos dentro del local conocíamos muy bien.

—¿Me puedo llevar a Sun Yhie?— preguntó, mirando a Namjoon, como si fuera mi padre.

—Toda tuya—contestó Nam, ganándose una sonrisa por parte de Jeon.

Vaya, vaya y pensar que hace unos meses me quería lejos de él.

Bufando tomé mis pertenencias despidiéndome con la mano de Nam al salir de la oficina.

Jeon depósito un rápido, muy rápido beso en mis labios.

—Te tengo una sorpresa—dijo emocionado mientras brinacaba de un lado a otro.

Ajusté las correas de mi mochila, mirándo a mi acompañante de forma curiosa.

—¿Cuál?

—Sun Yhie, ¿Es que no lo captas?, es una sorpresa, las sorpresas no se dicen— dijo de forma juguetona, mientras una de sus manos se apoderaba de una de las mías.

Y guiando nuestros cuerpos hacía la salida, emprendió un camino hacía su moto.

Menos mal, las clases habían terminado por hoy, si no, no nos dejarían salir con tanta facilidad de la institución.

—Ten— me tendió el casco que ya había nominado como mío y que Jeon se había encargado en colocarle mis iniciales, ya que el suyo tenía las que le pertenecían a él.

Me sorprendió mucho cuando llegó a media noche a mi casa solo para mostrarme la remodelación de sus cascos. Cuando le pregunte el porque lo había hecho, había obtenido por respuesta: "solo quiero que sea más especial".

Colocándome aquella cosa que salvaría mi cráneo de daños fuertes si llegáramos a tener un accidente, me dispuse a apoyar una de mis manos en su hombro para ayudarme a subir a  su transporte.

Una vez listos me regaló una pequeña sonrisa y como de costumbre. Comenzó a manejar como si se tratara de un rodaje de rápidos y furiosos.

Realmente no entiendo la obsesión que tanto Taehyung como él tenían de correr como el Rayo Mcqueen.

No tenía ni la menor idea de dónde me estaba llevando el chico roba suspiros,  pero realmente tampoco quise insistirle al respecto, era una perdida de tiempo. Jungkook seguía sus palabras al pie de la letra y por mucha insistencia que tuviera que aguantar de mi parte, sí él dice que es una sorpresa, es porque realmente es una sorpresa.

No se cuanto tiempo pasó, solo se que me había pasado gran parte de este dormitando y siendo despertada por Jungkook, el cual temía que me cayera de la moto.

—Llegamos—comunicó inclinando el montón de piezas a un lado para darme mejor acceso para bajarme y retirando mi casco me dediqué que estirar mi cuerpo.

Jeon se bajó, colocando su moto en un sitio seguro mientras cubría esta con una lona por si llegara a llover.

Todo puede pasar en Corea del Sur.

Tomó mi mano. Adentrándonos por un pequeño camino de manglares y justo cuando  casi veo la sorpresa, mis ojos curiosos que  estaban cotilleando sobre el pelinegro y sus acciones fueron interrumpidos por sus manos, las cuales provocaron que todo se volviera completamente oscuro para mí.

Por inercia lleve mis manos a las suyas, deslizando la llema de mis dedos por el dorso de la suya, tanteando en las venas que resaltaban y en sus nudillos y extensión de la mano.

—Jeon— dije, cuando tuvo la clara intención de seguir caminando.

—Confía en mí — susurró en mi odio, y mi mente lo visualizó sonriendo.

Atreviéndome a confiar en su acciones, relajé mi cuerpo, el cual se había tensado por la desconfianza de terminar cayéndome al no tener vista alguna. Di los primero pasos, sintiendo como mis pies comenzaban a hundirse un poco más. Y las suposiciones que había sacado mi cabeza desde que vi el primer manglar, se hicieron más claras cuando a mís oídos llego el típico sonido que se disfruta tanto cuando se va a la playa: el de las olas golpeando con fuerza la orilla.

—Sorpresa— dijo, nuevamente en susurro mientras retiraba sus manos de mis ojos lentamente.

Sonreí como cuando observas con admiración alguna foto familiar que te recuerda un suceso bonito que viviste en el momento aquel. Y es que la playa había sido algo muy significativo para mí. Ya que papá amaba traerme para admirar las estrellas de noche. Le gustaba pasar tiempo en la playa cuando el sol se escondía, nunca se metía al agua, pero siempre descansaba su cuerpo en la arena mientras me mostraba lo hermosa y reluciente que eran las estrellas en aquel entonces.

Para mi desde que papá se marchó, las estrellas habían perdido su belleza. Y había dejado de admirarlas con tanta pasión como solía hacerlo cuando era más pequeña.

—Es hermosa— me oí decirle con una pequeña sonrisa.

Al no obtener una respuesta por parte de Jeon, me giré a contemplarlo y decir que me había quedado fascinada con lo bien que se veía su rostro al recibir el sol directo en este, son pocas palabras para la belleza que veía en ese momento.

—Notita:
Porque una lectora bonita me lo
pidió y porque yo estoy aquí para complacerles.

(En casi todo eeeeh)

¡Gracias por leer!

Cuídense y eso.

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