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Nota¡!: no contiene partes +18 explícitas pero contiene insinuaciones y referencias sobre esto.
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Estaba terriblemente frustrada, odiaba ver tan distante a su novio. Sabia que algo rondaba por su cabeza, y afirmaba que no era nada bueno.
—¿Estas bien, cariño?— preguntó sentándose en el sofá tras de el.
No, claro que no lo estaba pero no quería preocuparla
—Algo cansado, nada más.— aseguró disfrutando de las caricias que la mujer le brindaba.
Esta, comenzó a masajear los firmes y varoniles hombros del pelirrojo intentando quitarle todo el tensor que tenía encima, disfrutando del olor a canela mezclado con pólvora que emanaba el Weasley. El hombre se relajó al sentir las finas manos de la Lombrad acariciandolo con dulzura e inclusive algo de lujuria en si cuerpo comenzaba a despertar.
—¿Seguro que simplemente es eso..?— preguntó insistiendo, bajando sus manos hacia la pecosa espalda que se encontraba descubierta ante los ojos de la Lombrad.
—También es por todo lo que esta pasando, ya sabes..— soltaba algunos murmullos completamente concentrado en la paz que le brindaba su tacto— mi sobrina desaparecida, mi hermano y familia buscándola.. es algo realmente difícil.
—Entiendo.—
Masculló la mujer con odio y recelo, al ver como su mente seguía fija en su familia e incluso podía asegurar de que en Elizabeth Lupin, pero pronto acabaría cuando poco a poco la destrozaría y no lo quedara más remedio que irse.
No podía permitir que su mente pensara en Elizabeth cuando tenía a la Lombrad junto a el, pero le era imposible. Cerraba los ojos pensando que la proveniente de sus toques y las finas manos que lo acariciaban era la Lupin.
Hechando la cabeza hacia atrás notó unos húmedos besos bajar por su cuello, deleitandose ante los gruesos labios de la mujer lamiendo cada centímetro de piel.
Algunos jadeos se le escapaban por su boca, con la respiración levemente entrecortada. Acariciaba sus fornidos hombros para despues bajar por su torso, con sus uñas raspando la piel.
En la mente de el Weasley la única mujer que se encontraba ganándose cada uno de sus jadeos y respiraciones era Elizabeth Lupin.
—Que tenso te noto, cariño— le susurró con voz coqueta en su oído, mordiendo su lóbulo con sus dientes causando que el Weasley tuviera que soltar un gemido ahogado— Tan sumiso...
George soltó un gruñido al escucharla. Por una parte quería darle la vuelta y hacer que gritara y se retorciera de placer debajo suya, pero tenía miedo de enfrentarse a la realidad y darse cuenta de que esa mujer no era Eizabeth Lupin, si no Kailei Lombrad.
Su erección comenzó a doler, el bulto en su pantalón era visiblemente grande, pues no podía quitarse de la mente la imagen de la Lupin bajo el, lamiendo cada centímetro de carne que encontraba a su paso, succionando y dejando marca en cada lugar, amasando y acariciando sus grandes senos mientras de sus labios no se escuchaban más que gemidos, jadeos y su nombre saliendo con una voz de deseo y lujuria por su boca.
Ni siquiera se dio cuenta que Kailei llegó a ponerse de rodillas entre sus piernas, bajando su pantalón con maestría para luego liberar de sus boxers el erecto miembro del pelirrojo que se encontraba brillante por el liquido preseminal que se había formado.
Sonrió ante la vista mordiendose su labio inferior; George tan sumiso frente ella, con su rostro sonrojado y su respiración alterada, con su pecho subiendo y bajando, su cuello lleno de un rastro de saliva que dejó antes la mujer.
Comenzó acariciando el tronco del miembro, moviendo su mano de arriba hacia abajo con lentitud, disfrutando de las expresiones que realizaba el pelirrojo y de las maldiciones que farfullaba debajo de ella acompañado de unos rebeldes jadeos que se le escapaban de la boca.
George sentia que en cualquier momento iba a explotar, estaba tan sensible que el toque de la mujer hacia que se desmoronara.
En esos momentos pudo darse cuenta de una cosa fácilmente, su corazón y su erección seguían y seguirían latiendo por la azabache que siempre se colaba en sus pensamientos. El no sería capaz de amar a la Lombrad.
—Joder si..— gemía con fuerza, curvando su espalda ante las oleadas de placer que le causaba la mujer.
Su mano comenzó a moverse con más rapidez, raspando con sus largas uñas cosa que no le molestó, al contrario lo excitaba mas.
—Mierda estoy a punto de llegar..— jadeaba con la respiración entrecortada, para gemir con fuerza el nombre de la mujer que amaba y deseaba, y con la que se imaginaba más de una escena erótica— Elizabeth.., joder..
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Su tos no cesaba, tenía la garganta seca y su voz ronca, probablemente haya contraído una enfermedad, pensaba el joven. Sus rasguños causados por la luna llena no cicatrizaban, estaban cada vez más infectados causando el dolor interno de la pequeña pelirroja, que intentaba quejarse lo menos posible a pesar de que todo su cuerpo dolía infernalmente.
El joven, Jackson tenía también demasiados dolores acumulados, pues la Luna llena también había hecho que el tuviera que llevarse algunos rasguños. También su cabeza dolía internamente, y sus párpados se cerraban con constancia pero tenia que abrirlos, pues necesitaba seguir estudiando.
—¿Estas..— una tos la interrumpió—¿Estas bien..?—
Preguntó la pequeña levantandose a pesar del dolor que le recorría el cuerpo, y se colocó a un lado de Jackson. Abrazó su cuerpo, aferrándose a el, mientras el joven la atrajo al abrazo soltando el libro.
—Algo cansado peque, nada más— mintió para no preocuparla, y dejó un amoroso y cariñoso beso en su cien.
La menor hizo una mueca, pues sabía que le mentía para que no se preocupara. Se acomodó entre sus brazos, relajándose al sentir los latidos del corazón del joven.
—¿Como va con los estudios Jack?— preguntó viendo como el libro seguía abierto en el suelo.
Sabia cuanto se estaba esforzando el joven para salir de este sitio, pero debía tener cuidado pues no quería que le pasara nada ni que la Lombrad lo descubrirse.
Tenia miedo de que su destino fuera el mismo que Jessica Banes. Ahora que sabía que Kailei era capaz hasta de matar frente niños, le tenía más miedo que nunca.
—Pronto saldremos de aquí, te lo aseguro— afirmó acariciando la palma de su mano, trazando figuras para relajarse.— Y estarás con tu familia de vuelta.
—Tengo ganas de estar con ellos admitió intentando que su voz no se rompiera— y de que los conozcas.
—Yo también, pequeña
Respondió, aunque tenía miedo de lo que sería de su destino. Si llegaban a encerrar a la Lombrad probablemente el seria trasladado a un hogar de acogida o peor aún, a un orfanato.
Pero lo único que quería era que Hiraeth estuviera bien
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—Deberias ir a hablar con el—
Insistió la Mckinnon mirando a su nieta, quien no paraba de caminar de un lado hacia otro de la sala.
—¡Un hijo ahora, por Merlin!— bramó—¡Cuando mi otra hija esta desaparecida! ¡Ni siquiera Fred y yo estamos en una relación!
Jane se masajeó la cien cansada de las interminables quejas de su nieta, y se acomodó las gafas mejor en el puente de la nariz.
—Mira Elizabeth, todo sería más fácil si te sentaras y pensamos en lo que pasara con el feto que tienes dentro— pidió cansada.
Elizabeth bufó y tomo asiento, esta vez gastando su frustración moviendo el pie con nerviosismo
—No se que mierda hacer, abuela— admitó frustrada y nerviosa
—Lo primero es lo primero brunette— pausó mirandola—¿quieres tenerlo?
Elizabeth abrió la boca pero luego la cerró, pensando en que queria de verdad ella para su futuro.
—No lo se abuela— admitió con frustracion— Hiraeth esta desaparecida.., y necesito hablar con Fred. —pausó bajando la cabeza apenada—No quiero que la historia se vuelva a repetir..
Su voz se quebró al decir sus últimas palabras, sinceramente no mentía. Tenia miedo de que Fred solo la ilusionara y despues volviera a dejarla embarazada y sola.
—Brunette...—se acerco hacia ella para rodear su espalda y abrazarla, dejando algunos besos en su cabello— eso no pasará, estoy segura de que Fred permanera a tu lado y estará con sus dos hijos si deseas tenerlo
La azabache pensó en sus palabras pero aún así estaba que irradiaba de miedo y sus dudas no paraban de comerla. Era cierto que Fred había cumplido su título como padre y poco a poco la estaba volviendo a enamorar, pero tenía miedo de que solo fueran falsas ilusiones.
—¿Y si se vuelve a ir abuela?— preguntó con miedo y temblor en su voz— No se si pueda lograr afrontarlo de nuevo..
—¿Lo quieres verdad?— pregunto Jane haciendo que la mirara a los ojos—¿Estas enamorándote de nuevo de el, cierto brunette?—
La azabache asintió, soltando un suspiro mientras miraba a su abuela a los ojos, pues no podría mentirle a Jane Mckinnon aunque se lo propusiera.
—Si, abuela lo quiero demasiado. Por más que lo intente siempre caigo en sus redes, Fred Weasley es como un imán que cada vez que estamos juntos me atrae a el y no puedo soltarme.—admitió con una sonrisa enamorada recordando al pelirrojo— Estoy completamente enamorada de él.
—¿Y a que esperas?—inquirió alzando una ceja—¡Ve con el!
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Su mirada avellana reflejaba confusión, y curiosidad que contrastaba completamente con la chocolate que reflejaba miedo y nervios.
El Weasley esperaba que la mujer comenzara ha hablar, pues esta le había dicho que necesitaba contarle una cosa urgentemente y su rostro cuando llegó, completamente blanco hacia que su preocupación creciera más.
—¿Que pasó Lizzie?— la miró curioso e impaciente — ¿Hay nuevas noticias de Hiraeth?— al ver que la mujer no respondía a sus preguntas comenzó a frustrarse mas— Lizzie por favld dime algo.., me tienes preocupado.
La mujer suspiró, sin saber como dar esta noticia pues era la primera vez que lo decía, ya que la otra vez no tuvo oportunidad de informar sobre el estado en el que su cuerpo se encontraba. Sus nervios la hechaban hacia atras, sus manos temblaban con miedo y el rostro de Fred solo la intimidaba más. Tenía miedo que todo lo que lograron se desmoronará en un segundo con tan solo decir dos palabras. Lo único que tenía claro es que incluso si Fred no permanecía a su lado, o incluso si el no quería que el feto naciera, ella se haria cargo de su hijo y haría que sus hijos se olvidaran completamente del hombre.
Deseaba que eso nunca tuviera que pasar.
—No, no es sobre Hiraeth — informó la mujer y Fred se relajó al no escuchar malas noticias sobre el destino de su hija— Es distinto, pero necesitas saberlo.
Agarró el pequeño bolso negro que había traído con ella. Se encontraba en la mesa que tenia frente a ambos y rebuscó la prueba que se había realizado un día antes de venir a la casa del hombre.
La sacó ante la atenta mirada del hombre quien miraba con curiosidad la prueba entre manos de Elizabeth.
—La otra noche no nos cuidamos ninguno de los dos..— murmuró pasandole la prueba a Fred.
Este, la cogió entre sus manos y la observó con sorpresa al ver como dos rayas rojas estaban en ella. Miró a la azabache con sorpresa y una sonrisa que se formó repentinamente en sus labios.
—¿¡Voy a ser padre de nuevo?!—preguntó más bien en una afirmación.
Irradiaba de felicidad, una noticia de esta en estos tiempos era como un rayo de luz en una noche oscura. Ansiaba tener un hijo con a mujer que amaba, y vivir todo lo que por culpa de la Banes se perdió de su primera hija. Tenia un poco de miedo por el futuro de su hijo u hija, ya que no quería que tuviera el mismo desenlace que el feto que se formó en el vientre de Jessica.
—Estoy embarazada, si..— dijo algo sorprendida al ver la reacción y la sonrisa del Weasley frente a ella.
El hombre se incorporó, poniéndose en el sofá que se encontraba la azabache y agarrando sus mejillas para atraerlo a un cariñoso beso, que cuando se separaron sus frentes se unieron.
—Me acabas de hacer el hombre más feliz— su sonrisa no se borraba, mirando profundamente las perlas chocolates de la mujer. Entrelazó sus manos, para dejar en ellas un beso cariñoso— Un hijo de ambos de nuevo.., es maravilloso señorita Bennet
Por fin lo sabe!!
¿que creéis que pasara próximamente?
¡nos leemos!
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