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Advertencia de contenido ¡!:
Se menciona partes con relaciones explicitas, no leer si no están cómodos con esto.
Si en cualquier momento mis personajes son criticados o insultads por disfrutar de su vida sexual, será completamente eliminado
Sin más dilación os dejo con el capitulo, espero que os guste <3!
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Tenia más nervios que nunca, sus manos temblaban y desde que se levantó tuvo un mal presentimiento que le recorría el cuerpo. Queria hecharse ha cia atrás, pero no podía. Debía hacerlo y afrontar el destino.
Una pequeña posibilidad de que Elizabeth decidiera irse a vivir con el, estaba presente en su mente. Pero por otro lado, sabia que no iba a ser ni mucho menos posible.
Se encontraba frente al número doce de Grimmauld Place, las manos de sus palmas estaban sudorosas y no sabia como las palabras brotarian de su boca si sus nervios lo ganaban.
Llamó a la puerta y esperó con suma intranquilidad a que fuera abierta.
-Oliver..- Elizabeth quien abrió la puerta lo vio con sorpresa, no sabía por qué se encontraba allí, pues el hombre siempre avisaba de venir y esta no era la ocasión-Que sorpresa..
El morocho quien tenía baja la mirada, la alzó para ver la mirada de la Lupin, quien estaba extrañada.
-Puedo...¿puedo pasar..?- preguntó con un leve tartamudeo en su voz e intentando evitar la mirada de sorpresa que tenía la Lupin.
-Claro, claro - asintió rápidamente hechandose a un lado de la puerta, para abrir esta y dejarle paso al moreno.-Oliver,¿pasó algo?-
Este, suspiró preparándose para lo que venía. Tenia mas miedo y nervios que en un partido de una final de Quidditch.
-Si..-asintió apenado.-¿Podemos hablar..?
La mujer estaba extrañada y a la vez curiosa, por lo que le asintió al moreno.
-Claro.., vamos al salón.
Se dirigieron hacia la sala, donde cada uno tomó asiento en un sofá, mirando directamente al contrario.
-Elizabeth, antes de nada quiero que sepas que te amo más que a nadie y eso jamás va a cambiar.- empezó asustado por la reacción de sorpresa por parte de la mujer.
-Oliver ¿por qué me dices esto?- preguntó asustada, tenía miedo de que algo malo sucediese- Me estas asustando...
Tomó aire, preparándose para relatar. Jugaba con sus manos nerviosamente, sus palmas sudaban y estaba seguro de que por su frente corrian gotas debido al nerviosismo que tenia en el cuerpo.
-Ayer me llegó una carta.-pausó tomando aire-Era del trabajo.
-Al grano Oliver- pidió.
Estaba frustrada y cansada de que el hombre vacilar tanto con sus respuestas. Los últimos días había estado más cansada de lo normal, con la búsqueda de su hija y no tenía ni una pizca de ganas de tener que pensar mucho.
-En la carta decían que me necesitaban ya allí para la nueva temporada- pausó observando alguna reacción por parte de la Lupin- Y me recomendaban que me mudara allí...
Elizabeth notó como un balde de agua fría recorría su cuerpo, pero por otro lado sentía como si unas alas se hubieran incrustado a su espalda y tuviera la totalidad de ser libre, y volar a donde o con quien quisiera .
-Y tu lo harás.. - murmuró, en parte entendiendo que era el sueño del hombre.
Estaba algo apenada de que la dejara en esta situación , con su hija perdida pero sabia que no podía hacer nada al respecto.
Lagrimas furiosas descendían desde sus orbes chocolates.
-Necesito hacerlo Elizabeth..-
La mujer asintió entendiendo, sin ser capaz de tragarse sus lágrimas. Habia pasado tanto con el Wood que se le hacia extraño que se fuera a ir de su lado.
-Pero puedes hacerlo conmigo...-continuó hablando el hombre-Podemos mudarnos juntos..
La mujer se sorprendió y negó rápidamente, no podiendo creer lo que le había propuesto el Wood.
-Mi hija esta desaparecida, aquí tengo una vida..-murmuró mirando al hombre-¿cómo quieres qué me mude Oliver?.
-Tampoco seria tan difícil, cuando encontráramos a Hiraeth nos podríamos mudar los tres... como una familia - pausó para proseguir- Además no dejarías tanto atrás.
-Lo primero, sabes que mi hija siempre te ha considerado como un padre, pero no lo eres y no podemos pretender que lo eres.- comenzó enumerando, con ahora un poco de furia y rabia en su voz, con rebeldes lagrimas recorriendo su rostro.-Y segundo, dejaría atrás a mi abuela, toda una vida de recuerdos, los Weasleys la familia de mi hija...
El Wood pareció entenderlo todo y con celos, reencor e ironía en su voz preguntó.
-¿Tienes miedo de dejar todo eso atrás? ¿O simplemente miedo a no volver a ver a tu querido Freddie..?
Elizabeth entendió perfectamente ese tono, y lo que quería decir. No iba a aguantar escenas de celos, ni mucho menos que la cuestionaran. Y más si era un hombre al que no amaba.
Ninguna persona fuese hombre o mujer le hablaría o trataría así.
-Tu lo has querido Oliver- con sus demás dedos retiró el anillo de compromiso que reposaba en el anular.-Vete, múdate y cumple tus sueños. Pero nunca más me vayas a cuestionar de ese modo y ni mucho menos a tratarme con desprecio como lo acabas de hacer.- dejó el anillo encima de la mesa extendiéndoselo al hombre- Hemos acabado.
El hombre se arrepintió al instante de lo que había dicho e intentó arreglarlo.
-Cariño.. yo no quería hablarte así, entiendelo porfavor..-
-Te quiero fuera de mi casa Oliver Wood.-
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Tantos días encerrados, les dió la oportunidad de observar bien la "casa" en ruinas en la que pasaban todas y cada una de las noches.
Aún tenían señas, y heridas de la Luna Llena que les dolía por todo el cuerpo, pero ambos debían resistir.
Jackson, pudo encontrar una pila de libros en mal estado en una esquina de la choza. Se acercó con cuidado y miedo de que no fuera una trampa de la odiosa de su hermanastra. Al acercarse y tenerlos en sus manos notó como una gruesa capa de polvo los cubria perfectamente. Sopló para quitarlo, ganándose una tos seca de su parte.
-¿Jack?- llamó la menor sin ni siquiera poder moverse de su sitio.-¿Que es eso..?
El joven no contestó y observo todas las cubiertas de estos, hasta que una le llamó la atención, y su esperanza de salir de aquí lo antes posible se abrió.
Apariciones
Guía por paso
-Peque, creo que he encontrado el medio más rápido para realizar nuestra escapatoria.-
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Esa misma noche
Aún seguía en mal estado por la platica que tuvo con Oliver esa misma mañana. No había parado de llorar y replantearse si dejarlo y cancelar su compromiso era la mejor idea.
Pero se sentia libre, por una vez en su vida.
Libre de amar a quien quisiese en verdad, y no de estar con una persona por el simple hecho de haberla tratado bien y haber estado a su lado cuando lo necesitaba.
Oliver era más bien un amigo que su pareja
Y como finalmente era libre, fue a ver a la persona que realmente amaba y le pertenecía cada rincón de su corazón, buscando un muro o una pared sobre la que apoyarse cuando sentía que iba a caer.
Fred Weasley.
Fue junto a el, su refugio, donde podía estar a salvo y podía asegurar que no sería juzgada.
Llamó a la puerta de la casa del hombre, con nervios en su cuerpo.
Necesitaba verlo y estar junto a el.
Sus ojos estaban hinchados, dando señales de que había sollozando aunque algunas lagrimas se seguían escapando de su rostro.
Tras pocos segundos, el Weasley abrió la puerta sorprendido al ver a la mujer frente a el en ese estado.
—¿Elizabeth que ha...— sus palabras fueron cortadas.
Elizabeth en el segundo que lo vió, rodeó su torso pegándose hacia él, respirando el olor a pólvora que emanaba el Weasley, perdiéndose en el. Dándose cuenta, de que era el primer olor de su amortentia. Ahora sin tener dudas de que amaba con todo su corazón al Weasley.
Fred sorprendido, rodeó su cintura pegandola hacia su torso. Reconoció el olor a lavanda que desprendía el cabello de la mujer, asegurando que podía detenerse el mundo y a el no le importaría quedarse siempre allí.
Pero un sollozo por parte de la azabache lo alarmó. La mujer se aferraba a su torso, deshaogandose con el.
—¿Lizzie.. estas bien?— murmuró preocupado, dando suaves caricias en su espalda para tranquilizarla.
El diminutivo de su nombre le salió solo, sin ni siquiera pensarlo y al ver como esta no ponía objeppcion ninguna sintió un peso menos.
La mujer se sorprendió ante el apodo, pero la tranquilizó y calmó. Adoraba que Fred se comportara de esa manera con ella.
—¿Podemis hablar...?— preguntó dubitativa, y Fred notó como tartamudeaba en su voz.
—Pasemos a dentro.—
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—Oliver es un idiota— masculló el hombre.
Elizabeth le contó al Weasley todo lo que había sucedido. Esta, se encontraba recostada sobre el torso de este en el sofá, mientras que el Weasley acariciaba su cabello disfrutando del olor a lavanda que emanaba la mujer, dejando de vez en cuando algunos besos en su cabello.
Mentiría si dijera que no estaba feliz por lo que sucedía. Odiaba verla así de rota frente a el por culpa del Wood, pero se alegraba de que hubieran roto, pues significaba que podría tener la oportunidad que tanto esperaba con la Lupin.
—¿Puedo contarte una cosa?— preguntó con voz apagada la mujer, alzando la cabeza para mirarlo a sus orbes avellana.
—Las que quieras— aseguró, pasando el pulgar por debajo de sus ojos, secando sus lágrimas.
—Yo nunca amé a Wood, ni estuve enamorada de él.— dijo perdiéndose en sus ojos
Una ola de felicidad recorrió su rostro, al escuchar aquellas palabras provenientes de la mujer que el amaba.
Nunca lo habia amado, eso le daba sumas esperanzas.
—¿Y de quien lo estuviste?— preguntó esperanzado, acariciando su mejilla.
Una leve risa brotó de los labios de la Lupin y Fred juraría que era el sonido más bonito que jamás escuchó. Bajó la mirada para luego volverla a conectar, permitiendo que el chocolate y el avellana se volvieran a encontrar
—¿De verdad lo preguntas..?—
Ambas miradas pasaron fugazmente a los labios del otro.
Fred no podía explicar la felicidad que sentía en aquel momento.
Parecía que a pesar de todos los obstáculos, Fred y Elizabeth siempre se reencontraban y su amor nunca cesaba.
Esta vez, la mujer tomó el impulso. Se subió un poco en el sofá, para llegar a acariciar los finos labios del Weasley con los suyos y unirlos en un lento y cariñoso beso.
Se sentían ambos en el cielo, al volver a fusionarse por completo. El hombre acariciaba la mejilla de la mujer con cuidado, como si fuera a romperse y con miedo a que se fuera o a que esto fuera solo un sueño.
Tras unos segundos, que ambos consideraban el paraíso se separaron mirándose a los ojos, con los labios hinchados y mejillas sonrojadas.
—Ven conmigo..— el hombre se incorporó del sofá, extendiendole la mano a la Lupin para que fuese con el. Esta gustosa entrelazó sus dedos yendo hacia donde le indicaba.
Hizo que subiera las escaleras, llevándola hacia su habitación. Abriendo la puerta, dejandola pasar.
Fred se colocó tras Elizabeth acariciando su cintura, abrazandola y apoyando su cabeza en el hombro de la mujer.
—No sabes cuanto te amo, y cuanto he esperado que pudiéramos estar juntos de nuevo, señorita Bennett —dejó un beso en su mejilla, fundiéndose en el momento queriendo que nunca terminara.
La mujer se dio la vuelta para poder ver de cerca al hombre que tan bonitas palabras le había dedicado. Acarició su mejilla, con una amplia sonrisa, olvidando todo lo malo que le había sucedido en ese día.
—Yo también he ansiado como nunca este momento, querido señor Darcy.—
Sus labios se volvieron a conectar, pero esta vez el beso no fue como los dos anteriores. Era más ansiado, más necesitado. Ambos necesitadose mutuamente, confirmando que era real y que finalmente volvían a ser Fred y Elizabeth, ambos juntos.
Fred jugó con el dobladillo de la camiseta de la Lupin, y se separó para mirarla a los ojos. Queria que ella lo disfrutara y ansiara tanto como el.
—¿Estas segura de esto?— preguntó sin hacer más movimientos no queriendola incomodar.
—Más que nunca.—
Fred sonrió ante sus palabras y retiró la camiseta de esta, por su cabeza, dejando a la vista el sujetador que llevaba la muchacha.
Esta volvió a atraerlo en el beso, mientras sus manos acariciaban su torso, cuando Fred se separó para retirarse a su igual su camiseta.
Agarró su cintura, cargandola en el aire, haciendo que esta rodeara su cuello y soltará una risa por la impresión. La llevó hacia la cama, sin separar sus ojos de sus orbes chocolates en ningún momento.
La tumbó en la cama, colocándose encima de ella, volviendola a besar esta vez dulcemente. La mujer acarició su torso mientras el hombre llevó sus manos hacia el cierre del sujetador y antes de desabrocharlo le dedicó una mirada, buscando señal de aprobación en ella.
La mujer asintió dejando un corto beso en sus labios, mientras sonreía al ver como Fred se preocupaba por ella. El Weasley desabrochó el sujetador dejando una completa vista de los pechos de la mujer.
Sus pechos eran de un tamaño promedio, no eran muy pequeños pero tampoco extremadamente grandes. Algunas motas de color rojo, adornaban este conocidas como estrías.
Bajó sus manos al pantalón de la chica, no pudiendo esperar para verla desnuda frente a el. Y una sonrisa irradiaba en su rostro al ver como la mujer confiaba plenamente en el.
Miró a la mujer de nuevo,y cuando asintió desabrochó la prenda, deslizandola por sus piernas. Elizabeth, imitó su acto desabrochado el pantalón que llevaba el Weasley, ambos tirandolo a otro lado de la habitacion.
Volvieron a besarse, apasionadamente. Mientras ambos intentaban rozarse y tocar la mayor parte de carne que pudieran. Fred se separó de los labios de la azabache, para comenzar un camino de besos desde su cuello hasta la clavícula, ganándose algunos jadeos y una respiración entrecortada por parte de la azabache, quien llevó sus manos al bóxer que cubría el miembro del Weasley, bajandolo y tirandolo hacia otro lado de la habitación, este soltó una leve risa al notarla.
Se separó para bajar lentamente su ropa interior, deslizandola poco a poco sin quitar la vista de sus ojos.
Al quitarla, una fina capa de vello cubria el monte venus de la mujer, y esta se sonroja furtivamente avergonzada al segundo.
—Fred yo no esto..— este la calló con un beso, separandose a los segundos para verla.
Tenia las mejillas rojas y sus labios hinchados, con el cabello ligeramente despeinado. Tenia rastros de saliva por su cuello, junto a algunas marcas rojas que había dejado el Weasley, aseguraba que al día siguiente, pasarían a ser moradas.
Sus pechos cubiertos por algunas marcas rojas, y su abdomen no del todo plano, sus caderas costando también de algunas estrías y su parte intima no depilada del completo.
Para cualquier otro hombre, podría haberle molestado, pero no en el caso de Fred quien se alegraba de que Elizabeth le cediera la confianza de poder verla así. Amaba cada una de sus inseguridades , porque para el reflejaba la realidad, no las actrices y cantantes conocidas que lograban inseguridad en la mayoría de las personas.
Adoraba el cuerpo de Elizabeth, pues era real, con cada una de sus "imperfecciones" que a sus ojos eran perfectas.
—Me encantas— aseguró dejando un corto beso en sus labios, alineándose en su entrada
La mujer se sonroja al escuchar sus palabras. Sabia que siempre había podido confiar en Fred.
—¿Estas lista y segura..?— preguntó el hombre rozandose contra ella ganándose un jadeo.
—Lo estoy.—
Fred sonrió y se adentró poco a poco en ella, con cuidado de no hacerle daño. Cuando estuvo completamente dentro, se detuvo para mirar a la mujer, quien tenía algunas lagrimas en sus ojos.
—¿Quieres que pare..?— preguntó quitando sus lagrimas con el pulgar.
—Solo.., espera un rato antes de moverte..— pidió
Mentiría si dijera que no estaba adolorida. Hacia muchos meses e incluso años que no era tocada de esa manera, Oliver y ella casi nunca se veían y Fred era más grande que Oliver, cosa que no recordaba.
El Weasley pasó a besar su cuello y acariciar sus pechos queriendo calmarla y hacerla olvidar del dolor, ganándose algunos gemidos de la Lupin, siendo música para sus oídos.
—Freddie.., muévete.. —pidió acariciando su cabello, notando como el dolor desaparecía remplazandose por placer y ganas de sentirlo.
El Weasley acató sus ordenes comenzando a moverse lentamente dentro de ella, sintiendo que en cualquier momento se moriría sintiendo como las paredes vaginales de la mujer se apretaban cada vez más en el.
Los gemidos de ambos resonaban en la habitacion, hacia cinco largos y eternos años que no se fusionaban de aquella manera, entregándose en cuerpo a la otra persona, dándole la confianza de estar junto al contrario.
Elizabeth nunca se había sentido tan bien, las estocadas del Weasley las llevaban al paraíso, sintiendo como su vientre bajo se contraía cada que el hombre la golpeaba en su punto G.
Fred acariciaba su pecho izquierdo, amasandolo y apretandolo mientras que lamia el derecho, parándose a jugar con su pezon, dejando una mordida en el ganándose un fuerte gemido.
Sentia que en cualquier momento se deshaceria frente a la mujer.
Queria recordar este momento toda la vida. Elizabeth bajo él, gimiendo su nombre y soltando algunas maldiciones en voz baja cada que la penetraba con más fuerza. Sus mejillas sonrojadas, sus labios entre abierto. Su cuello marcado y sus pechos cubiertos por su saliva.
—Fred.. no aguanto mas...— anunció cuando este dió una estocada más fuerte.
Seria que estaba más sensible que nunca al no ser tocada por tanto tiempo, pero sentía que iba a llegar ya pronto al clímax.
Fred por su parte sentía como una corriente lo recorría por sus testículos cada que la mujer se apretaba más contra su miembro.
—Hazlo Lizzie..— exigió dando estocadas más fuerte, justo donde le gustaba a la mujer para que llegara con más rapidez.
Tras unos segundos y varias estocadas más el orgasmo la recorrió gimiendo con fuerza el nombre del pelirrojo, estrechandose en el miembro de este, causando que un fuerte gruñido soltará de sus labios
Fred sentia que el estaba apunto a su igual, y tras dar unas cuantas estocadas más sentía que iba a llegar al clímax tras escuchar como la mujer gemía con fuerza su nombre y su líquido lo llenaba.
—¿Dentro o fuera..?— preguntó en un jadeo, sintiendo que no aguantaría ni un segundo más
—Dentro—dijo al volver quererlo sentir.
Dio una última estocada para llegar al clímax, pintando con su líquido las paredes vaginales de la mujer.
Salió lentamente de ella, con la respiración entrecortada al igual que Elizabeth que seguía debajo suya. Dejó un corto beso en sus labios antes de acostarse en su lado y atraerla a su pecho.
—Ha sido magnifico— aseguró Fred hablando como podía, dejando un beso en su cabello
—Lo ha sido..— murmuró elizabeth cansada, rodeando con sus brazos el pecho de Fred mientras cerraba sus ojos.
Finalmente ambos se fundieron esa noche el uno al otro.
—¿Freddie..?— murmuró Elizabeth adormilada.
—Mmh..— farfulló con los ojos cerrados, casi llegando a un profundo sueño, disfrutando de tenerla a su lado
—Te quiero..—
—Y yo señorita Bennet...—
Hola! Que os ha parecido el capitulo?
Decirlos que es la primera vez que escribo sobre esto, y tal vez se vea algo forzado porque he intentado hacerlo lo más real posible, pero he intentado hacerlo lo mejor posible
¿Os ha gustado?
Tal vez, si gustan y esto haya salido bien pueda escribir más partes.
Este cap ha sido mas largo de lo normal JAJA
Bueno, no se olviden de votar y comentar
Los leo, los quiero!<3
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