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22

Habían decidido ir a pasar la tarde en un lago que tan solo se encontraba a unos metros de la residencia de la gran familia de pelirrojos que vivía cerca de San Ottery.

Desde pequeños, los hermanos Weasleys al completo solían venir al menos una vez al mes cada verano para poder refrescarse y pasar una tarde agradable que al final solía acabar en risas tras las bromas que realizaban los gemelos Weasleys.

El sol brillaba con suma intensidad y rozaba la piel de cada uno de los presentes, la menor de la familia Weasley chapoteaba en el agua junto a su padre.

—¡No! ¡Papa, no!—gritaba entre risas, su padre no dejaba de hacerle cosquillas en sus costados causando un ataque de risa por parte de esta.

George paró y cargandola la miró a los orbes cafés de su hija.

—¿Entonces quieres que pare, ángel?—inquirió dejando un sonoro beso en su frente para después mirarla— Me parece que eso no va a ser posible.—sin aviso previo, agarrandola con firmeza para que no hubiera accidentes la introdujo en el agua sin que esta llegara a preveerselo.—

La menor salió tras unos breves segundos del agua con su rojizo cabello despeinado y mojado en su totalidad, miró a su padre cruzándose de brazos con una expresión de enfado.

—¡No es justo papá!—se quejó.

—Claro que no lo es.—ánimo Ginny desde el otro lado del lago, se acerco nadando hasta su sobrina.—Georgie se merece una venganza—bromeó cargando a su sobrina de los brazos de su padre.

Ginny, se alejó con su sobrina y volvió hasta donde se encontraba antes a compañía de su pareja, Harry.

—¿Te hicieron una broma no, peque?—inquirió Harry acariciando su cabello y peinandolo con sus manos hacia atrás para que no le molestara.

La menor asintió a su tío aún estando enojada con su padre por lo hecho recién.

—¿no crees que se merece una venganza, Potter?—le susurró Ginny para que únicamente se entraran su sobrina y pareja.

—Desde luego que si.—les guiño el ojo a ambas.—

Ron y Hermione conversaban en otra parte del lago, alejados de los demas para tener algo más de paz, tranquilidad y privacidad.

Fred Weasley se encontraba en el lago, cubierto por la cintura de la cristalina agua de este. Sus brazos apoyados en una roca, flexionado así su torso, dejando una perfecta vista a su paso. Sus ojos se encontraban cerrado, gozando de una tranquilidad y relajamiento propio. Sus facciones no tenían expresión ninguna, pero gracias a que el Sol brillaba con firmeza hacia que estos se vieran más hermosos a su vista.

Se veía completamente hermoso—pensó Elizabeth en un intento fallido de quitar la vista sobre el hombre.

Unos quejidos por parte del gemelo menor la sacaron de su trance.

Hiraeth subida en los hombros de Harry, Ginny detrás de su hermano rodeando su torso por detrás para inundar su costado de cosquillas a la vez que la Weasley menor y su tío lo salpicaban con el agua de su alrededor.

La menor estaba completamente orgullosa por haberse podido vengar, y una sonrisa victoriosa adornaba su rostro, mientras que el Potter agarraba con firmeza las piernas de su sobrina para que no cayera hacia atrás.

Su madre desprendía felicidad extrema al verla sonreír con tanta felicidad cuando antes era un suplicio ver sus labios curvados hacia arriba.

Tras que los tres observaron que era suficiente para George, cedieron los chapoteos.  La menor se bajó de los hombros de su tío para nadar con sus manguitos hasta su padre, el cual la recibió cargandola en brazos.

—¿A que ya no lo volverás a hacer?—inquirió la menor con una dulce e inocente sonrisa en su rostro.—

—Te lo prometo.—respondió su padre.

—¿Promesa?—extendió su dedo hacia su padre.—

—Promesa—junto su dedo y beso su frente.

Jamás podría cansarse de su pequeña, la que lo hacía sonreír cada día, hacia que se levantara de la cama cada día con esperanzas de verla.

Las demás mujeres, incluido Bill al lado de Fleur se encontraban sentadas o recostadas en sus toallas tomando el sol.

Jessica por su parte decidió tras un rato de Sol, sentarse para poder meter sus pies en el agua.

Su novio, contempló a su pareja que de momento rompió su momento de paz para acercarse a su chica.

Se acomodó entre el hueco de las piernas de la veela, y subió la mirada para verla a los ojos, la cual lo recibió con una cálida sonrisa.

Tras la conversación que ambos tuvieron hace unos días volvían a estar como siempre, no sabían con certeza si era porque la mujer aumentó las cantidades de la amortentia o porque el pelirrojo reflexionó.

—¿No te bañas linda?—preguntó acariciando sus muslos lentamente sin quitarle mirada.—

La vista de la mujer fue a parar hacia las manos de su novio, sus venas resaltaban con gran ímpetu, y su tacto magullado debido a que siempre se encontraba buscando nuevos productos para la tienda (que resultaban en explosiones...etc) la volvía loca y hacía despertar todos sus sentidos primitivos.

La mujer negó acariciando su centellante cabello, apartando de sus ojos para poderle mirar a ellos más profundamente.

—Oh, vamos—agarró su cintura pegandola hacia a el y en un movimiento la introdució al agua.

Las piernas de la veela enrollaban la cintura del hombre. Las manos de este apretaban con firmeza su cintura para que el agarre no se esfumara. Con paso lento, procurando guardar la preciosa imagen de su novia en su rostro la llevo a otro lado del lago.

En su mente ya no estaba Elizabeth Lupin. Ahora solo estaba su novia, Jessica Banes.

Parece ser que aumentar la dosis de amortentia habia funcionado.

—Eres tan hermosa..—acarició su mejilla— que me vuelves completamente loco.—

La atrajo en un feroz beso, donde despertaban todos sus instintos y toda la lujuria que ambos tenían acumulada de estos días.  El hombre bajó las manos de la cintura hasta el trasero de su novia agarrandolo con firmeza, mientras seguían batallando por quien llevaba el control en el fogoso beso. Tras notar que el aire les faltaba, se separaron por unos segundos admirandose el uno al otro.

Jessica con las mejillas carmesí y los labios de color rojo, Fred por su parte con la respiracion entrecortada y sus pómulos se tornaron del color de su cabello.

El hombre apretó de nuevo el trasero de la veela y la introdujo en otro pasional beso, mordiendo su labio inferior para después pegarla más hacia el a lo que la mujer soltó un silencioso gemido sobre los labios del contrario.

—Guardador las muestras dr afecto para cuando estéis en privado—farfulló George al verlos con una mueca de desagrado mientras impedía que su hija girara la cabeza para mirar— Hay niños presentes.—

Los presentes giraron la cabeza encontrándose con la despampanante escena que compartía la pareja.

Elizabeth agradecía que George estuviera imediendole la vista a Hiraeth, pues no era una escena que debía ver una niña de cinco años. Por otra parte su corazón de alguna manera se estrujó al verlos e inconscientemente bajo la mirada.

La pareja se separó lentamente dejando un hilo de saliva entre ambos,  lo que para algunos era desagradable para ellos era excitante. Ambos sonrojados y con las respiraciones entre cortadas. Fred quitó las manos del trasero de su novia para volverlas a colocar en su cintura, dejó un rápido beso en los labios.

—Al menos él si tiene muestras de afecto con su novia.—farfulló Angelina a lo que todos miraron con los ojos abiertos.

George se maldició internamente, su hermano menor, Ron al saber por dónde acabaría la situación se acercó  para cargar a Hiraeth en sus brazos, dándole a George la oportunidad de ir tras su mujer.

—Angie..—George se acercó al lugar donde se encontraba sentada su mujer. Flexionó sus brazos en la roca para salir del lago.

—No, Angie no—se levantó de ahí, cargando el bolso beige que contenía lo necesario para poder pasar el dia en el lago, toallas, gafas de Sol, crema solar y ropa de repuesto.

Dicho esto Angelina se perdió en el horizonte de camino a La Madriguera, con George  siguiendola por detrás, escuchando sus gritos desesperados que balbuceaban "¡Angelina, vuelve!" u simples "¡Angie, porfavor hablemos!"

La menor en los brazos de su tío miraba a todos los mayores confundida por lo que acababa de pasar, pero ellos lo estaban más que se miraban intentando buscar respuesta en los otros cosa que no encontraban.

Nadie sabia que el matrimonio Weasley-Jhonson se estaba rompiendo poco a poco.

—¿Qué paso? ¿Papá y Angelina están bien?—balbuceo la menor en un susurro

—Todo estará bien peque, no te preocupes.— Ron dejó un beso en la mejilla de su sobrina mientras aún buscaba respuesta entre todas las personas.

—Terminaremos esto en casa—le susurró con voz ronca el gemelo mayor en el oído de su novia, quienes eran indiferentes a lo que sucedía en la vida del matrimonio.

Por otra parte, Angelina que caminaba con paso apresurado a la Madriguera tuvo un percance con su bolsa. Esta se le resbaló del brazo y cayó al suelo.

La bolsa beige se abrió, la morena intentó recoger todos los condimentos lo más rápido que pudo, pero uno en especial llamó su atención, recogió el papel del suelo.

Archie Tanner

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A su completo servicio, para cuando usted quiera.

La mujer tragó en seco al recordar  al apuesto hombre que se encontró el otro día en el supermercado. En su cabeza solo rondaba un pensamiento.

¿Debía llamarlo?

Definitivamente, su marido le estaba dando gran cantidad de razones para hacerlo.

●●●

Tiró el conjunto de papeles al escritorio de su oficina furioso, frustrado y cansado.

—¿Seguimos sin nada?—inquirió George recostado en la silla mientras agarraba los papeles ojeandolos.

Tras ser convencido por su novia, Fred propuso a su gemelo la opción de buscar empleado/a para que fueran ayudados en la tienda. Al principio la idea le desagradaba como había pasado con el gemelo mayor, pero al final comprendió que era lo mejor tanto para ambos como para el transcurso de la tienda.

Hoy era el día en el que realizaban las entrevistas,  se habían presentado en torno a unas cien personas pero ninguna contaba con los recursos necesarios, o simplemente los gemelos no confiaban en que fuera lo suficientemente apto para ocuparse de su tienda cuando ellos no estaban.

—Nada—se sentó suspirando en una de las sillas.

—¿quedan más personas en la lista?—inquirió el hombre

No pudo contestar pues el sonido de la puerta los interrumpió. Tras escuchar un "adelante" por parte de uno de los gemelos abrió la puerta.

Se encontraba vestida en un traje de chaqueta color verde agua, dándole un aspecto formal y madura. Los pantalones color blanco combinaban junto a ellos. Su pelo rizado era libre, cayendo en una misma dirección por encima de sus hombros con total sensualidad.

Kailei Lombrad era preciosa.

—¿Siguen abiertas las entrevistas para Sortilegios Weasley?.—

Preguntó con una tímida sonrisa que brotaba de sus finos y rosados labios.

George al verla sintió su mundo caer, ella no podía estar aquí tras todos estos años.

—Si, si lo están pasa porfavor—indicó Fred que al igual que su hermano estaba asombrado de verla.






—No nos queda más remedio y lo sabes George.—habló Fred una vez que terminó la entrevista con la Lombrad y aseguraran que ya la llamarían.—Es un buen partido, tiene todo lo que buscamos para la tienda y ambos confiamos en que podrá llevar el negocio cuando alguno de los dos faltemos sin ninguna preocupación por nuestra parte.—pausó— Lo vuestro fue cosa de adolescentes, sois adultos ,estas casado y con una hija lo vuestro esta más que olvidado estoy seguro de decir que por amas partes. Necesitamos a Kailei George.—

El gemelo menor revisaba una y otra vez los papeles que presentó la mujer como currículum, como si alguna cosa fuera a cambiar para aceptarla. Fred tenía razón era la indicada, poseía todas las cualidades que buscaban para su trabajo.

Suspiró dejando los papeles en la mesa— Esta bien, Kailei entra.—

Fred lo miró aliviado, sentía un peso menos encima. Podria tener mas tiempo libre y mucho menos estrés.

—Perfecto, hablaré con ella diciéndole que está dentro y que comienza mañana.—

●●●

La pequeña miraba con añoranza la ventana mientras su madre le servía el desayuno, con esperanza de que ese día entrara alguna lechuza y se posara en el alféizar para que ella pudiera ir corriendo que cogerla y leerla con suma emoción.

—Hiraeth—llamó su madre.—la leche se te va a enfriar si no te la bebes ya.—

La chica quitó a vista de la ventana para pasarla en su madre quien removia con una cuchara su café mañanero.

—Prometió una carta por semana.—murmuró en voz baja y con lagrimas amenazantes en salir—

—Lo sé cielo, Oliver tendrá cosas que hacer sabes que está muy ocupado.— murmuró ella tambien apenada y la menor a regañadientes asentió para terminarse su desayuno.—

Ambas mujeres estaban apenadas de no recibir carta de Oliver, lo extrañaban y necesitaban. Sobretodo Elizabeth que al no estar el moreno, tenía que sobrellevar las cosas ella sola haciendo que Fred Weasley se interpusiera en su camino.


Huele a drama...

Esto recién ha empezado, los problemas aumentarán...

Muchas gracias a los nuevos lectores que se están incorporando a esta lectura! Y gracias a los que comentan y votan en cada capítulo, no saben lo feliz que me hacéis!

Ya casi llegamos a los 2k!

Nos leemos! Les quiero <3!

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