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20

La sala se encontraba fría, podría ser por las ventanas que se encontraban totalmente abiertas u que el no se encontraba bien. Odiaba con su vida venir a los hospitales, le traía malos recuerdos.

La doctora comprobó por última vez los papeles, los juntó ordenadolos y los dejó a la izquierda de la mesa, para dedespués mirar a la pareja.

Jessica observó como Fred se encontraba nervioso, pues no paraba de mover su pierna y ella conocía muy bien lo que significaba. Agarró su mano, para tranquilizarlo y le dedicó una sonrisa antes de escuchar las palabras que tenía que decir la doctora.

—Señor Weasley.—comenzó y Fred tragó saliva nervioso — No tiene nada de que preocuparse—pausó y este noto una sensación de alivio—Lo de siempre, cuidado con las emociones fuertes, toma siempre tu medicación, y no hagas mucho esfuerzo, de lo contrario los mareos, dolores de cabeza y malestares aumentarán.—

Fred suspiró frustrado, otra vez lo de siempre. Sin posibilidad de recuperar sus recuerdos de la infancia y adolescencia. Odiaba eso, quería poder recordar todos sus momentos y por culpa de la guerra no podía.

—Seguiremos los tratamientos como siempre, es una buena noticia que sigas bien ¿Verdad Fred?— se dirigió Jessica hacia este.

Fred  seguía pensando en que hubiera pasado si ese muro no se hubiera caído. ¿Seguiria su vida normal?, ¿sería más feliz recordando cosas?. Salio de su trance y miró a su novia.

—¿Eh? Si, si claro—contestó desprevenido.

—Bien, pues nada más de mi parte.—entrelazó sus dedos mirandolos— Cuidese mucho, y lo veo en su próxima revisión, señor Weasley.—

La pareja asintió, y Fred salió de la consulta dejando a su novia algo atrás. Estaba frustrado, cansado y necesitaba algo que no sabía bien el que era.

Tomó asiento en el primer banco que contempló en su campo de visión. Enterró su cabeza en sus manos y dejó escapar un gruñido.

—¿¡Qué mierda te pasa Frederick?!— se acercó a paso apresurado, pues la había dejado atrás. Sus tacones golpeaban el suelo, haciendo que se escuchara por donde pasara.—¡Son buenas noticias y tu reaccionas así!—

Levantó su mirada para mirarla, la recorrió rápidamente con sus ojos para volver a mirar a sus ojos. Reconoció que estaba furiosa, pero el lo estaba más.

—¿¡Buenas noticias?!—rió irónico y se levantó para verla mejor— ¡Sigo igual, joder Jessica!—

La mujer se sorprendió, el nunca le hablaba así. No sabía que había pasado, pues se había tomado su dosis de amortentia que le correspondía.

Debía hacerla más fuerte.

—¡Son buenas noticias! ¡No has empeorado!—insistió

—¿¡Buenas noticias, joder?!—bramó furioso— ¡Sigo sin poder recuperar mis recuerdos! ¡Sigo con dolores cada que me dicen algo fuerte! ¡No puedo seguir así!—enumeró furioso.—

—¡No digas bobadas, Fred!—suspiró, acomodó su bolso en su hombro.—Iré a que me receten tu tratamiento de nuevo, no tardo.— salió de ahí intentando calmarse, no quería pelear con el. No ahora.

Fred asintió en un suspiro. Volvió a tomar asiento y se pasó la mano por el pelo frustrado. Odiaba esto.

Jessica caminó de nuevo hacia el despacho de la doctora. Dió dos toques en la puerta hasta que escuchó el "Adelante" y pasó, volviendo a tomar asiento en la silla.

—Doctora Brooks—saludó de nuevo.—Un placer volver a hacer negocios con usted.—buscó el sobre en su bolso y se lo colocó en la mesa, deslizandolo hacia ella.

—Señorita Banes—abrió el sobre y revisó que el dinero estaba correcto—El placer es mio.—

Jessica tenía trato con la doctora que llevaba a Fred. Cada seis meses el pelirrojo, tenía una revisión para asegurarse que su cuerpo seguía bien y no había tenido precuelas del accidente de la guerra. La mujer se encargaba de pagarla una suma cantidad de dinero a la Doctora Brooks, para que le comentara al pelirrojo lo que ella quería escuchar, así como lo escribía en sus informes para que su familia estuviera al corriente y no tuvieran la menor sospecha de ella.

Tras esto, salió con una sonrisa en el rostro y el informe que había rellenado la Doctora sobre Fred. Busco al hombre y lo encontró en el mismo lugar donde lo había dejado.

—¿Nos vamos?—inquirió acariciando su pelo para que la mirara.—

Dirigió su vista a ella y después al formulario que tenía entre brazos. Sabia que ponía lo mismo que la Doctora le dijo a el, y por eso no tuvo el mero interés de tomarlo para leerlo. Quería llegar a su casa y descansar, olvidarse del Hospital.

—Si, no aguanto ni un segundo más este lugar.—bramó levantándose.

Al levantarse, no hizo el mayor esfuerzo por cojer la mano de su novia, fue directamente hacia delante dejando a esta unos pasos más atrás.

La mujer suspiró al verlo. El no era así, siempre la llamaba por apodos cariñosos como "Linda u cariño", la tomaba de la mano, nunca le alzaba la voz, solía ser cariñoso.

Supuso que era porque el hospital le sentaba mal.

Lo que ella no tenía en mente, es que una azabache se colaba en sus pensamientos desde ese día en la playa.

●●●

Dos días después

La Madriguera volvía a ser el "punto de encuentro" para la familia, donde disfrutaban de su compañía y pasaban ratos agradables inolvidables.

Desde la guerra no era así, Fred se distanció con Jessica, Bill y Fleur pasaban más tiempo en su casa, al igual que todos. Iban a ver a su madre y hermanos menores de vez en cuando por solitario, pero se acabó las cenas familiares o la tardes jugando al Quiditch.

Con la llegada de Hiraeth eso cambió. Habia brindado felicidad a su familia, todos querían pasar tiempo junto a ella, recuperando el perdido de su infancia.

La menor se sentía abrumada por tanto cariño, nunca experimentó sensación mejor.

En esos instantes, se encontraba sumergida en una conversación con su tío Bill, mientras esperaba que llegara su padre.

—Enseñame a pronunciarlo porfavor —pidió a su tio— Nunca la llamo por su nombre, pues no quiero hacerla sentir mal por no decirlo de manera correcta.—suspiró apenada — Aún no se hablar francés.—

Bill la miró embelesado, no entendía cómo tanta ternura y lealtad podía caber en el dulce pequeño corazón de su sobrina.

Fleur— pronunció el nombre de su esposa en su idioma natal, como podía.

—Flegrr—intentó repetir, y suspiró frustrada al ver como no le salía.—¡Me rindo, es imposible!—

La veela que volvía de la cocina se sentó al lado de los dos.

—¿Qué es imposible?— preguntó mirandolos con cariño.—

Hiraeth, miro a su tío suplicando que no dijera la verdad, pues se sentía avergonzada de no poder pronunciar el nombre de su tía política.

—Hiraeth quiere aprender a pronunciar tu nombre—pausó ante la mirada avergonzada de su sobrina— no quiere que te ofendas porque no sabe decirlo bien.—

—Oh, preciosa ¿es eso cierto?— la miró con ternura y ella asintió avergonzada.— No te preocupes, yo te enseñaré.—

La menor abrió los ojos soprendida a la misma vez que emocionada

—¿¡Enserio?!—

—Y tanto, preciosa.—asiente sonriendo

Así fué como Hiraeth pasó la tarde  procurando aprender a pronunciar el nombre de su tía y algunas palabras básicas en Francés. A la veela la llenaba de orgullo.

Por otro lado, el gemelo mayor veía a su sobrina apoyado en una columna. Se parecía tanto a su hermano, y a la misma vez a el, pues por algo eran gemelos. No sabía porque le costaba tanto hablar con ella, no lograba entender que tenía la menor que lo intimidaba.

La azabache, a pesar del escándalo que armó Jessica no iba a alejarse de Fred ni de nadie. No permitiría que le dijeran que hacer, ni mucho menos que le prohibieran cosas. Vió como miraba a su hija, y optó por acercarse a el.

Ginny le sirvió una taza de café, que llevaba en sus manos. Ardía un poco y podía apreciarse el humo que salía de este.

Se colocó a su lado, sin mirarlo a los ojos. Su mirada se centraba en su hija, la  cual repetía como podía las palabras que decía la francesa.

—Es tan cariñosa...—murmuró Fred viéndola— Quiere aprender a pronunciar el nombre de Fleur para que no se sienta mal por si lo dice más.— se acomodó mejor en la columna, mirando embelesado a su sobrina.

—Lo es— asintió viendola—Es una niña a la que le gusta que todos esten agusto a su lado.—explicó dandole un sorbo al café, seguía ardiendo y el liquido quemó por su garganta, haciendo que pusiera una mueca.— ¿Café?—

Para la fortuna de ambos Jessica no se encontraba ahí y podían hablar con total calma. Se encontraba trabajando, y Fred aprovechó para visitar a su familia.

Aún seguía dolido por las palabras de la médica, pero tenía que intentar olvidarse.

—No, gracias—negó y tomo el valor para mirarla a sus ojos color chocolate. Por un segundo se perdió en ellos, analizando cada detalle de su rostro y guardandolos en su mente, con la esperanza de que esos recuerdos no se esfumaran.— Siento lo que pasó el otro día en tu cafetería, con Jessica..—

La mujer se sorprendió cuando lo dijo, no era consciente de que el lo supiera. Fred lo descubrió, pues insistió y Jessica no tuvo más remedio que contarlo.

Se enfureció con ella, pero no hizo nada pues el "la amaba". A decir verdad, no recordaba lo que pasó ese día.

Tenia un breve recuerdo borroso, de Jessica explicandoselo y despues el asintiendo como un idiota.

Se odiaba por eso.

—Oh, no es tu culpa—dió un sorbo incomoda—

—Pero me siento culpable.—admitió— Es mi novia y la quiero, pero no debio decirte eso.—

Algo en el interior de la azabache se rompió al escuchar esas palabras,  la quería y no era ella la mujer de la que hablaba.

El el fondo, aunque no queria aceptarlo, le dolía.

—Esta bien, Fred.—tranquilizo— no debes culparte por algo que ni siquiera hiciste.—

El pelirrojo iba a hablar, pero sus miradas se conectaron.

Ella era tan preciosa, sus ojos color chocolate, sus carnosos y abultados labios rosados, sus mejillas sonrojadas, su rizado cabello que caía sin rumbo fijo. No sabía como no se dio cuenta antes.

Ahora entendia porque salió con esa mujer. Era hermosa.

Elizabeth vio esos ojos café, iguales que los de su hija.

Su centellante cabello pelirrojo desordenado, su perfecta sonrisa dedicada a ella y sus pómulos marcados hacia que fuera imposible mantenerse en pie.

En ese instante, George apareció tras la puerta. Mirando a ambos extraños al verlos tan sonrientes

—¡Papá!—corrió Hiraeth hacia la puerta, para recibirlo.

La cargó y besó su mejilla—¡Hola Ángel! ¿Que tal?—

Tras decirle que habia estado aprendiendo frances, con mucho entusiasmo volvió con su tía Fleur para seguir a ello.

Se acercó a su gemelo, quien ahora estaba más alejado de Elizabeth.

—¿Podemos hablar—inquirió—

Fred lo miró extrañado, y con un breve "claro", se dirigieron hacia la cocina donde no había nadie.

—¿Por qué eres así con Hiraeth?—cuestionó—¿Tan difícil es mostrar un mínimo afecto?—

Fred frunció el ceño, iba a replicar pero su hermano lo interrumpió continuando.

—Se da cuenta de que "no la quieres", el otro día estaba llorando por ti ¡Godric, Fred! ¿¡Que te ha hecho la niña para no hablarte?! ¡Es mi hija, Merlín!— bramó furioso.—

—Ey, hermano—intentó tranquilizar— No sabía que se sentía asin. No era mi intención.., yo la quiero, intentaré expresar más mis sentimientos..—

George le dio una mirada de arriba a abajo, no muy seguro.

—Más te vale— murmuró antes de retirarse.—

●●●

—Sigo sin entender por qué no me ayudas con la amortentia— inquirió Lombrad.

—Por qué no funcionaría igual de bien que conmigo, Kailei— explicó la Banes.—

—¿Y eso por qué?—inquirió mirándola de frente — ¿Por qué eres Veela y yo no?—

—Exacto.—

Jessica Banes era sexta parte Veela, pero lo disimulaba muy bien. Nunca nadie se dió cuenta, su familia y Kailei eran los únicos que conocían esto.

Por eso la amortentia tenía tan buen efecto, pues mezclado con sus poderes hacia que Fred cayera a sus pies.

Suspiró—¿Bueno tienes a Tanner ya?—

El moreno apareció tras el marco de la puerta, viendo a ambas mujeres alternativamente. Hacia tiempo que no las contemplaba juntas.

—Plan hacer que Angelina se enamore de mi y deje a George, en marcha — dijo Archie Tanner, sonriente.


Hola! ¿qué tal están?

Venia a pedirles un  pequeño favor. Si les está gustando esta historia les pido que voten y comenten, pues me gusta mucho escuchar sus opiniones y saber que les gusta lo que hago, me hace seguir adelante y no venirme abajo.

Espero que lo comprendan y que se encuentren bien.

Los quiero! Nos leemos <3!

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