1.
— Sierra y de Fonollosa, ambas familias adineradas se encontraban viviendo en el mismo barrio, no tardaron es hacerse buenos compañeros, primero porqué les convenía, y luego ya fue una amistad más sincera, ambas familias compartían pastas todos los domingos.
Paula de Fonollosa ya tenía varios meses de embarazo, el 21 de Junio de 1980 nació el tan esperado Andrés de Fonollosa, y 8 meses después nació la tan inquieta Alicia Sierra. —
— Ambas familias se volvieron aún más unidas luego de enviar a ambos bebés al mismo maternal, Andrés al principio le molestaba tener que compartir la atención, ¿Por qué todos querían a Alicia? Antes era el solo en brazos de su madre y a veces en los de Margarita, y ahora debía compartir con aquella bebé pelirroja de ojos claros que no tardaron en volverse azules al poco tiempo; ¡Qué cabrona!, ahora también debía soportar que todos le digan que tiene unos ojos preciosos.
Aunque a los años esa criatura que a el no le caía bien por envidia se volvió importante en su vida luego de que entraron a preescolar juntos, Andrés iba un año más arriba que su pequeña compañera de vida, pero no era excusa, se juntaban en todos los recreos que tenían. —
¿Por qué le haces eso? — Preguntó el pequeño Andrés de seis años luego de ver como una compañera de su propia sala haya empujado a su amiga y no dudó en acercarse a aquella cabellera pelirroja para ayudarla a levantarse mientras veía como se le caían las lagrimas, también noto la pequeña paleta de azúcar que le habían pegado en el pelo. —
Su pelo es raro, ella es rara. — Contestó la otra mientras se reía. — Parece una zanahoria, además es una llorona. — Andrés no podía creer como era esa niña, sabía que tenía problemas con todo el mundo, su madre y otras madres se quejaban de eso, pero no se iba a meter con Alicia, que se meta con toda la sala si quería, pero con Ali no. Entonces no dudó en acercarse a ella y empujarla, aprovechando que las maestras no estaban viendo, lo hizo igual de fuerte que ella había hecho con su contraria, bueno, tal vez un poco más fuerte. Claramente María hizo su llanto fingido, pero a el no le importó, volvió a acercarse a la oji-azul que estaba inmóvil viendo todo, pero sus lagrimas caían por todo lo que esa niña le decía hace semanas. —
Ven Ali. — La tomó suavemente de esa mano temblorosa y se fueron a una esquina. — No llores. — Le pidió y la abrazó con cariño, eran mejores amigos desde bebés, o eso le decían sus mamás siempre, tenía cuidado con la paleta de su cabello, se separó suavemente y vio que le seguían cayendo unas lágrimas. — No le hagas caso. — la ayudó a limpiarse el rostro, su padrastro siempre le decía que en algún momento él sería el hombre de la casa, entonces que actúe como tal, por eso a su edad no era un niño que soporte cosas como injusticias, sus familias siempre se defendían y ahora él debía de defender a Alicia, mientras que los De Fonollosa eran un poco más impulsivos, los Sierra eran menos escandalosos, pero ambas familias igual de poderosas por el dinero que manejaban, aunque eso cambiaría para el pequeño. —
¿Soy rara? ¿Mi pelo es feo? — Preguntó mientras se le volvían a aguar los ojos, Andrés quería ir y empujar a María más veces hasta que se le rompa algún diente. —
No, ¿Quieres que nos cambiemos de cole juntos? — Preguntó y ella enseguida asintió. — ¿Quieres que le pidamos ayuda a la maestra para que te quite eso del pelo? — Ella volvió a asentir, entonces ambos fueron con la mayor quien estaba charlando, en seguida se llevó a Alicia al baño viendo que podía hacer. —
— Andrés se negaba a ir a su salón hasta que Alicia estuviera lista, había pataleado con las maestras e incluso mordido, entonces al quedar solo se sentó de brazos cruzados al lado del baño de las niñas mientras pensaba en dónde irían a parar, no le importaba mucho, mientras que no la quiten de su lado. Estaba tranquilo hasta que empezó a escuchar a Alicia llorando de nuevo. La pequeña pelirroja salió rápido del baño ya no tenía la paleta en su pelo pero había un mechón en el que se veía un poco el pegote. — El pelo no. — Alicia estaba negada a que se lo corten, su pelo era precioso, largo, nunca se lo cortaba, solamente la peluquera y solo las puntas. —
Alicia, por favor, voy a tener que llamar a tu madre. — Advirtió la mayor. —
Hágalo, a la mía también, empuje a María, mordí a mi maestra, la pateé y no estuve en mi clase. — Se metió, se levantó del suelo y fue con ella, parándose delante para evitar que la tomen en brazos, ambos fueron a dirección, dónde nunca antes habían tenido que asistir. El castaño vio como otra maestra entraba extrañada al verlos ahí, al ingresar al parecer sus compañeros estaban trabajando con brillantina, pero para la mala suerte de la maestra olvidó el frasco de purpurina naranja y rosa sobre la mesa antes de irse. Mientras que la directora estaba fuera recibiendo a padres de ambos Andrés abrió el frasco. —
¿Qué haces? — Le preguntó, vio que el se puso una cantidad cuestionable en la mano y luego se la tiró en el pelo. — ¡Andrés! — Alicia le llamó la atención y tratando de quitarle todo el brillo de encima, ambos terminaron llenos de este, los brillos anaranjados se esparcieron con facilidad por el pelo del contrario. —
¿Ves? Ahora yo también soy pelirrojo, a que me queda bien. — Alicia se reía y le daba una ternura inexplicable ese gesto, lo abrazó y le dio un rápido beso en la mejilla, le hubiera durado más de no ser por el grito que pegó la directora al verlo a el con el pelo lleno de brillo naranja, el piso, la ropa de ambos y aún el pegote en el pelo de Alicia. —
¡Andrés!
¡Alicia!
— Ambas madres gritaron y se llevaron a sus hijos, no sin antes cancelar la inscripción de ambos pequeños, la madre de Alicia no podía creer lo que su hija tenía en el pelo y la de Andrés tampoco, aunque al pequeño no le molestaba, solamente le picaba un poco, pero valió la pena por hacer reír a Alicia y recibir ese cariñoso gesto. —
— No hizo falta ni que ellos pidan que los quiten de ese preescolar, sus padres lo decidieron en cuestión de segundos. —
— Tanto Alicia como Andrés estuvieron horas en el baño, Paula logró quitarle a su hijo casi todo el brillo, aunque aún tenía muchos destellos anaranjados en su cabello y afortunadamente Margarita logró quitarle el pegote a la pelirroja. —
— El mayor le leía un cuento a la pequeña de pecas y a Sergio, Andrés era el mayor de los tres y también le gustaba ver como Alicia le prestaba atención, los mayores hablaban en el piso de abajo, hace tiempo que Paula salía con el señor Marquina, que era el padre de su hijo menor, pero Andrés no hizo diferencia, era como su hermano por completo, solo que Sergio era Marquina y Andrés de Fonollosa; El mayor casi nunca preguntaba por su padre biológico, sabía que habían terminado y ya no quiso saber más nada ni de su madre ni de el. —
— Los mayores discutían dónde enviarían a sus hijos, finalmente decidieron enviar a sus pequeños a un colegio que estaba anteriormente en opciones pero dijeron que no ya que era turno completo y tenían miedo de que los menores se sofoquen, al menos ambos podrían terminar preescolar ahí y en la primaria veían dónde serían enviados.
Aunque Paula le mencionó a Margarita que a Andrés no le importaba dónde iba a parar, pero que no lo aleje de Alicia, lo cual a ambas se les hizo muy tierno. —
¿Crees que seguirán molestándome? — Le preguntó Alicia a Andrés mientras deslizaba las manos por su pelo, agradecida de ya no tener el pegote. —
¿Crees que voy a dejar que te vuelvan a molestar? — Ella negó suavemente con la cabeza. — La próxima vez que alguien te moleste tienes que hacer algo o me dices.
Tenía miedo. — Confesó y ambos vieron a Sergio durmiendo en la cama de Alicia ya que acababa de moverse pero fue parte del sueño. — ¿Y si a el lo molestan también? — Preguntó, sus adultos responsables ya no estaban en debate, solamente se reían y llegaban a hablar de la empresa de tabaco de los Sierra, mientras que ellos dos jugaban en el piso de arriba con los ponys de plástico de Alicia, a el no le gustaban, pero era divertido si era con ella. —
Estaremos nosotros dos para que no le pase...ahora, si me disculpas — Hizo suspenso unos segundos antes de hacer una voz falsa en la que su muñeco dialogaba con el de Alicia, sacándole una sonrisa, mientras que ella hacía lo mismo, probablemente una película sería más entretenido, o algún canal al azar, pero a ella le gustaban esas cosas y a el le gustaba jugar con ella, porqué cuando la pelirroja va a casa de el tiene que soportar lo mismo pero con autos, aunque ella disfrutaba de eso o era muy buena actriz. —
HOLA, bueno, en la historia voy a mostrar un poco de la infancia de nuestra amada pelirroja y el encantador de Andrés.
Decidí hacer que se conozcan ya desde pequeños, pero dudo que dure por varios capítulos, lo que si les aseguro es que la adolescencia de ambos va a ser un factor importantísimo en la historia.
Finalmente después de tanta espera en redes lo decidí publicar, las actualizaciones serán cada viernes y en cuanto a los lectores de "Cairo" no se preocupen, esa historia se seguirá publicando los martes. 💜
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