1- El Inicio
Si le preguntaran a Jimin que prefería hacer en una tarde de domingo él claramente diría que leer, jugar con la consola o simplemente estudiar o mejor dicho intentar estudiar, sin embargo estaba atrapado en casa de su tío él insoportable que se la pasaba presumiendo que carrera tenían sus hijos mientras pasaba por milésima vez los reconocimientos y cartas de buena conducta.
Presumiendo como todo un pavo real.
Claramente Jimin al inicio había quedado sorprendido e incluso envidiaba de cierta forma a sus primos pero cuando se volvió repetitivo y fastidioso odiaba pasar un solo momento ahí y más odiaba cuando su padre lo obligara a pasar tiempo con ellos.
Jimin quería morir.
Incluso fue amenazado miles de veces por su padre, le dijo que le quitaría todo y lo daría a centros de donación. Por lo que sólo le quedaba apretar y soportar.
—Entonces Jihoon salió de la universidad con un notable diez— Jimin volvió a rodar los ojos.
Su tío volvió a pasar la hoja de calificaciones casi dejándola en su cara.
—Si fueras más estudioso estarías a la altura de tus primos, pero mi jiminnie solo se la pasa comiendo y viendo televisión—.
Jimin se levantó como si tuviera un resorte en el trasero y camino a la cocina con el pretexto de un vaso de agua, estuvo a nada de decirle hasta la despedida pero sabía que se metería en problemas con su papá.
Se detuvo en la encimera de la cocina y miró por la ventana suspirando.
Algunas personas odian los Lunes, él odia los Domingos.
...
Llegó como siempre justo antes de que la campana sonará, fue a su taquilla mientras deslizaba su mochila y la llenaba de sus libros.
Muchos en la escuela lo habían tachado de ser un nerd, pero Jimin no lo era, siempre llevaba una cantidad exagerada de libros o apuntes porque realmente era malo en las materias, los profesores lo aprobaban porque lo veían esforzarse pero fuera de eso Jimin era un pobre cero a la izquierda con memoria defectuosa.
Con trabajo sabía su nombre y su nacimiento de no ser por su padre hasta eso hubiera olvidado, era todo un desastre y tenía dos piés izquierdos.
No era bueno ni en los deportes, se lesionaba hasta por cargar una colchoneta o levantar un balón, definitivamente su madre debió tomar más ácido fólico.
Subió su pesada mochila a sus hombros y llegó derrapando a la clase antes de que sonará la campana. Se colocó en su sitio y intentó con todas sus ganas prestar atención en la clase.
Le costaba demasiado mantener la concentración pues pasaba una mosca y la seguía entonces cuando volvía a mirar la pizarra ya había acabado la clase.
¡Una cosa de locos que sólo le pasaba a él!.
La puerta del salón se abrió de golpe y entró aquel que le robaba los suspiros, Jeon Jungkook, no solo era el más inteligente a nivel zona, resaltaba y destacaba por su belleza.
Era el más popular y siempre estaba rodeado de personas igual de cool que el.
Jungkook se había mudado apenas hace unos meses, venía de un pueblo pequeño a las orillas de Busan y obviamente llamó de inmediato la atención, dejando a toda la escuela sorprendida.
Jimin había caído como el resto de los demás solo por ese pequeño gesto que de solo recordarlo su corazón se agitó.
Esa tarde de Viernes donde Jimin había olvidado su bolígrafo y jungkook amablemente le prestó uno sin que Jimin se lo pidiera.
En el instante que eso pasó, Jimin podia jurar que alrededor de jungkook salían flores y podía escuchar el canto de los angeles, su sonrisa hermosa y la tierna mirada en sus ojos lo enamoraron.
Si solo le dijeran al pobre Jimin que fue todo una ilusión en su cabeza, pues jungkook lo miro como si fuera un marciano y se alejó de él casi como si tuviera la peste.
Poco después sonó la campana de la escuela sacándolo de su ensoñación anunciando el termino de clases y Jimin quiso matarse de una vez. Por quedarse viendo a jungkook no había tomado apuntes y mucho menos prestar atención.
Estaba seguro que a ese paso iba a reprobar, ya se hacía la idea de que sus cosas terminarían confiscadas o puestas a la venta.
Entonces Jimin tubo una maravillosa idea.
Se levantó y recogió sus cosas con torpeza, salió del salón y al verlo en el pasillo lo alcanzó con unas cuantas zancadas, tomo la manga del suéter de jungkook y le sonrió tímido.
—Hola... Pre... prestar.. Tú... quisieras... ¿libreta?— Jimin empezó a tartamudear y se sintió abochornado cuando jungkook lo miro con una ceja alzada llena de incomodidad.
—¿Qué te preste mi libreta?—
Jimin asintió efusivo agitando en afirmación su cabeza, se acomodo un mechón de pelo tras la oreja y jungkook se rió sin gracia después lo miro con desagrado.
—Si Jimin mira no se va a poder, ¿Sabes?, tengo una calificación perfecta que mantener así que pídele a alguien más— pasó a su lado y se perdió entre el pasillo lleno de gente.
Jimin apretó las correas de su mochila y saltó con una enorme sonrisa, los que pasaban lo vieron raro pero a Jimin no le importó.
—¡Se sabe mi nombre!— se abrazo y pego un enorme chillido que le dejo un pitido en la cabeza a más de uno.
Si Jimin se hubiera enterado antes, jamás le hubiera hablado, si Jimin hubiera descubierto la verdad a tiempo no habría tenido que sufrir tanto.
Pero Jimin al igual que muchos solo quería amar y ser amado, viviendo en una burbuja con cuentos y fantasías. Deseando un "Felices por siempre".
Pero todo pasó para que él entendiera que alejarse hubiera sido lo mejor...
O no...
La necesidad me ganó así que ya de una vez lo subí chingue su Mauser
Jajaja la verdad escribí esto medio dormida a las 3 de la mañana
😂
Mocho cambio y fuera
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