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⤹ · .˚🐉 ༘⋆。˚ 19. ❛ 𝖬𝖺𝖾𝗀𝗈𝗋; 𝗉𝗍1 ❜













xix. MAEGOR;
PARTE 1 💚

King's Landing, 141 d.c.
Fortaleza roja
Narra Jaehaera Targaryen

   Daenera trenzaba mi cabello mientras mi mirada seguía perdida, Visenya y ella seguían hablando sobre Aegon y mi mente solo rondaba por las palabras de él.

── ¿Pero fue bueno? ¿Gentil, fuerte, apasionante, amoroso y profundo? ── Miramos a Visenya que estaba acostada en mi cama boca abajo, sus manos sostenían su barbilla mientras movía sus piernas como una niñita.

── Estuvo bien ── Dije mirándola a los ojos, ella levantó una ceja y volteo la vista. Ella miro a Daenera que también la miraba confusa.

── Solo... ¿Bien? ── Cuestionó la chica Velaryon mientras sus ágiles dedos seguían trenzando mi cabello.

── Fue muy bueno, en realidad ── Murmuré, bajando la mirada hacia mis dedos. Amabas soltaron un gritito haciendo que dos de mis gatos se asustaran. Me rei un poco y volví mi mirada a Visenya. ── No entiendo su emoción... Solo fue por el heredero.

La expresión de Visenya se contrajo ── ¿Solo el heredero? Oh vamos, si fuera por el heredero hace años habría uno...

── Claro que no, solo hace dos años soy mayor de edad ── Voltee mis ojos y cruce los brazos. La morena detrás de mi acabo el peinado y camino hasta Visenya.

── Pero ya habías sangrado hacia un tiempo... La Reina Aemma quedó embarazada a los 11 años, recuerda eso ── Mi piel se puso de gallina y mis labios se apretaron. Eso era lastimosamente cierto, la reina Aemma había sido obligada a casarse con mi abuelo cuando aún era una pequeña niña, sufrió muchísimo con todos sus embarazos, jamás pudo retener bebés, solo la Princesa Rhaenyra.

Solo en estás situaciones pensaba que mi situación jamas había sido tan mala, a excepción de todo lo previo a estos años de "paz", jamás se me obligó, mucho menos Aegon, a producir herederos. Sangre por primera vez cuando tenía 12 años, estaba muy asustada y temía que fuera una maldición o algo así, solo la Septa Araya pudo calmar mi desespero. La corte no se tardó mucho en enterarse y desde ese momento, como si no fuera poco, más habladurías comenzaron.

Relamí mis labios y las volví a mirar, ellas me observaban claramente extrañada ── Pero yo no soy la Reina Aemma, es un caso muy diferente; jamás tuve la necesidad pero es mi deber y debo cumplirlo.

── No me lo creo, entiendo muy bien que no quieras contarnos pero tienes que tener claro que siempre te apoyaremos ── Hablo de nuevo Daenera con una sonrisa cálida.

── Aunque seas una ciega ── Pronto se oyó un Auch cuando la chica Velaryon le di un golpecito a la princesa. Las dos nos reímos como una pequeña víctoria.

Tocaron las puertas suavemente, incliné mi cabeza y pregunté quién era ── Soy la Septa Lyana, su gracia.

Los ojos de Visenya se abrieron de par en par y un golpe sordo se oyó cuando ella rodó en la cama para caer al suelo. La Septa entró y ví como ella jalaba el otro mechón de cabello que se veía en el suelo, escondiéndose ── Señora, ¿Que sucede?

Daenera trataba de no reir mientras miraba a la hermana Septa. ── Princesa Visenya, se claramente que se está escondiendo ── La risa de la morena resonó por la habitación mientras miraba a Visenya salir de su escondite con cara de pocos amigos ── La clase se suspenderá por hoy... El rey llama a la princesa y la reina a el patio.

La menor empezó a dar algunos brincos mientras miraba a la Septa ── ¿El patio? ── Le pregunté a la era un pequeño sitio detrás del palacio, estaba cerca de la costa de Blackwater, allí entrenaban más que todo Aegon y Viserys, ya que no era un patio de entrenamiento como tal.

── Así es mi reina, el rey dijo que se coloquen su traje de montar dragones ── Asentí y ella hizo una pequeña reverencia antes de salir.

── ¿El traje de montura? Hace un tiempo no he podido montar a Silverwing, ni siquiera se dónde está ── Ella rascó su cabeza confundida mientras me miraba, su cabello estaba desordenado por la reciente caída de la cama.

── No lo sé, Pero péinate ── La regañé. Ella me saco la lengua y me rei antes de caminar hasta dl closet buscando mi ropa de montar y luego dirigirme hasta el baño a cambiarme.

Cuando terminé de vestirme, me miré en el espejo. El traje de montar era bastante cómodo, pero no podía evitar sentirme un poco nerviosa. ¿Qué querría Aegon? Nunca nos llamaba al patio, mucho menos de nuestros trajes de vuelo.

Salí del cuarto y encontré a Visenya ya lista, con su cabello aún un poco alborotado. Ella me sonrió con esa chispa traviesa en sus ojos.

── ¿Lista para saber que es lo que quiere? ── preguntó ella, moviendo sus manos como si estuviera volando y haciendo algunas poses para que apreciara su nuevo traje de montura.

── Pero primero, ¿dónde está Silverwing? ── le respondí mientras bajábamos las escaleras.

Al llegar al patio, el aire fresco del mar me dio una sensación fresca, los dragones de Jaehaerys y Viserys estaban volando en el cielo, claramente con sus jinetes arriba, mis cejas se fruncieron por la situación.

Aegon se encontraba en la mitad de la zona de entrenamiento, su espalda estaba recta y el sol de la tarde hacia que sus facciones resaltaran. Visenya y yo empezamos a acercarnos.

── Hermano ── Ella sonrió y tocó su brazo en un saludo. El asintió lentamente y luego me miró a mi, apreté mis labios y desvíe la mirada al cielo, que incómodo. Solo ahora me daba cuenta de lo que habíamos hecho y incluso mirarlo me daba vergüenza.

Aegon nos miró con esa cara seria que tenía. A veces me parecía un completo desconocido con esos cambios de humor que tenía y me irritaba demasiado.

── ¿Por qué nos llamaste aquí? ── pregunté, tratando de sonar tranquila, pero mi voz temblaba un poco. Era raro estar así con él, especialmente después de lo que había pasado. Estaba lo más seria que podía, acaricie inconscientemente la manga del traje.

Visenya se quedó a mi lado, jugueteando con un mechón de su cabello analizandonos claramente, no sabía si me ponía nerviosa o me enojaba.

── Necesito hablar con ustedes sobre los dragones ── dijo Aegon al fin, cruzando los brazos. Su tono frío como siempre me irritó más.

── No hay necesidad de llamarnos para decirnos que tenemos que prepararnos para la guerra, todos en el palacio saben que Viserys y Jaehaerys dirigirán está guerra ── Su cabeza se inclinó mientras yo decía estás palabras.

── A mi me da igual, Aegon me ha salvado de un buen regaño de la Septa ── Ella se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia Maelor que estaba sentado en las rocas a orillas de la playa. Me pareció raro que mi hermano menor se encontrara ahí, el no tenía un dragón.

El tenía un huevo pero Aegon lo decomisó luego de la muerte de mi padre, dijo que no podía darles un huevo a todos los Targaryen, ni siquiera supo en el momento en el que Visenya y Aekar reclamaron a Silverwing y Syrax respectivamente debido a que no era su derecho, igual que Jaehaerys, el no debía tener un dragón. Nuestro abuelo había dado huevos a todos los que tuvieran sangre Targaryen y eso principalmente causo la Danza. Esa era su respuesta cuando le pedí que le devolviera su huevo.

Su mirada volvió a la mía, yo apreté mis labios tratando de parecer menos tiesa ── Puede ser una guerra grande. ── Las palabras secas salieron de los labios de Aegon, fruncí ligeramente mi entrecejo ── Mis espías mandaron un cuervo, Dorne lleva años preparándose para esto, es un secreto a voces en la frontera.

── ¿Años? ── Pregunté lentamente, un suspiro pesado salió de mis labios, quizás uno de arrepentimiento por haber confiado en Aekar, el rey asintió.

Él se quedó mirando hacia el horizonte, como si estuviera buscando algo en el cielo. Yo me sentía un poco incómoda, de verdad no quería estar allí, pero tampoco podía simplemente irme. Era extraño tener que hablar de cosas tan serias con él, especialmente después de lo que había pasado entre nosotros.

── ¿Y qué piensas hacer? ── le pregunté, tratando de sonar valiente, pero mi voz salió un poco más suave de lo que esperaba. Aegon me miró de reojo, su expresión era tan seria que me hizo sentir un nudo en el estómago.

── No sé, Jaehaera ── respondió, frunciendo el ceño. ── Necesitamos prepararnos. Dorne no jugará limpio, la casa Targaryen no se a recuperado adecuadamente después de la danza, como el consejo tiene espías, ellos también; quizás saben sobre nuestros más escasos recuersos.

── No sé, Jaehaera ── respondió Aegon, frunciendo el ceño mientras miraba al horizonte. ── Necesitamos prepararnos. Dorne no jugará limpio. La casa Targaryen no se ha recuperado bien después de la danza. El consejo tiene espías, y ellos también; quizás saben sobre nuestros recursos más escasos.

Sus palabras me hicieron sentir un nudo en el estómago. Aegon siempre parecía tan serio, como si llevara el peso del mundo sobre sus hombros. Había algo en su mirada que me recordaba lo que habíamos pasado en la danza, y eso me hacía sentir mal. Después de todo, no era solo él quien había sufrido. Yo también tenía mis propios traumas, mis propias cicatrices.

── Lo sé ── respondí, tratando de mantener la voz firme aunque mi corazón latía rápido, sabía que lo que estábamos haciendo era la mejor opción, a pesar de los escasos recursos.

── Necesitamos ser adelantados y atacar primero. Si mostramos fuerza, quizás Dorne pensará dos veces antes de responder ── Argumentó el peliplata. Tragué salíva, si bien era lo correcto no debíamos mandar un ejército tan grande ya que se acabaría más rápido el oro y no podríamos financiar las campañas que vendrían y a pesar de que el invierno estaba terminando la comida era escasa.

Me crucé de brazos. ── ¿Y cómo piensas hacer eso? ¿Con tus palabras? Las palabras no llenan estómagos vacíos ni protegen a las familias.

El me miró sin decir nada, bastante tenso. La tensión entre nosotros, esa chispa que había surgido después de nuestra… consumación, me hacía querer luchar por algo más que solo sobrevivir, sacudí ligeramente la cabeza.

── El ejército no es tan grande, pero es adecuado para Dorne. Los Lannister financiarán la primera parte de la campaña ── Su mirada era severa y tranquila, como si ya todo lo que acabo de decir lo enorgulleciera o ya lo había pensado.

Moví mi mandíbula y volví mi cuerpo hacia el mar, allí estaban Seasmoke y Shrykos entrenando encima del agua, parecían dar unas vueltas pero sin lastimarse. Seasmoke es un dragón de guerra pedo Viserys jamás ha ido a una, así que debía entrenar y mientras tanto Jaehaerys, era un novato en todo los aspectos, me asustaba mucho.

── ¿Me llamaste solo para discutir...-? ── El me corto antes de seguir y tomo mi brazo para caminar hacia los demás.

── Te llamé porque tienes que entrenar con Morghul ── Voltee lentamente la cabeza hacia él, que. Pensé mientras mis labios se abrían sorprendida.

── ¿De que hablas? ── Pregunté cuando llegamos hasta Maelor y Visenya ── Aegon.

Lo volví a llamar, el estaba pensando claramente en que decir ── Visenya y Jaehaera, entrenarán en sus dragones tácticas, más sencillas. Silverwing y Morghul son los dragones mas grandes y son un gran activo.

── Aegon, estás exagerando. Visenya tiene 15 años y no es algo tan importante como para que ella tenga que entrenar ── Su mirada se ensombrecio

── Todos tienen que saber que hacer en caso de una guerra, no sabemos lo que pueda llegar a pasar. Si Visenya o Maelor necesitan pelear algún día, necesitarán saber al menos defensa básica ── Dijo el simplemente, Visenya me miró confundida, ella no entendía lo que sucedía, mi mirada bajó hasta mi hermano menor, el estaba aún más confundido.

── Visenya ni Maegor irán a la guerra, Maelor no tiene dragón y Visenya es una niñita

── No soy una niñita ── Replicó ella hasta que la paré.

── Eres una niñita, eres una niña que tiene que aprender mucho aún y no puedes ir a la guerra porque no es tan grave. ── Mi mirada volvió hacia mi esposo, sabía que era una mirada de pocos amigos pero también tenía la razón.

Entendía lo que quería decir, nosotros éramos pequeños cuando la guerra empezó, la gente empezó a morir, los principes morían y los reyes igual. Su madre murió frente a él sin que pudiera hacer algo y sabía que la imagen de Rhaenyra siendo quemada por mi padre jamás se borraría de su cabeza.

── Puedo ayudar, pero ellos son muy pequeños ── Dije de nuevo, ellos se veían en cierto modo decepcionados.
Aegon me miró fijamente, como si estuviera tratando de leer mis pensamientos. Su mirada era intensa, y por un momento, me sentí pequeña, como si él pudiera ver todo lo que había dentro de mí. Yo sabía que ambos teníamos nuestras cicatrices, pero eso no hacía que las cosas fueran más fáciles entre nosotros.

── Ellos son muy pequeños ── repetí, intentando que entendiera. No quería que pensara que no quería ayudar, pero la verdad era que no sabía cómo. Aegon seguía sin sonreír, y eso me hacía sentir aún más incómoda. Era como si su tristeza estuviera pegada a él, y yo no sabía qué hacer para quitarla.

── No lo entiendes ── dijo al fin, con una voz casi apagada. ── No se trata solo de ellos. Se trata de nosotros. De lo que hemos perdido. Si nosotros morimos ellos podrán defenderse...

Me quedé en silencio. Sabía que tenía razón. Ambos habíamos perdido mucho. Él había visto morir a su madre y yo había vivido con el recuerdo de la guerra y las llamas. Era un pasado que nos seguía persiguiendo, como sombras en la noche. Pero también había algo más, algo nuevo que empezaba a surgir entre nosotros. Una tensión extraña que no podía ignorar.

── ¿Y qué se supone que hagamos? ── le pregunté, sintiendo que la frustración se acumulaba en mi pecho. ── ¿Vamos a seguir peleando por esto?

Aegon suspiró, y por un breve momento, vi un destello de vulnerabilidad en su mirada. Era raro verlo así, como si estuviera luchando con sus propios demonios. Pero enseguida volvió a ser el príncipe serio y distante que todos conocían.

── No lo sé ── respondió, casi murmurando. ── Sé que quiero hacer algo por mi familia y por Westeros.

Relamí mis labios y solté un suspiro, mire a Maelor que me sonreía tímidamente y Visenya con sus ojos de huevo tibio. Asentí y volví la mirada a Aegon ── Tiene que ser poco a poco

Aegon me miró como si estuviera pensando en mil cosas a la vez. Era molesto, porque a veces me daba ganas de gritarle que dejara de ser tan serio. Pero también sabía que tenía razón sobre lo que había perdido.

── Está bien ── Dijo, cruzando los brazos. Su mirada seguía siendo dura, como siempre, pero había algo en su voz que sonaba un poco más dispuesto.

Me giré hacia los mejores pero ni siquiera estaban ahí, ya habían corrido, que estaban cerca de los dragones. Visenya estaba acariciando a Silverwing, su dragona de escamas brillantes como el sol. Jaehaerys y Viserys estaban con sus dragones también, riéndose mientras volaban en círculos por el cielo. Era un espectáculo impresionante y un poco envidiable.

── ¿Vamos a entrenar? A ver si dejas de pelear ── Pregunté inclinando mi cabeza hacia él, mi voz llena de sarcasmo. Aegon pareció dudar un segundo, pero luego asintió.

── De acuerdo, pero no esperes que sea fácil ── respondió él, poniendo esa expresión de rey serio que tanto le gustaba.

Nos dirigimos al campo de entrenamiento. Aegon se subió a Stormcloud, su dragón azul y poderoso. Yo miré a mi alrededor y vi que Maelor y Visenya ya estaban listos para volar. Jaehaera estaba con Morghul, su dragón negro escamoso que parecía siempre estar de buen humor.

── Vencerte será fácil ── Murmuró el ajustando sus guantes, lo suficientemente fuerte para que yo lo escuchara. Voltee los ojos.

Me subí a mi dragón y sentí cómo la adrenalina comenzaba a fluir por mis venas. Morghul era increíblemente fuerte y rápida, y eso me hacía sentir poderosa. Sin contar que era la dragona más grande, ella había escapado un tiempo cuando yo decai a los 13 años, estuve al menos dos años en cama, débil, solo asistía a algunas reuniones y organizaba algunas cosas, pero solía estar en mi cama.

Mientras Morghul subía más y más, el aire se sentía diferente, como si estuviera lleno de emoción y un poco de miedo. No podía evitar recordar cómo Aekar me había quemado; las cicatrices en mis piernas a veces dolían, pero ahora, volando en mi dragón, todo eso parecía un poco menos importante.

── ¡Sōves! ── grité de nuevo, sintiendo que el viento me llenaba de energía. Morghul volaba rápido, como si quisiera demostrarme que podía hacerlo. Miré hacia abajo y vi las nubes pasar a nuestro alrededor, como si estuviéramos en un mundo diferente.

De repente, una ráfaga de viento me golpeó y tuve que sujetarme fuerte. Miré hacia un lado y vi a Aegon montando a Stormcloud. Su dragón era enorme y majestuoso, y él se veía tan seguro de sí mismo allí arriba. Aunque a veces me molestaba su actitud, no podía negar que había algo impresionante en él.

── Lykīri, Morghul ── le dije, tratando de mantener la calma. ── Vezof iksos vestri.

Morghul pareció entenderme y empezó a volar más rápido, como si quisiera alcanzar a Stormcloud. En ese momento, sentí una mezcla de competitividad y emoción. Quería demostrarle a Aegon que yo también era buena en esto, que no solo era una reina testaruda.

Aegon me miró desde su dragón y sonrió de una manera que me hizo sentir extraña. Había algo en esa sonrisa que me hacía querer acercarme más, pero también me recordaba que éramos enemigos en muchos sentidos. A veces peleábamos como si fuéramos rivales y había otros en los que parecíamos animales.

Mientras volábamos juntos, me di cuenta de que la tensión entre nosotros era como el aire alrededor: a veces pesado y a veces ligero. Era raro sentir eso, especialmente cuando nuestras palabras dran siempre afiladas e hitidntes. Pero aquí arriba, en el cielo, todo parecía diferente.

Morghul giró y comenzó a descender un poco, lo que me hizo gritar de sorpresa.

── ¡Vamos, Sōves! ── gritó Aegon, desafiándome a seguirlo.

Sin pensarlo dos veces, apreté las riendas y le di a Morghul una señal para que acelerara. Empezamos a volar lo más rápido que podíamos, en una competencia, mi trenza volaba por el aire mientras llegábamos a una meta inexistente.

El viento aullaba a nuestro alrededor mientras Morghul volaba más rápido que nunca. La adrenalina corría por mis venas y no podía dejar de reír. Aegon estaba justo al lado, montando a Stormcloud, y aunque a veces me molestaba, en ese momento era solo un compañero de vuelo.

Durante toda la tarde, habíamos estado entrenando en el cielo, haciendo acrobacias y compitiendo para ver quién podía volar más alto y más rápido. Aegon había intentado impresionarme con algunos giros locos, pero yo no me quedé atrás. Morghul y yo hicimos un par de vueltas y caídas. Me sentí como una niña otra vez y el igual.

A veces, mientras volábamos, podía sentir la tensión entre nosotros, como si estuviéramos en una batalla constante. Pero también había momentos en los que simplemente disfrutábamos del vuelo, riendo y gritando mientras competíamos. Era raro tener esos momentos con él, pero me gustaban, extrañamente me agradaban.

Después de un tiempo, decidimos aterrizar en el patio del palacio. Morghul descendió suavemente y, al tocar tierra, sentí que mi corazón seguía latiendo rápido por la emoción. Aegon aterrizó justo al lado de mí, y ambos nos bajamos de nuestros dragones.

── Eso fue bueno ── Sonreí acercándome a el, tratando de recuperar el aliento. Quite mi guante mientras lo miraba

Aegon se rió y se pasó una mano por el cabello despeinado. ── No estuvo mal para una reina testaruda ── dijo, sonriendo de una manera que me hizo sentir un cosquilleo en el estómago, nunca lo había visto sonreír así.

Le lancé una mirada desafiante. ── Solo porque tú hayas ganado esta vez no significa que siempre lo harás.

Mientras caminábamos hacia el palacio, me di cuenta de que el resto del grupo también regresaba. Algunos estaban riendo, otros se quejaban de los músculos adoloridos, y todos parecían felices después de un día tan emocionante. Había algo en el aire que me hacía sentir que tal vez, solo tal vez, las cosas estaban cambiando entre Aegon y yo.

Al llegar a la entrada del palacio, un grupo de sirvientes nos recibió con refrescos y toallas. Me sequé la frente y respiré hondo, disfrutando del aroma fresco del aire después del vuelo.

── ¿Qué tal si hacemos esto otra vez mañana? ── sugirió Aegon, mientras tomaba un vaso de agua.

Lo miré con curiosidad. Aunque solíamos pelear y discutir, había algo en su propuesta que me hacía querer sonreír. ── Tal vez ── respondí, intentando sonar indiferente.

Caminamos hacia adentro, mis músculos dolían bastante. Cuando entramos solo quedaban algunos sirvientes porque ninguno de nuestros hermanos estaba. Mi mirada se dirigió hacia Aegon, su cabello estaba sudado y la camisa del traje de montar le quedaba totalmente entallada al cuerpo, mis ojos empezaron a escanear su cuerpo olvidandome de que solo estábamos nosotros en la entrada.

Mis ojos encontraron unas mordidas en su cuello, mi mejillas se sonrojaron de la pena ── Estás comiéndome con la mirada ── Dijo el rey con su tono autosuficiente, descarado y serio. Solo el sabía mezclar esas emociones.

── Ah... Claro que no ── Susurré bajando la mirada, sabía que mi piel pálida había tomado un color rojo y era muy evidente.

── Claro que sí... ── Aegon se cruzó de brazos, mirándome con esa sonrisa que parecía un poco burlona. ── No tienes que ser tímida, sabes. La curiosidad es natural. ── Su tono era juguetón, y eso solo hacía que mi corazón latiera más rápido.

Me mordí el labio, intentando pensar en algo inteligente que decir. ── Bueno, tal vez solo estaba admirando tu... Aire de soperioridad. ── Dije, levantando una ceja. No podía creer que me estaba metiendo en este juego, pero había algo divertido en retarlo.

── ¿Aire de soperioridad? ── repitió, como si estuviera considerando mi respuesta. ── Eso suena bastante aburrido. ¿No prefieres hablar de otras cosas?

Me sentí un poco atrapada en su mirada intensa, y el recuerdo de la noche anterior me hizo sonrojarme, aún más. ── Hay muchas cosas interesantes de las que podríamos hablar.

Aegon se inclinó un poco hacia mí, como si quisiera escuchar mejor. ── ¿Como qué? Estoy seguro de que tienes algo en mente. ── Su voz era suave, pero había un toque de desafío en ella. Aunque su rostro se mantenía estoico.

Decidí jugar mi carta con cuidado. ── Como... por ejemplo, cómo te las arreglas para ser tan arrogante y e"ncantador" al mismo tiempo. Eso es un verdadero talento. ── Le lancé una mirada juguetona, hice las comillas con mis dedos desafiandolo, sintiendo que la tensión entre nosotros cambiaba un poco.

── ¿Arrogante? ── Se rió, y su risa era contagiosa. ── Tal vez solo soy un rey con confianza en sí mismo.

── O tal vez eres solo un chico que no sabe cuándo dejar de presumir, como lo dije, un rey idota. ── Respondí, sintiendo que el juego se volvía más interesante.

Aegon arqueó una ceja, claramente disfrutando del intercambio. ── La confianza es porque sé lo que quiero y lo tengo

Mi corazón dio un vuelco. Sabía exactamente a qué se refería, pero no quería darle ese gusto tan fácilmente. ── ¿Saber lo que quieres?

Él se acercó un poco más, y por un momento me olvidé de todo lo demás. ── ¿Y tú qué quieres? ── Su voz era baja y casi un susurro, lleno de curiosidad.

Traté de mantenerme firme, pero la forma en que me miraba me hacía sentir vulnerable. ── Quiero... ── me detuve un segundo, buscando las palabras adecuadas. ── Quiero disfrutar del momento sin que me digas qué hacer todo el tiempo.

Aegon se acercó un poco más, y el aire entre nosotros se sentía denso, como si estuviera cargado de electricidad. ── Ayer no te obligué a nada ── dijo, con esa sonrisa que me hacía querer golpearlo y abrazarlo al mismo tiempo.

── Bueno, eso es porque estabas demasiado ocupado disfrutando de tu "confianza" ── respondí, intentando mantener la compostura. Pero en el fondo, sabía que él tenía razón. No era como si hubiera sido forzada a nada; había sido una elección mía.

Aegon se rió de nuevo, y su risa resonó en la entrada vacía. ── ¿Ves? Te gusta. No puedes negarlo. ── Su mirada era desafiante, como si supiera que tenía la ventaja.

Me crucé de brazos, tratando de parecer seria. ── No estoy diciendo que me guste. Solo que... fue una experiencia interesante. ── Intenté sonar indiferente, pero mi voz tembló un poco al recordar la noche anterior.

── Interesante, ¿eh? ── Aegon se acercó aún más, casi como si quisiera leer mis pensamientos. ── Esa es una forma elegante de decir que fue increíble.

Maldición. Voltee mi rostro hacia la puerta tratando de ignorarlo ── No fue incr-... ── Empecé a decir Pero sus manos me cortaron, el volteo mi rostro hacia el suyo y planto un beso, un beso pequeño, eléctrico y suave. El beso que leía en los cuentos de terror pero no con el principe azul, sino con el rey malvado.

Me quedé paralizada. Su beso fue como una chispa que encendió algo dentro de mí. No sabía si debía empujarlo o dejarme llevar, así que solo me quedé ahí, sin moverme. Mi corazón latía a mil por hora, y mi mente estaba en un caos total.

Aegon se apartó un poco, mirándome con esa sonrisa arrogante que siempre llevaba. ── ¿Ves? No fue tan malo, ¿verdad? ── dijo, como si hubiera ganado una batalla.

Me limpié los labios con la mano, tratando de parecer indiferente, aunque sabía que estaba sonrojada. ── Eso no cuenta. Fue... solo un accidente. ── Intenté sonar firme, pero mi voz sonó más débil de lo que quería.

── ¿Un accidente? ── Aegon arqueó una ceja, burlándose. ── Claro, claro. Lo que tú digas.

── Sabes que me da vergüenza... pero ya vas a ver ── Comencé a caminar hacia el marco de la puerta que conectaba al palacio ── Me desquitare...

El asintió y con su expresión seria me miró con burla. Me voltee y seguí caminando hacia mi ala, una sonrisa involuntaria empezó a formarse en mis labios, mis dedos se dirigieron a los mismos con desconsierto, mi corazón brincaba del susto y felicidad.

Quite mi otro guante y empecé a a abrir la puerta, un revoloteo se oyó y un cuervo tiró una carta antes de salir volando por la ventana, fue tan rápido que paso por mis ojos. Me apresure a tomar el papel.

He aquí el pajaro en el viento”, mis cejas se fruncieron, el pájaro el viento, parecido al acertijo que Aekar me había dicho. Desconsertada me gire hacia la puerta, la oscuridad ahora me rodeaba, ni siquiera me había dado cuenta cuando se había hecho de noches.

Dos puntos morados brillaron en la oscuridad, la locura. ¿Que tiene que ver ella aquí? ── ¡No estoy loca! ¡No me unire a ti!

La figura avanzó un poco más, sentí como mi corazón paro ── Hola pequeña reina del desastre ── Mis ojos se abrieron como platos cuando Aekar apareció frente a mí, antes de que pudiera gritar me dieron un golpe en la nuca.

Mi mente se desvaneció y solo podía escuchar a lo lejos pequeñas voces ── Nunca supiste adivinar los acertijos, un pájaro que vuela por el viento, no era tan difícil...
























Vieron que si actualicé, no me creían.
Quiero sus opiniones de lo que creen que pasara, aquiii >>>

Me gustaría también mucho que se pasaran por cualquiera de mis otras historias, me haría muy feliz ya que son las lectoras que más me emociona y motivan. Aunque estoy molesta con ustedes porque no comentaron casi en el capítulo anterior 🖕🏼💕

.˚ ༘🦋⋆。˚ ▋࣭Dedicatoria del capítulo: ISA V, un premio a la más intensa. Más te vale comentar JAJAJABABA ❤️

Aquí les dejo el gif que hice, chuleenlo

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