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⤹ · .˚🐉 ༘⋆。˚ 15. ❛ 𝘉𝘦𝘵𝘸𝘦𝘦𝘯 𝘴𝘩𝘢𝘥𝘰𝘸𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘴𝘤𝘢𝘭𝘦𝘴 ❜










xv. Entre sombras y escamas:
El deseo de una reina 💚

¡Recomendación: escuchen
la canción mientras leen!

King's Landing, 141 d.c.
Fortaleza roja
Narra Jaehaera Targaryen

    Mis ojos se desviaron tratando de escudriñar en la oscuridad de la habitación que ahora estaba en silencio. Los ojos color violeta trataban de penetrar incluso hasta mi alma.

Inconscientemente mi espalda chocó contra el hierro de mi cama, quedando en una de las esquinas, me había encogido sin apartar ni un segundo la mirada. Mi corazón latía rápidamente mientras la tensión en el aire se podía cortar con una daga.

Mis pensamientos danzaban como hojas arrastradas por el viento. ¿Quién era esa persona que me miraba desde la oscuridad? Las sombras parecían cobrar vida a mi alrededor, y cada ruido del palacio resonaba como un eco lejano en mi mente. Intenté recordar si había escuchado algún sonido antes, pero todo estaba en un silencio pesado, como si el mundo hubiera decidido contener la respiración.

Finalmente, la figura dio un paso adelante, dejando que la luz de la luna revelara su rostro. Sin embargo... No tenía rostro, era solo una sombra con dos amatistas brillantes por ojos, solté un jadeo y mi espalda tembló.

── No tengas miedo ── dijo con una voz suave, casi como un susurro. ── Estoy aquí para ayudarte.

Las palabras me envolvieron como una manta cálida en una noche fría. Pero, ¿ayudarme en qué? La curiosidad luchaba contra el miedo en mi pecho. El miedo no se iba, más miedo me daba el no poder separar mis ojos de los suyos

── ¿Quién eres? ── pregunté, mi voz temblando ligeramente.

Él sonrió, y aunque no podía ver sus dientes, en realidad no podia ver nada, era como si simplemente lo sintiera a través de la penumbra, su expresión parecía amistosa.

── Soy alguien que ha visto lo que llevas dentro. Sé de tus sueños y de tus miedos. Y he venido para mostrarte que no estás sola.

Las palabras de la sombra resonaron en mi mente como un eco en una cueva oscura. La habitación, que antes me parecía familiar, ahora se sentía como una trampa. La luz de la luna apenas iluminaba el suelo, y las sombras parecían alargarse, como si quisieran atraparme. Mis labios temblaban descontroladamente, mi espalda quería parecer fundirse entre la pared y el hierro de la cama.

── ¿Cómo puedes saber eso? ── murmuré, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. La presión en el aire aumentaba, como si alguien estuviera apretando un corsé alrededor de mi pecho. Era turtuoso.

La sombra dio otro paso hacia mí, y aunque no podía ver su rostro, sentí que su presencia se acercaba más y más. Era como si cada rincón de la habitación se llenara con su esencia oscura. El miedo me envolvía, y mis pensamientos se enredaban como hilos enredados.

── Porque llevo observando tu lucha ── respondió, su voz era suave pero cargada de una extraña intensidad. ── He sentido tus deseos ocultos y tus temores más profundos. En este lugar, donde los secretos susurran entre las paredes, yo soy tu aliado.

Mis manos temblaban mientras intentaba procesar sus palabras. ¿Aliado? Todo lo que sabía era que estaba atrapada en una pesadilla donde las sombras parecían cobrar vida. La habitación se sentía más pequeña, y el aire era denso, casi imposible de respirar.

── ¿Por qué debería...? ── cuestioné, tratando de mantener la voz firme al principio a pesar del temblor que me invadía. La desconfianza crecía dentro de mí como una tormenta a punto de estallar.

── Porque tu destino está entrelazado con el mío ── dijo con una calma inquietante. ── Y juntos podemos enfrentar lo que acecha en la oscuridad.

Las palabras flotaron en el aire, llenas de promesas y peligros ocultos. Miré a su alrededor; las sombras parecían acercarse más, como si quisieran escuchar nuestra conversación. Una parte de mí quería creerlo, pero otra parte gritaba que debía huir.

── Tu eres la oscuridad... ── Murmuré de nuevo, mi mentón se levantó ligeramente y unos sonidos de desaprobación salieron de eso.

── ¿Realmente lo soy, Jaehaera? ¿Esto es la oscuridad para ti? ── La voz cada vez se oía más distante, mi cuerpo volvió temblar. Pestañee de nuevo y una figura volvió la salir de la oscuridad.

Está vez no era una sombra o un mounstro, era Aegon que me observaba, la calentura ya había bajado de mi cuerpo pero sus ojos tenían un raro brillo burlón. Soltando un suspiro enojado me levanté de la cama y camine hasta quedar frente a él.

── ¡¿Que carajos hiciste?! ── Sus cejas se fruncieron. La rabia llegó a mi, ¿Que había hecho? Esa presencia me había llenado de una manera inexplicable, el miedo y el sofoco se apoderaron de mi por unos largos minutos. ── ¡¿Que era eso?!

── ¡¿De que coño me hablas?! ── Respondió el, dejándose batuquear por mi. Mis dientes estaban apretados por la molestia.

── Esa maldita sombra. ¡Estás mal de la cabeza, Aegon!

La figura de Aegon seguía ahí, mirándome con esos ojos que parecían más un juego que una respuesta. Me sentía como si estuviera atrapada en un laberinto oscuro y sin salida. La sombra que había sentido no era solo un miedo, era algo más profundo, algo que me hacía querer gritar y al mismo tiempo correr hacia él.

── No entiendo nada de lo que dices. ── Dijo Aegon, frunciendo el ceño como si intentara resolver un rompecabezas complicado. Su voz sonaba confundida, pero había algo en su mirada que me hizo dudar. ¿Acaso él también había sentido esa extraña conexión?

Me acerqué un poco más, la rabia aún burbujeando dentro de mí. ── ¡No puedes seguir ignorándolo! ── le dije, casi suplicando. ── Esa sombra no era solo un truco de mi mente. Era... era como si quisiera atraparme y no dejarme ir.

Aegon dio un paso atrás, su expresión se volvió más seria. ── Jaehaera, estás hablando de cosas raras. No sé qué viste ni qué sentiste, pero no puedes dejar que eso te vuelva loca ── dijo, aunque en su voz había un tono que me hizo pensar que quizás él también estaba asustado.

── ¿Y qué se supone que haga? ── respondí con frustración. Mi corazón latía rápido y me sentía como si estuviera a punto de estallar. ── ¿Pretender que todo está bien cuando claramente no lo está?

Él se cruzó de brazos, mirándome con esa expresión desafiante que tanto odiaba. Había una tensión en el aire, algo pesado e incómodo entre nosotros. Era como si la sombra nos hubiera dejado atrapados en una especie de burbuja donde todo lo que solíamos sentir se volvía confuso.

── Siempre lo haz fingido así...

Antes de que pudiera hablar otra cosa lo corte con mi mano ── Ay no... Si vas a venir a molestarme en mis aposentos, vete... Eres la persona que menos quiero ver ── El era la persona que más quería ver hace unos minutos. Me senté en el taburete frente a mi cama, tratando de respirar por el reciente hecho.

── Eso no era lo que se oía en el pasillo hace unos minutos ── Pare en seco. Mis labios se apretaron mientras mi mejillas se sonrojaban.

── ¿Que...?

── Si... Cómo lo oyes, Jaehaera. Hace unos minutos se oían tus gemidos en el pasillo ── Su voz era susurrante y burlona, el se agachó frente a mi ── Oh, ¿estás sonrojada? ¿Te estabas tocando pensando en mí?

Me quedé paralizada, como si un rayo me hubiera golpeado. Mis pensamientos estaban desordenados, y mi corazón parecía querer salirse de mi pecho. ¿Gemidos? ¿Yo? Eso no podía ser cierto. La vergüenza me invadió como un manto pesado. Así que él había estado escuchando...

── ¡No, eso no es verdad! ── grité, aunque mi voz sonaba más débil de lo que quería. Intenté mantenerme firme, pero era difícil con Aegon ahí, mirándome como si supiera todos mis secretos.

Él se rió suavemente, una risa que me provocaba un revoltijo en el estómago. ── Vamos, Jaehaera. No tienes que ponerte así. Todos sabemos que hay algo entre nosotros ── dijo con esa sonrisa burlona que me hacía querer golpearlo y abrazarlo al mismo tiempo.

Me levanté del taburete, intentando ignorar la forma en que su mirada me hacía sentir. ── ¡Eso no tiene nada que ver con lo que pasó antes! ── protesté, aunque en el fondo sabía que había algo más profundo entre nosotros. Era como si la sombra nos hubiera dejado un eco de tensión.

Aegon se acercó un poco más, su presencia era como un fuego ardiente y peligroso. ── Ya sé que estás asustada por lo que sentiste. Pero... ¿y si te digo que tal vez yo también lo sentí? ── Su voz se volvió más suave, casi un susurro, y eso me hizo dudar aún más.

Subí mi mirada, aún con mis mejillas sonrojadas hablé ── ¿Que? ¿Lo viste?── Mi voz salió casi desesperada. Buscando un indicio de que Aegon también hubiera visto lo que ví, esa maldita sombra.

── Es la pena, Jaehaera... ── Fruncí mis cejas confundida, de nuevo con lo mismo. Su maldita pena, siempre sacando a relucir que mi padre había matado a su madre. Voltee los ojos y desvíe mi mirada ── Es la maldición de nosotros, Jaehaera... La mitad de los Targaryen se vuelven locos, ¿no?

Mi cabeza hizo click. Había escuchado esa frase miles de veces, por Lores y Ladys. La locura que había llevado a todos los hijos de Viserys consigo y a otros Targaryens. ── ¿Que...-? ── Subí la mirada hacia Aegon, mis ojos ardiendo repentinamente.

── Esa es la locura de los Targaryen, Jaehaera ── Tragué saliva nerviosamente. Mis ojos se cristalizaron.

Aegon se quedó mirándome, y su mirada era como una tormenta lista para estallar. ── La locura, Jaehaera, no es solo un cuento de viejas. Es como una sombra que nos sigue, ¿sabes? ── Su voz sonaba seria, casi como si estuviera contándome un secreto muy oscuro.

Yo tragué saliva, sintiendo que mi corazón latía más rápido. ── Pero... ¿qué significa eso para nosotros? ── pregunté, intentando entender lo que estaba pasando. Era como si el aire se volviera más pesado cada vez que hablábamos de esto.

── Significa que estamos atrapados en algo más grande que nosotros ── dijo Aegon, dando un paso más cerca. Su presencia era intensa, como un fuego que podía quemarte si te acercabas demasiado. ── No puedes dejar que la sombra te consuma. No puedes dejar que el miedo te controle.

Sus palabras fueron tan precisas que me sobresalté. Mis manos temblaban un poco. ── Pero... ¿y si eso es lo que somos? ¿Locura y sombras? ── murmuré, sintiendo que las palabras se me escapaban.

Aegon frunció el ceño, su expresión era dura. ── No somos solo eso. Pero hay algo oscuro en nuestra sangre. Algo que nos hace diferentes... y peligrosos. ── Sus ojos parecían brillar con una luz extraña, como si estuvieran escondiendo un secreto aterrador ── Somos dragones...

Me sentí atrapada entre el deseo de entenderlo y el miedo a lo que descubriría. ── Somos dragones... ── Susurré repitiendo eso de nuevo. El aura había cambiado tanto en unos pocos segundos, todo me parecía tan inquietante.

¿Verdaderamente todos los Targaryen llevaban esto? ¿El peso de esta sombra? ¿Esto es lo que siempre a tenido a Aegon como es?

── Nos destruye... O nos hace más fuertes ── Aegon sonrió de manera inquietante, y aunque no era una sonrisa amable, había algo en ella que me intrigaba aún más. ── Ahora... tenemos que decidir qué camino tomar juntos. Porque la sombra puede ser nuestra enemiga... o nuestra aliada.

Aegon se quedó mirándome, como si estuviera intentando ver dentro de mi alma. Era raro, y un poco aterrador. ── Mira, Jaehaera ── comenzó, su voz era baja, era todo confuso. En mi cabeza había una rara presión. ── No es solo sobre lo que somos. Es sobre lo que podemos hacer con eso.

Miré al suelo, sintiendo que la sombra a nuestro alrededor parecía moverse. ── Pero… ¿y si nos hace daño? ── pregunté, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. Aegon siempre tenía esa forma de hablar que hacía que mi corazón se acelerara y mi cabeza diera vueltas. Él se acercó y tomo uno de mis dedos, levanté la mirada sorprendida. No era un gesto amistoso, mucho menos amoroso pero en él era mucho.

── El miedo puede ser nuestra peor pesadilla ── Dijo, dando un paso más cerca. Su mirada era intensa y oscura, como si estuviera atrapado en una tormenta. ── La locura está ahí, acechando. Pero si aprendemos a usarla… podríamos ser más fuertes que cualquiera.

Me sentí confundida. ¿Realmente quería decir eso? ── Pero… ¿cómo? ¿Cómo podemos hacer eso sin volvernos locos? ── Mi voz tembló un poco mientras hablaba. Aegon se acercó aún más, y podía sentir el calor de su cuerpo.

── Estamos simplemente locos, Jaehaera ── dijo, su tono era serio, casi sombrío. ── Pero es como jugar con fuego. Si no tienes cuidado, te quemarás. Pero si aprendes a controlarlo… puedes volar alto.

Esas palabras resonaron en mí de una manera extraña. Volar alto… era algo que siempre había querido. Pero el precio parecía ser demasiado alto. ── Son hechos de nuestro pasado que nos atormentan volviendonos locos lentamente... ── Afirmé. Mi pulgar tocó su dedo en un ligero roce amable.

Aegon frunció el ceño y su expresión se volvió más dura. ── La locura no es solo perderse en la oscuridad. A veces es ver cosas que otros no pueden ver. Es entender el caos y usarlo a tu favor.

Sentí una mezcla de emociones dentro de mí: miedo, curiosidad y algo más oscuro que no podía identificar del todo. ── Eso suena aterrador… ¿Desde cuándo lo ves? ── murmuré, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza.

Sus labios se apretaron en una sonrisa amarga ── Desde que soy un niño... Es raro... Siempre trata de hacerme creer que es mi amigo, pero lo que pasa cuando le creo... Es verdaderamente catastrófico...

── Su presencia es omnipotente... Es como si estuviera y no... Te llena hasta los huesos..

── Recuerda esto: no somos solo lo que los demás dicen que somos ── dijo Aegon, acercándose aún más a mí hasta casi poder sentir su aliento caliente en mi cara. ── Somos dragones… y nunca debemos olvidar eso.

La intensidad de su mirada me hizo sentir un escalofrío por todo el cuerpo. Había algo oscuro en sus palabras que me intrigaba y asustaba a la vez. La tensión entre nosotros se sentía como un rayo a punto de caer. Aegon me miraba con esos ojos oscuros, y aunque su voz era grave y seria, había algo en su mirada que me hacía sentir como si estuviera en una montaña rusa de emociones. Era como si el aire se volviera más espeso, como cuando estás a punto de hacer algo muy arriesgado.

── ¿Por qué siempre me hablas así? ── le pregunté, tratando de mantenerme firme, pero mi voz salió más suave de lo que quería. No sabía si estaba asustada o emocionada, los sentimientos este dia estaban siendo muy difíciles.

Él sonrió de nuevo, pero esta vez no era una sonrisa amable. Era como si se estuviera divirtiendo a mi costa. Jamás lo había visto sonreír amablemente, más que a Viserys o Visenya ── Porque tú lo haces fácil, Jaehaera. Siempre estás ahí, enfrentándome.

Sentí que mi corazón latía más rápido y un nudo se formó en mi estómago. La rabia y la atracción se mezclaban en mí como una tormenta. Sin pensarlo, di un paso hacia adelante. ── ¡No soy fácil! ── Reclamé, aunque en el fondo sabía que estaba mintiendo. Estaba mintiendo porque lo había besado, estaba mintiendo porque me había tocado pensando en su rostro, fantaseado con el besando mi cuello y mi vientre mientras llegaba al éxtasis. Era una tonta.

Aegon se acercó aún más. La distancia entre nosotros desapareció y sentí cómo el aire chisporroteaba a nuestro alrededor. En un instante, algo cambió. La rabia se convirtió en otra cosa: una chispa. Sin pensarlo, me lancé hacia él y lo besé.

Fue un beso extraño y feroz. Sus labios eran cálidos y firmes contra los míos, y había una mezcla de furia y deseo. Me sentí atrapada entre el odio y la necesidad de estar cerca de él. El mundo exterior desapareció; solo existíamos nosotros dos en ese momento.

Aegon respondió al beso como si fuera un desafío. Sus manos encontraron mi cintura y me acercó más a él, como si quisiera absorberme por completo. Había algo salvaje en cómo sus labios se movían sobre los míos, como si estuviéramos luchando por ver quién ganaría esta batalla entre nosotros.

El beso se alargó, cada segundo se sentía como una eternidad llena de tensión. Sentí que mi cabeza daba vueltas; todo lo que había sentido antes se desvaneció en ese instante. Era como si la locura que tanto temíamos nos hubiera envuelto en una burbuja donde solo éramos nosotros dos.

Finalmente nos separarnos, respirando con dificultad. Miré sus ojos, todavía llenos de esa tormenta oscura que me fascinaba tanto como me asustaba, me asustaba muchísimo. ── ¿Qué fue eso? ── murmuré, tratando de entender lo que acababa de suceder.

Aegon sonrió con una mezcla de sorpresa y desafío. ── Una esposa desesperada...

Golpee su pecho y lo empujé. El se volvió a acercar a los segundos, tomando mi muslo y jalandome hacia el, volvió a unir nuestros labios. Aegon se acercó otra vez, como si no pudiera resistirse. Mis latidos se aceleraron y mi estómago hizo maromas. No podía creer que después de todo lo que habíamos pasado, aquí estábamos otra vez, a punto de besarnos. Era como si el aire se volviera más denso alrededor de nosotros, y todo lo que había entre nosotros —el odio, la rabia— se convirtió en algo completamente diferente.

Cuando sus labios tocaron los míos de nuevo, sentí una chispa, como si un rayo hubiera caído justo entre nosotros. Este beso no era el mismo que antes; era más intenso, más desesperado. Aegon empujó su cuerpo contra el mío y me tomó del rostro, como si tuviera miedo de que me escapara. Mis manos buscaron su cabello y lo tiré un poco, sin darme cuenta de que estaba disfrutando de esto más de lo que debería.

El beso se alargaba y se sentía como si el tiempo se hubiera detenido. Cada segundo era una mezcla de enojo y deseo. A veces me preguntaba cómo podíamos estar así: tan cerca pero tan lejos. Pero en ese momento, todo lo demás no importaba. Solo éramos nosotros dos, perdidos en esa burbuja donde el odio parecía transformarse en algo más.

De repente me di cuenta de que su lengua rozaba la mía y eso hizo que un escalofrío recorriera mi espalda. Era raro sentirme así con alguien a quien odiaba tanto. Intenté separarme un poco, pero él me mantuvo cerca, atrapada en ese momento extraño pero electrizante.

Finalmente, cuando nos separamos otra vez, ambos estábamos respirando rápido y mirándonos fijamente. Sus ojos ardían con esa mezcla de furia y algo más profundo. ── Esto es una locura ── murmuré, tratando de entender por qué estaba disfrutando tanto este juego peligroso.

Un revoloteo sonó por la habitación y un golpe seco y viscoso cayó en el suelo: ── ¿Que es eso? ── Murmuró Aegon en una pregunta, soltando mi rostro. Había sido un golpe desagradable, nuestras miradas se desviaron al suelo dónde un charco de sangre empezaba a extenderse.

Una cabeza.




















HOLAAA, cómo están? Vieron que si actualicé, no más de dos semanas dije JAJAJAJAJA

LOS ASUSTE A LOS DEL CANAL JAJAJAJ. No soy tan mala como para no darles Aegon y Jaehaera, pero disfruten esto porque van a pasar muchas cosas después cof guerra cof.

¿Les gustó? Espero que sí. LOS QUIERO

CAMI <3

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