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|38| Horas

Antonia Salvatore

Pase toda la noche despierta junto a mis dos hijos en la sala de estar, esperando que puedan abrir los ojos pero fue en vano, solo veia como se movian y respiraban con dificultad.

Renuncie a llamar a cada uno de los Originales ya que nisiquiera leyeron los mensajes que les escribi y mucho menos atendieron mis llamadas, ya me canse de hacerlo y acepte que en este momento, no le importa dos de sus tres sobrinos y mucho menos su hija.

Mi unica opcion fue llamar a mis hermanos, que por suerte atendieron mi llamada luego del primer tono y agradezco que ambos aceptaran venir hasta Carolina del Norte. Llegaron a nuestra casa a las dos de la madrugada, pero pudieron venir sin importarles la hora.

Tanto Stefan como yo intentamos entrar conectandonos por el vinculo de mellizos pero fue en vano, seguimos sin ser bienvenidos en la cabeza de mi hija, tambien probamos por entrar en la de Dionisio pero no dio resultado.

Solo lo intentamos dos veces porque segun Stefan, estamos alternando algunos cambios dentro de la cabeza de Lucrecia con ellos dos dentro, algo que no pude comprender mucho pero decidi hacerle caso, es mejor prevenir que curar.

Eramos tres Salvatores con dos niños Mikaelson en un trayecto de coma magico y una niña en el piso de arriba durmiendo.

¿Donde estaba Niklaus en todo esto? Estaba afuera en el bosque, vigilando el perimetro durante toda la noche para que nadie pueda venir a lastimarnos. Como lo estuvo haciendo en todo el dia de ayer y hoy mismo, vuelve a ser lo mismo.

Estiro mi mano tomando el vaso de vidrio con bourbon que mi hermano mayor me entrega y le agradezco con un asentimiento con mi cabeza, pasamos toda la noche bebiendo eso o sangre fresca en bolsas, mientras esperabamos un nuevo avance.

-Solo espero que esten bien -hablo luego de darle un largo sorbo a mi vaso viendo a mis dos hijos.

-Ellos son fuerte, como la sangre Salvatore -afirma Damon sentado sobre la mesa de cafe sosteniendo su vaso con ambas manos y su ceño ligeramente fruncido.

-Quisiera entrar a salvarnos, pero no podemos hacerlos -niego poniendo un mechon de Lucrecia detras de su oreja derecha, viendola como suda y se mueve ligeramente, aun escucho su corazon latir muy agitado.

-Esto es como una prueba -de forma inmediata volteo a ver a mi hermano mayor, esto no es un estupido juego de astucia o inteligencia para saber si son utiles o inutiles los dos sin mi- Antonia, quieras o no, ellos son independientes.

-Damon... -cierro los ojos con lentitud, no quiero discutir con el ahora mismo.

-Ellos dos pueden protegerse sin tu ayuda o la de sus padres, y pueden que tengan cinco años pero juntos son fuertes -me interrumpe callandome por completo y lo miro seria, no tienen el poder para controlar su magia y necesitan mi ayuda- Ser sobreprotectora solo los hara mas independiente.

Miro ofendida a Damon por ser tan directo conmigo, es un maldito idiota, estoy a punto de darle una cucharada de su propia medicina pero una voz me detiene:

-Ya basta, los dos.

Ambos miramos al marco de la puerta viendo a Stefan tomando la manito de Hope que se encuentra alado de el, viendo la escena y cierro la boca suspirando mientras miro hacia otro lado, no vale la pena discutir ahora mismo con Damon.

-¿Puedo ir a jugar afuera? -pregunto Hope hacia nosotros tres, seguramente no le gustaba ver a sus hermanos en este estado vegetal, no la juzgo porque a mi tampoco me gusta verlos en este estado.

-Claro, ve, pero ten cuidado -le respondio Stefan coordialmente, si el puede tener hijos seria un gran papa, de eso no tengo dudas.

[...]

Narrador Omnisciente

Mientras los tres hermanos Salvatore estaban viendo el cuerpo de los dos niños, Lucrecia y Dionisio seguian corriendo dentro del mundo de fantasia que la mayor creo para la familia, lejos de sus enemigos y sin peleas.

Habian perdido la nocion del tiempo acerca de cuanto estaban corriendo, aunque para ellos eran simples y cortos minutos, en el mundo despierto pasaron toda una noche corriendo lejos del enemigo contrario.

-¿Cual es el rumbo? -grito Lucrecia mirando a su hermano que parecia dejarse llevar por su instinto.

-¡Solo encontremos a nuestros mellizos y nos largamos de aqui hacia Nueva Orleans! -exclamo el menor respondiendo a su pregunta sin verla, ya que estaba viendo hacia todas las direcciones para que no sean atacador por sorpresa.

-¿Nos buscaban?

Ambos pararon de golpe al escuchar aquella voz a sus espaldas y se miraron con sus ceños fruncidos para voltear a sus espaldas, topandose con el Dionisio de cabellos oscuros jugando con una daga para arrojarselas.

-Ya me aburrio que esten huyendo como ratas escurridizas.

Ahora los dos voltearon de vuelta hacia donde estaban corriendo, viendo que la Lucrecia rubia estaba ahi mismo tambien jugando con una daga del mismo diseño que el pelinegro. Los mellizos sin humanidad acorralaron a los mellizos con humanidad

Los mellizos se pusieron espalda contra espalda de forma inmediata, enfrentando a su respectivo clon cara a cara.

-Esto se termina aqui mismo, no podemos estar persiguiendolos por todo el mundo -accedio el pelinegro con obviedad y subiendo ambas cejas, intentando que los contrarios entren en razon.

Tanto Lucrecia como Dionisio estaban de acuerdo con ello, por lo que estaban mas que preparados para pelear en ese instante, ambos levantaron un brazo nada mas, que el mismo comenzo a incendiarse como hace horas atras que conjugaron aquel hechizo.

Al ver semejante acto, los mellizos sin humanidad rieron incredulamente al unisono y cada uno levanto un brazo tambien que comenzo a incendiarse como el de los contrarios.

-Somos iguales, por lo que tenemos lo mismo que ustedes -comentaron los malvados tambien al mismo tiempo, considerando a los buenos totalmente estupidos.

Los mellizos con humanidad sonrien de lado y luego dicen al mismo tiempo tambien:

-Ese es el punto.

Antes de que puedan volver a responderles, los buenos estiraron sus brazos hacia los malvados para lanzar un hechizo que los hagan volar lejos pero los malvados lanzaron otro hechizo para detener el primero y que no salgan volando.

Los dos buenos se corrieron hacia su izquierda para esquivar un conjuro que los dos malvados le lanzaron y cayeron al suelo, pero se levantaron rapido para no perder tiempo. Los mellizos malvados tambien esquivaron la misma magia que ellos lanzaron contra sus enemigos corriendose hacia un lado.

Los cuatro aun no dominaban el poder de controlar la magia por completo, pero eso no les detenia cuando tenian que defenderse y atacar.

El cielo tuvo un drastico cambio porque de la nada, el cielo celeste que yacia sobre ellos ahora se habia vuelto completamente oscuro sin una estrella o una luna, no podian ver nada entre la oscuridad del bosque y la carretera en donde estaban.

Los buenos volvieron a ponerse espalda contra espalda para defenderse del equipo contrario, esperando que los contrarios vuelvan a reacomodarse para seguir en la pelea como brujos de Howarts. 

Pero Dionisio no espero a que su contrario se acomode porque volvio a estirar sus brazos hacia el provocando que todo alrededor de ellos se mueva por las fuertes corrientes de viento hacia el pelinegro, todas las direcciones del viento iban hacia el para retenerno en su lugar.

Lucrecia por el otro lado, estiro sus brazos hacia la rubia para lanzarle un conjuro para usar el control mental y la telepatia para provocarle un ruido demasiado molesto dentro de la cabeza de la rubia que le taladra queriendo partirle la cabeza en el medio, la rubia comenzo a quejarse mientras se sostenia de la cabeza intentando deshacer el ruido pero la pelirroja tenia mucha mas magia contra ella.

-¡Lu, ayudame! -exclamo el rubio porque ya tenia al pelinegro en su posicion para arrancarle el corazon por fin.

Lucrecia de confiada, giro su cuerpo estando lo bastante segura que ya tenia retenida a la rubia y por eso giro para ayudar a su hermano en la mision de matar a su gemelo malvado.

Pero en ese momento y antes de que ella pueda ayudarlo, ella dio un grito desgarrador de dolor y cayo al suelo. Dionisio sintio aquel dolor como propio y vio que su melliza estaba retorciendose en el suelo con una daga incrustada en su hombro izquierdo. 

En ese momento, el rubio estiro su brazo hacia la rubia para extraerle el corazon con magia y asi lo hace, arrojando el corazon de la rubia lejos suyo y volteo a ver al pelinegro para estirar su brazo hacia el y mandarlo lejos con bastante fuerza y velocidad lejos de su paradero.

-Lu... Lu, escuchame... -se agacho de forma inmediata agarrando la cabeza de la pelirroja en el suelo que estaba viendo borroso y no tenia fuerzas para levantarse, la sangre salia de aquella daga para mezclarse con la tierra del suelo, provocandole mas dolor- Oye, oye, oye... -comenzo a moverla para que pueda reaccionar y palmeo su mejilla con suavidad.

Ella por su lado veia borroso y la voz de su hermano se escuchaba a kilometros como si estuviera en un tunel con bastante eco. Levanto con poca fuerza su cabeza intentando buscar a su hermano.

-¿Lu, me escuchas? -volvio a hablar su mellizo mas preocupado viendo que ella parecia dentro de un estado de extasis que no sentia nada y veia completamente borroso- Tenemos que irnos, ¿si?

Obviamente ambos sentian el dolor de la daga atravesada como propio, pero Lucrecia era la que mas en peligro y extasis se encontraba. Dionisio levantando la espalda de la chica con un movimiento rapido y sin problemas, viendo que la daga estaba totalmente incrustada dentro de la piel de ella, solo el mango azul de la misma daga se podia ver.

La pelirroja se estaba desangrando, no podia mover su espalda ni mucho menos la mitad de su cuerpo para poder seguir, sacarle toda la daga que yacia entre su piel iba a ser un gran riesgo si Dionisio no tenia con que curarle aquella herida.

-Esto te va a doler mas a ti que a mi, pero no puedes cargar con ello -le hablo algo tranquilo y su mano derecha sobre el mango de la daga de quince centimetros que estaba enterrada dentro de la piel y la sangre escurria de la herida reciente.

Sin mas que decir, Dionisio le arranco la daga sin tener cuidado, provocando un grito ahogado por parte de su hermana y Dionisio sintio una punzada a su corazon cuando su hermana gimio, tambien sintiendo que la daga estaba incrustada dentro de su hombro.

La pelirroja cayo al suelo sin energias con la boca abierta y respirando con mucha lentitud, su vista se habia puesto borrosa y sentia que su alma se iba de su pecho. Dionisio tenso su mandibula cuando sentia aquel dolor del hombro.

-Vamos, tenemos que irnos -volvio a hablar el rubio poniendo sus brazos debajo de su hermana y de un salto la levanto para tenerla entre sus brazos. Su hermana con los brazos temblando los enrollo en el cuello de su hermano.

-No te vas a morir, no hoy -replico el rubio caminando con ella en brazos hacia el bosque para estar lejos del pelinegro- Aun tengo una eternidad para molestarte.

[...]

Antonia Salvatore

Estaba viendo a mis dos hijos aun acostados en el sillon moverse como si estuvieran haciendo un maraton y de la nada, toma mi mano derecha comienza a mancharse de sangre fresca y escurrida del hombro izquierdo de mi hijo.

Saco la mano de debajo de su hombro y la pongo frente a mi cara para ver el liquido rojo y pegajoso en toda mi palma, viendo que algo estaba pasando ahi adentro.

Maldita sea, necesito entrar ahi adentro para acabar todo de una buena vez, pero el maldito vinculo no me deja entrar.

Mis lagrimas cubren todos mis ojos al pensar que algo o alguien los esta lastimando para que no puedan salir, no estoy haciendo nada y eso es lo que me aterra mas.

-¡Damon, Stefan! ¡Ayuda, por favor! -grito alarmada sujetando el cuerpo de mi hija para hacer presion en su herida y que no muera desangrada- ¡Ayuda!

Escucho varias pisadas acercarse con gran velocidad hacia mi y volteo hacia el marco de la puerta viendo que mis dos hermanos entran a la habitaicion y detras de ellos, entran Elijah y Klaus tambien apresurados, el primero al ver a nuestra hija se le va todo el aire de sus pulmones.

Los cuatro caballeros se acercan hacia mi con velocidad, Klaus sujeta a su hijo mientras que Elijah se pone frente a mi pero en el momento que intento tocar a Lucrecia abofeteo su cara con mi mano derecha, embarrando su mejilla con la sangre de nuestra hija.

-¿¡Donde estabas?! -exclamo sintiendo que mis lagrimas salen de mis ojos con fuerza, recorriendo mi piel hasta mi menton y el se queda cautivo ante mi gesto- Donde estabas... -pregunto con un tono bajo sintiendo dolor y volteo a ver a nuestra hija.

-Anto... -miro a Klaus que levanta su mano izquierda, mostrandome que del hombro izquierdo de Dionisio tambien esta saliendo sangre, pero no la misma cantidad que sale del hombro de Lucrecia, ella recibio el impacto mientras que Dionisio lo siente tambien.

Un nudo se me forma en mi garganta, no podemos estar aqui sin hacer nada.

-¿Que esta pasando? -pregunt Damon sentandose frente a mi, agarrando la cabeza de su sobrina que de su frente despegaba sudor y sus labios temblaban, volviendose palidos.

-Algo o alguien los esta lastimado, no quieren que despierten -respondio Stefan alado de Klaus viendo a Dionisio que estaba mas agitado que su hermana y su cuerpo se movia mas. 

Intento usar mi magia para curar el hombro de mi hija pero es en vano, la magia no cura su piel dañada y tampoco puedo detener el sangrado, todo esto esta fuera de mi alcance.

-No podemos hacerlo, ellos tienen que curarse -me recuerda Stefan y suspiro mas frustada sollozando y apoyo ambas manos sobre mi cabeza, no quiero sentirme inutil, si algo llega a pasarle a mis dos hijos ahi dentro sera mi maxima culpa.

-¿Donde estan los demas? -pregunto con seriedad hacia Elijah que aun se encuentra algo en blanco por la abofetada que le di, necesito a las brujas aqui mismo conmigo.

-Solo yo vine... -murmuro viendome y yo frunzo un poco mi ceño para volver a ver a Lucrecia, demonios, somos bastante inutiles nosotros cinco sin las brujas, por mas que yo tenga magia pero no puedo alterar lo que esta sucediendo dentro de Lucrecia con Dionisio.

[...]

Narrador Omnisciente

Mientras los cinco adultos estaban debatiendo acerca de que hacer con los dos niños que se encontraban dentro del mundo de fantasia de la pelirroja, Dionisio cargo a su hermana mayor en brazos mientras corria en el bosque, buscando un lugar para poder curarla de forma manual y que pueda estar recostada el tiempo que ella necesite.

Salio del bosque donde se encontraba totalmente agitado y con el corazon en su boca, correr como humano no le sentaba bien aun, movio su cabeza para ambos lados buscando algun lugar para poder parar y poder cubrir a su melliza.

Y como si le hubiese dado la vuelta al mundo donde se encontraba, vio a varios metros lejos de el la casa donde el crecio, la misma casa de campo de colores blancos, con la puerta de entrada rota y totalmente vacia.

La vieja casa donde desperto en el mundo de fantasia, vaya que aquel mundo era lo bastante pequeño como el mundo de mentira de Coraline.

No tuvo otra opcion que seguir corriendo en direccion a esa casa, su hermana se habia desvanecido entre sus brazos, su cuerpo perdio todas las energias, su cabeza colgaba al igual que sus brazos que antes yacian alrededor del cuello del rubio.

-Lu, Lu resiste... -murmuro el rubio viendo a su desmayada hermana sobre el, pasando por un estado de extasis y luego veia que su brazo derecho estaba embarrado de la sangre de ella tambien- Te vas a poner bien, ¿me escuchas?

Los ojos celestes de el se mojaron al verla respirar con mucha dificultad, escuchaba como los latidos de su corazon era muy lento, su piel se habia vuelto lechosa al igual que sus labios.

-Vas a vivir, porque asi lo acordamos -sigue hablando a punto de derramar lagrimas, corriendo con mas fuerza aunque las piernas de el ya esten debilitadas y piden descansar- Solo aguanta un poco mas...

Subio los escalones pasando dentro de la casa y se guio hasta las escaleras, subiendolas con rapidez por mas que sus pies ya no daban mas, doblo hacia el pasillo de las habitacion y con su pie derecho, abrio la puerta de la habitacion que el y Lucrecia compartian.

Recosto a su hermana con mucho cuidado sobre la cama con sabanas blancas, que solo tardaron segundos para que se tiñan tambien del color rojo sangre y este volvio a salir con rapidez hacia el baño en la puerta del frente y se acerco al armario donde se encontraba el kit de emergencia.

Agarro una pequeña botella de alcohol etilico y unas cuantas vendas para poder detener el sangrado, agarro las primeras dos cosas que vio para no perder mas tiempo del que habia perdido ya.

Volvio a ingresar en la habitacion viendo que su hermana se retorcia de dolor sobre las sabanas, apretando las mismas entre sus puños y sus expresiones faciales no se quedaba atras.

-Estoy aqui, ¿si? -se sento junto a ella abriendo la botella de alcohol y rodeo la cintura de ella con un brazo y la levanto de un tiron- Te va a doler, pero sera rapido.

Virtio la botella sobre la herida abierta y ella gimio de dolor con algo de fuerza, enterrando su rostro en el cuello del rubio mientras clavaba sus uñas sobre la piel de el, sin fuerzas.

Rapidamente Dionisio recogio algunas de las tantas vendas que acudio en el kit de emergencias y cubrio la herida con las pequeñas telas para detener el sangrado, las vendas se teñian tambien de rojo y puso dos mas con mucho cuidado, limpiando la sangre que estaba en todo su hombro y cubriendola tambien.

No era un medico profesional, pero sabia como detener el sangrado de una herida con una profundidad de quince centimetros.

-Ya paso, ¿si?, ya paso, amor -acuno el rostro de su hermana entre sus manos, ella tenia los ojos cerrados sin poder escuchar con claridad lo que decia su mellizo, ella perdio las fuerzas y se hizo para atras pero Dionisio la agarro de vuelta y la recosto con mucho cuidado sobre el colchon, esperando que no se haga daño- Sangre de mi Sangre, recuerda...

Por el otro, Lucrecia aun veria borroso y la voz de su rubio hermano se encontraba a kilometros de donde estaba ella, habia perdido el control de su cuerpo y la mitad del mismo se encontraba dormido, apenas podia mover los dedos de sus manos y sus pies, se sentia en un estado de extasis donde no podia ver nada y tampoco podia mover nada.

"Sangre de mi Sangre", fue lo unico que pudo escuchar con claridad antes de cerrar sus ojos y entrar en un sueño de varias horas, pero debia reposar el tiempo que ella lo necesite.

Dionisio acaricio el pelirrojo cabello de ella con suavidad, tambien escuchaba su corazon latia con algo de rapidez, volviendo a su palpitacion normal, pero su respiracion aun estaba bastante regular. Dejaria dormir a su hermana el tiempo que ella quisiera para reponerse.

[...]

El rubio aun yacia sobre la cama viendo el cuerpo de su hermana descansar, como lo habia hecho en las dos ultimas horas, aunque el habia perdido la nocion del tiempo.

Lo unico que queria era que ella abriera los ojos, su vinculo de mellizos estaba debilitado, bastante a decir verdad, por lo que no podia usar su magia combinada para sanar, el solo podia usar su propia magia.

Dionisio no noto la presencia de su clon malvado por ningun lado, aun no sabia el hechizo de rastreo pero su oido estaba muy agudizado y podia escuchar lo que sucedia a kilometros de ellos dos, no escuchaba mas que las hojas volar y el viento correr.

Su mano izquierda sostenia la mano izquierda de su hermana, acariciando la misma con su pulgar con mucho cuidado, como si se tratara de una porcelana muy fragil.

De pronto, se escucho algo inaudible y el volteo rapido a ver a su hermana, viendo que tenia los labios un poco abiertos, murmurando algo inentendible para el.

-¿Lu? -pregunto preocupado girando todo su cuerpo para tener su completa atencion.

Poco a poco, los parpados comenzaron a levantarse con lentitud, dejando ver los ojos verdes bosques de su hermana, los parpados se encontraba pesados y tambien sintio un leve apreton en su mano izquierda.

-Sangre de mi Sangre... -fue lo unico que susurro esa con dificultad y el le sonrio tambien debil.

Antes de que el pueda responder, a sus oidos llegaron pisadas acercandose a la casa, algo que lo alerto y giro su cabeza en direccion a la ventana.

-Vaya, vaya, vaya... el juego termino -cantaron desde afuera de la casa, reconociendo la voz como la de Dionisio, el mellizo sin humanidad.

Lucrecia se alerto e intento levantarse pero su mellizo se lo impedio y volteo a verla, haciendole un asentimiento con la cabeza, en señal de que todo estara bien.

El se levanto de la cama, dejando a su hermana reposar sobre ella y salio de la habitacion directo al pasillo y camino hacia las escaleras, estaba bastante seguro de que todo eso se acababa ahi mismo, entre el pelinegro y el rubio.

Salio de la casa con bastante seguridad y confianza en si mismo, bajo los tres escalones viendo al pelinegro a unos metros de el, con una sonrisa tambien de confianza entre sus labios.

-Mataste a mi melliza, lo unico que me queda hacer para igualar el marcador es matar a la tuya -simplifico abriendo un poco sus brazos, lanzandole la indirecta de que se haga un lado para que pueda completar su accion.

El rubio tambien sonrio con confiaza y nego lentamente, protegeria a su hermana a toda costa, no dejaria que nadie mas se le acerque sin pasar primero por el.

-Lamento arruinar tu plan, pero no la mataras -se aseguro poniendo un pie detras y el otro adelante, preparandose para lo que estaba por ocurrir entre ellos dos en ese mismo instante.

El Dionisio Pelinegro tomo aquellas palabras como un reto y abrio sus manos, de las mismas comenzaron a salir llamas de fuego de color verde, como de un hechizo que estaba a punto de lanzarlo contra el rubio.

-Ponme a prueba -canturreo el pelinegro satisfecho de sus palabras.

Aquellas palabras fueron la clave para que la batalla pueda dar comienzo, el pelinegro estiro su mano derecha para lanzar una bola de fuego de color verde pero el rubio se defendio usando un hechizo de proteccion mientras cruzaba sus brazos frente a su cara.

El rubio ahora lanzo un hechizo para retenerlo ahi mismo pero el pelinegro desvio el hechizo a un lado usando su magia y contraataco usando el mismo efecto para congelarlo ahi mismo.

Dionisio gimo cuando sintio que el hueso de su pierna derecha se rompio y lo obligo a caer apoyando su rodilla derecha sobre el piso, volvio a gritar cuando lo mismo le paso a su hueso de la pierna izquierda. El pelinegro intentaba recrear como cuando un licantropo esta en fase de transformasion, el hueso de su muñeca tambien se partio a la mitad y este grito ahogadamente.

El pelinegro caminaba con lentitud hacia el rubio, con ambas palmas estiradas hacia el, viendo y escuchando como los huesos del contrario crucian y se rompian, pero por la magia de vampiro volvian a regenerarse, haciendo mas doloroso el tratamiento.

Dionisio rubio apoyo ambas palmas sobre la tierra, dandole poder a la misma y un gran camino de el hasta el pelinegro se formo, comenzando a quebrarse la tierra en su trayecto hasta el pelinegro, la tierra comenzo a abrirse y cuando llegaron a el, unas raices brotaron del suelo, envolviendose alrededor de los tobillos del pelinegro y este se sorprendio, dejando de usar su magia.

Al Dionisio pelinegro no le dio mucha importancia y estiro su brazo hacia el rubio para sacarle el hueso del brazo derecho de lugar y el contrario grito como alma que lleva el diablo, sintiendo todo el dolor y como su hueso queria volver a su lugar pero la magia se lo impedia. Las raices volvieron a descender cuando el rubio dejo de usar magia de vuelta a la tierra.

-Imprudente, bastante diria yo -hablo el pelinegro a un metro del rubio, solamente apuntaba sus dedos corazones e indices de ambas manos hacia el contrario- No puedes ganar contra ti mismo, Dionisio.

El bueno callo al suelo comenzando a retorcerse de dolor mientras gemia en alto, pidiendo clemencia para que el dolor de sus huesos paren y dejen de romperse, queriendo salirse de su piel, las lagrimas salian de sus ojos una tras otra, apreto sus ojos con fuerza cuando la piel de su mano se abrio y se mostro un poco del pelaje de lobo color marron oscuro.

-¿Tienes unas ultimas palabras? Ya sabes, antes de que los mate a ambos -especifico bastante risueño con una sonrisa ladino.

Antes de que Dionisio pueda decirle las palabras acerca de que su hermana era mucho mas fuerte que el, se escucho un crujido rapido entre ellos dos, uno que solamente se escucho en todo su alrededor.

Los huesos de Dionisio volvieron a juntarse como uno propio y su piel comenzo a cerrarse sola sin dejar cicatriz en el camino, este cayo como bolsa de papa al piso buscando aire de manera urgente.

El pelinegro dejo de usar su magia cuando se escucho ese crujido y levanto la mirada, viendo a la pelirroja salir con ambas manos estirada hacia el, la misma caminaba hacia ellos mientras se corria una gran rafaga de viento en direccion hacia ella, haciendo que su cabello baile en el aire.

Solo bastaron segundos para que Lucrecia atraiga su brazo izquierda contra su pecho y con ese mismo movimiento, el corazon del pelinegro se salio de su pecho con fuerza, dejando el cuerpo aun sostenido en el aire por el brazo derecho de la joven.

Lucrecia dejo caer ambas cosas, tanto el cuerpo como el corazon al suelo junto a su hermano, quien estaba sorprendido de verla tan bien la magia que portaba en sus venas.

-¿Lu...? -pregunto el al verla bastante mareada cuando dejo de usar su magia, la misma comenzo a tambalear sus pies con torpeza mientras peina su cabello para atras.

El aire dejo de correr de golpe y Dionisio se levanta de un salto para ir corriendo hacia ella y sostenerla en brazos antes de que caiga al suelo, poniendo un brazo en la cintura de ella y el otro en su brazo- Te tengo, ¿estas bien?

-Lo siento, Dio... -murmuro ella mas mareada con los ojos cerrados y los labios un poco abiertos, buscando oxigeno.

-¿Por que, por salvarme la vida? -ironizo el mientras negaba con su cabeza con mucha lentitud.

Lucrecia no responde y se aferra mas al pecho de su hermano cerrando mas los ojos y toca el brazo de el. Dionisio se inclina lentamente hasta llegar el piso y ambos se sientan sobre el mismo, la pelirroja volvio a caer al pecho de el, deslizando sus dedos por los brazos de su hermano.

-Vamos a casa -ella abrio sus ojos para verlo con ojos de cachorro mojado. 

Dionisio tomo la mano derecha de ella y la llevo al pecho de el, el puso la mano izquierda sobre el pecho de ella tambien, mientras se miraban fijamente y concentrandose.

Como si fuera parte de un ritual, ambos abandonaron los cuerpos de los adolescentes que portaban antes y volvieron a ser niños, el pequeño Dionisio y la pequeña Lucrecia, el rubiecito miro a su hermana castaña aun, manteniendose en la posicion de antes.

Ambos cerraron sus ojos finalmente.

[...]

Antonia Salvatore

Decidi salir de la casa porque no tolero ver a mis hijos que se encuentran en ese estado vegetal desde hace ya tres noches, ahora me encuentro fuera de la casa, viendo hacia los autos.

Me extraña que ni Mary Anne ni mucho menos Dylan hayan venido a ayudarme, aunque le haya mandado mas de cien mensajes a cada uno de por favor que vengan pero nisiquiera abrieron los chat. Elijah es el unico que se digno a venir despues de casi dos dias estar con mi hija en este estado.

Suspiro abrazandome a mi misma, no se cuanto tiempo mas seguiran ellos dos ahi adentro, lo que mas me estresa es que no puedo hacer nada para sacarlos porque altero lo que sea que estan viviendo ahi adentro.

-Nunca debi dejarte sola, lo siento -Elijah se coloca alado mio tambien viendo hacia los autos y mas alla por el bosque, donde Hope estaba jugando.

-Nunca debieron irse asi de mi casa -replico cruzandome de brazos, aun sigo molesta por el hecho de que me hayan dejando junto a los niños en Mistic Falls y se fueron sin dejar una casa.

-Teniamos unas cosas que hacer...

-¿Como cuales? -lo interrumpo volteando a verlo con seriedad, ya me estoy cansando de que tenga una nueva excusa para irse- Elijah, si ustedes no me dicen en que andan metidos yo misma lo averiguare.

Se que andan en algo peligroso que seguramente tiene que ver con Nueva Orleans porque eso fue lo que Elijah y yo hablamos la noche de navidad, tiene que ver algo con esa ciudad que yo misma quemare si intentan llevar a nuestros hijos ahi de vuelta, yo no volvere y si es necesario que me lleve a mis hijos a otro lado, lo hare.

Quieren tratarme de princesa dentro de una torre a salvo pero estan muy equivocados, no soy una princesa.

Ambos nos quedamos viendo en silencio, mi mirada hecha mucho mas fuego que la suya pero que quede claro que yo, les guste o no, voy a llegar al fondo de todo lo que sea que esten haciendo.

Nos seguimos en quedando en silencio cuando escuchamos pisadas llegar a nosotros y volteamos hacia adentro de la casa, viendo a mis dos hermanos salir de la misma con rostros serios.

Pero no estan solo, cada padrino tiene de la mano a su sobrina y a su sobrino, quienes estan caminando hacia nosotros tambien, me sorprendo al verlos ya vivos, despiertos, fuera de la cabeza de Lucrecia.

-Mami... -murmuraron ambos cuando salieron de la casa y eso fue musica para mis oidos.

Me agacho en suelo y ambos vienen hacia mi, yo los estrecho contra mi cuerpo abrazandolos para que jamas vuelvan a dejarme o que vuelva a pasar algo asi. Cierro mis ojos sintiendome mucho mas aliviada que antes.

Lucrecia se dirige hacia su padre y yo alzo a mi hijo en brazos que me sigue abrazando por el cuello, yo acaricio su rubio cabello y dejo un beso sobre el mismo.

En ese entonces y cuando me giro, veo a Klaus venir junto a Hope del bosque pero al verme con nuestro hijo, no duda en venir a velocidad vampirica hasta mi y abrazarme fuerte como a nuestro hijo tambien, le entrego a Dionisio en brazos y deja un beso en la coronilla de el para abrazarlo tambien con fuerza.

Veo a mis hermanos agradecida, agradecida de que se hayan quedado conmigo las horas que pasaron hasta que mis hijos despierten.

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