Miraste por segunda ves en la semana aquella tienda de animales.

Al notar un conocido pompon  amarillo abriste tú boca sorprendida.

– ¡Craig! - chillaste emocionada -

El nombrado brinco en su puesto para voltearse desconcertado.

- (t/n) - musitó al verte entrar al local - ¿que haces aquí?

– eso te pregunto yo a ti señor serio - contestaste con sorna -

El solo te sacó el dedo del medio como respuesta.

– predecible, pero eso no responde mi pregunta

- vine a comprar un compañero para Stripe - respondió para volver a mirar a los cobayos de la tienda -

– no sabía que te gustaban los cobayos - dijiste asombrada -

- eso es poco, yo los amo

Al ver su cara pudiste notar una leve sonrisa, estabas enternecida.

A ningún otro niño de South Park le gustaban tanto los animales como a ti, sentías que por fin alguien te entendía.

– que lindo ha de sentirse Stripe con semejante dueño - alagaste sinceramente -

Sin esperarlo, Craig se sonrojo de sobremanera y eso no lo pasaste por alto.

– ¿te encuentras bien? - preguntaste inocentemente -

Lo que no sabías era que a Craig también le gustabas un montón, no más que a sus adorados cobayos pero admitía que podías hacerles competencia.

- ¿quisieras darles de comer después?

Tu solo le dedicaste una hermosa sonrisa para luego exclamar.

– ¡me encantaría!