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🎼 Canción Recomendada para este capítulo:
❝ Stitches - Shawn Mendes ❞
⊱⋅ ──── ・ 𖥸 ・──── ⋅⊰
La mayoría de las mañanas en Seúl para Jung HoSeok, un Alfa de veinticinco años, son bellísimas pues un nuevo día comienza y una nueva aventura se emprende, pero particularmente esa mañana no fue así.
Llegó puntual, como todos los días, a su lugar de trabajo donde la recepcionista se descolocó al notar que el Alfa no le devolvió el saludo efusivamente como de costumbre, en cambio, su semblante era serio y hasta podía decirse que perdido.
Los pasillos del buffet jurídico rara vez están vacíos y en completo silencio, cosa que no le importó en lo absoluto al Alfa pues le era más importante el asimilar la noticia reciente. Llegó a su oficina a paso rápido, dentro se despojó del abrigo de piel que lo mantenía caliente y se dirigió hacia su escritorio, donde tomó asiento y cerró los ojos tratando de comprender que le estaba ocurriendo a su lobo.
Permaneció en silencio durante varios minutos, hasta que unos pasos suaves y bien marcados, a causa del tacón en los zapatos, irrumpieron la calma, un joven Omega entró al lugar sin tocar a la puerta con diversos documentos en brazos, así mismo inspeccionó el lugar con la mirada acercándose con lentitud al escritorio.
─Señor Jung, señor Jung... ─Mencionó aquel joven, desvaneciendo por completo el ambiente sereno de aquella elegante y cómoda oficina.
El joven al ver que no había respuesta alguna del mencionado suspiró y peinó hacia atrás su cabello rubio, se acercó a donde el Alfa se encontraba sentado y después giró con fuerza la silla encarando a la persona que le ignoraba.
─Le estoy hablando Señor HoSeok...─Pronunció arrastrando sus palabras, claramente estaba ofuscado.
─¿Qué quieres? ─Respondió el mencionado evadiendo la mirada del Omega frente a su rostro.
─Oye... no sé que carajos te ocurre y me importa una mierda, pero debes saber que el caso de la Señora Choi está a punto de irse a una auditoría de bienes, si no haces algo al respecto la señora Choi perderá la custodia de sus hijos. ─Argumento el rubio acentuando sus últimas palabras.
─Sus hijos... ─Repitió el contrario con la mirada perdida mientras mordía la punta de su pulgar nerviosamente.
─¿Se puede saber qué diablos te pasa? ─Mencionó el chico dejando los archivos, que traía entre las manos, sobre el enorme escritorio esperando alguna respuesta.
Por su parte HoSeok no le prestaba atención, estaba perdido en sus pensamientos buscando una solución prudente a lo que su Omega acababa de informarle está mañana antes de venir al trabajo.
¿Por qué carajos se lo dijo antes de empezar el día?
¿Por qué no se lo dijo cuando él llegará a casa?
Realmente nunca comprendería el actuar de su maravilloso Omega, aunque este lo hundiera bajo una nube de preocupaciones y miedos, como ahora mismo estaba experimentando.
─Planeta Tierra llamando a Hobi. ─Escuchó el Alfa después de sentir una caricia en el rostro que lo alertó y sobre exaltó.
─Basta JiMin. ─Respondió alejando la mano del chico rubio de su rostro rápidamente, para después levantarse de aquella silla, de cuero negro, y postrarse frente al gran ventanal de la oficina.
El aroma que el Alfa comenzaba a desprender era amargo y muy penetrante, claro signo de temor y tristeza, no estaba preparado para aquella noticia matutina. En ningún momento pensó que algo así le causaría cierta incertidumbre, normalmente estas noticias llenan de alegría los corazones de los involucrados, inclusive de las personas mas cercanas a los involucrados, pero para él no era así, su corazón se llenó de enojo y frustración.
Tenía menos de un año que se había enlazado a su Omega, su vida marital apenas comenzaba y obviamente la noticia aún no estaba contemplada, posiblemente para dentro de unos años lo estuviese, pero no ahora.
─¿Peleaste con TaeHyung? ─Preguntó JiMin, dudando en acercarse o no a su jefe.
─No... No pelee con TaeHyung. ─Le respondió el contrario estoicamente, ahora sus feromonas inundaban la oficina creando un efecto paralizante en el pobre Omega que lo acompañaba.
─¿Entonces, que ocurre? ─Insistió JiMin. ─HoSeok tu aroma es muy amargo debes detenerte o me harás daño...
HoSeok después de escuchar el tono de dolor en las palabras del contrario reaccionó, su lobo lo había atrapado en su propio mundo liándose consigo mismo nuevamente.
Park JiMin por otra parte luchaba contra el efecto sedante y paralizante que consumía a su lobo, aun no estaba en celo, pero los síntomas eran iguales ya que las feromonas de miedo que un Alfa emana causan el mismo efecto que las feromonas del celo, por lo que el estímulo aromático despertó sus instintos inmediatamente.
El pobre chico rubio terminó por sentarse en el suelo, recargando su espalda en la parte baja del gran escritorio de caoba después de sentir que se ahogaba, con dificultad desató el nudo de su corbata y abrió el cuello de su camisa para poder respirar.
Cuando HoSeok calmó a su lobo y se viró hacia atrás se percató del mal estado de su asistente, francamente no era la primera vez que lo veía todo sudoroso y sin poder respirar, así que sin complicación alguna supo actuar rápidamente para auxiliarlo. Del cajón derecho de su escritorio tomó uno de los tantos supresores que guardaba ahí de emergencia, le tendió uno junto a un vaso de agua y espero que lo ingiriera para después ayudarlo a sentarse en el sillón individual frente al escritorio.
Anteriormente, JiMin era mucho más susceptible al aroma de HoSeok, quien tuvo que lidiar contra sus instintos constantemente, desde aguantar el dulzor del aroma que JiMin se empeñaba en distribuir por toda la oficina hasta evitar que el Omega continuará restregándose contra su entrepierna presa del deseo sexual inminente, por ello HoSeok optó por comprar infinidad de supresores en todas las presentaciones posibles, tanto para omegas como para alfas y así evitar desastres o situaciones comprometedoras con su asistente.
─HoSeok necesito que me envíes una copia del acuerdo que hizo la señora Hwang con el señor Kwon para ver a sus hijos... ─Mencionó el sujeto que entró a la oficina sin siquiera tocar a la puerta, el aroma del lugar penetró con fuerza en sus fosas nasales interrumpiendo su diálogo para ver a detalle lo que estaba sucediendo.
El susodicho se encontró con JiMin sentado en el sillón sujetándose la frente y a HoSeok parado frente al ventanal con la mirada pérdida, no era de suponer pues lo que estaba ocurriendo era evidente, de nueva cuenta su Omega había sido presa del Aroma a Café y Pino de su compañero de trabajo.
Dejando la carpeta que traía en las manos sobre la mesa de cristal, que estaba en medio del camino, se acercó rápidamente al chico rubio para asegurarse que se encontraba bien, tarde o temprano debía hacerse cargo de este asunto o de lo contrario su Omega terminaría dejándolo otra vez por no querer un compromiso.
Después de corroborar el bienestar de su novio y besar con dulzura los labios hinchados del mismo, Min YoonGi se acercó al ventanal y abrió una de las ventanas para que el olor dentro del lugar se dispersará fácilmente, por el contrario, HoSeok permanecía inmutable dentro de su mundo.
─¿Y este qué tiene? ─Le preguntó YoonGi a JiMin señalando a HoSeok.
─Ni puta idea, está así desde que llegué aquí. ─Le respondió el rubio, el chico después de sentirse mejor comenzó a organizar los papeles que había dejado sobre el escritorio del Alfa en la mesa de cristal.
─¡Hey! ─Llamó. ─¡HoSeok! ─Espero, pero no obtuvo respuesta.
─¿Peleó con TaeHyung? ─Preguntó Min al aire.
─No me ha querido responder, supongo que si la vez pasada se puso igual de imbécil... ─Mencionó JiMin tranquilamente mientras anotaba los pendientes que debía cumplir de acuerdo a los papeles que estaba leyendo.
─¡No pelee con TaeHyung! ─Respondió molesto el Alfa de mirada perdida.
─¿Entonces que carajos te pasa? ─Preguntaron al unísono JiMin y YoonGi compartiendo una sonrisa cómplice.
─Est... ─HoSeok balbuceo tratando de mencionar las palabras adecuadas.
Él sabía lo que debía responder, pero su cerebro y su lobo se lo estaban impidiendo, frustrado por no encarar con madurez lo que le estaba ocurriendo golpeó la ventana alarmando a los presentes.
YoonGi inmediatamente se acercó a él y lo tomó por los hombros alejándolo rápidamente de ahí.
Fijando la mirada en su amigo pudo darse cuenta en ese instante que HoSeok parecía un niño vulnerable y temeroso, a pesar de mirarse estable su cuerpo temblaba.
─¿Qué pasa?, ¿Qué es lo que te tiene así de preocupado? ─Preguntó ejerciendo un pequeño masaje en la base del cuello del contrario con movimientos circulares.
HoSeok se acuclilló en su lugar, bajó la cabeza y posó sus manos sobre su frente refugiándose entre sus piernas como cuando era niño.
YoonGi no lo presionó para hablar, se mantuvo de pie a su lado acariciando con suavidad la espalda alta del contrario esperando respuesta pacientemente.
Mientras tanto JiMin, después de anotar sus pendientes tomó del escritorio los documentos por los que fue a la oficina en un principio, besó con ternura los suaves labios de su Alfa y salió de allí dejando solos al par de Alfas.
En cuanto HoSeok recuperó la seguridad en si mismo irguió la columna y se postró firme frente a YoonGi. Entre ellos no eran necesarias las palabras se conocían desde hace años para poder deducir que es lo que le ocurría, al contrario.
─¿Cuántos meses? ─Preguntó el pálido.
─Tres y contando ─Respondió HoSeok cabizbajo.
─¿Hace cuánto se enlazaron? ─Preguntó nuevamente.
─Cinco meses ─Musitó desanimado, claramente era una noticia que no le causaba ni la menor alegría.
─Te dije que no forzarás el lazo, tu estúpido lobo solo quería reproducirse con él, no amarlo y protegerlo de por vida... ─Mencionó el más bajo de los dos sin ningún ápice de delicadeza en sus palabras. Siempre ha sido brutalmente honesto con todos los que le rodean.
Esas palabras hicieron dudar a HoSeok sobre sus sentimientos hacia su Omega, pero terminó por convencerse que amaba a TaeHyung sinceramente, no como su amigo aseguraba.
Sin duda, la personalidad perfeccionista y libre de aquel joven lo cautivó por completo cuando se cruzó con él por primera vez, claramente fue toda una odisea el conquistar al muchacho.
Tanto trabajo le costó ganarse el corazón de su preciado chico, que quería seguir disfrutando de su amor sin una responsabilidad extra como lo es un hijo.
Ahora que debía ser valiente y enfrentar con madurez la situación, su lobo huía con la cola entre las patas provocándole una incertidumbre intolerable.
⊱⋅ ──── ・ 𖥸 ・──── ⋅⊰
Mientras tanto al otro lado de la ciudad un joven Omega de veintidós años lidiaba con los horribles síntomas matutinos de estar en cinta, pegado de cara al retrete de su baño.
Todas las mañanas se repetía esa tortura estomacal que lo obligaba a expulsar la cena, por lo que su Alfa optó por dejar de colocarle el seguro a la puerta del baño mientras se duchaba, así evitaba que su bonito Omega vaciara todo el contenido de su estómago en el pasillo del apartamento. La primera vez que ocurrió, el pobre Alfa también terminó por expulsar todo su desayuno.
Una vez aliviado su malestar, el Omega de cabellos obscuros y dientitos de conejo enjuagó su boca con agua limpia, se lavó la cara y se quitó la pijama para entrar junto al Alfa a la ducha.
A NamJoon no le extraño en lo absoluto, al contrario, estaba esperando a que el Omega entrara para dejar que el agua caliente fluyera sobre sus cuerpos abrazándolo fuertemente.
JungKook a causa de los cambios hormonales que comenzaba a experimentar se había vuelto mucho más demandante para NamJoon pues no solo exigía atención veinticuatro siete, exigía a toda costa una sesión de mimos y arrumacos a todas horas, por ello al entrar junto al moreno a la ducha, se pegó al pecho tonificado del Alfa cuan lapa a un hipopótamo, aspirando fervientemente el aroma a Chocolate Amargo y Sándalo que se concentraba en su cuello.
El Alfa completamente enternecido de tal acción comenzó a enjabonar la espalda del Omega, parte de sus glúteos y lo que pudo alcanzar de su abdomen y genitales. Luego de esto dejó la barra de jabón en su lugar y tomó la botella de shampoo para dejar caer sobre la palma de su mano una mínima cantidad del producto, la cual colocó sobre el cuero cabelludo de su pareja y comenzó a frotar suavemente otorgándole un buen masaje en el cráneo, JungKook se dejó hacer mientras él frotaba con delicadeza la esponja de baño sobre el pecho del Alfa. Una vez cubiertos de jabón y espuma del shampoo se colocaron bajo el torrente de agua tibia, disfrutando de la temperatura y dejando que el agua se llevará consigo el jabón de sus cuerpos.
Al terminar de ducharse, ambos jóvenes se alistaron rápidamente para salir al trabajo y a la universidad respectivamente, pero antes de salir de casa se tomaron unos minutos para degustar el desayuno que NamJoon había preparado con anticipación.
Esa mañana el menor debía ir, inmediatamente, a la oficina administrativa de la facultad para entregar el formato de solicitud y el resultado de sus estudios médicos para obtener la ayuda de alumnos gestantes en la universidad. Por lo que el Alfa se encargó de llevarlo en el automóvil hasta ahí, evitando que su Omega caminara bajo la luz del sol y terminara con las mejillas rojas completamente agobiado.
Los pasillos universitarios al inicio de semestre eran una vía de tráfico humano indescriptible, JungKook apenas logró llegar a tiempo a la oficina administrativa.
Al finalizar de hablar con la encargada se sintió completamente satisfecho, a pesar del retraso ocasionado por el gentío que tuvo que enfrentar, pudo firmar y recibir aquel documento que avalaba su cambio de horario.
Solo quedaba un paso para finalizar su trámite y era acudir a la sucursal bancaria mas cercana para abrir una cuenta de ahorro, en la cual comenzaría a recibir el monto monetario establecido de su beca como alumno gestante de la institución.
Siempre se había sentido orgulloso de ser autosuficiente y no necesitar de nadie que le ayudará a realizar sus trámites, pero...
¿Dónde diablos debía hacerlo?
La cuenta bancaria correspondiente a su primer y única tarjeta de débito, la abrió el Gerente de la cafetería donde trabaja y al día de hoy sigue sin entender como son los contratos con el banco, es mas para evitar problemas con su tarjeta opta por retirar todo su dinero al día siguiente de su pago quincenal y guardarlo en la cajita de madera que le dejo su madre.
Pensó en pedirle ayuda a NamJoon, pero no quería seguir causándole molestias, bastantes tenía el Alfa con aguantar sus nuevos cambios de humor, así que decidió ir solo al banco cercano antes de entrar a clases.
¿Qué tan difícil podía ser abrir una nueva cuenta de banco?
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Dato curioso en México, existió una ayuda monetaria para las madres solteras que seguían siendo menores de edad y deseaban "continuar con sus estudios".
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