— ¿Un gato? —preguntó el licántropo observando desde su cama al pequeño felino.

— Así es. Será nuestra nueva mascota.

— No es que quiera ser aguafiestas. Pero, Seokjin... ¿no están prohibidas las mascotas? —inquirió Jungkook.

— No será un problema si nadie se entera. Sólo hay que mantenerlo bien resguardado.

— ¿No sería tomarnos demasiadas molestias sólo por una bola de pelos? —habló el castaño.

El rubio hizo un mohín con sus labios sintiéndose decepcionado por la falta de apoyo.

— Está bien, Seokjin. No se preocupe, yo lo ayudaré a cuidar a su nueva mascota.

— ¿En serio? —preguntó con ilusión mirando al pelivioleta.

— Por supuesto.

— Oye, Seokjin. ¿Al menos le preguntaste al gato si quiere quedarse contigo? —cuestionó el pálido.

— Sonará extraño, pero no he podido comunicarme con él...y no entiendo por qué.

— Tal vez es una forma de pedir auxilio.

El elfo le dirigió a una mirada desafiante al licántropo que se encontraba en el sillón sonriendo con burla.

— La conversación parece estar muy interesante, pero tengo que ir a cumplir mi último horario de castigo. Así que, adiós —se despidió el castaño levantándose de la cama, para luego salir de la habitación.

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— Buenos días, Taehyung —saludó el elfo entrando al invernadero.

— Llegas tarde —espetó mientras seguía regando las plantas.

El castaño bufó ignorando al menor. Sin  decir más, caminó en dirección al armario donde se encontraban las herramientas de jardinería, para así continuar con la misma rutina que había tenido toda la semana.

Al igual que los días anteriores los minutos de trabajo transcurrían en total silencio, las únicas palabras que flotaban en el aire eran sólo formalidad, como un —"Pásame la cubeta", "¿ya abonaste las plantas?", "no me estorbes"— bueno, tal vez no tan formales.

Hoseok pensó que después del primer día su relación con el joven vampiro iba a mejorar, o tal vez podría obtener más información con el paso de los días, pero se equivocó. A duras penas había logrado intercambiar algunas cortas palabras con el azabache desde aquél inicio de semana.

Al finalizar todas las tareas, el elfo sacudió sus manos en su pantalón quitando el rastro de tierra de ellas, y se dirigió a una de las bancas donde se encontraba el menor sentado.

— ¿Qué haces? —preguntó el castaño asomando su cabeza por encima de uno de los hombros del muchacho.

El mencionado dio un pequeño brinco en su puesto cerrando con brusquedad la libreta en sus manos.

— No te me acerques así de nuevo —ordenó abrazando la libreta a su pecho.

— Está bien, lo siento —se disculpó sentándose al lado del pelinegro, quien inmediatamente alejó su cuerpo los pocos centímetros que pudo del cuerpo contrario.

— ¿Qué estabas escribiendo? —quiso saber tomando el lápiz del suelo, el cual saltó de la libreta unos segundos antes.

— Tarea —respondió cortante arrebatando el lápiz.

El mayor desvió su mirada al frente y guardó silencio notando la incomodidad del vampiro.

— ¿A dónde vas? —inquirió Taehyung al ver como el castaño se ponía de pie nuevamente.

— Tengo sed.

Taehyung arrugó su entrecejo cuando vio que el elfo se dirigía a uno de los aspersores contiguos a la fuente.

— ¡Espera! Eso no es un grifo, son los asper---

Y el pelinegro no terminó su oración al sentir de manera repentina el agua chocar contra su rostro; empapando desde su camisa negra de manga larga hasta la libreta reposada en su regazo.

— ¡Oops! —exclamó quién había provocado dichoso desastre. Cerró la llave con rapidez.

El castaño abrió los ojos de par en par al ver como una libreta era lanzada en su dirección, —con mucha fuerza cabe aclarar— pues sintió que aquél cuadernillo de pasta gruesa iba directo a su cabeza como si de un proyectil se tratara. Afortunadamente, tenía buenos reflejos y logró agacharse antes de que el objeto impactara en su rostro.

— ¡Eres un lunático! ¿Acaso me querías matar? —se quejó el mayor.

— Esa era la idea —bufó. Casi al instante cubrió su boca con ambas manos al percatarse de lo que había hecho.

Se levantó corriendo hacia donde el elfo permanecía, para después agacharse y tomar con delicadeza su libreta del piso que se encontraba encharcado.

Hoseok viró sus ojos tomando de nuevo una postura erguida.

— ¿Qué te sucede? —cuestionó al ver como el muchacho empezaba a hacer una pequeña rabieta dando fuertes pisotones en el suelo.

— ¡Arruinaste mi libreta! Imbécil. —reprochó mirando con molestia al más bajo.

El elfo no pudo evitar reprimir una leve sonrisa que al ver la pequeña rabieta del vampiro. La nariz del pelinegro se encontraba fruncida al igual que sus cejas, a lo que un ligero mohín se asomaba en sus delgados labios mientras mantenía sus brazos cruzados, y ligeras gotas de agua se asomaban en las puntas de sus largas pestañas.

— ¿Qué te parece tan gracioso? —preguntó rabioso observando la suave risa que soltó el mayor.

— Te ves realmente lindo cuando te enojas.

— ¿D-de qué estás hablando? Siempre luzco igual —balbuceó.

— Lo sé. —respondió con una sonrisa.

El vampiro apretó la mandíbula y sus manos se hicieron en pequeños puños al sentir como un tenue color carmesí empezaba a cubrir sus mejillas.

— No digas cosas sin sentido, idiota —murmuró introduciendo la empapada libreta en su mochila.

— Es difícil ser amable para ti incluso después de recibir un cumplido, ¿verdad?

— No necesito de tus cumplidos—dijo desviando su atención hacia la puerta de cristal que empezaba a abrirse.

— Parece que nuestros días de castigo acaban de terminar.

— ¡Finalmente! —suspiró—. La próxima vez que me metas en problemas me encargaré de que ni una sola gota de sangre quede en tu débil cuerpo.

— ¡Ya te dije no fue mi culpa! —protestó observando como el cuerpo del menor cruzaba la puerta.

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Disculpen lo corto que fue este capítulo, no es relleno aunque lo parezca... los siguientes capítulos serán mejores y más largos.

❤Promise❤