Cuando naciste tenías dos voces en tu cabeza. No se lo dijiste a nadie. No era normal tener dos voces.

Al crecer, investigaste todo lo que pudiste sobre las almas gemelas. Descubriste que era posible bloquear las voces, pero no querías. Te mantuvieron a salvo durante toda la infancia.

- Quiero tocarlo - te quejaste mirando las brillantes llamas en la cocina.

- No lo toques, podrías quemarte - te dijo una voz suave cuando alcanzaste el quemador de la cocina.

- Luces brillantes... - te reías mientras volvías a estirar la mano.

- Escucha, vas a hacerte daño - dijo la segunda voz. Frunciendo el ceño, te alejaste de la cocina.

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Eso había sido durante la mayor parte de tu vida, ellos siempre te mantenían a salvo, casi siempre sabían cuando estabas en peligro. Sin embargo, a veces sentiste que escuchabas cosas que no deberías haber escuchado. Como la primera voz murmurando algo sobre una chica llamada Betty y nombres raros y muy largos, fórmulas químicas, supiste más tarde. Y el segundo gimiendo y maldiciendo. Intentaste ignorar esas cosas.

Cuando cumpliste los dieciséis años, los rugidos y gritos más fuertes resonaban en tu cabeza dándote horribles dolores de cabeza y haciéndote preocupar sin cesar por tus almas gemelas. Luego te aseguraron que estaban bien. Pero los gritos todavía ocurrían a veces.

Al cumplir los dieciocho, aprendiste a responder y empezaste a bloquear el sexo ruidoso de Tony. Te mata un poco por dentro cuando lo escuchas, pero te imaginas que no deberían tener que esperar a que crecieses.

- Feliz cumpleaños, preciosa - la segunda voz, que te ha dicho que se llama Tony, te felicita.

- Gracias Tony - le respondes.

- Feliz décimo octavo cumpleaños T/n. ¿Has decidido dónde vas a ir a la universidad? - Pregunta la primera voz, Bruce. Descubriste que él era el que causaba los gritos y rugidos. Se niega a decirte por qué.

- Iré a la de Nueva York - respondes.

- Disculpa un momento T/n - murmura Bruce y luego ambos te bloquean. Te preocupas, pero lo dejas correr, a veces suelen hacer esas cosas, mantenerte al margen.

- Lo siento, cariño, Brucie solo quería hacer una pregunta. Entonces, ¿como  te ha ido el día de tu cumpleaños...

El resto del día transcurrió sin incidentes. También lo hicieron los meses que pasaron hasta que te mudaste a Nueva York en otoño.

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- TODOS LOS ESTUDIANTES EVACUAN LOS LABORATORIOS  Y DIRIGANSE DE FORMA ORDENADA A SUS RESPECTIVOS DORMITORIOS - grita una voz por el altavoz.

Toda la clase comienza a recoger rápidamente sus cosas. Estás un poco asustada, podría ser un simulacro. Recoges tus cosas con calma y te levantas.

De la nada resuena un fuerte estallido y los cristales comienzan a llover en todas direcciones. Escuchas los gritos de tus compañeros de clase, todos corren hacia la salida en pánico, tu les sigues, un poco aturdida.

La Univerdad parecía un sitio seguro, pues estaba cerca de la sede de los Vengadores, pero parece ser que te equivocabas. Un rugido fuerte y familiar, llena la habitación una vez que se rompe el vidrio insonorizado. Miras por el hueco de la ventana y ves cientos de criaturas horribles, balas, flechas perdidas y rayos azules volando en todas direcciones.

Desesperada por ayuda, desbloqueas a tus almas gemelas porque no hacían más que hablar dentro de tu cabeza. Los tenías bloqueados porque no necesitabas escuchar sus voces durante un examen.

- ¡CORRE T/N! - Grita Tony. Bruce solo ruge algo ensordecedor.

  - ¿Qué está pasando? - Preguntas.

- ¡SOLO CORRE! - Como todas las veces antes, corres hacia la puerta. Ves varias bocas de incendio soltando agua en todas direcciones, restos de cristales y macetas por todas partes.

- ¿Qué está pasando? ¿Por qué está pasando esto? - Dices en tu cabeza y en voz alta.

- ¡Mantente alejada de las calles y del tipo verde y las cosas alienígenas! - Grita Tony y Bruce lo secunda con un rugido.

- Oh-bien- respondes y empiezas a correr hacia el metro más cercano. Unos segundos después, te detiene un hombre vestido de dorado, verde y negro. Lleva un casco con cuernos y vuela en una máquina extraña.

- Te conozco - sisea y te agarra del cuello. Jadeando por respirar, agarras su mano y pataleas.

- ¿C-cómo?- te ahogas.

- Eres del hombre de hierro y del gigante verde. Dime mascota, ¿alguna vez te molestaste en preguntarles los apellidos a tus almas gemelas? - pregunta el hombre levantando una ceja. Todo parece encajar. Entraste en la Universidad con una beca completa y una recomendación de Tony, Bruce estaba enfadado cuando se enteró, y los rugidos y gritos eran de Hulk.

- Oh, Dios mío - jadeas.

- Niña tonta - gruñe el hombre y enciende la máquina voladora. Él te sujeta por el cuello presionándote contra los controles mientras vuela por el aire. La altura y la velocidad te hacen sentir mal y mareada. No te atreves a mirar hacia abajo por miedo a ver los daños y los cuerpos.

- Ayúdadme, ayúdadme por favor - suplicas en tu mente.

- Oh, Dios mío, ¿te tiene? - Exclama Tony.

- ¡Sí! - Dices.

- Ya voy T/n. Ya voy. Te atraparé, te lo prometo - Promete Tony.

El camino del hombre cambia para perseguir a una mujer pelirroja que de alguna manera vuela en una de estas cosas. Luchas y te mueves, pero la fuerza del hombre es superior. Te sientes tan impotente... De repente, el hombre atrapa una flecha que pita. Tus ojos se abren y se concentran en el pitido rojo al final de la flecha. Es una bomba.

Gritas cuando sales disparada de la naves y caes rodando sobre la Torre Stark. Chocas contra las ventanas y caes al suelo. Cada parte de tu cuerpo duele.

El edificio tiembla y se oye el sonido de más cristales rompiéndose. Por miedo a que tu cuerpo sufra más daños, te obligas a mirar a tu alrededor. Hulk entra y se queda sin aliento. Silenciosamente te abres camino hacia detrás de una barra de bar y observas cómo se desarrolla la escena. Hulk le da una paliza a Loki y luego mira a su alrededor con curiosidad. Dejas escapar una tímida tos para dejarle saber donde estas. Puedes verlo, mirándote, analizándote o eso crees. Bruce todavía está ahí, en alguna parte. Hulk resopla y se acerca a ti con cuidado.

- T/n - gruñe él. Mira el trozo de piel quemada de tu antebrazo y sangre en el suelo. No estás segura de dónde viene. Además de eso, estás mareada y tienes bastante dolor.

Hulk te lleva a un sofá y te deja suavemente. Hace un movimiento con las manos para que te quedes, le da a Loki un pisotón más en el suelo y sale.

- Dios débil.

Sonríes antes de desmayarte.
Cuando te despiertas, Tony y Bruce te están mirando. Empiezan a escupir disculpas y los silencias a los dos.
Las disculpas ya vendrán luego, ahora solo quieres conocer a las personas que has estado escuchando en tu cabeza durante más de dieciocho años.

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Ocho capítulos para finalizar el librito amores!!! 🤦🏻❌🤦🏻❌🤦🏻❌

Que rápido pasa el tiempo