¿Recuerdas cuándo casi pierdes tu trabajo por mi culpa?

El recuerdo de aquel momento en el que nuestros destinos se entrelazaron en una encrucijada de emociones y desafíos resuena en mi memoria, marcando un punto de inflexión en nuestra historia compartida. En medio de la adversidad y la fragilidad de la vida, tu valentía y determinación se erigieron como un faro de esperanza y amor inquebrantable.

Tras una recaída que amenazaba mi bienestar, tu presencia se convirtió en mi ancla en medio de la tormenta, sin apartarte de mi lado durante dos días consecutivos, desafiando las normas y responsabilidades que ataban tus manos. La intervención de tu jefe, que cuestionaba tu implicación emocional conmigo, desencadenó un enfrentamiento que reveló la profundidad de tus sentimientos y compromiso.

"Señor, esa mujer que lucha por su vida es la mujer que amo", resonaron tus palabras con firmeza y pasión, desafiando las convenciones y demostrando la fuerza de un amor que trascendía las barreras impuestas. Tu valiente defensa de nuestro vínculo y tu disposición a renunciar a tu trabajo en aras de cuidar de mí, resonaron en el silencio tenso de la habitación, desafiando las expectativas y normas establecidas.

La decisión de tu jefe, que no llegó a despedirte pero te recordó tus responsabilidades, marcó un giro en nuestra historia, consolidando nuestra unión en un lazo indeleble de amor y compromiso. Fue en ese momento de vulnerabilidad y valentía que, en un gesto de profunda sinceridad, me pediste que fuera tu novia, sellando nuestro destino con un pacto de amor y fidelidad.

《EDITADO 02/06/24》