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Mina era la acompañante terapéutica de Jisung, estaba con él cinco días a la semana, unas cuatro horas, la joven era muy amorosa, y le encantaba su trabajo, también le gustaba hablar al respecto y Minho aprovechó eso para saber más de Jisung y de su condición.
— Jisung... ¿Él será así toda su vida? ¿Todo el tiempo? — le preguntó un día, estaban en el parque, habían salido a una caminata, sólo ellos tres, y estaban descansando un poco, Jisung estaba en su mundo, como de costumbre, y hacia un rato se había metido en medio de un partido de fútbol y tuvieron que apartarlo antes de que lo golpearan con la pelota sin querer, el pequeño joven no se había dado cuenta de nada.
Mina suspiró, se ajustó un poco la cola de caballo que mantenía apartado a su largo cabello morado.
— Espero que no, sinceramente, él es muy disperso, y ya tiene dieciséis, esta grande, debería estar al menos un poco mejor, para que las cosas sean más fácil... Ya casi es un adulto.
— Porque si él sigue así va a necesitar de alguien que lo cuide toda su vida— dijo Minho —. Ni siquiera mira la calle antes de cruzar, moriría sin alguien que lo vigile todo el tiempo.
La chica asintió.
— Sí, pero él está muy difícil, es difícil de tratar... No se ha conectado con el mundo y creo que es porque nada del exterior le interesa, no tiene ninguna razón para estar fuera de si mismo.
— ¿No es porque le da mucho miedo? Es por eso que no se relaciona.
>> Bang Chan siempre dice que él ha confiado demasiado en quienes lo han abandonado que ya no quiere confiar en nadie más.
Mina negó.
— No, no, esa es una de las razones, y yo también lo pensé así al principio, pero es que Jisung nunca ha tenido ningún interés, ninguna razón para querer ser parte del mundo.
>> Y una de verdad, no juntar cosas azules, no ver un programa de TV de estrellas.
>> Ellos encuentran una razón que los impulsa a mejorar, a salir adelante. A veces es que se dan cuenta que los demás crecen, se dan cuenta que sus hermanos mayores ya tienen un trabajo y una casa propia y ellos se quedaron atrás, después de eso ellos quieren intentar todo para hacer lo mismo, o lo que pueden.
>> Es cuando aparecen las crisis, las de verdad, las fuertes, esas que Jisung nunca tuvo.
— ¿Cómo es eso? — preguntó Minho.
— Depende de cada uno. Ellos sienten una gran cantidad de ansiedad, y a veces huyen creyendo que pueden escapar de aquello, otras sólo se quedan en un lugar y se hacen pequeños, a veces se golpean. Pero siempre terminan llorando y gritando, pero mucho, gritan como si los estuvieran rompiendo por dentro.
Minho se sintió asustado de solo imaginarlo.
— ¿Y qué hay que hacer si eso pasa?
— Le decimos "Contención", sólo para ponerle una palabra bonita, normalmente los abrazamos con fuerza, y si es muy fuerte hay que tirarlos al suelo y apretarlos lo suficiente como para que no se puedan mover, ni golpearse, ni lastimar a otros, se cansan de pelear y es cuando se calman. Eso hacemos con los niños que tienen crisis, Jisung es pequeño pero es muy grande para que yo pueda hacer eso con él.
— ¿Y si somos dos?
Mina sonrió, le gustaba que otros se interesarían en temas tan fuertes y delicados como aquellos.
Tratar con personas con TEA, o con cualquier otro transtorno igual o más severo, no era para todos y muchas veces le dejaban todo el trabajo a ella, porque era la especialista.
En realidad, debían de incluir a las personas como Jisung la vida cotidiana de los demás, como algo que formaba parte de aquello, debían hacer unas excepciones con él, sí, pero no apartarlo y dejarlo con una terapista como si fuera su niñera.
— Si somos dos estaría bien— dijo.
— Aún así... A Jisung no le van a pasar estas cosas, ¿No? — preguntó Minho, recordando que el menor nunca había tenido una crisis.
— Quizás cuando Jisung tenga una razón para conectarse al mundo, un interés, al principio estaría lleno de crisis, porque él no conoce nada de lo que estaría pasando ni qué hacer.
>> Entonces sí, le pasarían muchas de esas cosas.
Minho estaba algo triste por aquello, y preocupado, no quería que Jisung siendo tan especial sufriera por eso.
— Pero es lo que le ha tocado, Minho — dijo mina, sabiendo lo que pensaba por su expresión—. Es lo que tiene que enfrentar si quiere vivir su vida sin que alguien lo vigile todo el tiempo, es necesario para que pueda salir de ese estado.
Escucharon unos pasos correr hacia ellos y miraron a Jisung, que se acercaba con una sonrisa, se detuvo frente a Mina y alzó sus manitos para mostrar lo que había encontrado: unas flores azules, un encendedor azul y un arete azul, nuevas pequeñas cositas para su colección.
— Son muy lindas Sunggie~ — dijo la chica con emoción — ¿Me los das?
Jisung negó con un ligero puchero y se llevó las cositas lejos del alcance de la terapeuta, quien imitó su puchero y se cruzó de brazos.
— Qué malo que eres— dijo, en un tono infantil de berrinche, a lo que Jisung rió, divertido de ser "malo".
Sus ojitos miraron un momento los de Minho, y como de costumbre, el mayor alzó su mano y lo saludo suavemente, sin responder a aquello, Jisung se dió media vuelta y volvió a correr lejos.
— Te está mirando, Minho, esta conectando contigo.
— ¿Tú crees?
Mina asintió con una sonrisa.
— Es muy lindo cuando comienzan a conectar con alguien más.
Mientras aquellos dos hablaban de lo especiales y selectivos que son aquellos como Jisung para algo tan simple como mirar a alguien a los ojos significaba un nivel de confianza y seguridad bastante alto... El pequeño Jisung seguía mirando el parque, caminando lento y buscando, ya lo conocía, por eso estaba cómodo caminando por allí, de ser un lugar nuevo se asustaría.
Notó unas flores azules bastante grandes, pero estaban en un carro junto con más flores más grandes y de distintos colores, de lejos le gustaban, pero eran muy grandes para su colección, así que solo las admiró un rato sabiendo que no podía llevarselas.
De la nada un chico tomó una de las flores azules, junto con un par más, un señor las envolvió con un papel, y luego de darle algo se llevó sus flores en papel.
Siguió la figura de esa persona, quien fue hasta donde una chica con un vestido rosa claro que también le gustó, parecía estar esperando, entregándole las flores y luego haciendo un gesto que Jisung había visto un par de veces con otras personas, pero le parecía bastante íntimo y había que acercarse demasiado como para realizarlo.
La chica besó los labios de aquel extraño mientras apretaba el papel con las flores contra su pecho.
Se veía bonito.
Y quería hacerlo.
De nuevo, fue en búsqueda de más flores, no buscó las más pequeñas esta vez, busco un poco más grandes, total, no serían para su colección.
— ¡Sunggie~! ¡Es hora de ir a casa! — gritó Mina a lo que el nombrado negó, aún tenía que encontrar un papel para envolver sus flores—. Jisung, se hace tarde, hay que ir a casa, ya va a ser de noche y no te gusta que este oscuro.
Con eso sus ojitos miraron al cielo, que estaba teñido en naranjas, rojos y rosas, sus manitos aletearon con nervios.
— Sí, ya sé, tranquilo que estás conmigo— Mina se acercó a él para tomar su mano—. Aquí tengo tu cuaderno de dibujo y tus lápices.
Su rostro se iluminó al ver el cuaderno y se preguntó por qué no lo había pensado antes,lo tomó entre sus manitos y buscó una hoja libre, arrancandola sin mucho cuidado y luego envolviendo el pequeño ramo de flores azules.
Rió al verlo, le había quedado muy bonito.
— ¿Qué es eso, Jisunggie?
— Flores— dijo, mostrando su pequeña obra—. Regalo.
— ¿Es un regalo? — Jisung asintió, mirando su ramo— ¿Para quién?
El pequeño Jisung extendió el ramo hacia quién quería regalar, sus ojitos lo miraron sin dudar ni un segundo y Minho estaba seriamente sorprendido de que tan de golpe, y tan de la nada, Jisung tenga ese gesto con él.
Mina estaba boquiabierta, y no pudo evitar sonreír al ver el rubor crecer en las pálidas mejillas del pelinegro.
— Gracias, Jisung, son muy bonitas— musitó Minho, en un tono calmado, más de lo que él se encontraba en realidad, se sentía nervioso y halagado.
Tomó el ramo con una mano, tocando la manito de Jisung y muriendo de ternura por lo bonita que era.
De nuevo, al verlo sonreír, al verlo con su regalo cerca de su rostro para oler las flores, con aquel rubor en sus mejillas, Jisung volvió a sentir esa abrumadora emoción que lo recorria completamente, lo hacía temblar y hacía que sintiera mucho calor, especialmente en su rostro, y sus manos comenzaron a golpear sus mejillas para apagar esa emoción.
— No, Jisung — Mina hablo fuerte y lo tomó por las muñecas, el menor se detuvo y la miró sin comprender por un segundo—. No, nada de golpearse. A casa. Vamos.
Jisung no respondió con ningún gesto, sólo comenzó a caminar en dirección a su casa como si nada, Mina tomó su mano para controlarlo mientras el pequeño se perdía en su mundo.
— No es la primera vez que Jisung se golpea así, al menos no conmigo, suele hacer eso cuando me mira por más de dos segundos— dijo Minho, recordando otras veces.
Byul rió un poco.
— Está confundido, por eso lo hace, no sabe por qué siente calor en sus mejillas y se golpea.
— ¿Dices que lo hace porque se ruboriza?
— Diría que sí— dijo asintiendo—. Ellos no reaccionan de la misma forma que haría otra persona, muchas veces solo tienes que pensar lo más absurdo que se te ocurra y quizás tengas más posibilidades de acertar.
Minho asintió levemente, sus ojitos miraban el ramo que Jisung le había regalado.
— ¿Que harás con tus flores?
— Las guardaré en un libro, y cuando se sequen las pintaré de azul.
— Sin duda muy lindo — dijo la terapeuta, asintiendo, y Minho solo puedo pensar que Jisung era lindo.
Holaaa, Segundo capítulo espero y les guste. Lindo inicio de semana🌷
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