
9. ¿Estás demente?🖋️
Narra Leandro.
Hoy tuve un día complicado organizando todo para la reunión de mañana con el representante de la cadena hotelera Smith, todo tiene que salir bien, si firmamos ese contrato, la constructora crecerá aún más y nuestro nombre se conocerá no solo nacionalmente, si no también a nivel internacional.
Llegó a la casa a las diez de la noche, como algo y subo a mi habitación, me quitó la camisa y los zapatos quedando solo con el pantalón negro, termino de repasar todo para mañana, luego de un rato decido que ya es hora de descansar; me duele un poco la cabeza, debe ser por tanto estrés, voy a la cocina por una pastilla de las que guarda Eloísa.
Pero cuando llegó a la entrada de la cocina me quedo parado en toda la entrada, veo a Jeysi distraída viendo por la ventana, pero por eso no es que me quedo parado sin hacer nada, es porque ella se ve tan sexy tiene un pijama color azul que consta de un short pegado y corto, que le queda muy bien y una camisa de tiros que se le amolda tan bien a su cuerpo, ¡Guau, sé que ella es bonita, pero nunca me la imaginé así tan sensual!.
Nunca la había visto así, tiene unas piernas largas y formadas, una cintura pequeña pero unas caderas y nalgas de buen tamaño, ¡Es hermosa!.
Ella voltea y se asusta, yo no reaccionó.
<< De frente se ve más hermosa aún >> pienso
<< Habla di algo, no te quedes como un degenerado viéndola >> me dice la voz de mi conciencia.
— Buenas noches Jeysi ¿Te pasa algo? — Le pregunto ya que se veía tan distraída y no me quiero imaginar que el estúpido de su esposo le aya echo algo.
— He..., Estoy bien, solo vine por un vaso de agua — me responde Jeysi con voz muy tímida.
— Bueno yo también venía a eso — le respondo pasando por su lado y buscando un vaso para llenarlo con agua, Jeysi se me queda mirando y su cara se torna roja.
— Bu. Buenas noches — ella se toma el agua que le quedaba en el vaso, de un trago pone el vaso en el mesón y se va casi corriendo a su habitación.
— ¿Pero qué acaba de pasar? — me preguntó casi en un murmullo.
Ella me estaba mirando y le dio pena y por eso se fue, y yo..., Yo también la estaba mirando o admirando mejor dicho.
Una mujer como ella solo se puede admirar, no sé cómo ese hombre le montó los cachos y la trato así, ella es tan hermosa y sexy, cualquier hombre quisiera estar con ella.
<< ¿Quieres estar con ella? >> Me pregunta esa voz de mi cabeza que aveces me aconseja.
<< No, yo no puedo, jamás volveré a involucrarme sentimentalmente con una mujer, no volveré a llorar por otro amor >> me respondo.
<< Y si me doy otra oportunidad, no puedo seguir saliendo solo una noche y ni siquiera preguntar el nombre de la mujer con que tengo relaciones sexuales. Tengo que sentar cabeza ya y ella es perfecta >> vuelve a hablar esa voz interior.
<< No podré soportar otra pérdida, el amor no fue hecho para mi >> y con esa respuesta dejó de debatir internamente y me voy a mi habitación luego de tomarme la pastilla.
Cuando voy camino a mi habitación pasó por frente de la de ella y por alguna extraña razón me paro justo al frente de su puerta.
— Descansa — digo muy bajo. Y sigo a mi habitación.
Narra Jeysi
A la mañana siguiente realizó todo como el día anterior, le dejó el desayuno a Leandro en el microondas y le dejó una nota en la nevera, llevó a los niños a la escuela y de ahí me fui directo a la oficina.
— Buen día Susana — le digo mientras me acerco a ella.
— Buen día Jeysi — me dice Susana con una sonrisa en su rostro — Te esperan en tu oficina.
— ¿Quién?, Yo no esperaba a nadie para hoy — le respondo mientras pienso quién podrá ser.
— Me dijo que es tu esposo y que vino porque saliste temprano a llevar a los niños al cole y se te olvidó algo — mientras ella me explica quién me espera yo me quedo en blanco, mi cara debe dar susto ya que Susana me tomó de los brazos.
— ¿Amiga qué te pasa? Estás pálida, siéntate — ella me guía a una silla y me siento y corre al filtro de agua y me trae un vaso con agua.
— ¿te sientes bien?, Déjame llamar a tu esposo para que te ayude — una vez ella dice eso yo reaccionó.
— ¡NO! Yo estoy bien, tranquila — respiró profundo varias veces, me levanto de la silla y caminó a mi oficina.
— ¿Se puede saber que haces en mi oficina? — es lo que digo al ingresar a la misma.
— Y así es como recibes a tu marido luego de pasar días sin verlo — responde José parándose de la silla donde estaba sentado y acercándose a mí.
— Deja los juegos José, ¿Qué haces aquí? Lo que sea que quieras hablar conmigo será a través de los abogados — le digo tratando de parecer segura y fuerte, aunque por dentro estoy temblando de miedo.
— Solo venía a recordarte que tú eres mi mujer y quiero advertirte que ya mi paciencia se agota — el se sienta nuevamente en la silla y se recuesta del espaldar mirándome fijamente a los ojos — mujer deja ya el jueguito y vuelve a tu hogar yo te perdono por todas tus faltas.
— ¡TÚ ESTÁS DEMENTE! — le gritó, luego suspiro para calmarme un poco al recordar que estoy en la oficina — Mira José, el único que cometió faltas fuiste tú, Tú dañaste está relación y yo no te perdono, yo quiero el divorcio y solo quiero que haya trato entre nosotros solo por los niños, por más nada.
Ahora te agradezco que te vayas de mi oficina y no vuelvas más — dicho eso me acerco a la puerta y tomo el pomo y la abro haciéndole una seña con la otra mano para que se valla.
José se levanta de la silla y se acerca a la puerta o eso creo yo, ya que cuando está al lado mío se detiene y me tomó de los dos brazos apretándome mucho y se acerca a mi oído.
— Tú eres mi esposa, mi mujer y nunca lo dejaras de ser, así que vamos a hablar con tu jefe en este preciso momento para que renuncies a este estúpido trabajo y vuelvas a dónde perteneces.
— Suéltame, suéltame — le digo mientras intento soltarme de su agarré pero él me aprieta más haciéndome más daño.
— Deja el drama mujer. Jejeje qué quejumbrosa, vamos a que renuncies, no creo que te extrañen por aquí ya que este trabajito debe ser una caridad, tú no terminaste tu carrera, eres vieja y nada bonita, no entiendo cómo te contrataron aqu...
Pero José no termina de hablar, veo como sale casi volando y cae al piso a un lado y al darme cuenta veo a Leandro furioso a mi lado , él camina y se para al frente de José.
— TÚ te largas de aquí inmediatamente — le dice con la quijada tensa y con voz demandante — No te quiero ver en mi compañía y mucho menos cerca de Jeysi.
Ella no está sola, ahora me tiene a mí, estaré para apoyarla en todo lo que necesite y si lo que necesita es alejarte de ti, pues la ayudaré. A y para aclararte, ella está trabajando para mí por su conocimiento y gran capacidad y una última cosa, esa mujer que tú desprecias y humillas es una mujer hermosa.
Ahora largo antes que llame a seguridad.
José se queda mudó, pero furioso, me ve con odio y se levanta del pisó.
— Tú eres una zorra — se abalanza sobre mi. Pero Leandro se interpone.
— ¡Ya te revuelcas con el, zorra!.
— No te atrevas a insultarla, ella es una dama — dice Leandro y en ese momento entra los seguridad de la compañía, agarrando a José de los brazos y halandolo y así lo sacan de la oficina mientras él grita insultos contra mí.
Veo como sacan a José de mi oficina.
— No la tendrás tan fácil Jeysi, si no regresas, te quitaré a nuestros hijos por zorra — escuchó los gritos de José ya fuera de mi oficina.
Ese hombre está loco, cómo se atreve. Ahora yo soy la zorra, en ese momento viene a mi mente las veces que él llegó a casa después de la media noche y el solo me decía duerme ya estoy aquí y quiero descansar, a la mañana siguiente cuando llevaba la ropa para lavarla se veía la pintura de labios en el cuello de la misma y el olor a perfume barato de mujer, él ni siquiera se tomaba la molestia de ocultarlo.
Eso no es vida y lo mejor que hice es salir de ahí, no volveré jamás con él.
— Jeysi tranquila no estás sola — no sé cuánto tiempo me perdí en mis pensamientos pero al reaccionar Leandro está al frente mío, con sus pulgares limpia mis lágrimas que si soy sincera no sé cuándo empezaron a derramarse.
— Leandro disculpa por todo este mal rato, de verdad yo no…— él me interrumpe abrazándome.
— Tranquila Jeysi, tú no tienes que pedir disculpas, tú no has hecho nada — separa el abrazo aún tomándome por los hombros — Jeysi, lo que le dije a él es cierto y te lo recuerdo a tí, tú no estás sola, cuenta conmigo para salir adelante, si ese hombre se vuelve a acercar a ti, llámame inmediatamente por favor — me mira directo a los ojos y en él solo veo preocupación.
— Si — es lo único que sale por mi boca antes de derramar nuevas lágrimas.
— Ya tranquila, descansa un rato, vengo en una hora para ver si te sientes mejor ¿te parece? — Solo muevo mi cabeza en señal de afirmación.
— Susana te acompañará un rato y si no puedes ir a la reunión, no hay problema, pero no dejes que ese hombre interfiera en tu vida, este nuevo proyecto lo llevas tú y nadie mejor que tú para exponerlo — dicho eso sonríe y se retira.
Luego entra Susana con un vaso de agua y se sienta a mi lado.
— Disculpa amiga, no debí dejarlo entrar a tu oficina.
— Tu no sabías nada, por lo tanto no es tu culpa Susana.
— ¿Y cómo se enteró Leandro? — le pregunto.
— Bueno, verás, cuando entraste a tu oficina al ratito escuché que tú le gritaste si estaba demente, recordé como te pusiste cuando dije que el estaba aquí y bueno me pareció raro así que fui a decirle a Leandro lo que pasaba y en cuanto le dije que tú esposo estaba en tu oficina y que tú avisas gritado, el salió como alma que lleva el diablo directo a tu oficina.
— Ya veo — digo más para mí que para Susana.
— Amiga en que te puedo ayudar, sé que no nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero yo he vivido en carne propia el maltrato a una mujer — ella me ve y suspira — mi mamá fue maltratada por mi padrastro por años.
Susana me cuenta la situación de su madre, al parecer ella aguanto por tener los niños pequeños pero cuando Susana cumplió los 15 empezó a trabajar medio tiempo y ánimo a su madre a alejarse de ese hombre, yo le conté mi historia y creo que en ese momento nuestra amistad se afianzó, conversar con ella me tranquilizó mucho.
Es bueno tener una amiga que me escuche y no me juzgue.
La amistad es muy importante en nuestras vidas ya que ellos nos dan fuerza, ánimo y alegrías, claro no todo es color de rosas en una amistad, todos somos distintos por eso tenemos que ser algo tolerantes.
Los amigos son la familia que uno elige en el camino de la vida.
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Hola, espero y les guste mi historia, recuerden que es solo un borrador y no soy escritora profesional.
Si les gusta mi historia déjenme una 🌟
Se les quiere ❤️
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