♡ En Una Cita ♥︎
París, Francia.
20 - Marzo- 2022, 1:00 pm.
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—Y, ¿Cómo te va, Reich? —pregunto aquel italiano fascista, mientras tomaba un sorbo a su café.
—Si, cuéntanos cómo te va con tu nuevo novio —Ahorra hablo el japonés.
—Bueno... —El alemán miro su té con nerviosismo, pues tenía dos miradas atentas en el —Es lindo, siempre se preocupa por mi y me ayuda con...eso —dijo volviendo a mirar a sus amigos —Y a ustedes, ¿Cómo les va?.
—A mí me va de maravilla, creo que me darán la razón del cómo se siente volver a recorrer las calles del mundo sin miedo a que te maten o a no estar de nuevo encerrado en una prisión —El italiano recibió un << si >> de parte de los otros dos ex militares —También...conocí a una chica hace unos meses y estamos saliendo, es linda y muy tierna.
—¿Tienes fotos?.
—Para que quieres saber eso, Japón -pregunto el alemán viendo a su amigo.
—¿¡Como que para que!?, Obvio para ver si es digna de estar con nuestro amigo y ex novio.
(Dato: Italia Fascista anduvo con Third Reich e Imperio Japonés, primero estuvo con Japón para después andar con Reich).
El italiano soltó una risa mientras buscaba en su celular —Miren es ella, se llama Amelia —Después de eso le pasó el teléfono a Reich que estaba más cerca de el.
—Es bonita —dijeron al mismo tiempo. Era una chica de cabello rojizo intenso, medianamente delgada, tenía ojos marrones y portaba unos lentes negros. Estaba perfectamente bien peinada con un chongo (rodete/moño/tomate/ como lo llamen en su país), tenía un traje formal azul marino de falda y mallas negras junto a tacones del mismo color.
—¿En qué trabaja? —pregunto el nipón.
—Por su apariencia parece modelo —contesto el germano.
—ha ha ha, se equivocan es secretaria de una empresa importante. Pero, dejando de lado mi vida, ¿Cómo te va a ti, Imperio?.
—Mmmm, no hay mucho que contar, solo que México está más cariñoso que nunca, la otra vez me llevo una serenata a las cinco de la mañana.
—¡En serio que lindo!, Yo llevé a Amelia, la semana pasada a una cena y me dió un beso cuando terminó —dijo muy contento el italiano.
—Wow.
La plática se extendió en solo Italia y Japón, hablando de cuántas veces tuvieron citas o el como les regalaban besos, flores, serenatas o un peluche. El Third Reich solo escuchaba los relatos de los dos restantes, mientras bebía su té, apretando su taza en el proceso, estresado de escuchar los relatos.
-¡BASTA!.
Los individuos que anteriormente se encontraban hablando, callaron y miraron con sorprendidos al alemán quien tenía una cara de enojo, pero trataba de disimular.
-¿Que pasa, Reich? -pregunto el italiano.
-Lo que pasa es que, ONU, casi no lo lleva a citas o le entrega regalos.
-¿¡QUE!?, ¿¡CÓMO!?.
-ONU, se la pasa trabajando llega tarde a su casa y muy pocas veces tiene tiempo libre. La última vez que lo llevo a una cita fue cuando fueron a Seattle.
-A...lo siento, Reich.
-Mejor cállense sino quieren que les rebane la cabeza -Reich se bebió lo que le quedaba del té, se paró de su asiento y dejo dinero en la mesa -Me voy, no estoy de humor para aguantar a unos metiches.
Los ex militar vieron como el pintor se iba de la cafetería. Dejándolos muy tristes, y los dos se dieron una cachetada interior al ver que enojaron a su amigo y jefe.
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—¡Citas!,¿¡Quien quiere una maldita cita!?.
Dijo mientras se removía con furia en la cama de habilitación de hotel, también se daba golpes en cabeza con la almohada, todo eso refunfuñando el tema de citas. A su lado estada en el borde de la cama un soviético escuchaba todo, el era el típico amigo–psicólogo que te ayuda en tus problemas.
—¡Las citas solo son una estúpida perdida de tiempo!, ¡Quien sabe también pueden ser una conspiración por la élite para controlarnos!.
El soviético no pudo evitar soltar una carcajada por lo último —Ahora hasta conspiranoico eres, Reich —Se burló el ruso.
—¡Soviet!, no te burles de mi, yo buscando un amigo para desahogarme y me vienes con esto —dijo todo eso mientras sacudía al eslavo de los hombros —Eres un maldito comunista, no sabes ayudar a tu A-MI-GO.
—Corrección siempre te he ayudado en todo, incluso a escapar de eso —El nazi dejo de sacudir a su amigo, recargarse en el respaldo de la cama y abrazar sus piernas. El soviético al darse cuenta de lo que hizo se acercó a el y lo abrazo —Lo siento, hable sin pensar.
—Descuida, ya no me afecta tanto recordar...pero volviendo al tema, ¿Qué hago, Soviet?.
—¿Por qué no le dices lo que sientes, respecto a las citas?.
—No quiero incomodar a, ONU, por una estupidez —dijo con la cabeza cabizbaja —El trabaja mucho y siento que si le dijo el se enojara, por qué el no tiene todo el tiempo para mí —Finalizo mirando al contrario.
—Oh, Reich, no digas eso. Tienes razón el no puede estar contigo las 24 horas, pero si puede hacerse espacios para verte...yo lo hacía cuando estás en la cárcel.
—Y te agradezco, sin ti me hubiera vuelto loco ahí... crees...que si le dijo a, ONU....no se enoje.
—Estoy el 100% seguro de que no se enojara, el te ama mucho, Reich, no tengas miedo a amar de nuevo....el es sincero —El de hoz y martillo coloco su mano en el delicado hombro del de suástica.
—Gracias, URSS, ¿Qué haría sin ti? —dijo abrazando al contrario.
—Mmmm, no se.
Los dos rieron para abrazarse, el soviético le aconsejo a Reich como decirle a ONU de su pensar, mientras lo mimaba para que no se pusiera nervioso.
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—Vamos, Third Reich, tu puedes solo tienes que ir y decirle lo que sientes, es pan comido —El Third Reich se encontraba en frente la oficina de su novio. Su mente se estaba muriendo de nervios, nunca le fue tan difícil hablar con alguien que no fuera Hitler (era un suicidio hablar con el, le daba miedo) —¡Vamos, Reich!, ¡Eres el mismísimo Third Reich, pudiste resistir una guerra, criar a dos niños tu solo y....
—¿Reich?.
Su hablar paro de la nada al ver frente suyo a su pareja viéndolo atentamente esperando una respuesta.
—Yo...ONU...
—¿Si?.
—Dijo, casi no estamos juntos y no puedo evitar sentirme solo, hoy me pelee con Italia e Imperio por qué me presumieron las citas que tiene con sus parejas, yo me enoje y me fui de ahí —Su voz era nerviosa e iba muy acelerada, así que se dio un suspiro antes de continuar —......me sentí celoso, ellos tiene a su disposición su parejas y yo...yo...
Un abrazo protector y cariñoso fue lo que sintió, ONU lo abrazaba con fuerza mientras daba caricias en su cabello. El le devolvió el abrazo escondiendo su rostro en su pecho.
—Angelito, ¿Por qué no me lo dijiste antes?.
—No quería molestarte.
—Angelito, tu nunca me molestarías...tu eres mi novio y pues confiarme lo que sea, cariño.
—Ay, mi cielo.
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El Third Reich no podía estar mas contento que nunca, estaba en una heladería comiendo helado mientras se tomaba la mano de su pareja y estos dos se daban cucharadas del helado en la boca. Se sentían muy contentos, nunca en sus vidas pensaron que podría estar junto a alguien, alguien que no los juzgara o los limitara.
—Lo lamento mucho, pero si escaparme del trabajo un minuto equivale a estar contigo así, lo hare, así que lo siento FBI —comento la organización con la boca llena de helado.
—FBI, te va a querer aniquilar.
—No va, quiere aniquilarme —Los dos rieron a carcajadas por eso, pues no era de locos saber que a FBI no le agradaba mucho Reich —Pero ya dejando al pobre de, FBI, juro en serio, Angelito, juro que voy a dividir mis tiempos.
—No es necesario, una ves me basta.
—......¡Entonces, una vez al día será!.
—¿¡WAS!?.
Despues de una pequeña "discusión", los dos acabaron su helado y fueron a dar una vuelta por Paris. Esa tarde fue una de las mejores para el de mirada negruzca e igual lo fue para el de mirada oceánica, se la pasaron de lugar en lugar recorriendo las hermosas calles de Paris.
Nunca se sintió en paz cuando estuvo comprometido en una relación. Se sentía inseguro, nervioso, como si estuviera en abstinencia de alguna droga. Pensó que esta no seria la excepción y terminaría huyendo por su traumas, pero ese ser celeste le demostraba una y otra vez que el amor puede ser una cura muy efectiva
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