Capítulo 7
Dedicado a avrilrdz8 y BadGirl_3022
Frustrado y confundido. Esas dos palabras me definían ahora. Confundido ante aquel sabor nuevamente, aquel sueño que use de sus recuerdos para asustarla y las acciones en ese sueño, mi cuerpo reaccionó de una manera inesperada para mí. Sufría de espasmos por todo mi cuerpo, ante la confusión de aquella nueva sensación.
*Crack*
Mi cuello se había doblado debido a los fuertes espasmos. Había llegado muy lejos. Lo reacomode de manera brusca y sin ningún cuidado.
—Oye, ten cuidado -hablo Georgi-. ¿Ahora qué pasó?
Voltee a mirarlo hostigado.
—¿Qué pasó?¿¡Qué pasó!? -pregunté perdiendo la poca calma que había adquirido en tan pocos años-. ¡Es esa chica! -grité tan alto que hice temblar todo-. ¡Sus pesadillas son raras! Y cuando estuve a punto de hacer mi gran truco, ¡algo mágicamente me expulsa de sus sueños!
—¿Crees que Freddy pudo hacerlo? -me preguntó.
Negué. Y comencé a soltar gruñidos cuál animal encerrado y enojado.
—¡Fue ese estúpido reptil! -llegue a la conclusión gritando-. ¡La vi salir de aquella tienda con un collar de tortuga! ¡Es obvio que ese estúpido reptil gigante se lo dio!
—Si tan molesta es esa tortuga para ti, ¿por que no lo matas?
Negué poniendo las garras en mi cabeza, haciendo presión en ella.
—Yo muero si ella muere. Es parte de la lógica del equilibrio y el complemento del cosmos. Para que haya paz, debe haber caos.
Pero entonces, volví a recordar el sabor de su miedo. Respire profundamente. Recordar su sabor embriagante y enigmático, me hizo recordar su imagen y el rostro que ella tiene cuando tiene esas pesadillas. Es simplemente inexplicable, es cautivador la manera en la que tiembla su labio, el brillo de sus ojos poco a poco se apaga y adquiere una tonalidad diferente. La manera en la que su mirada expresa lo confundida y aterrada que está ante él, expresa que no sabe que hacer en esos momentos.
El momento en que me metí en su cabeza, no sólo vi sus miedos, si no también sus pesadillas, y como reacciona en cada una de ellas. Es raro que sueñe con él, y que él la acose y desee abusar de ella. ¿Será que ella tiene miedo a la violación? ¿O que su peor miedo se aproveche de ella? Sea lo que sea, le daba un sabor totalmente diferente y maravilloso a su miedo. Tanto, que me había enamorado de ese sabor.
Pare en seco al analizar mis propios pensamientos. ¿Pero que estaba pensando?
Y entonces, una risa, que no era mía, comenzó a escucharse en todo el lugar. Hacía eco en toda la alcantarilla, haciéndome dar un sobresalto.
—¿Georgi escuchas eso? -pregunté alerta.
—Penny, no oigo nada -me respondió.
No, claro que él no oiría nada, él no dejaría que alguien más que no fuera yo escuchara que se burla de mí. Y eso me enojaba. Me enfurecía, hacia hervir mi sangre y perder el control de mi forma física.
—¿Esto es lo que querías? ¿Eh? ¿Te gusta? ¿Estas disfrutando el show? -comencé a gritarle a la nada, pero consciente de que el me oía-. ¿Esto es lo que quieres de mí hermano? ¿Huh? ¿Querías verme confundido? ¿Por eso enviaste a esa chica? ¿Eh? ¿Querías burlarte de mi?
Solo obtuve como respuesta el eco de una risa sofisticada.
—¿Acaso olvidaste quién soy? ¿Qué soy? -le hable nuevamente-. Yo soy destrucción, yo soy maldad. Yo soy el comedor de mundos. ¡Tus mundos idiota!
Solté un gruñido inhumano ante mi desesperación, estaba perdiendo la cabeza. Ese grito hizo temblar todo en las alcantarillas, e incluso todo Derry.
—Voy a vengarme de esa chica, por hacerme sentir así. De ella y de los perdedores
Jueves por la noche, había acabado de hacer mis deberes y mis proyectos. No trabajaba en la cafetería los jueves, sin embargo le daba clases a los niños de los Collins, pero salieron de vacaciones.
Estaba muy aburrida.
Mi teléfono sonó, y conteste sin importar quien fuera.
—¿Hola? -pregunté con cansancio.
—_____~ -era la voz de Maddie-. ¿Estas ocupada?
—No -respondí con desgano.
—¿Estas aburrida?
—Si
—¿Quieres salir a bailar?
—¿Sabes que? me tienes -me enderecé de mi cama-. ¿Qué tienes en mente?
—Que vengas conmigo y con Carly al Candy of Muriatic Acid a bailar un rato.
—Espera. ¿No es ese el club súper exclusivo en el cual pocos pueden entrar? -pregunté.
—Así es
—¿Cómo podríamos entrar? -pregunté.
—Mi primo es el cadenero -respondió-. Entonces ¿qué dices?
Sonreí.
—Quiero ir -respondí animada
La oí soltar un gritillo de felicidad.
—Paso por ti en media hora -dijo y me colgó.
Me levante de la cama y fui al baño solo a lavarme la cara, no quería bañarme, ir al club, sudar de tanto bailar y bañarme otra vez.
Decidí que quería usar un vestido para ir al club. Un vestido celeste con lentejuelas, en cuello griego, que me llegaba algo por arriba de las rodillas. Me puse unos zapatos con tacón cuadrado negro. Me mire al espejo, me pinte los labios rojos intensamente, me puse algo de rubor y me puse rímel negro en los ojos.
Salí de mi departamento con bolso en mano, dentro, mi teléfono, mi tarjeta, mi billetera y unas pastillas anticonceptivas, uno nunca sabe. Llegue a la recepción y Ángel me miró, soltó un silbido.
—¿Vas a algún lado?
—A bailar -respondí.
—Cuídate -fue lo único que me dijo.
La manera en la que lo dijo tenía un toque de preocupación, que me hizo un dudar un momento. Volteé a mirarla y le sonreí.
—Si, lo haré.
Salí y ya afuera estaban Carly y Madie. Carly sacó la cabeza del auto porsche negro de Maddie.
—¡Vamos ____! ¡La noche es joven! -me grito y yo solte una risita.
Me metí al auto con ellas y Maddie encendió el auto. Tardamos alrededor de 15 minutos en llegar al Candy of Muriatic Acid y al llegar, Maddie nos tomó a mi y a Carly de las manos y nos metimos en la fila hasta enfrente. El cadenero nos dejó entrar apenas reconoció a Maddie.
—¿Ven? Les dije que nos dejaría entrar -hablo a sus espaldas.
Caminamos todo el pasillo hasta una puerta gigante. Maddie abrió las puertas de par en par. Era una sala oscura con un montón de luces de neón, de todo tipo de colores, un olor a lujuria, vicio y alcohol inundaba el ambiente. Podía ver como en cada esquina gente se comía a besos y otras se perdían en la sala, suponiendo que el club tenía habitaciones. La gente bailaba y parecían más bien serpientes, que se enredaban, o incluso algunas se frotaban unas contra otras. Caminamos hacia la pista de baile y ya ahí nos pusimos a bailar.
Dejaba que mis caderas y mi cuerpo se movieran al compás de la música, junto con un toque sensual y atractivo. Me movía a mí gusto y con suavidad. No me importaba quien se acercara a mí, yo bailaba para mi y no me molestaba que alguien más se acercara a mí y bailara conmigo, siempre y cuando no se pasara de la raya.
Bebimos un par de cervezas, saltábamos y bailabamos al compás de la música. Tanta diversión me recordó a cuando iba a los antros o a bailar con mis primos. Diversión, gritos, bullas y algo de alcohol. Era un ambiente adictivo y placentero. Te llenaba de una sensación de adrenalina, y saca al descubierto un lado tuyo que nunca habías conocido, un lado sátiro. Que llamaba a cualquiera a tomar tu cuerpo o a tentarlo. Quiero que intentes negarme que alguna vez lo has hecho o te has sentido así.
Me aleje un momento de el y fui hacia un sillón donde habíamos dejado nuestras cosas. Tomé mi celular y mire la pantalla. Un mensaje de Bill, enviado hace media hora.
Bill
____ cuando veas esto necesito que me llames
Es urgente
Eso se me hizo extraño. Busque un lugar donde no se oyera tanto la música y llamé a Bill.
—¿Si? -esa era la voz de Bill.
—Bill. ¿No estas dormido u ocupado? -pregunté.
—No, no para nada -respondió.
—¿Para qué querías llamarme?
—_____, es urgente que vengas a la residencia universitaria. ¡Pero ya!
—¿Qué pasó?
—Stan se suicidio
La noticia golpeo totalmente mi cerebro, e impacto tanto que el alcohol se fue de mi y volví a estar sobria. Me quede gélida y me costó un momento procesar lo dicho.
—Voy para allá -dije rápidamente y le colgué.
Abandoné a las chicas y pedí un taxi. Pedí me llevara a la residencia universitaria. Ya en el camino no deje de pensar en aquello que me dijo. Stan se suicidó, ¿Cómo era posible? ¿Por qué? ¿Habrá sido aquel payaso?
La idea de que ese payaso estúpido lo hubiera matado me hacía de enojar. Quería vengarse de ellos pero esa no era la manera. No haciendo que se suicidaran.
El taxista me dejó en la entrada y de la universidad. Le pagué y camine hacia las residencias. En la entrada estaba Ben, esperando. Me acerque casi corriendo.
—Ben. ¿Qué pasó? ¿Cómo fue que sucedió? -pregunté.
—Te lo explico todo adentro, vamos -dijo y lo seguí.
Subimos hasta el cuarto piso, el pasillo estaba en total silencio, todos dormían. Pasamos a la única habitación abierta y ahí vi a todos adentro.
—Mike -hablé sorprendida al verlo-. ¿Pero cómo?
—Tuve la sensación de que tenía que venir -me respondió y miró el baño-. Y que bueno que lo hice.
Camine lentamente y con algo de miedo hacia el baño. Y al entrar, vi a Stan en la tina del baño, totalmente ensangrentado, con sus ropas puestas, pero estaba pálido. Lo mire más de cerca, su rostro no expresaba terror ni espanto, si no más bien tristeza. Busque por donde se pudo haber suicidado, sus brazos, estos estaban cortados hasta los codos, murió por desangre.
Era horrible, macabro, toda la tina manchada por aquel líquido carmesí viscoso. Dentro de ella había un pequeño charco de toda su sangre, que manchaba sus pantalones y su camisa. En la pared había escrito con su sangre
Lo siento
Y una prueba de que había sido él, era que su dedo índice estaba cubierto totalmente por dicha sangre.
Cubrí mi boca con mis manos para ahogar un grito de tristeza y espanto al mismo tiempo, caí lentamente de rodillas. Ben se acercó a mí y con delicadeza me ayudó a levantarme. Me sentó en un sillón que Stan tenía en su habitación y ahí me quedé, estática y sin habla, pero Ben me dio su mano la cual entrelacé con la mía.
—Dejó una nota, la tenía en su mano cuando Eddie lo encontró -hablo Bill con la nota entre sus manos, la abrió y comenzó a leerla-. Amigos, se que lo que acabo de hacer es de cobardes. Pero ya no podía más. Todos estos años después de que me fui de Derry, pensé que la pesadilla se había ido, sentí paz, y no esperaba volver a repetirlo. Pero cuando volvimos a Derry, la simple idea de que tendríamos que enfrentarlo y vivir las mismas pesadillas una vez más, me dieron miedo y cobardía. Yo no soy digno de ser un perdedor, porque yo escapé de mis miedos. Pero _____ no, _____ estuvo ahí con Bill y decidida se enfrentó con valentía a Pennywise, esa es la valentía que yo quisiera tener. Por eso le doy mi lugar a _____ como perdedora. Se que ella será mejor perdedora que yo y por eso hago esto. Se que ella a diferencia de mi no escapara ni sentirá miedo, y se unirá a ustedes para matar a ese maldito payaso. Adiós, su amigo, Stan -guardo la nota.
—_____ -me habló Mike y yo le mire-. Stan supo que tu estarías aquí, con nosotros, en esta habitación, porque te importamos y porque estás con nosotros. ¿Qué dices? ¿Quieres ser una perdedora?
Con una cara neutra me pare del sillón y le mire fijamente.
—Claro que sí. Estoy dispuesta a ser una perdedora y acabar con Pennywise -respondí.
Bill me acercó un cuchillo filoso.
—Entonces debes hacer un pacto de sangre -me dijo.
Tomé el cuchillo sin miedo alguno, y lentamente me hice una pequeña cortada en la palma de mi mano. Vi la sangre instantáneamente salir de ella, se los mostré mostrando algo de dolor
Los chicos y yo hicimos un abrazo grupal, tardamos un rato vendándome la mano, haciendo que no se notará estaba herida y después llamamos a las autoridades. Pero escondimos la nota. No debían saber sobre el payaso. Nos dejaron ir rápidamente, al menos a la mayoría, Eddie y Bill debían quedarse para hacer la declaración de cómo fue que encontraron el cuerpo. Bev se ofreció a dejarme en su auto. Yo acepte. Me dejó justo enfrente del edificio.
Le dije gracias y salí de su auto con mi bolso en la mano. Mire la hora en mi teléfono, casi media noche. Subí hasta mi apartamento y abrí la puerta. Encendí las luces y dejé mi bolso en la mesa que estaba al lado.
Me metí a bañar un buen rato, en vez de usar la tina tome una ducha. Me quede pensativa un rato, al mismo tiempo que las gotas de agua caliente caían en mi cuerpo desnudo. Estaba seca y vacía, mi mente se quedó en blanco por un momento. Dejé que el agua me quitara el maquillaje totalmente y me relaje en el agua caliente. Estaba segura de que había tardado alrededor de media hora.
Finalmente salí del baño, todo mi cuerpo estaba envuelto en una toalla, me había secado el cabello en el baño. Cuando salí del baño, las luces de mi habitación estaban apagadas. Que extraño, yo recuerdo haberlas dejado prendidas. Ignore esto por un momento y encendí las luces.
De espaldas mire a algo o alguien pequeño sentado en el filo de mi cama. Me quede estática al reconocerlo. Pasmada, con los latidos a mil por hora y el miedo invadiendome a la velocidad de la luz.
—Te vi bailando en el club, no creas que no note como te movías y tentabas a todos. Por un momento te veías como una puta, una puta con estilo -hablo con una impresionante confianza y volteo a verme.
Siempre pensé que al verlo a la cara y en persona gritaría como en aquellas películas de terror, y haría toda una escena. Intentando escapar y todo eso.
Pero en vez de eso me quedé estática, sin temblar. Pero por dentro, sentía un miedo intenso, que me mataba y no me dejaba moverme.
Lo vi voltear a verme. Era espantoso, pero no tanto como pensé, su cara tenía un monto de cicatrices cosidas, el cabello descuidado, pero sus ojos, estaban intactos, era lo único hermoso, perfecto sin ningún error de todo su rostro.
Si duda alguna era él.
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