5
Cuando Chaeyoung asintió, Mina la tomó de la mano y la llevó al auto. Ignoró completamente al hombre tendido en el suelo inconsciente.
Mina estaba seria, había desaparecido su sonrisa orgullosa o segura. Ahora los ojos de ella no la miraban a los ojos, sino alfrente.
Aún así, la empresaria fue caballerosa y amable, abriéndole la puerta del copiloto y esperando pacientemente a que Chaeyoung se decidiera a entrar. Cuando lo hizo, Mina cerró, dio la vuelta al auto y entró ella.
Encendió el auto, retrocedió y salió del estacionamiento. Era un auto maravilloso. El interior era exquisito y malditamente lujoso.
Una cuadra lejos del bar, Chaeyoung se removió de su asiento y miró a la japonesa, indecisa.
—¿Estás enojada? —Le preguntó un poco miedosa.
Myoui suspiró y detuvo el auto cuando estuvo en rojo el semáforo. La miró y volvió a tomarla de la mejilla.
—Sí, pero no contigo. —Su voz calmada logró tranquilizarla. —Es con él. Te insultó, obligó y lastimó frente a mí. Es un patán agresivo.
Chaeyoung reprimió una carcajada, pero no pudo ocultar el ruidito que salió. Mina la miró con una ceja alzada.
—¿Qué?
—Oh, ¿y tú no fuiste agresiva? —Preguntó con un tono burlesco.
Por primera vez Mina no supo qué responder.
—N-No..., o sea, s-sí.
Chaeyoung rio y negó con la cabeza, viendo las calles iluminadas.
Y, por primera vez, vio fascinante la ciudad. Todo se veía diferente; mucho más iluminado y maravilloso. Se sentía tranquilo.
Escuchó el sonido de los altavoces inundar sus oídos con "Die For You" de The Weeknd.
Miró a la dueña del auto, quien le subió un poco más a la música. Mina le sonrió y volvió a concentrarse en la carretera.
Chaeyoung, por su parte, se dejó llevar y no cuestionó nada. No tenía ni idea a dónde se dirigían, pero no le importaba.
El coche estaba inundado con el perfume de Mina, sentía el calor y presencia de ella tan íntimo que no se atrevió a cuestionarse. Era incapaz de hablar y dañar el momento.
Se sentía bien.
Su corazón palpitaba enérgicamente, pero, aún así, lo sentía tranquilo. Era una estupidez, tal vez.
Le encantaba el aroma de Mina,
Le encantaba estar cerca de ella,
Le encanta ver las calles de New York,
Le encantaba estar en el coche de Mina.
Estaba encantada.
Era consciente que estaba perdida y cayó a los pies de tal mujer, aún sabiendo que es un grave error y pronto se arrepentirá.
Dahyun seguramente le dirá que es una tonta.
Y lo era. Aceptaba su total derrota.
No era muy tarde. Tal vez las ocho de la noche, por lo que aún había locales y gente en las calles disfrutando de los pequeños momentos.
—Chaeyoung. —La nombrada volvió a mirar a la dueña de esa seductora voz que la volvía loca. —Sé que apenas nos conocemos, pero realmente me siento perdida por ti. —Suave. Profunda. —Sé que, seguramente, Dahyun te habló de mí, y reconozco que he sido así toda mi vida..., pero contigo todo se siente diferente y nuevo. Parezco una tonta inexperta. —Carcajeó. —Y no quiero que pienses que te estoy usando como a las demás. No quiero que seas otra más.
La respiración de Chaeyoung se aceleró y su corazón pareció salir de su pecho. Sus manos empezaron a temblar y el aire era demasiado pesado para entrar sus fosas nasales.
—Permíteme conocerte, Chaeyoung.
—Mina... —Susurró.
Los ojos de la empresaria se iluminaron inocentemente. Mina, luego de detener el auto, reposó el brazo en el asiento de Chaeyoung y se acercó más.
La coreana mordió su labio y miró atentamente los labios rojizos luego de mirarla a los ojos.
Iba a besarla. Estaba dispuesta a hacerlo y correr el peligroso riesgo.
Pero, como si el universo estuviera en su contra, el ruido en la ventanilla de Mina las hizo separarse abruptamente.
Por un demonio.
Un hombre con barba descuidada y pelo castaño largo tocó otra vez la ventanilla y luego trató de ver por dentro, pero Mina se lo impidió cuando bajó la ventanilla.
—Marcos. —Dijo Mina cuando bajó la ventanilla. —¿Qué mierda quieres?
Preguntó en un tono exasperado. Totalmente enojada por la interrupción de un momento que había deseado mucho.
Iba a matarlo.
—Sí, Mina, qué bueno volverte a ver . —Ironizó el hombre.
La empresaria rodó los ojos y lo miró mal.
—Pudrete.
—Amanecimos de malas, ¿eh? —El hombre se agachó un poco más y pudo notar a la coreana en el asiento del copiloto. Es su mente todo dio "click" y comprendió de inmediato la actitud de su prima. —Ooh, ya veo... —Se rió. —Los moteles quedan un poco lejos de aquí, ¿verdad, Myoui? —Bromeó y se apoyó mejor.
—Cierra la boca, maldito desquiciado. Desparece antes de que te lleve a una clínica psiquiátrica.
—Wah, hay que calmarnos un poco, ¿no crees? —El muchacho hizo un ademán con las manos.
—Piérdete.
—Tranquila, primita. Sólo quería saludarte. Mañana tendrás a otra chica y no te interrumpiré.
La sangre de la japonesa hirvió, y quiso aniquilar a ese estadounidense ahí mismo. Supo que algo se jodió cuando Chaeyoung carraspeó y se movió incómoda en su asiento.
—Cierra la maldita boca o sino yo misma te cortaré la lengua y luego te coseré los labios.
—Qué agresividad.
—Al punto, Marcos. Me dan náuseas el olor a perfume barato.
—Por eso nadie te quiere.
Myoui estaba apunto de subir la ventanilla, pero el hombre se asustó y reaccionó rápido.
—¡Espera! Está bien, dejaré de bromear.
—Habla rápido. No malgasto mi tiempo con vagabundos.
El estadounidense suspiró y se mordió el labio.
—¿No tienes cien dólares de sobra?
—Oh, Marcos, maldito desgraciado.
—¡Los necesito! Apenas reconocí tu auto (lo cual no es muy difícil) quise venir a pedirte un préstamo.
"Préstamo".
Mina tomó su billetera, y entre todos esos dólares, tomó el billete de cien y se lo entregó al hombre con poca educación.
—Corre antes de que llame a la policía.
Le cerró la ventanilla en la cara y avanzó el auto.
Mierda. Chaeyoung debería estar muy incómoda.
—¿Q-Quieres ir a comer?
Le preguntó muy nerviosa. Por ese drogadicto y vergüenza de la familia perdió su oportunidad de besar esos hermosos, grandes, rojos y hermosos labios. Había soñado con ellos por mucho tiempo, y esa escoria le había arrebatado la oportunidad de saciar su deseo.
Chaeyoung rió y asintió.
—Está bien, Mina. Nadie se esperaba la aparición de ese chico.
Por parte de la menor, ella estuvo pendiente en toda la conversación y vio todo con humor -excepto la parte del motel-. Admitía que al inicio quiso ahorcar a ese vagabundo, pero luego se divirtió mucho en la conversación agresiva que compartían.
—Además, me dio mucha risa. —Confesó con una gran sonrisa.
Mina suspiró tranquila y le devolvió la sonrisa.
—Me alegro que lo vieras así. Marcos es una vergüenza para mi familia, y que tan solo me diga "prima" frente a alguien ya es un gran peso encima.
—Se ve que es muy divertido.
—Supongo que las drogas le dan un gran sentido del humor. —Encogió sus hombros.
Chaeyoung soltó una gran carcajada y negó con la cabeza.
—¿Ser altanera es parte de su personalidad, señorita Myoui?
—Por supuesto, señorita Chaeyoung.
Ambas rieron y Mina se concentró en la carretera. Chaeyoung no preguntó a dónde se dirigían, pero supuso que la estaba llevando a un restaurante.
Pronto los altavoces volvieron a sonar, esta vez reproduciendo y propagando 'Coming Down' de The Weeknd.
Chaeyoung de inmediato notó el gusto de la japonesa por este artista, así que tomándolo como tema de conversación, preguntó: —¿Te gusta The Weeknd o sólo es una coincidencia que esté sonando de nuevo?
La japonesa la miró por unos segundos, asintió y dio golpecitos con los dedos al volante. —Me gusta The Weeknd. —Dijo con voz hipnótica.
—¿Es tu cantante favorito?
La empresaria mostró una sonrisa mediana y asintió otra vez.
—Exactamente, señorita.
—¿Qué otros artistas te gustan?
La coreana se movió y recostó su cuerpo entre el asiento y la puerta, recargado su cabeza en el brazo que se sostenía en la ventanilla.
Mina la vio de reojo. —Doja Cat, y un poco Ariana Grande.
Chaeyoung soltó un sonido bajito poco adecuado al imaginarse muchas cosas mientras se escucha de fondo esos artistas, los cuales, particularmente, tienen canciones para ciertas ocasiones. Se relamió los labios y lo mordió, totalmente absorta en sus pensamientos muy claros y fuertes.
Mina alcanzó a escuchar tal sonido, pero no opinó. No soportó mucho y su cuerpo se movió por sí solo, observando los calientes labios de la coreana morder y lamer.
Una enorme tensión caliente y sensual enredó sus pensamientos y cabezas hasta el punto que Mina se obligó y regañó por no prestar atención a la carretera.
—¿Por qué no me preguntas a dónde vamos? —Preguntó la nipona curiosa.
La menor encogió lo hombros y miró afuera. —No siento la necesidad... No lo sé, me siento bien aquí...
—¿Confías en mí?
—Tal vez. —Dijo sincera. A pesar de todo, seguían siendo unas "desconocidas".
—¿Te sientes bien conmigo?
—Sí. —Respondió de inmediato. Su lengua y labios se movieron por sí solos y respondieron con desesperación. Al pasar unos segundos -que para ella fueron como minutos- se dio cuenta de lo que dijo y cómo lo dijo. Sus mejillas enrojecieron y empezó a jugar con sus dedos con la cabeza gacha.
—Me alegro de eso, Chaeyoung. Yo también me siento bien contigo.
El corazón de la coreana tatuada dio un vuelco de la emoción y no pudo reprimir una gran sonrisa que trató de ocultar mirando completamente por la ventanilla, pero Mina se dio cuenta de ella por el reflejo.
Mina también sonrió, sintiéndose por un momento plena y emocionada.
No se sentía sola.
No estaba sola.
Lo que quedaba del trayecto lo único que no dejaba completamente en silencio el auto era la música.
Earned It - The Weeknd.
Chaeyoung se removió, Mina apretó el volante. Amabas respiraron pesadamente y se relamieron los labios.
¿Por qué esa canción ahora?
Las mentes de ambas volaban y sus cuerpos empezaron a reaccionar ante la imaginación inmensa y osada.
La pelinegra mayor estiró el bajo de su chaqueta y trató de cubrirse un poco más su entrepierna.
La coreana también lo hizo, y apretó sus piernas, enterrando sus uñas en su tersa piel.
Myoui se sintió a morir al ver el agarre fuerte que la misma coreana se estaba haciendo. Trató de olvidarse de sus hermosas piernas y se obligó a pensar en otras cosas si no quería problemas, a pesar de que le estaba gustando mucho.
La música cambió justo cuando Mina estacionó el auto frente a un gran y lujoso restaurante de cinco estrellas. Estaba rodeado de carros lujosos y algunos famosos y empresario de alto nivel salían con su acompañante.
Oh, mierda.
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