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[Portada por FairyWinterB de seven_editorial ]

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Ser una chica que hace poco salió de la universidad, con cero experiencia laboral, en EE.UU, y sin padres, no es tarea fácil. Chaeyoung lo consideraba un tormento de cada día. Preocuparse por el dinero que debía de la renta y el hecho de no comer o saltarse comidas por no tener dinero solo la hacía sentirse más deprimida.

Con esfuerzo trabajaba en una cafetería y en las noches en un restaurante-bar.

Era agotador, sí.

Ni siquiera ha visto a su novio por su agotador horario.

Pero todo malo tiene lo bueno, y lo bueno eran sus amigas y su novio.

—¿Ya estás lista? —Le preguntó la pálida apoyada en el marco de la puerta.

Veía a la coreana correr de un lado a otro buscando sus anteojos de nerd.

Su estilo es único.

—Ni siquiera necesitas lentes. —Se burló.

—Es parte del outfit, Dahyun.

Dahyun rodó sus ojos y se cruzó de brazos. —Entonces que no sea parte del "outfit". -Hizo las comillas con sus dedos. —Por culpa de tu querido "outfit" llegarás tarde al bar.

Chaeyoung tomó su bolso y caminó hasta su amiga y la agarró del brazo.

—Entonces vámonos.

Al salir del edificio poco presentable donde se alojaba Chaeyoung, las chicas se montaron al auto de la coreana mayor. A decir verdad, ese carro de tal costo no debería estar en una zona como esa, pero Dahyun ama no ser discreta con sus cosas de alto valor.

—¿Qué te he dicho de traer este carro?—Regañó.

Dahyun bufó y puso en marcha el auto. —No es para tanto, Chaeng.

—Claro que lo es. Te lo robarán algún día.

—Meh, mis esposas lo encontrarán... o me regalará otro. —Sonrió al imaginarse lo último.

Chaeyoung la notó y sin querer se unió también con sus sonrisa. Su amiga era una loca.

—Pobre de Sana y Momo...

—Cállate. Ellas adoran comprarme cosas y cumplir mis caprichos.

—Te ganaste la lotería con ellas; son atentas, cariñosas, responsables, divertidas, sensuales y mujeres extremadamente ricas. Dime, ¿Dónde puedo conseguir una así?

—Sólo tienes que presentarte en su empresa y caminar como modelo de revista. —Bromeó.

—Mentirosa. Ellas te conocieron porque te emborrachaste y terminaste en una fiesta de niños riquillos en busca de tu ex.

—¡Oye!, ¡eso es un secreto!

Chaeyoung rio. —¿Un secreto? Dahyun, esos cientos de riquillos no te olvidarán hasta su muerte. En especial tu ex, Eunwoo, le dejaste una gran humillación.

—Se lo merecía. Nadie me puede terminar por chat.

—Bueno, en eso no tengo objeción.

El dúo compartió un silencio cómodo y reconfortante para Chaeyoung. Dahyun manejaba a la perfección su BMW M8 blanco y Chaeyoung se dedicaba a mirar las calles iluminadas de Nueva York y algunos locales cerrando por las altas horas de noche.
La coreana mayor tarareaba la canción de Jazz que reproducía el auto y golpeaba repetidas veces el volante con sus dedos de porcelana.

—Dahyun...

—¿Hmm?

—¿Fuiste tú?

—¿De qué hablas?

Dahyun dejó de lado la música y miró atentamente a la coreana menor. Ciertamente, sabía perfectamente a qué se refería Chaeyoung, pero iba a esperar que ella lo dijese primero.

—¿Fuiste tú quién pagó mi renta?

—¿Por qué la pregunta?

—Hoy el señor Park me llamó y agradeció por haberle pagado antes de tiempo. Según él, llegó en un buen momento el dinero... En especial porque ese alguien pagó también los 2 meses de retraso.

El semáforo iluminó a la esfera verde y Dahyun volvió a mirar al frente. —¿Y por qué piensas que fui yo? No sé, tal vez fue tu novio.

Chaeyoung se mordió el labio y negó. —No, él no tiene idea...

—Vaya, qué confianza se tienen. —Ironizó. —Pero esta vez no fui yo.

Son frunció el ceño al no tener otra persona en mente.

—Pero sí sé quién fue. —Volvió a hablar Dahyun con una sonrisa.

—¿Quién?

—Fue Sana.

La pelinegra abrió su boca ante la sorpresa. Las novias de Dahyun eran amables con ella, pero nunca crearon un vínculo de confianza.

—¿Sana?

—Sí, Sana. Ella nos escuchó hablar a escondidas y no resistió verte así..., así que pagó tus rentas pasadas y la de este mes.

—Dios... —Chaeyoung masajeó su sien y suspiró.—Dile que le pagaré todo cuando consiga el dinero.

Dahyun rio suavemente y negó con la cabeza, apretando su hombro aún sin despegar su vista de la carretera. —No hace falta, y lo sabes. Sana jamás te recibirá ese dinero, y mucho menos yo. Chaeyoung, recíbelo como un regalo y favor de parte de mi novia.

—Es inaceptable recibir toda esa cantidad de dinero.

—Cariño, creo que no conoces muy bien el apellido "Minatozaki". Eso fue un granito de arroz entre todos los costados que tiene Sana.

—No porque ella sea una de las persona más ricas del mundo quiere decir que le tengo que recibir dinero.

—Ya te lo dije: tómalo como un regalo.

Dahyun estacionó frente al bar y por fin la miró, tomándose el atrevimiento de acariciar su mejilla y darle un beso en esta.

—Sólo recíbelo, ¿sí? —Dijo suavemente.

La menor suspiró y asintió. Tomó su mano en la mejilla y la acarició. —Está bien, Hyun. Pero, por favor, no hagan esto de nuevo. No quiero que piensen que me estoy aprovechado de su dinero porque eres su novia.

—No te preocupes por eso, Chaeng. Sana y Momo están enteradas de todo y lo apoyan completamente. Las dos entienden tu situación y también la mía como tu mejor amiga. —Movió un mechón rebelde atrás de su oreja. —Ve a trabajar, Chae. Te recogeré cuando termines el turno.

Chaeyoung asintió y le dio un beso rápido en la mejilla como despedida, para después salir del auto y verlo desaparecer de su vista. Suspiró y entró al bar que tanto odiaba.

Al entrar, se encontró con su otra amiga, Somi, quien era una joven muy rebelde y extrovertida. Desde el principio se hicieron buenas amigas gracias a la insistencia de la canadiense.

—Diez minutos de retraso, Son Chaeyoung.—Regañó con una sonrisa de oreja a oreja. —No puedo sola con todos estos clientes, enana.

Chaeyoung rio y se dirigió a la bodega para marcar su llegada y ponerse el delantal. Fue rápida al ver la cantidad de clientes que en esa noche había. El local estaba caracterizado por su estética elegante y calmada, donde muchas personas de clase social alta iban con sus parejas o socios.

—¿Por quién inicio?—Le preguntó a la rubia al estar al lado de ella.

—Aún no he atendido a la mujer de allá.—Señaló con la cabeza a una mujer pelinegra bastante entretenida en su celular de último modelo. —Creo saber quién es, así que ten cuidado con ella si no quieres que este local se termine.

Chaeyoung asintió y caminó hacia la mesa de la mujer que no podía reconocer porque llevaba lentes negros.

—Buenas noches, señorita. —Saludó formalmente aún sin recibir la atención de la mujer. Chaeyoung carraspeó un poco incómoda y dejó la carta encima de la mesa.

La mujer desconocida apagó su celular y lo dejó en la mesa, dirigiendo su mirada oculta por los lentes oscuros hacia la mesera. Subió sus lentes, y luego miró a la joven aburridamente.

Se veía magníficamente atractiva con los lentes entre sus cabellos negros.

—Deme la botella del mejor vino que tengan. —Dijo secamente, devolviéndole la carta.

Chaeyoung no reaccionó por unos segundos, paralizada por la belleza de la mujer, su mirada oscura e intimidante y la voz profunda y sensual. Tomó la carta cuando la mujer subió la ceja por su tardanza en tomar el objeto.

—Hmm, sí, señorita. —Atinó a decir. —Con su permiso. —Le dio una reverencia y prácticamente salió corriendo hacia la barra.

La rubia la miró con el ceño fruncido, desconcertada por la expresión de su amiga.

—¿y a ti qué te pasó? —Se burló. —¿Te propuso algo indecente o por qué esa cara?

—Cállate, estúpida. Esa mujer es extremadamente hermosa y sexy. Me intimidó apenas me miró, ¿puedes creerlo?—Contó. —Además de eso, debe ser la que más dinero tiene de todos estos riquillos. ¡Es como la versión femenina de Christian Grey!

—¿Eso quiere decir que quieres ser su sumisa? —Siguió burlándose la canadiense.

—¿Qué?, ¡no!

—Bueno, si tú no quieres yo sí.

—¡Oye, yo la vi primero!

—¿No que te gustaban los raritos como tu novio?

Chaeyoung bufó. —Como sea... Ella quiere la botella de vino más cara que tenemos.

—Damn, sí que tiene dinero.

—Pues claro, tan solo mírala. —Señaló discretamente a la mujer. —Se nota a metro que destroza a todos estos riquillos.

Somi entrecerró los ojos y pensó en quién era. Al recordarlo y reconocerla, abrió sus ojos como platos y se dio vuelta para tomar de los hombros a la bajita. —¡Mierda, Chaeyoung! ¡Es la mismísimas Myoui Mina!

Chaeyoung gimió por el dolor que le causó ser sacudida, pero logró zafarse del agarre en sus hombros y miró enojada a su amiga.

—¡Oye!, ¿Qué te pasa? ¿Quién es Myoui Mina?

Somi la miró sorprendida. —¿En serio no la conoces? —Negó. —¡Es la dueña de una las marcas de carros más reconocidas y del hotel más importante y caro de Estados Unidos, Chaeyoung! ¡Ella es la dueña de Metieri y The Myoui hotel!

—Oh, mierda...

—¡¿Demonios, qué esperas para darle ese vino?!

—Ah, sí sí. —Asintió y tomó descuidadamente el vino.

Tragó saliva fuertemente y caminó hacia la mujer. Al llegar, dejó la copa frente a la pelinegra y trató de concentrarse en abrir la botella mientras la miraba atentamente como si fuera su presa.

—¿Ha disfrutado hablar con su amiga, señorita? —Cuestionó Mina en voz baja.

Al mismo tiempo Chaeyoung logró abrir la botella, subiendo su rostro para poder mirar a la mujer. Tragó saliva lentamente por verla un milisegundo a los ojos, para luego mirar fijamente a la mesa.

—Lamento la demora, señorita Myoui. —Empezó a servir el vino.

—No pregunté eso.

La bajita tomó seguridad y subió su mirada, encontrándose con los intensos ojos negros devorándola como si fuera su presa.

—Sí, señorita, he disfrutado hablar con mi amiga. —Respondió casi en un susurro.

Al terminar de verter lo suficiente en la copa, dejó el vino en la mesa y retrocedió un paso.

—Me alegro. En ningún otro bar o restaurante los meseros me habían mirado tanto desde lejos mientras charlaban calurosamente.

Las mejillas de la menor se enrojecieron y volvió a perder su poca seguridad para sostenerle la mirada. Miró a otra mesa y se meció suavemente sobre sus talones.

—Perdone, señorita Myoui.

—¿Le duele los hombros, señorita?

La pregunta desconcertó un poco a la menor, quien se rascó la nuca y negó.

—No, señorita.

Mina mostró una sonrisa ladina y finalmente alejó su mirada de la joven para ver la botella y la copa. Chaeyoung soltó el aire que contuvo en sus pulmones y retrocedió otro paso más.

—Oh, vaya... —Expresó la mujer al ver el nombre del líquido. —Buena elección. Uno de mis favoritos.

Myoui Mina volvió su mirada a la chica, moviendo la copa y dándole un sorbo. Chaeyoung la miraba expectante, observando indiscretamente sus labios cerezos pegados en la copa de vidrio y absorber el líquido rojizo.

Una mirada que no pasó desapercibida por la empresaria.

Luego de dejar la copa, volvieron a conectar miradas.

—¿Cómo es su nombre, señorita?

—Son Chaeyoung.


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Hola, quisiera aclararles que este ff no es una adaptación ni interpretación de Fifty Shades of Grey. No será para nada igual la historia y contextos. Soy gran fan de la película, así que me dio un impulso para crear este ff. Pero, aún así, decidí usar las canciones de la película (joyitas) y la escena del hielo. De resto, no va a haber nada igual a la película. Así que, por favor, no denuncien el ff 😭

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