La perfección:

Mi madre siempre me inculcó que debo ser bonito para poder conseguir lo que más anhelo, mi padre me instruyo para ser un estudiante de excelencia, con ambas cosas podría lograr lo que quisiese cuando fuera adulto, soy caprichoso no puedo negarlo, mis padres siempre me han consentido, siempre e amado el arte y las muñecas de porcelana, siempre las e amado desde su construcción, su pintura, su vestimenta.

El jardinero era mi perdición, él me hizo sentir un deseo extraño,
su rostro era hermoso,
El horror en sus ojos es exquisito,
El sabor de su sangre es el elixir de mi perdición,
El dolor en su voz es el cántico que más e disfrutado,
Las súplicas magistrales son lo más bello que pude haber sentido.

Papá descubrió el putrefacto aroma en mi habitación, me castigaron sin poder ir al museo, pero cuando cumplí 19 años papá me enseñó a perfeccionar lo que había hecho, mientras que mamá confeccionaba los trajes de mis muñecos, en la mansión hicieron un espacio especial para mi, los empleados no preguntaban nada solo guardaban silencio.