Hace mucho, en la época del origen de todo, surgieron dos energías: Luz y oscuridad.
La luz traía alegría y positividad mientras que la oscuridad traía tristeza y negatividad. Una alimentaba a la otra e iban de la mano como energías contrarias.
Un día, la luz se percató de que con cada día que pasaba, la oscuridad iba ganando mucho más poder que la luz.
La luz, como mecanismo de defensa, creó a miles de seres que hoy día conocemos como ángeles, ángeles que de un momento a otro comenzaron a debilitar a la oscuridad, que no tuvo más opción que dividirse y ocultarse en las pocas creaciones de la Luz que no estaban de acuerdo con el ataque, dando origen a los demonios-

—Esa historia ya la conocemos, pero todo eso quedó como mito. —Dijo una chica con cierta agresividad.—Después la oscuridad desaparece, la luz reina y el mal llega a su fin, ajá, después llegamos hasta la época moderna donde ahora resulta que es un simple mito para intentar explicar los poderes especiales dentro de cada uno

Todos se quedaron callados. Nos hayamos en un salón de clases, donde un profesor aficionado a la mitología estaba explicando una de las historias más conocidas en el mundo...pero fue interrumpido por su mejor alumna.
Esta chica tenía un cabello castaño lacio en forma de casco con picos decorados con tonos aguamarina y rayos color mora, ojos cafés de forma afilada, piel clara, nariz y boca pequeña pero muy vulgar.

—Señorita Majokashi, por favor no interrumpa la clase...— Dijo el profesor con cierta pesadez. —Es una pequeña introducción a la clase, para empezar tranquilos contamos una historia
—Lo sé, profesor Roth...pero esta historia la hemos escuchado miles de veces en esta clase y la de literatura. —Comentó la joven aburrida de la misma historia

El profesor Roth se acomodó su cabello color ocre a un lado para después colocarse sus lentes. El profesor Roth...unos 20 años, alto y delgado, cabello ondulado color ocre, ojos del mismo color, una gabardina beige, camisa formal de cuadros verde oliva y granate, pantalones de mezclilla, zapatos negros y unos peculiares guantes que se asemejaban a la piel de dragón con colores ocre y un difuminado color verde azulado. Un buen profesor y muy paciente con su alumna más problemática, también conocida como la mejor de su clase.

—Majokashi, solo déjame terminar y comenzamos con la clase...— Tomó su libro con algo de tristeza. —Prometo no contar esa historia otra vez
—Gracias profesor Roth. —Suspiró aliviada y sonrió para animar un poco a su profesor. —Continúe
—Claro que si. —Aclaró su garganta para seguir contando la historia.

Después de estos eventos, los humanos comenzaron a aprender de los ángeles y los demonios, quienes aprendían de los ángeles eran los sacerdotes, padres...entre otros rangos de la iglesia que desconozco, mientras quienes aprendían de los demonios eran las brujas, hechiceros y archimagos.
Con el paso del tiempo, la magia desapareció junto con los ángeles y demonios...hasta los tiempos modernos. Ahora existen nuevos tipos de magia alejados a lo que fue la luz y la oscuridad, surgió la magia elemental: aire, agua, fuego, tierra, tormenta...
Ya es muy poco común, por no decir que imposible, conocer a un mago de oscuridad, una bruja o hasta a un sacerdote. De todas formas, se dice que esto es solo un mito al igual que el de la forma animal del alma escrito en libros de archimagos...

La clase continuó al igual que el resto de clases hasta la hora de salida, ya era inicio de vacaciones y Majokashi había quedado con su mejor amigo Charlie que se quedarían en México para descansar. Siguió caminando hasta llegar a una casa maltratada y llena de grafittis, creía que eso era exclusivo de tercer mundo y que no se daba en Japón, pero bueno, los barrios bajos siempre están llenos de sorpresas. Entró a su casa...parecía un campo de batalla, solo que en lugar de balas en el suelo habían vidrios de botella. Majo se alarmó y corrió a ver lo que había ocurrido, no podía caminar por los muebles fuera de lugar, sillas en el suelo, platos rotos, vasos igual y a su abuela repleta de sangre y vidrios enterrados en sus brazos y piernas.

—¡Mamita! !Mamita!— Gritó Majokashi, intentando hacer que reaccione

Las mechas de majokashi comenzaron a brillar y una energía oscura comenzó a rodear a su abuela. Esta energía retiró los vidrios de su piel y comenzó a sanar sus heridas. Majokashi es una bruja.

—Mi niña... tu abuelo...— Majokashi no le permitió hablar, mostrando una mirada llena de furia
—Maldito viejo...siempre sale con estas mierdas...me caga. —Dijo con una agresividad combinada con pesadez en su voz, había mucho rencor acumulado en su pecho.

Terminó de sanar a su abuela y le ayudó a recoger todo, la abuela Ángela tenía cabello rizado canoso, ojos cafés, piel clara y arrugada, y vestía una blusa de flores color rosa y una falda negra a la altura de las rodillas, además de unos zapatos cafés ortopédicos para anciano. Majokashi le contó a su abuela los planes que tenia para sus vacaciones.

—¿Me vas a dejar aquí solita?...— Dijo con tristeza.
—Mamá...ay...mira, necesito un descanso...ammmm...— Se quedó pensando un momento. —Mira mamita, procuraré volver antes, tienes tu teléfono y...y mi hermanita te cuidará mientras no estoy, no estarás solita, te lo prometo mamita linda.

La abuela estaba al borde del llanto, no quería que su pequeña no tan pequeña se alejara de su lado, pero ya no es una niña, ya tiene sus 18 años y puede comenzar a salir sola. Después de un rato, la madre de Majokashi llegó a casa, una mujer morena de cabello negro a la altura de los hombros, vestida de traje y con un muy mal humor.

—¡¡Mamáááá!! ¿¡Que hiciste de comeeer!? —Gritó la mujer, externando su ira
—Hay arroz y pescado...¿Gus...—La madre, furiosa, lanzó lejos su bolsa.
—¡Carajo, Ángela! ¡Sabes bien que no puedo comer pescado y es lo primero qué haces!— Gritó

Majokashi no aguantó más y se fue a su habitación, miró al techo esperando que su hermana pequeña llegara bien y no viera el horror de vivir en esa casa.

Continuará...