Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XIII

—La ciencia se trata de hipótesis y teorías creados a partir de hechos que han sido probados con el tiempo. Las matemáticas están hechas de absolutos, donde solo hay una única respuesta correcta a cada pregunta. Pero con la música, el arte, la literatura, las posibilidades son infinitas. No hay un código específico ni una pregunta qué haga que una pieza de literatura sea denominada buena. Hay millones, literalmente. Y aquí está la sorpresa. Es todo completamente subjetivo. Una canción puede dar placer al oído de una persona, mientras que irrita completamente el oído de otra. Entonces, ¿eso la hace buena, mala o simplemente promedio? ¿Qué opinan? ¿Qué hace muy buena a la literatura buena? ¿Qué la hace superar la prueba del tiempo hasta que estamos aquí, años, décadas y siglos después, discutiéndolo en un salón de clases?

Desde el fondo, una voz masculina supuso—: ¡Por lo aburrida que es!

Plegando mis manos en mi cintura, esperé pacientemente a que la risa muriera, luego asentí al estudiante dejándole su respuesta. —Puede ser aburrida para usted, señor Park. Pero obviamente no es aburrida para alguien más, o no hubiese sido publicada, y republicada, y luego lanzada de nuevo tantas veces, así que... inténtelo otra vez.

Él no tuvo otra respuesta ingeniosa, por lo que se encogió de hombros y se desplomó en su silla. Me encogí de hombros también, lo que tiró los puntos de sutura de mi brazo. Con un gesto de dolor, conseguí cubrirlo brevemente, desviando mi mirada no muy lejos de señor Park Jimin, a donde se sentaba Namjoon.

Hace una semana desde que me dormí en sus brazos demasiado drogada para decir cosas que sabía no debería, pero lo suficientemente sobria para recordar todo lo que dije. Supe que también se quedó hasta la mañana porque tomé algo a las tres de la madrugada debido a mi garganta sedienta y él seguía ahí, junto a mí, manteniéndome caliente, protegiéndome. Pero se había ido para cuando mi alarma sonó, despertándome a las cinco y media.

Y ahora, aquí nos encontrábamos; ocho días después, a extremos opuestos del salón mientras una línea de decencia nos separaba de estar juntos.

Él se sentó en su puesto acostumbrado con sus largas piernas flexionadas y cruzadas en los talones al tiempo que golpeaba ligeramente su lápiz contra la libreta en su escritorio. Sin embargo, sus ojos estaban en mí. Y ellos se estrecharon cuando se lanzaron a mi mano cubriendo la herida.

Dejé caer mis dedos y puse mi atención en la chica del frente levantando su brazo. —¿Sí?

—Nos provoca emociones.

—Muy bien, señorita Yoon —Volteándome a los otros, comencé a caminar hacia el otro lado del salón—. Las personas recurren al arte para encontrar una emoción. Vamos a ver una película de terror para tener miedo, o una comedia para reír. Con los libros pasa lo mismo, salvo por todos los efectos especiales en una pantalla. De hecho, tienen que usar su imaginación. Y la mejor parte es que cada persona en este salón puede leer la misma línea en una página, y retratarán algo totalmente diferente en sus cabezas. Todos sentirán algo distinto al respecto, porque vienen de distintas partes del mundo, fueron criados bajo valores diferentes, influenciados por distintas personas, enseñados por diferentes antecesores. Ninguna persona es igual a otra, por lo tanto, dos opiniones tampoco pueden ser iguales, y por esa razón evalúo únicamente ensayos. Creo completamente en que no hay respuesta equivocada a la opinión sobre una historia siempre que se pueda tener suficientes razones para secundar una opinión —Miré hacia el reloj en la pared—. Lo que me recuerda, llevo leyendo la mitad de los trabajos que me entregaron la semana pasada, por lo que debería devolvérselos el próximo jueves.

Extendiendo los brazos, le mostré al salón una larga sonrisa. —Y con eso, chicos, los veré el martes.

Un suspiro colectivo se expandió sobre el salón. Por el modo en que ellos se lanzaron a recoger sus cosas e irse, podría pensarse que estaban excitados por escapar. Mmm. Sacudí la cabeza. Una multitud difícil.

Oh, bien. Yoo Jeong parecía interesada en lo que había dicho. Una oyente era mejor que ninguna. Mis hombros se desplomaron haciendo que el dolor en mi brazo lesionado palpitara incluso más.

Masajeé la zona mientras el grupo de atletas de la parte trasera salía del área de asientos. No pude contenerme de mirar hacia Namjoon. Jimin le hablaba animadamente, pero él debió haber sentido mi mirada porque me echó un vistazo. Todo dentro de mí despertó a la vida. Era como si este hombre sostuviera el interruptor de mis endorfinas de felicidad.

—Señor Kim —dije, asintiendo hacia él con una mirada fría—, ¿puede venir un momento, por favor?

Él se detuvo y pateó a su amigo cuando éste le murmuró algo al oído. Pero se quedó detrás, sin moverse hasta que todos en su grupo habían llegado a la puerta. Entonces, y solo entonces, la preocupación llenó sus ojos mientras se acercaba a mí.

—¿Estás bien? Estuviste frotándote el brazo. ¿Te duele? —Cuando trató de tocarlo, me aparté y miré detrás de él, donde un par de rezagados seguían aquí. Namjoon apretó los dientes al tiempo que se volteó a ellos, luego de vuelta a mí, y bajó la voz. —No puedo creer que continúe molestándote después de una semana. Debes tener más cuidado para que se cure. Sigues tomándote las pastillas para el dolor, ¿cierto?

Fruncí el ceño. No lo había llamado después de clase para que me dé un sermón. De hecho, tenía algo importante que decirle. —No puedo tomarlas. Hacen que todo sea... confuso. Necesito la mente despejada para enseñar.

Se acercó, llegando casi al borde de mi espacio personal. Fue lindo, pero este no era el momento ni el lugar.

—No debes sentir ningún dolor. No me gusta saber que sigues herida por algo que hice yo.

Me encogí y eché un vistazo hacia los estudiantes que se hallaban a milímetros de salir por la puerta, sin prestarnos nada de atención. Más bajo, susurré—: Mi brazo está bien, los puntos están sanando. Esta no es la razón por la que necesitaba hablar contigo.

Sus cejas se levantaron con interés. Él inclinó su postura de petulante arrogancia. —¿No es eso? Bien, entonces... ¿Qué pasa, profesora? —Cruzando los brazos sobre el pecho, esperó a que continuara.

Suspiré y tendí su ensayo que había leído anoche. —No puedo aceptar este ensayo.

Su mirada bajó antes de levantarla otra vez. —¿Por qué no? ¿No entendí el objetivo de la asignación esta vez?

Sabes porque no —susurré—. Te metes en un terreno peligroso. Arriesgas demasiado.

Torció los labios como si todo esto lo divirtiera, como si no hubiera nada de qué preocuparse. —Pero tú pediste un ensayo sobre ciertos eventos que cambian las metas de una persona. Y acabas de decir, hace dos minutos, que no había respuestas equivocadas. ¿No te di suficientes razones con respecto a la opinión y sentimientos que tengo?

—No puedes escribir algo como eso. ¿Qué si alguien más pone sus manos en esto y lo lee?

Se encogió de hombros. —Ni siquiera te nombré.

No. Pero escribió sobre cómo alguien que estaba prohibida para él, había entrado a su vida y cambiado algunas de sus prioridades. Alteró sus esperanzas y sueños. Era muy halagador saber que lo hice cuestionarse lo que quería de su vida y lo único que lo retenía de perseguir su nuevo sueño era mi seguridad. Pero él anunció directamente que quería salir con una de sus profesoras, escribiendo esta línea:

"Me mantengo alejado solo porque las consecuencias de fraternizar con un estudiante son demasiado grandes para ella."

—De hecho, escribiste la palabra fraternizar —acusé.

Me dio una amplia y orgullosa sonrisa. —Lo sé. Hasta yo me sorprendí con esa. Buena frase, ¿no?

—Namjoon —Sacudí la cabeza. Él era imposible. ¡Imposible!—. No puedo aceptar este ensayo.

—De acuerdo, bien —Con un revoleo de ojos, resopló y sacó una pila de papeles grapados de su mochila para ponerlos en mi escritorio—. ¿Qué hay de este, entonces?

Bajé la mirada, viendo lo que parecía ser otro ensayo. —¿Qué...? letamente confundida.

—Tenía la sensación de que me pedirías reescribirlo. Así que, aquí está, sin una sola palabra de lo que me haces.

—Tú... ¿Escribiste dos versiones diferentes de tu ensayo? —Cuando asintió, sacudí la cabeza desconcertada. —¿Por qué?

Sus preciosos ojos se llenaron con una intensa emoción que hizo que se me secara la garganta. —Porque quería que supieras, quería que entendieras.

Mi corazón se retorció en mi pecho al tiempo que él se giraba y salía de mi salón de clases.

¿Saber, qué? ¿Entender, qué?

Pero ya era demasiado tarde, Namjoon se había marchado con una clara expresión de frustración.

Grandioso. Ahora, ¿qué?

Está bien. Admito que este último y loco ensayo de Kim Namjoon me había afectado. Tanto como lo hizo esa mirada suya, tan honesta y suplicante cuando me dijo que quería que entendiera.

Él acababa de colocar la pelota firmemente en mi cancha. Y era muy tentador para no lanzarme hacia ella. Así que aquí me encontraba yo, haciendo algo indescriptiblemente loco.

BANGTAN era un nombre adecuado para este club, decidí. Sabía que no debía estar aquí, pero un escalofrío de anticipación se deslizó sobre mi cuero cabelludo cuando abrí la puerta y entré. No podía creer que estuviera cediendo a esto tan fácilmente: A venir aquí con la esperanza de quizá solo verlo.

Tal vez él ni siquiera se presentó a trabajar esta noche. De verdad esperaba que no. Aunque tampoco me alarmó lo mucho que quería verlo, incluso si era solo robando miraditas de anhelo desde el otro lado de una habitación sin que él supiera de mi presencia. Necesitaba cortar esta fascinación de raíz.

Era más fácil decirlo que hacerlo.

Él fue lo primero que vi. Al ser un martes en la noche, el lugar se hallaba mucho menos concurrido que la última vez que estuve aquí. Así que tenía una vista directa hacia la barra en el fondo. Luces azules fluorescentes iluminaban su cabello corto, y la tela negra de su remera se veía especialmente bien al extenderse sobre sus anchos y grandes hombros.

Un apretón en mi pecho me hizo contener el aliento. Namjoon se encontraba ocupado, absorto en su trabajo, colocando una hilera de tragos. Sus manos se veían fluidas y elegantes mientras volteaba cada vaso con velocidad experta y luego vertía el líquido. Todo sobre él era tan cautivante. Cuando se extendía en su asiento durante clases, garabateando en su cuaderno con trazos descuidados como si estuviera prestando atención a lo que enseñé. Cuando dirigía a su equipo en el campo, haciendo jugadas y señalando órdenes a sus compañeros. Y sin duda, lo era cuando hacía un coctel.

Esto era malo; este hombre me atraía muy fácil. Debía irme. Y como no me vio al entrar, aún tenía una oportunidad de escapar antes de que él se diera cuenta de que me había convertido en una pervertida. Pero no, no me moví.

Una camarera se me acercó y trató de tomar mi orden, pero la despedí con una sonrisa seguida de una sacudida de mi cabeza. Y retorné a mi acecho. Kim Namjoon era un espectáculo para la vista. Mientras atendía a sus propios clientes, aún tenía tiempo de detenerse y ayudar a los otros camareros a mezclar sus tragos correctamente.

Cuando disminuyó el flujo de tráfico en la barra, me acerqué más. Mordí la esquina de mi labio, diciéndome que me quedara atrás, pero de nuevo, no me hice caso. Seguí avanzando, sin embargo, otra mujer que pasaba por el lado opuesto del bar capturó la atención de Namjoon. Él le echó un vistazo brevemente para luego volver a mirarla.

Los celos me dieron una bofetada en la cara. Era tan fácil para él notar a otra mujer. Yo, obviamente, no significaba tanto para como lo hizo parecer en su ensayo.

—Oye, Krys —gritó, alzando la barbilla al tiempo que trataba de llamar su atención.

Ella lo ignoró y siguió caminando, entrando en un pasillo en la esquina y desapareciendo allí.

Arrancando la toalla seca que colgaba sobre el hombro, la golpeó contra la barra y gruñó—: Enseguida regreso. ¿Puedes encargarte?

El chico de cabello oscuro y ligeramente quebrado que trabajaba con él levantó la cabeza con sorpresa. —Umm...

—Gracias —dijo Namjoon sin siquiera mirar a su compañero mientras salía por la parte trasera del mostrador y se dirigía al pasillo en busca de la mujer.

¿Quién era? ¿Cuán bien la conocía? ¿Cuán fascinado se sentía por ella también?

Esas preguntas se repetían en mi cabeza con una estúpida obsesión que no podía apagar a pesar de que no tenía derecho ni me incumbía.

Dado que esta noche ya cedí a gran parte de mi acosadora interna, decidí que no podía hacer daño ceder un poco más. Me dirigí a la apertura del pasillo tratando de parecer tan casual y despreocupada como era posible, y tuve la recompensa de saber que él no había ido muy lejos. Abriendo de golpe la primera puerta a la izquierda, irrumpió en el interior de lo que parecía una oficina por la breve visión y el ángulo que vi de un archivador.

Él dejó la puerta bien abierta y se detuvo en el umbral, colocando las manos en su cadera en tanto sus hombros se veían tensos con enojo.

—Gusto en verte, Krystal —Entrecortada con sarcasmo, su voz me llegó perfectamente—. ¿Cuánto ha pasado? ¿Dos semanas? Sí, creo que ese es el tiempo desde que he trabajado aquí cada jodida noche y no te he visto.

—¿Qué es esto? —La voz de la mujer se oía un poco más baja, pero aun así la podía oír lo bastante claro— ¿El empleado le da sermones a su jefa?

Se rio fuerte. —¿Jefa? Eso es gracioso, porque por lo que puedo decir no hemos tenido un maldito jefe desde que tu papá no ha estado aquí.

—¿Estás tratando de cabrearme, Namjoon?

—Sabes que, déjame ponerte al tanto de lo que ha estado pasando aquí desde la última vez que decidiste honrarnos con tu presencia, y tú dime cual de nosotros tiene razones para estar cabreado. La semana pasada nos quedamos sin nuestra cerveza más popular, pero no te preocupes —alzó sus manos como si calmara su pánico—, ordené más. De nada. Pero nos enviaron el lote equivocado, por lo que tuve arreglar ese desastre. De nada. Luego, el jefe de bomberos se pasó por aquí; la inspección trimestral estaba vencida, así que todos tus empleados dedicados trabajaron duro para hacer de éste un lugar seguro y así todo estuviera apto para la inspección que tuvimos ayer. De nuevo...de nada. Además, Eun tuvo un accidente de auto y se rompió la pierna. Apropósito, ella es una de tus mejores camareras. Te lo digo porque de seguro no tienes ni idea. Pero sí, no te preocupes por eso. Llamé a cada chica que trabaja en el piso y arreglamos las cosas hasta que los turnos de Eun quedaron cubiertos para las próximas seis semanas, por lo que, oh sí, de nada también por eso. Ah, y por cierto, hice una orden para todos los otros licores que se nos estaban acabando.

Él se detuvo antes de asentir y agregar un último, lento y burlón—: De nada.

En vez de disculparse o agradecerle por todo lo que había hecho, su jefa resopló. —Si vienes a decirme que todos esos problemas han sido tratados, ¿entonces de qué demonios te quejas?

Namjoon apartó una mano de su cadera y golpeó la puerta. —No me pagan para ocuparme de tu trabajo y el mío. Tienes suerte de que no sea la temporada de futbol, o no te iría tan bien en este momento. No puedo seguir haciendo esto, Krystal. Estás programando muy mal los turnos, Yirem solo tiene dos horas por semana, mientras que Miji se mata trabajando con más de treinta.

—¿Y qué? No me gusta Yirem.

—Bien, tú no contrataste a Yirem, tu papá lo hizo. Y si no quieres que él te repudie después de su regreso y encuentre la mierda de trabajo que has hecho, será mejor que saques la cabeza de tu culo y trabajes de una vez.

—Estoy aquí ahora, ¿no?

—Solo... —Saliendo de la oficina, como si no pudiera soportar hablar con ella un momento más, Namjoon masculló—: Arregla los malditos horarios, ¿sí? No puedo seguir trabajando así. Y contrata otro camarero mientras estás en ello. Necesito una noche libre, o algo de buen sueño alguna vez en este año.

—Te has convertido en un maldito quejoso.

—Krytal —gruñó en señal de advertencia.

—Jesús, si estás tan apresurado por tener un mejor horario y un nuevo barman, entonces ocúpate de eso. Parece que te has acostumbrado a manejar este lugar, de cualquier manera.

Los músculos en su espalda se tensaron, pero se limitó a gruñir—: Bien. Lo haré.

—Oh, y aquí tienes las estúpidas notas que me dan todos quejándose por todos los días que quieren libres.

Namjoon entró solo para reaparecer un momento más tarde, apretando con la mano una bola de tozos de papeles.

—Increíble —murmuró, yendo directo hacia mí. Pero parecía tan furioso que ni siquiera me notó. Me hice a un lado justo cuando salía de sala y marchaba de regreso a la barra. Depositó la pila de notas sobre el mostrador, y comenzó a organizarlas.

—¿El fuzzy navel está hecho de jugo de melocotón o de naranja? —preguntó su compañero de trabajo un minuto después.

—Los dos —contestó Namjoon sin mirarlo—. Pon hielo, agrega un poquito de licor de melocotón y luego añade el jugo de naranja.

—Gracias. ¿Qué estás haciendo?

—Arreglando el maldito horario.

—¿En serio? Oye, ¿puedes darme más de dieciseises horas a la semana?

Namjoon detuvo lo que hacía y levantó su rostro. —¿Qué? ¿Ella solo te puso dieciséis horas por semana? Imagínate —Volvió a trabajar—. Pero sí, lo tienes. —Luego hizo una pausa y levantó un trozo de papel desgarrado a sus ojos entrecerrados.

—Oye, Jungkook —grito cuando su compañero comenzaba a irse—. ¿Qué dice esto?

Regresó y tomó la hoja. Parpadeó dándole la vuelta antes de devolverlo.

—No tengo idea.

Su mayor suspiró y frotó su cara. —Bien.

—Namjoon, la mesa ocho necesita recargas.

Él miró a la mesera que se había acercado. —Seguro. ¡Oh! Oye, Miji, ¿puedes traducir esto?

La dejó leerlo mientras ponía una ronda de botellas de cervezas.

Con una sonrisa de disculpa, ella sacudió la cabeza y le dio el papel. — Lo siento, hermanito. Pero parece la letra de Ha Nim si eso ayuda.

—Ha Nim —murmuró, escaneando las mesas—. Ella no está trabajando esta noche, ¿cierto?

—Nop. —Miji agarró las cervezas y se fue.

Él lucía tan derrotado mientras colocaba la nota en la barra y sacudía la cabeza que no pude evitarlo. No podía soportar verlo así. Él trabajaba tanto, en todo. El chico necesitaba un respiro. O mejor aún, necesitaba mi ayuda.

—Déjame ver —dije saliendo de mi escondite. Me acerqué lo suficiente para deslizar el papel a través de la barra—. Estoy acostumbrada a tratar de comprender la escritura descuidada.

Cuando él alzó la mirada y parpadeó, le mostré una sonrisa nerviosa, rodando los ojos. —Y por lo general es peor la caligrafía de otros profesores, no la de los estudiantes.

Una respiración salió de sus pulmones. —¿Qué haces aquí?

Ignoré la pregunta porque no podía lidiar con la respuesta y estudié el trozo de papel antes de levantar la mirada. Se veía tan estupefacto que me asustó la alegría que palpitaba dentro de mí. Yo no debería entusiasmarme por complacerle, pero enserio, me sentía como un adicto. Tenía que hacer más para hacerlo sonreír.

—Dice "necesito libres todos los viernes por las competencias de mi hijo". — Entonces aparté la mirada incapaz de soportar la presión que sentía en mi pecho por la simple mirada en sus ojos rasgados.

Benditos sean.

Bien, pensé. Aquí vamos.

Últimamente he tenido dificultades para dormir, como que he estado sobrepensando demiado acerca de todo.

En fin...

No olviden votar y/o dejar un bonito comentario :) 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro