Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XIV

Nayeon me convenció de ir a trabajar al club esa noche. Así que lo hice, y también apestó, porque no pude dejar que un par de chicas ebrias manejaran solas hacia su casa, lo que me hizo correr más de lo usual. Después de que las dejé frente a su puerta, me di cuenta de lo fuerte que quedó oliendo mi pobre auto de segunda mano, como a perfume frutal. Así que tomé el camino largo a casa con las ventanas abiertas para que se ventilara. No quería que Nayeon lo oliera y pensara que había pasado lo que no pasó cuando tuviera que llevarla de regreso a la casa de Jungkook.

Pero al momento en el que regresé a mi apartamento a las malditas tres de la mañana, ella se encontraba dormida en mi cama, con los bebés acurrucados a su alrededor. Me quedé un momento mirándolos, amando verlos juntos.

Se suponía que ésta iba a ser mi familia. Y que ella debió haber sido mi esposa.

Mi pecho creció con anhelo y una clase hambrienta de necesitad, pero también con alegría porque estaban aquí, sin importar cuánto tiempo, los tenía. Planeaba disfrutar cada segundo de ello.

Retirándome, caminé en puntas de pie hacia la sala y le mandé un mensaje a SiYeon para decirle que Nayeon se quedó dormida. Que la llevaría a casa por la mañana. Luego me desplomé sobre el sofá, puse la manta sobre mis hombros, y quedé inconsciente.

Horas después, desperté cuando Nayeon me tocó el hombro. —¿Por qué no me despertaste cuando llegaste a casa?

Traté de decirle que no quise perturbarlos y que ya había llamado a su prima, pero no sabía si entendería mucho mis murmullos cansados, hasta que respondió—: Bueno, gracias por dejarnos descansar, pero ahora Eunji y yo podemos tomar el sofá; no quise quedarme dormida y robarte la cama.

Hice un ademán con la mano. —Está bien. Regresa y quédate ahí por el resto de la noche.

Frunció el ceño. —No voy a sacarte de tu propia cama, Seokjin.

—Demonios —Suspiré con sueño y le sonreí mientras giraba sobre mi espalda—. Todavía suena caliente cuando me llamas así, incluso cuando estoy medio dormido —Con un bostezo, me acurruqué de nuevo sobre mi lado, dándole la espalda—. No me hagas levantarme y moverme, no puedo recordar cuándo fue la última vez que tuve tanto sueño.

Se quedó callada por un minuto antes de agregar—: Tienes razón. Lamento molestarte. Vuelve a dormir, Seokjin.

Sonreí en su dirección y luego suspiré cuando movió suavemente mi cabello. Amaba la sensación de sus dedos contra mi cuero cabelludo. A punto de hundirme de nuevo en un tranquilo olvido, me puse rígido cuando una idea pasó por mi mente.

—¡Mierda! ¿Luchador no ha llorado?

—Un poco; pero lo alimenté, lo cambié y lo volví a acostar.

Froté mi cara. ¿Por qué me sentía tan malhumorado?

—No tenías que hacer eso, Princesa. Estoy en casa, pude haberme ocupado. —Me sentía un poco inquieto por haber dormido bien a pesar de su llanto.

Nayeon solo rodó sus ojos.

—No te preocupes por eso. De verdad. Ya estaba de pie por Eun Ji.

—Gracias. Te lo debo.

Sacudió su cabeza como si le divirtiera y caminó por el pasillo hacia mi habitación, para dormir en mi cama. Gruñí y volví a colapsar sobre el sofá. Tan cansado como me sentía, pasaría un tiempo antes de volverme a dormir de nuevo.

En la mañana, salí de la ducha para echarle un vistazo a la habitación, con la toalla alrededor de mi cintura. Ni Nayeon ni su hija se hallaban en la cama. Escuché ruidos en la cocina así que me apresuré en busca de algo limpio. Una vez que estuve vestido cruzando la entrada, me sorprendió encontrarla llenando dos tazas de cereal.

Desde atrás se veía bien a primera hora de la mañana, su ropa arrugada moldeada su cuerpo, y su cabello, recogido con una tenaza salvo por ese tentador rizo pequeño y solitario colgando, se veía más besable que nuca. Sabía que luciría dos veces más increíble cuando se volteara. Realmente estuve tentado a acercarme por detrás, envolverme a su alrededor y besarla sobre sus hombros. Mis brazos dolieron porque los contuve de actuar en un impulso.

Ella se giró, y vi que tenía a Eun Ji acunada en un brazo.

—Buenos días. —saludó alegremente a través de las ojeras de insomnio bajo sus ojos.

Bostecé y pasé la mano por mi cabello húmedo. —Buenos días. —Luego caminé descalzo por la cocina hasta la mesa, me senté en una silla y me puse las medias. A pesar de que dormí más de lo normal al no tener que pasear con Bon-hwa por el piso, me sentía muerto y adolorido por pasar la noche en el sofá.

Salté cuando Nayeon colocó una de las tazas de cereal frente a mí. A punto de decirle que no tenía que hacer eso, porque parecía ser mi frase favorita estas últimas veinticuatro horas, me detuve, preguntándome si le cansaría que estuviera repitiéndolo constantemente.

Así que me decidí por un sincero—: Gracias.

Se sentó frente a mí mientras mecía a Eun Ji en sus brazos y comía con una mano.

—Entonces, ¿cuántos días trabajas desde las nueve de la mañana hasta las dos de la siguiente? —me preguntó entre bocados.

Le sonreí masticando ruidosamente, sorprendido por lo multifuncional que era. Cuando una gota de leche cayó a su barbilla, haciéndola luchar con las dos manos llenas para limpiarla, incluso sonreí más y me incliné para hacerme cargo por ella.

—Un par —respondí, lamiendo la gotita de leche de mi pulgar. En realidad trabajaba mucho más que eso la mayoría de los días de la semana.

Enderezó la espalda mirando mi pulgar mientras lo alejaba de mi lengua.

—No sé cómo lo haces sin caer muerto de cansancio.

—Ayer trabajaste las mismas horas que yo. En realidad más. ¿Cómo sigues de pie?

—Tengo suficiente descanso.

Resoplé. —¿Cuándo? ¿Cuándo estás cuidando no solo al mío, sino a tu propio bebé, limpiando mi casa o haciéndome la comida? No creas que no me di cuenta que anoche bañaste a Luchador. Olía limpio cuando me incliné para besarle la cabeza hace un rato.

—De acuerdo, bien —Se rindió con un suspiro—. Secretamente soy una amazona como la Mujer Maravilla. Solo que escondo mis brazaletes y tiara en el bolso de pañales de Eun Ji así tú no los encuentras.

Agitando mi cabeza y pensando que de verdad debía ser la Mujer Maravilla, me giré para decir—: Puedo llevarte a la casa de Jungkook cuando estés lista.

Levantó la mirada con sorpresa. —¿Esta noche no voy a cuidar a Bon-hwa?

—¿Lo decías de verdad?

—Por supuesto. Aún necesitas ayuda para cuidarlo, ¿no?

—Sí, pero... —Me encogí de hombros, de repente cohibido—. Fui un poco idiota contigo la última vez que nos vimos. No entiendo por qué estás siendo tan increíble y me estás ayudando así.

Su confusión fue obvia. —¿De qué manera fuiste un idiota conmigo?

—Básicamente te dije que no quería que supieras que no tenía un verdadero matrimonio porque no quería que me tentaras a hacer algo que yo sabía podrías tentarme con facilidad. Y luego me alejé de ti y no te volví a hablar.

—De acuerdo, primero que todo, eso fue hace tres días, no décadas como lo haces parecer. Segundo, estás en una situación complicada, es completamente comprensible, Jin. Además, no estás obligado a hablarme de nuevo, aunque no llamar cuando tu esposa te dejó colgado con un bebé de cuatro meses para que lo cuidara lastima un poco. Pensé que nos habíamos vuelto amigos. ¿Por qué no creíste que te ayudaría?

—En realidad, ni siquiera se me ocurrió la idea. No estoy acostumbrado a pedir ayuda. Generalmente es lo contrario, las personas vienen a mí cuando necesitan algo.

—Entonces parece que necesitas amigos nuevos. Si nunca obtienes nada a cambio de ellos, no son tus amigos. Son solo personas que te usan. —Antes de que pudiera responder a su declaración, continuó—: Ahora, entiendo por qué no me dijiste sobre la verdadera naturaleza de tu relación. Solo tuve que pasar cinco minutos con Bon-hwa para saber lo increíble que es y lo mucho que te necesita en su vida. Nunca haría nada para poner eso en peligro. De todas formas, ¿cómo va a funcionar esto? Ella ya se fue. Es decir, está bien que te quedes con él, ¿verdad?

—No lo sé —confesé en voz baja, mientras me inclinaba contra el mesón de la cocina para borrar el cansancio de mis ojos—. Pero es seguro que no voy a llamar a los trabajadores sociales para ver si está bien. No hay manera en este mundo en que vaya a hacer algo que pueda llevarlo al sistema de crianza.

Sus ojos se suavizaron con simpatía. —Tuviste una muy mala experiencia con eso, ¿no?

—Algunos lugares están bien. Otros son como el infierno. Todo es una basura. Nunca sientes como si pertenecieras. Da igual —Cuando un llanto vino de mi habitación, miré hacia el sonido—. Bon-hwa no se merece eso.

La dejé en la cocina para ir a sacar a mi niño de su cuna. Cuando lo puse en mi pecho y besé su cabeza, se acurrucó contra mí, agarrando un puñado de mi camisa.

Nayeon y Eun Ji aparecieron en la entrada. Cuando Princesa me sonrió, con su mirada suave y de entendimiento, algo se apretó en mi pecho. Incluso dolió más el saber que ella entendía completamente por qué no podía seguir con la atracción entre nosotros.

—¿Estás segura que esta mañana no necesitas regresar a tu casa para algo? ¿Cambiarte de ropa, cosas para Eun Ji?

Movió la cabeza. —Tengo todo cubierto. SiYeon está en vacaciones de verano de la universidad y hoy no tiene que cuidar a la hermana de Jungkook. Ella puede traerme cualquier cosa que necesite. Además tendrá que darme un aventón a la tienda de comestibles.

—¿Eso también era en serio?

—Claro. Moriré de hambre si no pongo algo de comida en tus gabinetes.

—Puedes tomar mi coche si necesitas ir a cualquier parte. El taller donde trabajo solo está a doce cuadras de aquí.

Se estremeció como si eso fuera una idea horrible. —Anoche te saqué de tu cama. No manejaré tu coche. Es más, ni siquiera sé conducir.

—Hablando se eso, te veías sexy envuelta en mis sábanas.

—Ahí está. Me preguntaba dónde se hallaba ese lado coqueto tuyo que se había ido esta mañana.

Le guiñé un ojo. —Solo necesitaba un poco de tiempo para despertar y atacar.

Se rio y dejó a la bebé en la cuna. —Es mejor que te vayas a trabajar ya o llegarás tarde.

—Siempre llego tarde. Probablemente mi jefe se moriría de la impresión si de verdad aparezco a tiempo.

Cuando se giró hacia mí, también estuve tentado de dejar a mi chico en la cuna, así podría alzar en brazos a Nayeon, derribarla sobre la cama y tener mi momento con ella.

—Bueno, Im Nayeon, la Mujer Maravilla, está en escena —dijo inconsciente de mis sanos pensamientos—. Así que no tienes que llegar tarde. Ahora dame a este hermoso niño así puedo malcriarlo.

Vendido. Le di a Luchador y esperé hasta que lo tuviera instalado en sus brazos antes de inclinarme y darle un beso a mi niño una última vez y decirle que estaría bien con Princesa. Luego me subí a la cama para pasar mis dedos suavemente sobre la frente de Eun Ji. Se había quedado dormida; entonces susurré—: Cuídate, cariño.

Cuando me enderecé, Nayeon encontró mi mirada, sus impresionantes ojos expectantes.

Sentí mal no darle a ella también una despedida especial. Así que dije—: Gracias —antes de presionar mis labios en su frente. Me quedé así más tiempo del que debí. Pero ella no me alejó. Levantó su mirada cuando retrocedí, y sus ojos reflejaron todo el deseo que sentía profundo dentro de mi pecho.

Girándome antes de caer en la tentación, salí a zancadas de la habitación.

Después de dejar el apartamento, una extraña llenura se arremolinó en mi pecho. Seguro que me encontraba malditamente cerca de dejarme llevar por mi felicidad. Podría hacer cualquier cosa. Porque sentía como si solo le hubiera dicho adiós a mi familia por el día.

Era la broma más sucia de todos los tiempos, sabía eso. Cuando Nayeon regresara a donde Jungkook y SiYeon, probablemente me iba a sentir más vacío que antes de que ella llegara a mi vida. Pero me negaba a arrepentirme de su presencia, porque en este momento se sentía demasiado bien tenerla aquí. Conmigo.


Ir de compras con Park SiYeon y dos infantes fue una gran experiencia. Juro que mi prima expresó más de un ohh y un ahh sobre cada marca de cereal para niños y helado que vio; algunas veces en el fondo era como una niña de cinco años, pero amaba eso de ella.

Tuve que revisar los gabinetes de Jin antes de salir hacia la tienda para ver lo que necesitaba exactamente. Lo juro, la lista habría sido más corta si en cambio hubiera escrito lo que no necesitaba. El hombre no tenía nada. Pero me dejó dinero, más del que Jungkook y SiYeon tenían para comprar comestibles. Así que digamos que pude solventar bastante bien.

Una cosa era segura, Jin no iba a quejarse por una despensa desabastecida en un futuro cercano, y ahora el pequeño Kim Bon-hwa tenía pañales para varios meses.

De regreso al departamento de Jin, en un semáforo, Siyeon desenvolvió unas paletas de caramelo y me entregó una justo antes de menear sus cejas hacia mí.

—Entonces, ¿cómo fue pasar la noche con el señor Kim Seok Jin?

Rodé los ojos y la señalé con mi paleta de forma amenazadora. —No empieces conmigo. Está casado.

—¿Y? Su esposa lo dejó.

—Aún está casado con ella, y él no va a cambiar eso pronto. Ya te conté por qué tiene que quedarse así.

—Todavía no entiendo por qué eso no te deja avanzar; para todos es más que obvio que no solo se gustan.

—Porque está casado, Sisi. —¿Cuántas veces tenía que repetir eso?

—Sí, pero no es como un matrimonio real. Ni siquiera se han besado.

Suspiré. —No es tan sencillo. De alguna manera él se encuentra conectado a esta otra mujer. ¿Cómo te sentirías si Jungkook se casara conmigo solo para darnos a Eunji y a mí algún tipo de protección?

—Eso es diferente.

Levanté las cejas. —Oh, ¿lo es? ¿Cómo? Dime.

—Pues porque... porque él y yo ya estamos comprometidos.

—¿Y? ¿Qué pasa si Jin y yo empezamos algo y decidimos que también queremos comprometernos? ¿Entonces qué? No puede divorciarse de ella.

—Está bien. Tienes razón. —Rodó los ojos antes de murmurar—: Solo quería que tuvieras un felices para siempre, como lo encontré yo.

Bueno, también yo. Pero SiYeon y yo éramos dos personas totalmente diferentes, y tuve la sensación de que nunca terminaría con ninguno de los regalos que a ella le fueron dados. Simplemente no me merezco eso, aunque ya recibí el más preciado paquete de todos, aún durmiendo la siesta al lado de Bon-hwa en el asiento trasero.

SiYeon dejó el tema solo después de eso, afortunadamente. Ella terminó quedándose el resto de la tarde para ayudarme a guardar los comestibles y jugar con los bebés. Bailó con Bon-hwa en la cocina mientras Eun Ji dormía la siesta en el portabebé, mientras yo me dediqué a cocinar.

Jin apareció en medio de nuestro alboroto.

—Oh, mira. ¿Adivina quién llegó a casa? —SiYeon le sonrió a Jin antes de soltar un soplido bajo de apreciación— Vaya. Enserio que todos los chicos de Bangtan lucen bien en esas camisetas negras del uniforme para el club, pero este aspecto de mecánico grasiento y fresco te sienta incluso mejor. Luces demasiado seductor.

Jin me dirigió una mirada sorprendida. —¿Acaso la chica de Jungkook tiene algo por mí?

—¿Qué? ¡Oye, no! Soy perfectamente capaz de apreciar el atractivo estético de la belleza masculina cada vez que lo veo. A Jungkook no le importa si miro; sabe que nadie se le compara, pero en serio, tendré que comprar también este atuendo para él, así podemos jugar al Mecánico Travieso en algún momento.

—Chica... —Jin sacudió la cabeza, aturdido—. Eres completamente lo contrario de tu novio, ¿no es así?

SiYeon frunció el ceño. —¿Qué quieres decir?

—En el trabajo ese muchacho evita a las mujeres como a la peste, nunca les echa un vistazo, nunca comparte detalles sobre ustedes dos... quiero decir, aparte de la cosa de la mermelada.

Ella verdaderamente se quedó sin aliento, tornándose de un brillante rojo tomate.

—Lo mataré por eso. Ahora, si ustedes dos me disculpan, tengo que ir a casa y castigar a mi novio, probablemente con una de fresa o uva. —Se tocó la barbilla pensativa—. Aunque tiene una afinidad por la mermelada de durazno.

Mientras Jin se soltó riendo, rodé los ojos. —Bueno, suficiente. Corten ese tipo de plática. No en frente de mis niños, por favor.

SiYeon arqueó una ceja. —¿Tus niños?

Me sonrojé demasiado, encontrando la mirada sonriente de Jin antes de fruncirle el ceño a mi prima. —Los niños. Grr. Solo... deja de corregir mi gramática. Ve a casa y castiga al bocafloja con mermelada, ya.

Echó su cabeza hacia atrás y soltó una carcajada antes de girarse hacia Jin y entregarle a Bon-hwa. —Tuyo, creo.

—Gracias —Tomó al niño en sus brazos—. Y gracias por hacerle compañía a Princesa hoy.

—No, gracias a ti por arreglar mi motor. Funciona como un auto completamente nuevo.

Él suspiró, en desacuerdo. —Aún es un pedazo de mierda, así que hazme saber si algo suena extraño, especialmente si seguirás llevando a mis niños en él.

SiYeon me miró en respuesta con una cara gratamente sorprendida. Luego, se volvió de nuevo hacia Jin.

—Lo haré, jefe. Asumo que Nayeon dormirá aquí de nuevo dado que comprobé el horario de trabajo de Jungkook y sé que trabajarás esta noche en el club.

Él me miró, pero se giró para responderle a SiYeon antes de esperar mi respuesta.

—Suena como un plan. —mencioné.

—Entonces, cuida de mis niñas por mí. —SiYeon se puso de puntitas y le dio un rápido abrazo. Luego se despidió de mí con su mano. —Adiós, Princesa. Te quiero.

Rodé los ojos. —Adioooós.

Después de que salió de la habitación, oímos la puerta abrirse y cerrarse. Jin, quien aún seguía desconcertado 'por el efusivo y nada predecible abrazo de mi prima, alzó las cejas. —Oye, ¿Siempre es tan...?

—Sí, lo es. Puede llegar a ser fastidiosa, pero la amo a muerte. Es la única persona en la que sé que puedo confiar implícitamente.

Su sonrisa se desvaneció y sus ojos se volvieron cálidos y cariñosos.

—También puedes confiar en mí, ya lo sabes. Nunca dejaría que nada malo te suceda.

Aunque sabía que su afirmación tal vez no podría ser respaldada en el mundo real, era agradable escucharlo decir eso tan firmemente.

Sonrió e hizo un gesto hacia la mesa, sacando una silla para que me sentara. —¿Mi señora?

—Vaya, gracias. —Ya que Bon-hwa podía sentarse bastante bien en la silla alta que Jin le compró a la antigua niñera lo coloqué en ella y le abroché el cinturón. Después de asegurarme de que Eun Ji seguía durmiendo en el portabebé, me senté y Jin la acercó a la mesa por mí.

Gimió y cerró los ojos después de tomar su primer bocado. —Engordaré si continúas alimentándome de esta manera. —Su voz era ahogada por tener la boca llena de fideos.

—Ay, por favor. Herví un par de dumplings precocidos, serví un plato de cereal, y eché agua caliente en ramen instantáneo. No es cocina gourmet. En todo caso, este tipo de comidas miserables te hará perder peso.

—Créeme. Éstas han sido tres comidas más de lo que nadie ha cocinado para mí en años.

No me gustó saber que nadie cuidó de él. Era el tipo de hombre especial que debería ser mimado. Y a mí me encantaba dar esta mierda de mimos. Mi petulante madre rica se horrorizaría si me viera ahora, pero en realidad adoraba ser ama de casa.

¿Quién lo diría?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro