Shhhhh, Shhhhh!

—Haz silencio, van a escucharte!
—¿Quiénes?
—Sus murmullos, sus gestos, su rostro... y si contamos con mala suerte, quizás se despierte su recuerdo y ya no habrá vuelta atrás.
—Su recuerdo?
—Si, su cabello carmesí... sus ojos color jade... su forma tan extraña de hacer afirmaciones, ah sí lo olvidaba, no menciones su nombre! Lo tenemos prohibido.
—Quien eres tú?
—Quien soy? Soy yo, soy tu, soy el y... ¡también soy eso!. Soy el que recuerda pero también calla; el que ansia pero también ama; El que pensarla se ha convertido en su deporte de riesgo favorito, pero SHHHHHH!! o vas a perderte en el vaivén de sus latidos.
—Debería tener miedo?
—De su perfume quizás... o de sus manos al tacto, de sus curvas desenfrenadas y de sus chistes sin sentido, tal vez de despertar en sus brazos si, eso debería darte miedo... podrías morir un par de veces en sus brazos pero solo eso, tal vez creer en el sabor insaciable de sus besos pero no los disfrutes demasiado, mantén la cautela deja que piense que tiene la ventaja, aliviana sus penas y que no sospeche que la quieres; solo así puede que tengas un chance y no te asesine su calor.
—Quien es ella?
—Con el tiempo y echándole ganas solo será eso, las páginas de un libro que esperamos con ansias jamás lea nada de lo que aquí le hemos escrito, porque no se tú pero a mí me haría mierda pensar que a pesar de eso jamás volvió a buscarme.
—Porque no la buscamos?
—Y que vea que estoy locamente enamorado de ella? Jamás, no me daría esa satisfacción de nuevo, he perdido un poco más que mi esencia en cada intento y aún así seguiría recitando lo mismo en su oído, no la odio; me odio a mi por amarla como ella jamás me amara.
—Estás enamorado de ella?
—Estamos! mi estimado, yo soy tu como tú estás en mi... un poco de miseria y cordura para un nauseabundo y loco bohemio derrotado en su último intento pro retener lo poco de humanidad que habitaba en sí, no te des golpes de pecho... ella no tuvo misericordia.
—Shhhhhh, Silencio; la copa está por caer y es hora de ir a casa
—No veremos de nuevo?
—Si, en cada texto y en cada escrito... en cada verso y en cada tramo de este libro, que tirando los dados y apostando a Dios un alma no lleve su nombre, y recuerda!

Nunca la menciones, ella ya nos olvidó... ¿y tú? Bueno, tú la llevas impregnada hasta en la piel.